“Nueva York”
Luego de que Sophia condujera por largas horas sin sentido alguno decidió detenerse para pasar la noche en un hotel, su estómago gruñía del hambre y necesitaba pensar con calma y saber que hacer de ahora en adelante con su vida.
Una vez que ingresó al hotel y llegó la hora de pagar por el servicio ninguna de sus tarjetas se encontraba con fondos, Sophia no lograba comprender lo que estaba sucediendo, en su bolso no tenía suficiente efectivo para pagar, así que sin otra salida tuvo que salir con la cabeza baja aguantando las burlas del personal de aquel hotel.
Sophia decidió regresar a su apartamento, allí tenía dinero suficiente para sobrevivir mientras solucionaba el problema con las tarjetas; lo peor llegó una vez que se encontró en la entrada principal del edificio donde ella residía.
—Señorita Sophia, nos han dado la orden de no permitirle el ingreso, según nos informaron usted ya no tiene ningún derecho de ingresar en este lugar, no se moleste con nosotros, solo hacemos nuestro trabajo, si tiene dudas se puede comunicar con Amelia Adams —Sophia frunció el ceño y golpeó las piernas con sus manos.
¿De qué se trataba todo esto? ¿Qué intentaba su hermana?
«Hasta dónde eres capaz de llegar hermana, por lo visto estás empeñada en acabar definitivamente conmigo», pensó Sophia y luego se retiró del lugar.
Sophia subió nuevamente a su auto y condujo de regreso a la oficina, ella se encontraba a punto de estallar debido a la terrible situación que estaba pasando; sus ojos se encontraban empapados de todo lo que había llorado.
Al llegar al enorme edificio de sus padres Sophia ingresó, fue directo hasta su oficina, revisó la computadora encontrando varios mensajes por parte de los bancos informando la desvinculación y desactivación de las tarjetas que su padre le había obsequiado con fondos ilimitados.
Sophia abrió uno de los cajones y tomó un poco de dinero en efectivo, no era mucho, pero si lo suficiente para calmar a su estómago; ella se encontraba deshecha caminando en círculos sin saber a donde ir, en aquel momento decidió ir hasta la oficina de sus padres y allí poder encontrar un poco más de dinero para no tener que pasar la noche en la calle.
Una vez que Sophia ingresó la nostalgia la invadió al observar los cuadros que colgaban de las paredes con las imágenes de sus padres, dando pasos cortos se acercó a ellos y colocó su temblorosa mano sobre sus imágenes.
«¿Por qué me han dejado sola? Amelia intenta acabar conmigo, en estos momentos se ha apoderado de todo lo que supuse que me pertenecía, estoy abandonada lo único que deseo es poder escuchar uno de sus consejos para poder continuar», pensó Sophia mientras que las lágrimas caían al piso.
Luego de tomarse unos minutos Sophia dio vuelta al escritorio y se sentó en la silla que su padre solía usar, con el dolor en el alma comenzó a revisar los cajones en búsqueda de algo de dinero, luego de revisar cada uno de ellos no encontró ni siquiera un solo centavo en efectivo, debajo de unos cuantos documentos encontró una carta, la curiosidad se apoderó de Sophia y de inmediato la abrió.
“Queridas hijas, me he tomado el atrevimiento de hacer este documento ya que nuestras vidas corren peligro, un mal negocio hizo que perdiera el control de todo, para no perder nuestra empresa y quedar en la calle, lastimosamente tuve que aceptar tener una sociedad con una familia Italiana que se ofrecieron a ayudarme con mucho dinero para salir de esa crisis.
Sin otra salida tuve que entregar el cincuenta por ciento de todo a ellos, luego de que los negocios se estabilizaron quise comprar su mitad para que la empresa nuevamente regresara a mis manos, pero me enfrente con un mafioso Italiano bastante peligroso y aseguró que por nada del mundo vendería su mitad.
Una vez que traté de buscar ayuda a través de procedimiento legales lo único que encontré fue la furia de aquel mafioso y me ha asegurado que acabará con mi vida. Recuerden que deben ser unidas y trabajar en equipo para recuperar la empresa. Si algo le llegara a suceder a su madre o a mi, es culpa de ellos, de ese hombre, de la familia M...”
Sophia leyó aquella carta una y otra vez, buscando otra pista, la carta no estaba terminada, le faltaba un pedazo y no podía ver el nombre del culpable.
Estando Sophia en la oficina de sus padres fue interrumpida por la seguridad del edificio. Ella guardó rápidamente la carta en su bolsillo. Ella estaba decidida que iba a buscar a los responsables... la muerte de sus padres no había sido claramente un accidente.
—Señorita Sophia, no puede estar en este lugar, así que le pedimos que tenga la amabilidad de retirarse —pidió uno de los guardias, ella exhaló con fuerza y levantó la cabeza para fijar la mirada en ellos.
—Sea más específico, ¿de dónde quiere que me retire, de esta oficina o del edificio en general? —preguntó Sophia malhumorada y dispuesta a hacer frente a su destino.
—Del edificio en general —respondió aquel guarda sintiendo pena por Sophia—. Nosotros sabemos perfectamente que usted es la hija del dueño de esta empresa, pero la señorita Amelia ha dado la orden directa de prohibirle el ingreso, así que no tenemos de otra salida más que pedirle que se retire ahora mismo —Sophia apretó los labios con fuerza conteniendo el llanto por lo menos hasta que saliera de aquel edificio.
Sophia fue escoltada hasta la puerta principal, subió al auto y con sus manos golpeó el timón, ahora se encontraba más que segura que había quedado en la ruina gracias a su hermana Amelia. Sophia giró la cabeza y le dio una última mirada a aquel edificio que un día soñó que iba a dirigir junto a su hermana y luego se retiró.
Mientras que Sophia conducía con los nervios alterados, un auto a toda velocidad impactó contra el suyo lanzándolo fuera del carril, unos cuantos giros dió el auto donde ella se encontraba, Sophia completamente ensangrentada como pudo salió del auto, y fue directo hasta el borde del puente, una camioneta a la distancia observaba la situación.
Sophia pasó la baranda de seguridad y se ubicó justo al lado de un pequeño poste de metal, tan solo su brazo que se encontraba alrededor impedía que ella cayera al vacío.
—¿Por qué?, ¿por qué m*****a sea, por qué me tuvieron que engañar?, he perdido a mis padres, la relación con el hombre que me hacía sentir feliz, ahora me doy cuenta de lo que en realidad siente mi hermana por mí, ya no tengo porque continuar.
»No soy lo suficientemente fuerte para poder vivir con el dolor que ha destrozado mi corazón, si lo que desean es acabar conmigo, entonces esta noche les daré el gusto, ha llegado la hora de acabar con mi vida —dijo en voz alta Sophia mientras contemplaba y se llenaba de valor para lanzarse.
Mientras que Sophia gritaba y lloraba sin detenerse, un hombre la miraba desde su carro, un hombre que la había reconocido a la perfección.
—Es una buena noche para morir —comentó Alessandro con un tono de voz ronca y desafinada que logró llamar la atención de Sophia.
Sophia lentamente giró la cabeza y fijó la mirada hacia la parte de atrás, debido a la poca luz tan solo pudo observar una leve silueta de un hombre que se encontraba con las manos dentro de los bolsillos y se acercaba a ella dando pasos cortos y seguros como si la conociera de toda la vida.
Sophia no podía creer lo que estaba viendo, con la mano que tenía libre limpió las lágrimas que cubrían sus ojos para fijarse una vez más en la persona que trataba de acercarse. —¡Alto!, por favor no continúe, juro que sí lo hace no dudaré en lanzarme —aseguró Sophia con la voz temblorosa, pero aquel hombre pasó por alto sus advertencias. —Lo pude ver todo, la persona que se estrelló contra su auto lo hizo a propósito, una vez que logró conseguir su cometido bajó del auto y subió a otro que esperaba por él —Sophia no lograba comprender aquellas palabras.—¿Qué está diciendo? —preguntó—. Si está actuando de esta manera para llamar mi atención e impedir que me lance del puente le aseguro que está equivocado —aseguró Sophia y se acomodó para lanzarse. —Me gustaría saber, ¿qué clase de problemas tiene una mujer como usted además del sobrepeso para que esté resuelta a lanzarse de este puente? —aquella pregunta hizo que Sophia negara con su cabeza.—Es claro que solo es un idiota más, he
Palermo - Italia.Luego de un largo viaje, Daniele se ha hecho cargo de las heridas de Sophia, ella no ha dejado de pensar en las consecuencias de haber aceptado un trato con un hombre que ni siquiera conocía, pero al mismo tiempo tomó valor para conseguir su venganza. —¿A dónde vamos? —preguntó Sophia a Daniele.—Aún no lo sé con exactitud, el jefe no suele darnos información que no es necesaria y que pone en riesgo su vida —respondió Daniele.—¿Quién es usted? —cuestionó Sophia.—Soy Daniele, el hombre de confianza, la persona que se encarga de la seguridad de Alessandro Morelli, si alguien intenta hacerle daño no vive para contarlo —aseguró Daniele y Sophia pasó saliva. El avión aterrizó en una pista privada, unas camionetas se encontraban allí disponibles para recogerlos, Sophia al observar a su alrededor comprendió que estaba caminando en el mismo infierno, los hombres que se encontraban a su alrededor no se molestaban en ocultar las armas, en sus rostros dejaban ver que no era
Sophia luego de bajar de aquella camioneta dio unos cuantos pasos, el lugar se encontraba decorado, trago saliva al notar la cantidad de personas que se encontraban esperando para su boda.En el lugar se encontraba Alessandro, Vittorio, Paolo, Dario y por supuesto todo el personal de seguridad de aquellos hombres poderosos, las miradas de odio y rencor entre Paolo y Alessandro eran bastante notorias que su abuelo lo lograba notar.Sophia parpadeó un par de veces al ver a lo lejos a Alessandro, él era un hombre peligroso, de una familia importante y era claro que tenía mucho poder y por eso se le facilitaba la idea de ayudarla a vengarse. Ella no podía negar que era sumamente atractivo, era un hombre que podía tener a la mujer que quisiera, pero ahora era ella la que estaba a punto de casarse. —Ya lo estás viendo abuelo, estoy cumpliendo con tus peticiones, a pesar de que detesto este tipo de compromisos lo estoy haciendo. Sabes muy bien que Paolo es el menos indicado para tener el co
Sophia se sentó en el borde de la cama, llevó la mirada de un lugar a otro, colocó las dos manos sobre su pecho la nostalgia se apoderó de ella, estaba en un lugar completamente desconocido, pero lo peor no era eso, era el hecho de recordar a sus difuntos padres y desear despedirse de ellos, recordar a su malvada hermana con su novio en la cama teniendo intimidad era una tortura para ella. Unas delgadas lágrimas rodaron por sus mejillas, su cuerpo comenzó a temblar, los fuertes deseos de regresar a su país eran tantos que no le importaba el trato que había acabado de hacer con Alessandro, en aquellos momentos Sophia solo quería lanzar aquel vestido de novia al piso y salir huyendo para desahogar aquel dolor que estaba destrozando su interior sobre los cuerpos de sus padres.Sophia se encontraba bastante agitada, los fuertes deseos de gritar y desahogar el sufrimiento que estaba pasando eran tantos que al cerrar sus puños lastimó las manos con sus uñas. Mientras tanto, Alessandro lu
“Nueva York”Luego de un largo e incómodo viaje, Sophia se encontraba sentada al lado de Alessandro yendo directo a una de sus propiedades donde iban a vivir su vida de casados.Mientras que iban de camino ella no podía dejar de pensar sobre la situación de su familia, al mismo tiempo recordó aquella escena que tuvo que ver luego de que salió del baño, Alessandro se encontraba recostado sobre la cama en tan solo ropa íntima dejando al descubierto su cuerpo sin mostrar ningún tipo de preocupación que ella lo observara.Aquella noche había sido la noche más incómoda, por poco tiempo lograba conciliar el sueño y cuando despertaba sintiéndose bastante nerviosa, no podía dejar de pensar en aquella aventura en la que se había involucrado al haber aceptado un trato con un hombre de dudosa procedencia, pero lo único que le hacía continuar adelante era poderse vengarse de su hermana y especialmente de su novio. Los autos se detuvieron, Alessandro descendió, mientras que ella se quedó allí sim
Sophia reventaba de ira en contra de su mala suerte, no podía creer que las cosas se estuvieran dando de esta manera, pensó que Alessandro le iba a dar prioridad a sus asuntos, pero simplemente ahora ella hacía aparte de aquel ridículo juego, donde ella simplemente era una pieza más de todo lo que él controlaba.Sophia sentía gran curiosidad por saber lo que estaba haciendo su esposo, la había dejado sola como si realmente no tuviera educación, llevó la mirada a su alrededor y decidió caminar un poco para conocer mejor el lugar donde su esposo pretendía que viviera por el resto de su vida. En medio del recorrido Sophia encontró habitaciones llenas de dinero, otras con paquetes extraños donde no le quedaba duda alguna que se trataba de sustancias prohibidas, luego de salir de aquellas habitaciones se encontraba bastante nerviosa, se dio vuelta y recostó la espalda contra la pared.«¿Con quién rayos te has metido Sophia?, es cierto que querías morir, pero no en el interior de una prisi
Sophia luego de haber escuchado aquellos disparos su cuerpo quedó estático, por más que quisiera continuar huyendo sus piernas no le respondieron, lentamente inclinó la cabeza y observó su cuerpo tratando de buscar los impactos, luego de tomarse unos cuantos segundos para observar su cuerpo que se encontraba en perfectas condiciones giró sobre su eje y llevó la mirada hasta la parte de atrás. —Lo siento, pero mi trabajo es hacer que permanezca en el lugar que el jefe ordena —comentó Daniele manteniendo la mirada en ella fijamente. —Solo es un desgraciado, si lo que pretendía era acabar con mi vida entonces hágalo ahora y no espere que intente escapar nuevamente, porque claramente lo intentaré hacer una y otra vez hasta que lo consiga. —Daniele apretó los labios y exhalo con fuerza, se acercó a ella y la tomó del brazo para luego llevarla hacia el interior de la casa. —¿Qué rayos sucedió, por qué fueron esos disparos? —preguntó Alessandro mientras se acercaba con la pistola en la ma
Luego de que Alessandro le dijera aquellas palabras, Sophia comenzó a lanzar todo al piso, tomó un florero y lo lanzó contra el espejo, su peor enemigo, caminaba en círculos mientras que desahogaba su dolor, sentía que su condena era ser una mujer gorda, ese era el motivo por el cual todos se burlaban y pasaban sobre ella como si fuera la cosa más insignificante.Colocó las manos sobre su redondo estómago y deseaba tener un cuerpo delgado como su hermana o aquellas mujeres que caminaban libremente en la empresa de su padre, ellas sin el mayor esfuerzo lograban llamar la atención de todos los hombres que se cruzaban en su camino, pero para su mala fortuna desde que tenía memoria su cuerpo era más dimensionado que el de los demás y desde la escuela tuvo que soportar burlas y humillaciones sin que nadie pusiera un alto. Luego fue directo a la puerta y la golpeó con todas sus fuerzas, se preguntaba que estaba pagando para que tú tuviera que sufrir de aquella manera, siempre buscaba la ma