El tiempo transcurría lentamente, la atmósfera que se percibía era por demás abrumadora, por una parte, Alexandra era víctima del miedo y la desesperación que sentía debido a que todos continuaban buscándola desesperadamente. Y por otro lado, el personal de la clínica había entrado en pánico, puesto que si fallaban en su intento por encontrarla, Veronica se encargaría de destruir la organización criminal que había operado por años.
– Revisa las cámaras de seguridad para ver dónde se encuentra esa m*****a mujer – ordenó el director de la clínica. – Cuando lo encuentren encárguense de qué reciba una lección que jamás pueda olvidar – advirtió. El personal hizo lo propio, hurgaron en las cámaras de seguridad, buscando entre todas las imágenes la que pudiera llevarlos a Alexandra, tristemente dieron con su ubicación, e inmediatamente los guardias de seguridad se pusieron en marcha para atraparla. – Ya sabemos dónde está, rápido, no perdamos más tiempo, vamos por ella antes de qué se escape – gritaban los guardias. Alexandra se puso en alerta, y a cómo pudo buscaba ocultarse, pero lamentablemente eran muchos contra ella, y por más intentos que hiciera sus esfuerzos serían inútiles. – por favor Dios mío, no dejes que me atrapen, no permitas que regrese a ese infierno – oraba ella con todas sus fuerzas. Tratando de encontrar refugio en Dios para soportar aquella pesadilla. Por otra parte, Veronica se preparaba para su entrada triunfal como nueva presidenta de las empresas Cooper, lo preparó todo de tal forma que los accionistas pudiesen aceptarla y respetarla como la nueva cabeza de la compañía. Los reporteros la esperaban, y Mark se puso de pie para realizar la presentación correspondiente. – su atención señores, cómo todos sabemos, nuestro querido presidente y fundador de la compañía Cooper a fallecido, y lamentablemente su hija Alexandra quien había asumido la presidencia entró en un estado de salud mental por el terrible dolor que sintió al perder a su padre, por lo qué la señorita Veronica Cooper, ha decidido tomar las riendas de la empresa familiar, y ahora se dirigirá a ustedes para dar su primer mensaje como nueva líder de esta compañía– informó Mark dejando atónitos a los presentes. Verónica se puso de pie, y con ínfulas de grandeza y aires de superioridad, se dirigió al estrado pavoneándose triunfante por lo qué había conseguido. Los reporteros comenzaron a realizar las preguntas, y ella contestaba intentando sonar convincente, los cuestionamientos aumentaban de complejidad, y Veronica no se caracterizaba precisamente por ser muy inteligente en las cuestiones empresariales, por lo que Mark tenía que intervenir constantemente para sacarla del problema. – Señorita Cooper, ¿cree usted que podrá cumplir con las expectativas que se esperan con la responsabilidad al adquirir este puesto? – Preguntó un reportero tratando de causar controversia. El rostro de Veronica se desfiguró, trataba de lucir lo más tranquila posible, pero le resultaba bastante complicado, no estaba acostumbrada a que se dudara de ella, y mucho menos que alguien intentará contradecirla, una pregunta llevó a otra, y ella se ponía cada vez más nerviosa, contestaba con titubeos y las especulaciones entre los accionistas y los medios de comunicación no se hicieron esperar. – Veronica, ¿Usted cree poder desempeñarse mejor de lo que lo hizo su hermana?, la señorita Alexandra desempeña una función impecable, y a leguas se notaba su experiencia y gran conocimiento, lo cual no es muy visible en usted – expresó otro de los reporteros. Al escuchar esas palabras, Veronica no pudo resistir más, así que dio por terminada la conferencia de prensa, causando gran decepción ante los presentes. Mark intentó desviar la atención de los reporteros, y comenzó a hablar, pero fue poca la atención que los asistentes le prestaron. La desalmada mujer llegó furiosa a su oficina, tirando todas las cosas que encontraba a su paso, Mark llegó tras ella y trataba por todos los medios de tranquilizarla. – Por favor Veronica, tranquilízate, trata de controlarte, no puedes actuar como una desquiciada, debes tener la sangre fría y entender que los medios de comunicación siempre están ávidos de noticias – le dijo buscando calmarla. – No voy a permitir que nadie me exponga de esa manera, malditos reporteros de pacotilla, quiero que te encargues de encontrarlo, que lo despidan y que no encuentre trabajo en ningún otro lado – ordenó. – Eso no es conveniente, si alguien se entera de qué hiciste algo así, los rumores sobre ti se van a disparar – advirtió. – M*****a sea, yo me encargaré yo de ese imbécil, te odio Alexandra, hasta estando ausente sigues causandome problemas infeliz – espetó con furia. Mark salió de la oficina de Veronica y se dirigió a las afueras de la compañía, allí lo esperaba el mismo reportero que había humillado a Veronica. – Has hecho un gran trabajo, aquí está lo acordado – le dijo mientras le entregaba un sobre con dinero. – Ha sido un placer, Veronica Cooper nunca me ha caído nada bien, y honestamente pienso que no se merece el puesto que le pertenecía a Alexandra – confesó el joven. – Eso es algo que no te importa, y ahora vete, y mucho cuidado con abrir la boca, si sabes lo que te conviene te quedarás callado – amenazó Mark. El reportero desapareció, Mark tenía un gesto triunfante en el rostro, se había vengado de Veronica por lo que le había dicho hacía tan sólo unas horas. Por otra parte en la clínica, la búsqueda se había prolongado, pero al fin lograron llegar al cuarto de los trebejos, los guardias sometieron a Alexandra, quien se encontraba muerta de miedo, no obstante, luchó a más no poder para evitar que la encerraran nuevamente, pero ellos eran mayoría, y a pesar de sus conocimientos en artes marciales, sus esfuerzos fueron en vano. La llevaron nuevamente al pabellón donde estaba recluida, la despiadada enfermera con quien se había enfrentado horas antes, la miraba con profundo odio, su rostro estaba desencajado, sus fuerzas se iban agotando poco a poco, se sentía morir, pero recordaba a su padre y eso le imprimía el valor que tanto le hacía falta en esos momentos de horror por los que atravesaba. Cuándo ya se encontraba con la camisa de fuerza, la enfermera llegó hasta ella, la miró con desprecio y no perdió la oportunidad para seguir atormentándola. – Estúpida, jamás te vuelvas a atrever a desafiarme, no te imaginas el horror que te voy a hacer pasar, no sabes lo que te espera, vas a desear no haber nacido, eso te lo aseguro – amenazó la enfermera. – Entonces procura acabar conmigo, porque si salgo viva de aquí, tú y todos los malditos criminales que trabajan en este lugar se van a arrepentir por todo lo que me están haciendo, y lo que le hacen a todas las personas que seguramente tienen encerrados aquí en contra de su voluntad – advirtió la joven. La nefasta mujer comenzó a golpear a la joven, quien se encontraba indefensa, sin forma alguna para poder hacer nada para evitar todo lo que le estaba pasando, el infierno apenas comenzaba para ella, y lo que le esperaba, seguramente sería el tormento más grande para desestabilizarla y hacerle perder la razón, y que así su malvada hermana pudiese apoderarse de todo lo que le pertenece.Las cosas se estaban poniendo muy feas para Alexandra, el panorama que le aguardaba era bastante desolador, después de los golpes que le había propinado la enfermera, nuevamente la drogaron, pero esta vez no la dejaron en el pabellón sino que decidieron encerrarla en una espantosa cloaca dónde le darían la estocada final para obligarla a perder la razón.– Quiero que la tengas a pan y agua, que la encierres en esa celda día y noche y que la sometas a los peores castigos – ordenó el director.La enfermera lo miró con ojos de satisfacción, dispuesta a cumplir sus órdenes a cabalidad, odiaba a Alexandra, la repudiaba por no haber podido con ella, por no haber podido doblegarla tal como hacía con todos los demás pacientes.– No se preocupe, eso déjemelo a mí, le aseguro que en menos de lo que se imagina esta muñequita estará convertida en una piltrafa humana – contestó ella con un brillo despiadado en la mirada.– así me gusta, no quiero errores, porque quien pagará las consecuencias será
Tres meses han pasado desde que Alexandra fue despojada de su libertad y obligada a vivir un verdadero infierno para arrebatarle lo que le pertenece, los médicos, enfermeras y guardias de seguridad se han ensañado con ella debido a que no pueden obligarla tal como hacen con los demás pacientes. Cada vez les resulta más difícil acercarse a ella e inyectarle las sustancias que poco a poco van desestabilizando su mente, por lo que se vieron en la necesidad de suministrarle dichas drogas en los alimentos o en la bebida. Más que un ser humano, Alexandra se encuentra reducida a una bestia salvaje, o al menos eso es lo que les ha hecho creer, a la clínica ha llegado una nueva enfermera, una mujer totalmente distinta al personal que trabaja en el macabro lugar, por lo qué a Margaret, la enfermera del terror se le ocurrió que Diana podría ser perfecta para hacerse cargo del cuidado de Alexandra.– Aquí las cosas no son como en los lugares donde estás acostumbrada a trabajar Diana, pero si quie
Con la llegada de Diana a la clínica, una nueva esperanza se vislumbraba en el horizonte para Alexandra, por primera vez en mucho tiempo sentía un atisbo de fe de qué tal vez algún día podría salir de aquel espantoso sitio. Cómo todas las mañanas, Margaret hacía su acostumbrada ronda con todos los pacientes, con esas visitas podía informar al perverso director sobre el estado de cada uno de ellos. Esta vez Alexandra no hizo ningún intento de golpearla, lo cual resultó bastante extraño para la despiadada enfermera Margaret, así que le pidió a Diana que evaluara a la joven y que de ser necesario le pidiera al médico pasar a revisarla, pues al final de cuentas no podían asesinarla, y tal vez las condiciones tan deplorables en las que la tenían estaban comenzando hacer sus estragos.– Diana, la fiera está bastante tranquila, eso es muy extraño, quiero que vayas y la revises, llama al médico si crees que lo necesita – Ordenó.Diana se preocupó, pues estaba empezando a tomarle cariño a Alex
Después del altercado que Mark y Veronica tuvieron en la oficina, él se fue a refugiar en brazos de sus múltiples amantes, serle infiel y gastar a manos llenas el dinero de los Cooper se había convertido en su mejor pasatiempo, y era la manera propicia para vengarse de las humillaciones qué ella le hacía. Le había estado llamando insistentemente, y él sólo ignoraba sus llamadas y mensajes demostrándole lo poco que le importaba.– ¿Dónde te habrás metido Mark?, Espero que no sea lo que me estoy imaginando, porque si no te juro que lo vas a lamentar infeliz – Repetía histérica.Veronica Cooper no soportaba ser ignorada, en todo momento buscaba llamar la atención, después de insultar a todo el mundo en la oficina, una idea llegó a su mente, comenzó a registrar el GPS instalado en el coche de su amante, e inmediatamente se puso en marcha para ir a buscarlo. Condujo atoda velocidad e infinidad de ideas pasaban por su cabeza.– Espero que no me estés engañando desgraciado, porque si te des
Los cuidados de Diana para que Alexandra pudiese recuperarse satisfactoriamente, estaban surtiendo los efectos deseados, cada vez se veía más repuesta, su semblante estaba adquiriendo color, lo cual estaba comenzando a fastidiar a Margaret, no soportaba verla bien, tenía una fijación con ella y quería seguir atormentándola a como diera lugar.– Ya han sido muchas vacaciones para esta mujercita, se ve mucho mejor y después de la fiesta la regresaremos al sótano donde pertenece, espero que le hayas seguido suministrando las drogas en la comida Diana – Dijo la terrible enfermera.– He hecho todo lo que usted me ha pedido, pero no creo que ella pueda soportar volver al sótano, su salud aún sigue siendo delicada – Explicó.Deja de cuestionar mis órdenes, si yo digo que regresa al sótano así será – espetó bastante molesta.– Las drogas que ponemos en su comida han hecho terribles estragos en ella, su mirada está perdida, y su mente difusa, Además las heridas de su cuerpo son bastantes y alg
La fiesta del terror había comenzado, el excéntrico y pervertido millonario, empezaba a hacer de las suyas en las instalaciones de la fatídica clínica, intimidando incluso al propio director, quien no se esperaba terminar siendo parte de los juegos de aquel nefasto hombre.– Charles, Quiero mi diversión ahora – Exclamó el sujeto con un tono de impaciencia en la voz.La primer parte del festejo constaba de una exhibición entre dos enfermos mentales muy peligrosos del lugar, a quienes habían aleccionado de tal manera que consideraran Al oponente su enemigo acérrimo, de esa manera los obligarían a pelear a muerte de ser necesario. La primera atracción estaba escenificada cómo en una especie de palco desde donde el millonario podía observar a los hombres en una encarnizada lucha cuerpo a cuerpo, pudiendo utilizar toda clase de objetos para atacar. El enfrentamiento comenzó, y el millonario disfrutaba lo que sus ojos estaban observando, se reía sin parar al ver brotar la sangre con cada go
Bajo un disfraz de enfermera, Alexandra avanza hacia donde se está llevando acabo la endemoniada fiesta de Max Phillips, debido a que todos se encuentran pendientes del festejo, nadie pone atención a Alexandra, lo cual le permite avanzar con paso firme. No obstante, el pánico y la desesperación se hacen presente en su cuerpo y en su mente, pero ella no está dispuesta a permitir que el miedo la domine, siente el deber de ayudar a los que, como ella son víctimas de esa cruel e inhumana organización. En tanto Diana, con mucha dificultad logra llegar a la oficina del director, la puerta se encuentra cerrada bajo llave, así que tendrá que ingeniárselas para poder ingresar y cumplir con la misión que le ha sido encomendada. Alexandra llega al salón donde las mujeres son golpeadas y ultrajadas por el excéntrico millonario, e inmediatamente las miradas del despiadado hombre se posan sobre ella.– ¿Pero qué es lo que estoy viendo?, Tráeme a esa preciosidad ahora mismo, Charles –Ordeno Phillips
Margaret temblaba de miedo, por primera vez en su vida se veía expuesta a un verdadero peligro, nunca antes se sintió vulnerable, pero en esta vida los actos que se cometen siempre llegan a tener repercusiones, y en ese momento había llegado su turno de pagar por todo el mal que había cometido con los pacientes de aquella endemoniada clínica. Alexandra se acercó un poco más para ser testigo del sufrimiento de quién había sido su Verdugo por tanto tiempo, ese hombre no tendría contemplaciones con ella, así como Margaret no las tuvo para con todos los pacientes del lugar.– Ella es una bruja, guardias, atrápenla, quiero que la encadenen y le quiten la ropa – Ordenó Max.– No señor, usted está confundido, yo soy la asistente del director, soy la encargada de este lugar – Decía Margaret tratando de convencerlo.– Cállate, no digas ni una sola palabra, tú eres mala, eres una bruja y recibirás tu merecido – Espetó Max furioso mientras la abofeteaba.Margaret jamás había sentido tanto miedo,