Amanda estaba encantada; si Pablo estaba dispuesto a ayudarla, sería realmente maravilloso.—Estos años, ¿de verdad no has tenido ningún progreso? Vi los bocetos del concurso de moda, había uno que se parecía demasiado a tu estilo. Quería conocer a esa persona, pero los organizadores dijeron que el diseñador no gusta de llamar la atención, y por lo tanto no pude contactarlo... —dijo Pablo, mientras miraba fijamente a Amanda.Amanda se sintió un poco nerviosa.—Eres tú, ¿verdad?—No esperaba que el mentor todavía recordara mi estilo.—Audaz y detallado, sin preocuparse por los pequeños detalles, con ideas originales. Al ver ese diseño, pensé de inmediato en ti. Siempre estuve preocupado de que, después de graduarte, desaparecieras. Pensé que ya no trabajabas en esto.—Si el mentor hubiera participado, seguro lo habría hecho mejor que yo.—¿Por qué no te das a conocer, te haces un nombre? Así no tendrías problemas para encontrar gente.No podía creer que Amanda todavía estuviera preocupa
—¿Esta es tu novia? preguntó con malicia Jorge.—No…Amanda rápidamente respondió nerviosa, y Pablo sonrió mientras le explicaba: —Ella es mi compañera de la universidad, se llama Amanda. Amanda, te presento al presidente del grupo Toledano, Jorge Toledano. Mi abuela vive justo al lado de su casa, solía ir a jugar allí cuando era muchacho.—Ella tiene un estudio de diseño en la capital y yo también me uniré a el. Así que, cuando necesites algún trabajo, no dudes en contactarnos. Ropa para equipos, trajes personalizados, todo lo que necesites.—¿Van a ser socios?—Sí.—Eso suena super genial, definitivamente los apoyaré. ¿Les importa si me uno a ustedes? Es raro que nos veamos.—Claro, cuantos más, mejor.Jorge se sentó sin dudarlo dos veces, pero Amanda se sintió como si hubiera hecho algo malo y quisiera en ese instante desaparecer.En ese momento, el celular de Amanda sonó; era un mensaje de Pablo.—No estabas preocupada por no tener clientes? Haz buenas migas con Jorge y no te falta
Ella sintió la mirada distante de Jorge recorrerla de arriba abajo.—Ya nos veremos en otra ocasión.Dicho esto, Jorge se marchó.Después de que él se marchó, Amanda quedó embelesada durante un largo rato.—Ami, ¿qué es lo que te ocurre? Andas con cara de muerto, ¿te sientes mal?—Yo... estoy bien.Justo en ese momento, su celular vibro. Era un mensaje de Jorge.—En diez minutos, debo verte en el estacionamiento del piso de abajo.Amanda estaba al borde del llanto. La retribución del karma había llegado a tiempo.—Bueno. Pero justo ahora acabo de recordar que tengo algo que hacer. Me tengo que ir ya mismo. Ven mejor mañana y firmaremos el contrato.—Pero no has comido aún.—No tengo tiempo.Amanda salió apresuradamente y, después de dar una vuelta, finalmente llegó al estacionamiento. Estaba buscando el auto de Jorge, y al pasar por una camioneta, de repente una mano salió de la parte trasera y la jaló bruscamente. Se asustó y quiso gritar, pero entonces percibió ese perfume familiar a
Amanda no sintió que fuese una broma; él siempre cumplía sus palabras. Después de todo, solía ser su política personal. Su moral y respeto por la ley eran superiores a la gente del común de las personas. En teoría, alguien así debería ser honesto, íntegro y estar lleno de sentido de la justicia. Sin embargo, Jorge era diferente; había algo oscuro en él, incluso algo perverso. ¡Él era en el fondo un ser vil y malvado!Aunque nunca haría nada ilegal, cuando la ley lo permitía, se comportaba a su antojo. Eran una pareja legalmente casada, pero cuando quería besarla, lo hacía sin importar el lugar. Este tipo de persona era mucho más peligrosa de lo que Amanda había imaginado.—Te llevaré al hospital. Tu herida sigue sangrando.—No me voy a morir por eso.—Vamos mejor al hospital.La actitud de Amanda era firme; lo subió al auto y lo llevó directo al hospital.La herida se había abierto y sangraba profusamente, manchando de rojo la camisa blanca. La escena era aterradora, y la herida nece
Si no hubiese sido por Lucas, los demás colegas ya habrían tomado represalias. Viviana iba seguro a tener su buena dosis de mal Karma de todos modos. Pero, por otro lado, Pablo ni siquiera ojeo el contrato antes de firmarlo, más Amanda habló justo antes de que él pudiera escribir su nombre:—Pablo, me preguntaste antes si estaba soltera, pero ahora te respondo, ya no lo estoy.La mano de Pablo tembló y rasgó el papel.—¿Cómo… tan de repente? ¿No estabas soltera hace unos días? ¿Tan rápido encontraste a Mr. Ideal?—En realidad, esa vez fue una mentira. No quería hacerlo público, así que… Pablo, lo siento, pero te lo estaba ocultando.—Pablo sonrió: —No pasa nada ya has hablado con sinceridad. ¿Te gusta?Esa pregunta la dejó perpleja. Ya no se atrevía a hablar de sentimientos, y mucho menos de alguien tan peligroso como Jorge, quien era incluso más difícil de manejar que Lucas. No podría gustarle. Pero lo admiraba, estaba agradecida, pero a su vez sentía temor y miedo hacia él. Si dijera
—Ella me dijo que lo de la última vez habían sido solo mentiras, que no quería hacerlo público, así que no me había dicho la verdad. También me afirmo que le gusta mucho ese hombre, le gusta tanto que ya no tengo ninguna oportunidad con ella.—¿Dijo que le gustabas?—Sí. —Pablo bajó la cabeza, abatido.—Ya no te acongojes, en el futuro encontrarás una más adecuada, ella no es para ti.—Jorge, nunca volveré a encontrar a una mujer que me mueva el piso tanto. No has visto lo brillante que es, llena de energía, y con ese talento. Si te encontraras con una mujer así, también te enamorarías.Al otro lado de la línea hubo un largo silencio. Pablo cambió de tema, sabiendo que Jorge, casado por un arreglo de su abuelo, no podría entenderlo.—Otro día te invito a tomar algo.Después de colgar, Pablo se fue a buscar a Amanda para hablar sobre el pedido, y la encontró usando su celular. Miro de reojo que estaba viendo y era una subasta, y ella tenía los ojos fijos en una pieza bordada elaborada e
Amanda apretaba con fuerza su número, sintiéndose frustrada.—Cuatro millones cien mil.—Cinco millones.Lucas habló con indiferencia, y rápidamente el marcador mostró la cifra de cinco millones. Los asistentes de detrás comenzaron a murmurar.—Vaya, sin duda esos dos tiene dinero para botar por los aires, suben la puja con una facilidad increíble, un millón tras otro.—Cinco millones cien.Amanda, con el corazón en la boca, continuó pujando.—Siete millones.Lucas la miró con desprecio. Amanda sabía que, con ellos allí, no tenía ninguna oportunidad de conseguir ese bordado. Estaba tan furiosa que su rostro palideció, mientras sus uñas se clavaban en sus palmas. No estaba dispuesta a rendirse, pero al parecer no tenía otra opción.Justo cuando el martillo del subastador estaba a punto de caer, inesperadamente, el marcador volvió a mostrar una nueva cifra.—¿Cuánto?—¿Diez millones? ¿El invitado del salón de honor ha ofrecido diez millones? ¿Acaso está bordado con hilos de oro y agujas
Si él hubiera seguido pujando y le hubiera regalado la pieza a Viviana, sería considerado como el héroe, o tal vez como el idiota que podría gastar una fortuna con tal de sacarle una sonrisa a su amada. Pero, al final, no consiguió el bordado, y encima este terminó en manos de su exnovia. ¡Qué mala suerte la que llevaba!Lucas, furioso, regresó a su palco y de inmediato ordenó a su secretario que investigara ese tal mal llamado salón de honor que estaba en la sala contigua.—Señor… no hemos encontrado nada acerca de esto.Lucas entrecerró los ojos. En toda la capital, solo unas pocas familias tendrían ese tipo de poder, solo de hecho las familias que estuvieran al nivel de los Cardenal. Si dedicaba un poco de tiempo, seguramente lo averiguaría.—Te doy solo tres días. Si no lo descubres, puedes poner tus cosas en una caja y largarte de aquí. Lucas no disimulo su enfado.—¿Crees que la señorita Amanda irá a la sala a agradecer? Dime, ¿qué puede hacer una mujer que recibe un regalo de v