Con la llegada de Diana a la clínica, una nueva esperanza se vislumbraba en el horizonte para Alexandra, por primera vez en mucho tiempo sentía un atisbo de fe de qué tal vez algún día podría salir de aquel espantoso sitio. Cómo todas las mañanas, Margaret hacía su acostumbrada ronda con todos los pacientes, con esas visitas podía informar al perverso director sobre el estado de cada uno de ellos. Esta vez Alexandra no hizo ningún intento de golpearla, lo cual resultó bastante extraño para la despiadada enfermera Margaret, así que le pidió a Diana que evaluara a la joven y que de ser necesario le pidiera al médico pasar a revisarla, pues al final de cuentas no podían asesinarla, y tal vez las condiciones tan deplorables en las que la tenían estaban comenzando hacer sus estragos.– Diana, la fiera está bastante tranquila, eso es muy extraño, quiero que vayas y la revises, llama al médico si crees que lo necesita – Ordenó.Diana se preocupó, pues estaba empezando a tomarle cariño a Alex
Después del altercado que Mark y Veronica tuvieron en la oficina, él se fue a refugiar en brazos de sus múltiples amantes, serle infiel y gastar a manos llenas el dinero de los Cooper se había convertido en su mejor pasatiempo, y era la manera propicia para vengarse de las humillaciones qué ella le hacía. Le había estado llamando insistentemente, y él sólo ignoraba sus llamadas y mensajes demostrándole lo poco que le importaba.– ¿Dónde te habrás metido Mark?, Espero que no sea lo que me estoy imaginando, porque si no te juro que lo vas a lamentar infeliz – Repetía histérica.Veronica Cooper no soportaba ser ignorada, en todo momento buscaba llamar la atención, después de insultar a todo el mundo en la oficina, una idea llegó a su mente, comenzó a registrar el GPS instalado en el coche de su amante, e inmediatamente se puso en marcha para ir a buscarlo. Condujo atoda velocidad e infinidad de ideas pasaban por su cabeza.– Espero que no me estés engañando desgraciado, porque si te des
Los cuidados de Diana para que Alexandra pudiese recuperarse satisfactoriamente, estaban surtiendo los efectos deseados, cada vez se veía más repuesta, su semblante estaba adquiriendo color, lo cual estaba comenzando a fastidiar a Margaret, no soportaba verla bien, tenía una fijación con ella y quería seguir atormentándola a como diera lugar.– Ya han sido muchas vacaciones para esta mujercita, se ve mucho mejor y después de la fiesta la regresaremos al sótano donde pertenece, espero que le hayas seguido suministrando las drogas en la comida Diana – Dijo la terrible enfermera.– He hecho todo lo que usted me ha pedido, pero no creo que ella pueda soportar volver al sótano, su salud aún sigue siendo delicada – Explicó.Deja de cuestionar mis órdenes, si yo digo que regresa al sótano así será – espetó bastante molesta.– Las drogas que ponemos en su comida han hecho terribles estragos en ella, su mirada está perdida, y su mente difusa, Además las heridas de su cuerpo son bastantes y alg
La fiesta del terror había comenzado, el excéntrico y pervertido millonario, empezaba a hacer de las suyas en las instalaciones de la fatídica clínica, intimidando incluso al propio director, quien no se esperaba terminar siendo parte de los juegos de aquel nefasto hombre.– Charles, Quiero mi diversión ahora – Exclamó el sujeto con un tono de impaciencia en la voz.La primer parte del festejo constaba de una exhibición entre dos enfermos mentales muy peligrosos del lugar, a quienes habían aleccionado de tal manera que consideraran Al oponente su enemigo acérrimo, de esa manera los obligarían a pelear a muerte de ser necesario. La primera atracción estaba escenificada cómo en una especie de palco desde donde el millonario podía observar a los hombres en una encarnizada lucha cuerpo a cuerpo, pudiendo utilizar toda clase de objetos para atacar. El enfrentamiento comenzó, y el millonario disfrutaba lo que sus ojos estaban observando, se reía sin parar al ver brotar la sangre con cada go
Bajo un disfraz de enfermera, Alexandra avanza hacia donde se está llevando acabo la endemoniada fiesta de Max Phillips, debido a que todos se encuentran pendientes del festejo, nadie pone atención a Alexandra, lo cual le permite avanzar con paso firme. No obstante, el pánico y la desesperación se hacen presente en su cuerpo y en su mente, pero ella no está dispuesta a permitir que el miedo la domine, siente el deber de ayudar a los que, como ella son víctimas de esa cruel e inhumana organización. En tanto Diana, con mucha dificultad logra llegar a la oficina del director, la puerta se encuentra cerrada bajo llave, así que tendrá que ingeniárselas para poder ingresar y cumplir con la misión que le ha sido encomendada. Alexandra llega al salón donde las mujeres son golpeadas y ultrajadas por el excéntrico millonario, e inmediatamente las miradas del despiadado hombre se posan sobre ella.– ¿Pero qué es lo que estoy viendo?, Tráeme a esa preciosidad ahora mismo, Charles –Ordeno Phillips
Margaret temblaba de miedo, por primera vez en su vida se veía expuesta a un verdadero peligro, nunca antes se sintió vulnerable, pero en esta vida los actos que se cometen siempre llegan a tener repercusiones, y en ese momento había llegado su turno de pagar por todo el mal que había cometido con los pacientes de aquella endemoniada clínica. Alexandra se acercó un poco más para ser testigo del sufrimiento de quién había sido su Verdugo por tanto tiempo, ese hombre no tendría contemplaciones con ella, así como Margaret no las tuvo para con todos los pacientes del lugar.– Ella es una bruja, guardias, atrápenla, quiero que la encadenen y le quiten la ropa – Ordenó Max.– No señor, usted está confundido, yo soy la asistente del director, soy la encargada de este lugar – Decía Margaret tratando de convencerlo.– Cállate, no digas ni una sola palabra, tú eres mala, eres una bruja y recibirás tu merecido – Espetó Max furioso mientras la abofeteaba.Margaret jamás había sentido tanto miedo,
Diana escuchaba horrorizada los gritos de terror que tanto el director como la enfermera emitían, se imaginó lo espeluznante de la escena y se llenó de miedo, pero en ese momento necesitaba ser fuerte, pues de ello dependía su completa libertad y la de su amiga. El fuego empezaba a propagarse rápidamente, la alarma antiincendios comenzó a sonar, causando una gran conmoción en todos los presentes.– La clínica se quema – Gritó con espanto uno de los guardias.– Rápido, salgamos de aquí, muy pronto esto se llenará de policías señor Phillips – Advirtió uno de los guardaespaldas.– Vámonos, y tú vienes conmigo, ahora me perteneces muñeca – Dijo Max a Alexandra.La chica se quedó paralizada ante lo que acababa de escuchar, no podía permitir que ese hombre la sacara de la clínica, pues si lo hacía, caería en un infierno mucho más grande aún. Pidió a los guardias que llevaran consigo a la muchacha y a ella no le quedó más remedio sino obedecer momentáneamente en lo que pensaba que podía hace
Mientras más se alejaban, Alexandra y Diana saboreaban el dulce sabor de la libertad, les había costado tanto poder llegar a ese momento. Muchos sufrimientos, humillaciones y torturas, pero ahora por fin lo que parecía imposible estaba allí, frente a sus ojos, el vehículo estaba en marcha, a toda velocidad para poder alejarse lo más posible de aquel lugar donde habían pasado el tiempo más terrible de su existencia.– Al fin somos libres Diana, sabía que este día llegaría – Gritaba eufórica Alexandra mientras bajaba los cristales para que el aire de la noche le pegara en el rostro.– Gracias a Dios pudimos escapar de este infierno – Exclamó ella mientras las lágrimas salían en forma inevitable.– ¿Y ahora que vamos a hacer? ¿Adonde iremos?, La desgraciada de mi hermana seguramente comenzará a buscarme en cuanto se entere de lo que sucedió – Dijo Alexandra preocupada.– No te preocupes por eso, aún tenemos un poco de tiempo el cual aprovecharemos, iremos a casa de mi tía, recogeremos a