Ambos lados seguían discutiendo acaloradamente cuando de repente se escuchó un ¡pum!.Viviana se desmayó. Su cuerpo tambaleó y se desplomo derechito al suelo.Lucas corrió inmediatamente hacia ella y la levantó en brazos. Ignoró por completo las palabras de la abuela y se la llevó.—Esa mujerzuela sabe cómo manejar las cosas, no es de extrañar que mi nieto esté tan embobado con ella. Ami, tú eres bastante fuerte. A veces hay que fingir ser un poco débil para que los hombres así activen ese instinto protector y sientan ganas de protegerte.Amanda sonrió con amargura al escuchar esto. Definitivamente, no sabía cómo hacer eso. En lo que se refería a ganarse el favor del otro sexo, ella no podía evitar admirar a Viviana....Viviana fue llevada al hospital, donde le dijeron que no tenía ningún problema de salud. Lucas no aceptó ese diagnóstico.—¿Entonces por qué carajos se desmayó? Todavía no ha despertado, ¿acaso son tan incompetentes?El médico, con paciencia, volvió a hacer preguntas.
—Eres bastante buena ganándote a los vejetes. Ahora que la señora mayor te apoya, ¿te arrepientes de haberte casado conmigo? ¿Te sientes más orgullosa? —preguntó Jorge.Amanda frunció el ceño. ¿Qué le pasaba a Jorge? ¿Se había levantado de mal humor acaso?—¿Entonces quieres que regrese a la casa de Lucas? —le devolvió la pregunta.—Con esa actitud, pensé que no te gustaba estar aquí. Si quieres que me vaya, solo dilo entonces.Amanda no subió las escaleras. Se dio la vuelta para irse, pero Jorge, incapaz de contenerse, la agarró del brazo y la empujó hacia el sofá. Toda su actitud se volvió oscura y violenta.Agarrándola del cuello, —dijo con ferocidad:—Amanda, ¿crees que puedes irte cuando se te dé la gana? ¿Qué coños piensas que soy?—¡Atrévete a salir por esa puerta y te juro que te arrepentirás!Jorge finalmente dejó de fingir, y de alguna manera, eso la hizo sentir más cómoda.—¿Parece que estás molesto?—Solo odio que jueguen conmigo de esta manera.—¿En serio? —Amanda se incli
—Como te atreves a tanto... —Jorge se quedó sin palabras, furioso. —¿Ni siquiera lo intentas y ya te rindes? Amanda, toda acción tiene sus riesgos. Si ni siquiera lo intentas, ¿cómo te atreves a hablar de seducirme?Amanda también se sintió un poco avergonzada. Parecía que era muy buena rindiéndose.—Hoy estoy cansada, mejor te seduzco otro día. Quiero irme a dormir.—Tú siempre con lo mismo...Jorge estaba completamente desconcertado por ella, mientras Amanda no parecía preocuparse y solo pensaba en ir a dormir.—Vete, entonces pues... Apresúrate y deja de joderme la vida —dijo Jorge irritado.Amanda regresó a su habitación. Aunque estaba cansada, su mente seguía activa. Pensó un poco y le envió un mensaje a Carla.—¿Cómo se conquista a un tipo difícil? ¿Cuál es la mejor manera de seducirlo para tener el mejor chance?Carla la llamó de inmediato.—Amiga, ¿qué pasa por tu cabeza? ¿A quién quieres conquistar?—Quiero intentarlo con Jorge.—¿Te enamoraste de él?—No. Aprendí mi lección c
Jorge soltó una carcajada al escucharla. Amanda se acercó con pasos decididos y se sentó a horcajadas sobre su regazo.—El regalo está aquí adentro de mis ropas. Desabróchamelas y ya lo veras.Jorge obedeció y le desabrochó los botones, revelando un camisón rojo de seda con encaje, que apenas le cubría sus voluptuosos senos. La seda brillante se veía suave al tacto. El rojo vibrante la hacía lucir tan hermosa como un ángel.Jorge la miraba como si estuviera admirando una obra de arte, observándola con detalle, y pasando la mano suavemente sobre la tela.Amanda sintió un escalofrío recorriéndole la espalda al notar la intensidad de su mirada. Era tan concentrada y seria que la incomodaba. Podría haber ido al grano o apartarla sin miramientos, pero no, él permanecía inmóvil. Justo cuando Amanda empezaba a desanimarse, sintió algo inusual debajo de ella.Miró a Jorge, sorprendida. Él mantenía una calma exterior, y Amanda pensaba que había fallado, pero resultó que él sí estaba reaccionan
Al escuchar esto, las pupilas de Jorge se contrajeron de inmediato, sus labios se apretaron y la mandíbula se tensó. Pasó un largo rato antes de que hablara:—Te lo dije, tienes a Lucas en el corazón, no necesito eso.—Tal vez me duela por él unos días, pero no estaré acongojada toda la vida. Después de todo este tiempo, ya he visto su verdadera cara. No tengo a nadie en mi corazón. Jorge, si no me quieres, dilo. No pongas más trabas. Si no puedo ser la señora de Toledano, encontraré otra salida.Lo peor que podría hacer era aceptar el dinero que Viviana le había ofrecido y llevar a su familia al extranjero para esconderse. Siempre encontraría una forma de seguir adelante...Pero antes de que pudiera terminar de hablar, Jorge se inclinó repentinamente sobre ella, inmovilizándola contra el sofá.—¿Quién dijo que no te quiero?Con una mano, Jorge levantó su falda y le bajo el calzón. Con la otra, empezó a explorar sus firmes senos.—Oh...Amanda se sorprendió, sin esperar que él realment
—Yo también sigo el destino, si me parece bien, te ayudaré más —dijo Jorge con calma.Amanda sintió que esas palabras le resultaban familiares.—Amanda, si en algún momento de verdad te enamoras de mí y no puedes evitarlo, estaré encantado de recibirte en mi cama —Jorge soltó esa frase y se dio la vuelta para irse.Amanda, aún sorprendida, le gritó mientras se iba:—Recuerda... ¡recuerda lavarte las manos!Él se fue, y la habitación quedó en silencio, pero la poderosa presencia de Jorge seguía impregnando el aire. Parecía que el ambiente se había cargado de una energía densa y provocadora.Amanda se cubrió completamente con las sábanas. En verdad se sentía avergonzada; al final, había sido él quien tomó la iniciativa, no ella.Más tarde, Amanda quería hablar con Jorge sobre algunas cosas, pero se enteró de que había ido al grupo empresarial y que no había vuelto en varios días. Al principio, no le dio mucha importancia, hasta que recibió una llamada de Tony, quien le preguntó con caute
—Lo siento, pero tengo esposa —respondió Jorge sin siquiera levantar la cabeza.—¿Qué? No se lo diré a tu esposa, te lo prometo. No quiero destruir a tu familia.—Ya lo estás haciendo ahora mismo. Lárgate pues.—Señor Toledano...Sofía, aún sin rendirse, se lanzó sobre él, pero Jorge, con un rápido movimiento, la inmovilizó contra la mesa. —Si te rompo el brazo, ve a buscar un traumatólogo para que te lo arregle.Sofía, con el rostro pálido del dolor, entendió que, si seguía insistiendo, corría el riesgo de romperse el brazo de verdad.Jorge era completamente indiferente a las mujeres. Sofía, llena de frustración y vergüenza, salió corriendo entre lágrimas.Amanda, que había estado observando todo desde la puerta, quedó tan absorta en la escena que olvidó moverse. Sofía, al salir, chocó directamente con ella.Sofía se puso aún más pálida al darse cuenta de que alguien había presenciado todo. Con una mirada furiosa, salió corriendo, y Amanda se alejó rápidamente, sintiéndose incómoda.
Sofía le dio una palmada en el hombro a Amanda:—No te desanimes. Estas "flores valientes" no son para que las poseamos. Con pasar una noche con él, ya sería ganancia de por vida. Agrega mi contacto, tengo un grupo. Todas las muchachas ahí queremos conquistar a la "flor valiente"... este... admiramos mucho al señor Toledano. Podemos compartir experiencias.Amanda, habiendo perdido seis mil, pensó que, si no se unía al grupo para aprender algo, habría perdido por completo. Así que, sin dudarlo, se unió. Para su sorpresa, su nombre en el grupo fue cambiado a: "Fan N°109 rechazada por Don Toledano".¿Él ya había rechazado a tantas? No era el momento para investigar eso. Tenía que pedirle cuentas a Jorge.Entró furiosa en la oficina y le preguntó enojada:—¿Por qué me tiraste afuera?—No quiero fingir.Jorge, con los brazos cruzados, se apoyaba perezosamente en la silla giratoria.—¿A qué te refieres con fingir? Podrías haberme llevado a descansar. No tenías que hacer nada, ella no lo sabr