Los dos se separaron, la mirada de él estaba llena de deseo y agresividad. Amanda sintió peligro en esta. Pero, pronto, el deseo en los ojos de Jorge desapareció por completo, como si nunca hubiera estado allí.—Bajemos, la fiesta ya está por comenzar.Amanda intentó calmarse. Jorge salió del auto y, con toda la caballerosidad del mundo, le abrió la puerta. Subieron al crucero y mostraron las invitaciones. Inmediatamente, varias personas se acercaron a saludar a Jorge, y notaron a Amanda a su lado.—Señor Toledano, ¿quién es su acompañante?—Mucho gusto, me llamo Amanda, tengo un estudio de diseño de ropa. Aquí está mi tarjeta de presentación —dijo Amanda apresuradamente, aprovechando para promocionarse.Sin embargo, cuando sacó la tarjeta, le pareció inapropiado y lanzó una mirada a Jorge, temiendo que se molestara.—Señor Antonio, recuerde pasaras y echarle una mano al negocio de ella.—Por supuesto, que si —respondió el hombre.Amanda, al escucharlo, suspiró aliviada y se mostró más
El mesero seguía merodeando, como si la estuviera buscando. En cuanto la vio, se dirigió hacia ella con decisión. Llevaba una copa de champán en la bandeja.—Señorita, ¿desea usted beber algo?—No tengo ganas de nada ahora, pero me gustaría ver a alguien más beber. ¿Qué tal si te tomas esta copa? Te daré quinientos si lo haces, ¿Vas entonces?El mesero sonrió nerviosamente.—No me atrevo, esta copa es solo destinada para los invitados importantes, yo no tengo derecho. Además, tengo problemas de estómago... sí bebo alcohol, ya sabes me dolerá...—Te daré dos mil.—¿Habla usted en serio?Los ojos del mesero se iluminaron y ya estaba dudando.—Sí, ¿la bebes entonces sí o no?—Está bien, lo haré.Esta vez fue Amanda la que se quedó perpleja. ¿Qué contenía esa copa? ¿Acaso el mesero ni siquiera lo sabía? Porque su reacción no parecía ser la de alguien consciente de lo que había en ella.¿Era veneno o algo peor...?Mientras se lo preguntaba, una mano grande se adelantó y tomó la copa de cham
—No soy digno de que poses en mi tu mirada.—Pero ¿qué es lo que dices?—Dame una mano... solo ayúdame... y no mires, no es agradable...La voz de Jorge era ronca y difícil. Amanda también percibió un poco de vergüenza en su tono. Jorge estaba avergonzado.Su mano también sintió tocar algo como duro, pero él la tomó, apretando lentamente....No sabían cuánto tiempo pasó, pero al final esa escena tan embarazosa terminó. Ella no había ensuciado ni su vestido ni su cuerpo. Se sentó obedientemente en la cama, mientras escuchaba el sonido del agua en el baño. Quiso quitarse lo que le cubría los ojos, pero Jorge no se lo permitió, así que simplemente obedeció.Pasaron más de diez minutos, y Jorge salió del baño, acompañado del sonido de su ropa al ponerse. Parecía estar secándose, luego tomó una toalla húmeda y le limpió las manos.—Olvida lo que acaba de pasar.Él lo dijo con un tono de mandamás.—Así lo hare entonces —asintió ella.No le había entregado su cuerpo. Y él no la había querido
Amanda se bajó todo de un trago.—Vámonos para allá —dijo Jorge, rodeándola por la cintura y alejándola.El barco navegó durante una hora más hasta que finalmente llegaron a la isla. Todos juntos compartieron un pastel de varios metros de altura y entregaron los regalos de cumpleaños. Para Amanda, aquello fue una experiencia nueva, y la fiesta de cumpleaños se prolongó hasta altas horas de la noche.Jorge tenía que atender algunos asuntos, así que Amanda regresó a la habitación a descansar. Estaba a punto de cerrar la puerta cuando una mano grande la detuvo. Amanda se sobresaltó al ver a Lucas entrar a la fuerza.De inmediato frunció el ceño.—¿Qué haces aquí? ¿Y si alguien te ve?—¿Qué hiciste con Jorge en la habitación? —preguntó Lucas, enfatizando cada palabra.Amanda no pudo evitar reírse. Pensaba que Lucas había cambiado, pero se daba cuenta de que no.—Soy su acompañante, esa noche dormiremos juntos. ¿Qué crees pues que hicimos? Dile a Viviana que no es necesario que nos ponga af
—¿En serio Jorge te vas a convertir en mi enemigo por una simple tipa como ella? —dijo Lucas con rabia, enderezándose, sin querer mostrarse débil.—No olvides que los Toledano y Cardenal están muy ligadas en los negocios. No vale la pena enemistarse por una mujer. Y mucho menos por una que haría cualquier cosa para sobrevivir. ¿Sabes que ella se entregó a unos secuestradores solo para seguir viva? Tus padres nunca aceptarían a una mujer tan sucia en tu familia.—Eso es asunto mío, no tuyo.—Muy bien. —Lucas rio con amargura, mirándolo sombríamente. —Entonces, lo veré con mis propios ojos.Ambos se separaron con disgusto, y Lucas se levantó y se fue de inmediato. Mientras Jorge volvía, vio un mensaje de Amanda que había llegado unos diez minutos antes.—La luna está brillando hermosa esta noche. Me voy a ver la mar.Jorge frunció el ceño. Había estado tan concentrado hablando con Lucas que no había revisado su celular.¿Ir a ver el mar tan tarde? ¿Y si algo le pasaba?Apurado, se dirigi
Las pestañas de Amanda rozaron suavemente la palma de su mano.—No mires.—¿Esta... muerta?La voz de Amanda temblaba, y todo su cuerpo estaba rígido. Ver un muerto con sus propios ojos era un golpe muy fuerte.—Camina hacia adelante, no mires atrás.—Aquí...—No tenemos que encargarnos nosotros, no soy policía, ya vendrá alguien.Jorge solo quería llevarla de vuelta.Al regresar a la habitación, él seguía preocupado. Solo después de asegurarse varias veces de que ella estaba bien, pudo relajarse un poco.—¿Para qué fuiste al mar esta noche? ¿No sabes que así me tenías muy preocupado?Jorge la reprendió, aún alterado. Su actitud era realmente intimidante, de esas que podían hacer que alguien rompiera en llanto. Pero al pensar que Jorge se preocupaba por su vida, Amanda ya no temía nada.—¿Es que acaso no soportas la idea de que me pase algo malo?—¿Qué me importa a mí? Solo te necesito para seguir engañando a mi abuelo. Si algo te pasa, ¿de dónde demonios me saco a otra nuera para él?
—¿Tanta curiosidad? —preguntó Jorge sarcásticamente.Amanda se sintió un poco inocente. Solo había hecho tan solo una pregunta, ¿acaso eso era un delito?—Lucas me dio solo un consejo: que por mi bien me mantuviera alejado de ti. Me dijo que solo me estabas utilizando para provocarlo, y que yo no debería dejarme manipular. Dime, ¿debería dejar que me manipules de esta forma? —Jorge se acercó de repente, y ella se asustó, cayendo hacia atrás.Jorge la sujetó por la cintura.—Si fuera tú, usaría todas mis fuerzas para que se aferre a ti y hacer que se enamore perdidamente hasta que no pudiera vivir sin ti en esta vida ni descansar en la otra—dijo él.—Y luego, me llevarías frente a Lucas para presumirnos. Seguro que se pondrían rojos de la rabia.—Yo... yo de veras no tengo esa capacidad.—¿Cómo sabes que no, si no lo intentas? ¿Por qué no empiezas intentando seducirme de verdad, a ver si así caigo en la tela de tu telaraña de mentiras?Sus palabras eran bastante ambiguas. “Seducir” est
Amanda estaba a punto de levantar la mano para detenerlo, pero su celular volvió a sonar. Esta vez no rechazó la llamada de la abuela.Ni siquiera había abierto la boca cuando la abuela, emocionada, comenzó a hablar:—¡Ami, ¿dónde estás mija?! ¿Por qué no estás en casa? Ven a verme, te extraño mucho, y te traje un regalo...—Abuela, lo siento, pero ya no estoy con Lucas. No creo que sea apropiado que vaya a verte.—¿Qué es eso de que ya no están juntos? ¿Acaso yo lo aprobé? Si no lo apruebo, no cuenta. Ya llamé a ese sinvergüenza, le dije que viniera, y tú también ven. Si no vienes, me voy a poner muy triste y hasta me muera de pena moral, ¿me oíste?Amanda no pudo evitar sonreír con resignación. ¿Acaso todos los viejos se volvían más tercos con la edad? Amanda llegó un poco antes que Lucas.La abuela, con su cabello plateado por los años y débil salud, estaba sentada en una silla de ruedas. Al ver a Amanda, la abuela se emocionó como una niña, aferrándose a su mano y negándose a solta