—¿Tanta curiosidad? —preguntó Jorge sarcásticamente.Amanda se sintió un poco inocente. Solo había hecho tan solo una pregunta, ¿acaso eso era un delito?—Lucas me dio solo un consejo: que por mi bien me mantuviera alejado de ti. Me dijo que solo me estabas utilizando para provocarlo, y que yo no debería dejarme manipular. Dime, ¿debería dejar que me manipules de esta forma? —Jorge se acercó de repente, y ella se asustó, cayendo hacia atrás.Jorge la sujetó por la cintura.—Si fuera tú, usaría todas mis fuerzas para que se aferre a ti y hacer que se enamore perdidamente hasta que no pudiera vivir sin ti en esta vida ni descansar en la otra—dijo él.—Y luego, me llevarías frente a Lucas para presumirnos. Seguro que se pondrían rojos de la rabia.—Yo... yo de veras no tengo esa capacidad.—¿Cómo sabes que no, si no lo intentas? ¿Por qué no empiezas intentando seducirme de verdad, a ver si así caigo en la tela de tu telaraña de mentiras?Sus palabras eran bastante ambiguas. “Seducir” est
Amanda estaba a punto de levantar la mano para detenerlo, pero su celular volvió a sonar. Esta vez no rechazó la llamada de la abuela.Ni siquiera había abierto la boca cuando la abuela, emocionada, comenzó a hablar:—¡Ami, ¿dónde estás mija?! ¿Por qué no estás en casa? Ven a verme, te extraño mucho, y te traje un regalo...—Abuela, lo siento, pero ya no estoy con Lucas. No creo que sea apropiado que vaya a verte.—¿Qué es eso de que ya no están juntos? ¿Acaso yo lo aprobé? Si no lo apruebo, no cuenta. Ya llamé a ese sinvergüenza, le dije que viniera, y tú también ven. Si no vienes, me voy a poner muy triste y hasta me muera de pena moral, ¿me oíste?Amanda no pudo evitar sonreír con resignación. ¿Acaso todos los viejos se volvían más tercos con la edad? Amanda llegó un poco antes que Lucas.La abuela, con su cabello plateado por los años y débil salud, estaba sentada en una silla de ruedas. Al ver a Amanda, la abuela se emocionó como una niña, aferrándose a su mano y negándose a solta
Ambos lados seguían discutiendo acaloradamente cuando de repente se escuchó un ¡pum!.Viviana se desmayó. Su cuerpo tambaleó y se desplomo derechito al suelo.Lucas corrió inmediatamente hacia ella y la levantó en brazos. Ignoró por completo las palabras de la abuela y se la llevó.—Esa mujerzuela sabe cómo manejar las cosas, no es de extrañar que mi nieto esté tan embobado con ella. Ami, tú eres bastante fuerte. A veces hay que fingir ser un poco débil para que los hombres así activen ese instinto protector y sientan ganas de protegerte.Amanda sonrió con amargura al escuchar esto. Definitivamente, no sabía cómo hacer eso. En lo que se refería a ganarse el favor del otro sexo, ella no podía evitar admirar a Viviana....Viviana fue llevada al hospital, donde le dijeron que no tenía ningún problema de salud. Lucas no aceptó ese diagnóstico.—¿Entonces por qué carajos se desmayó? Todavía no ha despertado, ¿acaso son tan incompetentes?El médico, con paciencia, volvió a hacer preguntas.
—Eres bastante buena ganándote a los vejetes. Ahora que la señora mayor te apoya, ¿te arrepientes de haberte casado conmigo? ¿Te sientes más orgullosa? —preguntó Jorge.Amanda frunció el ceño. ¿Qué le pasaba a Jorge? ¿Se había levantado de mal humor acaso?—¿Entonces quieres que regrese a la casa de Lucas? —le devolvió la pregunta.—Con esa actitud, pensé que no te gustaba estar aquí. Si quieres que me vaya, solo dilo entonces.Amanda no subió las escaleras. Se dio la vuelta para irse, pero Jorge, incapaz de contenerse, la agarró del brazo y la empujó hacia el sofá. Toda su actitud se volvió oscura y violenta.Agarrándola del cuello, —dijo con ferocidad:—Amanda, ¿crees que puedes irte cuando se te dé la gana? ¿Qué coños piensas que soy?—¡Atrévete a salir por esa puerta y te juro que te arrepentirás!Jorge finalmente dejó de fingir, y de alguna manera, eso la hizo sentir más cómoda.—¿Parece que estás molesto?—Solo odio que jueguen conmigo de esta manera.—¿En serio? —Amanda se incli
—Como te atreves a tanto... —Jorge se quedó sin palabras, furioso. —¿Ni siquiera lo intentas y ya te rindes? Amanda, toda acción tiene sus riesgos. Si ni siquiera lo intentas, ¿cómo te atreves a hablar de seducirme?Amanda también se sintió un poco avergonzada. Parecía que era muy buena rindiéndose.—Hoy estoy cansada, mejor te seduzco otro día. Quiero irme a dormir.—Tú siempre con lo mismo...Jorge estaba completamente desconcertado por ella, mientras Amanda no parecía preocuparse y solo pensaba en ir a dormir.—Vete, entonces pues... Apresúrate y deja de joderme la vida —dijo Jorge irritado.Amanda regresó a su habitación. Aunque estaba cansada, su mente seguía activa. Pensó un poco y le envió un mensaje a Carla.—¿Cómo se conquista a un tipo difícil? ¿Cuál es la mejor manera de seducirlo para tener el mejor chance?Carla la llamó de inmediato.—Amiga, ¿qué pasa por tu cabeza? ¿A quién quieres conquistar?—Quiero intentarlo con Jorge.—¿Te enamoraste de él?—No. Aprendí mi lección c
Jorge soltó una carcajada al escucharla. Amanda se acercó con pasos decididos y se sentó a horcajadas sobre su regazo.—El regalo está aquí adentro de mis ropas. Desabróchamelas y ya lo veras.Jorge obedeció y le desabrochó los botones, revelando un camisón rojo de seda con encaje, que apenas le cubría sus voluptuosos senos. La seda brillante se veía suave al tacto. El rojo vibrante la hacía lucir tan hermosa como un ángel.Jorge la miraba como si estuviera admirando una obra de arte, observándola con detalle, y pasando la mano suavemente sobre la tela.Amanda sintió un escalofrío recorriéndole la espalda al notar la intensidad de su mirada. Era tan concentrada y seria que la incomodaba. Podría haber ido al grano o apartarla sin miramientos, pero no, él permanecía inmóvil. Justo cuando Amanda empezaba a desanimarse, sintió algo inusual debajo de ella.Miró a Jorge, sorprendida. Él mantenía una calma exterior, y Amanda pensaba que había fallado, pero resultó que él sí estaba reaccionan
Al escuchar esto, las pupilas de Jorge se contrajeron de inmediato, sus labios se apretaron y la mandíbula se tensó. Pasó un largo rato antes de que hablara:—Te lo dije, tienes a Lucas en el corazón, no necesito eso.—Tal vez me duela por él unos días, pero no estaré acongojada toda la vida. Después de todo este tiempo, ya he visto su verdadera cara. No tengo a nadie en mi corazón. Jorge, si no me quieres, dilo. No pongas más trabas. Si no puedo ser la señora de Toledano, encontraré otra salida.Lo peor que podría hacer era aceptar el dinero que Viviana le había ofrecido y llevar a su familia al extranjero para esconderse. Siempre encontraría una forma de seguir adelante...Pero antes de que pudiera terminar de hablar, Jorge se inclinó repentinamente sobre ella, inmovilizándola contra el sofá.—¿Quién dijo que no te quiero?Con una mano, Jorge levantó su falda y le bajo el calzón. Con la otra, empezó a explorar sus firmes senos.—Oh...Amanda se sorprendió, sin esperar que él realment
—Yo también sigo el destino, si me parece bien, te ayudaré más —dijo Jorge con calma.Amanda sintió que esas palabras le resultaban familiares.—Amanda, si en algún momento de verdad te enamoras de mí y no puedes evitarlo, estaré encantado de recibirte en mi cama —Jorge soltó esa frase y se dio la vuelta para irse.Amanda, aún sorprendida, le gritó mientras se iba:—Recuerda... ¡recuerda lavarte las manos!Él se fue, y la habitación quedó en silencio, pero la poderosa presencia de Jorge seguía impregnando el aire. Parecía que el ambiente se había cargado de una energía densa y provocadora.Amanda se cubrió completamente con las sábanas. En verdad se sentía avergonzada; al final, había sido él quien tomó la iniciativa, no ella.Más tarde, Amanda quería hablar con Jorge sobre algunas cosas, pero se enteró de que había ido al grupo empresarial y que no había vuelto en varios días. Al principio, no le dio mucha importancia, hasta que recibió una llamada de Tony, quien le preguntó con caute