¿Un trato?

Sophia no podía creer lo que estaba viendo, con la mano que tenía libre limpió las lágrimas que cubrían sus ojos para fijarse una vez más en la persona que trataba de acercarse. 

—¡Alto!, por favor no continúe, juro que sí lo hace no dudaré en lanzarme —aseguró Sophia con la voz temblorosa, pero aquel hombre pasó por alto sus advertencias. 

—Lo pude ver todo, la persona que se estrelló contra su auto lo hizo a propósito, una vez que logró conseguir su cometido bajó del auto y subió a otro que esperaba por él —Sophia no lograba comprender aquellas palabras.

—¿Qué está diciendo? —preguntó—. Si está actuando de esta manera para llamar mi atención e impedir que me lance del puente le aseguro que está equivocado —aseguró Sophia y se acomodó para lanzarse. 

—Me gustaría saber, ¿qué clase de problemas tiene una mujer como usted además del sobrepeso para que esté resuelta a lanzarse de este puente? —aquella pregunta hizo que Sophia negara con su cabeza.

—Es claro que solo es un idiota más, he tenido un día bastante difícil y ya no me siento con la misma paciencia que he tenido por largos años con imbéciles como usted, así que si quiere divertirse, entonces le sugiero que vaya y se burle de su madre —habló Sophia como nunca antes lo había hecho. 

—¡Mi madre! —exclamó aquel hombre sin detener la marcha en dirección de Sophia—. Ella era una buena mujer, una que prefería escuchar y aconsejar en lugar de castigar, pero para su mala suerte, yo soy completamente opuesto a lo que ella era, y debido a su ofensa no tendrá la necesidad de lanzarse para acabar con su vida, porque seré yo quien lo haga —Sophia sintió un vacío en su pecho al escuchar aquellas palabras. 

—No quise ofender, solo que usted ha interrumpido en el momento menos oportuno y lamento no recibirlo con una buena taza de café e inventarlo a tomar asiento —se excusó Sophia.

—Eso deja claro que no desea morir y eso me interesa —aseguró aquel hombre—. ¿Cuénteme qué problemas tiene? —preguntó estando demasiado cerca al cuerpo de Sophia—. Le aseguro que con dinero todo se soluciona, ¿cuánto dinero necesita para solucionar sus problemas y retorne a su vida de m****a que seguramente debe llevar? —preguntó de manera directa mientras fijaba la mirada en la suya.

—¡No todo se soluciona con dinero! —exclamó Sophia mientras trataba de visualizar correctamente el rostro de aquel hombre—. Lo que me ha sucedido el día de hoy no se podrá solucionar ni con todo el dinero del mundo —aseguró ella mientras recordaba las malas noticias. 

—Si no es dinero lo que solucionaría sus calamidades, entonces ¿qué puede ser? —preguntó con gran interés aquel hombre.

—Por primera vez me siento diferente, ya no soy la misma mujer que esta mañana se levantó con una sonrisa en el rostro, sin importar los problemas que habían sobre mí, siento odio, quiero hacerles pagar por lo que me hicieron, quiero que se arrepienta de todo el sufrimiento que me han causado —habló ella en un tono de voz más suave manteniendo la mirada en el vacío. 

—¿Venganza?, ¿todo lo que usted quiere es venganza? —preguntó acercándose aún más a Sophia.

—Nunca pensé que lo iba a decir, pero quiero vengarme de todas las personas que me han hecho daño —aseguró Sophia con odio, luego levantó la cabeza y fijó la mirada en aquel hombre—. ¿Quién es usted, y por qué se ha acercado a mí de esta manera? —preguntó de manera directa—. ¿Tanta lastima sintió por mí? No creo que un hombre como usted se haya detenido a mirar a alguien como yo.

—Alessandro Morelli, mucho gusto. Me encuentro de visita en este país y lo primero que me encuentro es con esta escena y de cierta manera sus palabras han logrado llamar mi atención —Sophia abrió los ojos como dos enormes platos al haber escuchado aquellas palabras.

Sophia decidió ignorarlo, seguramente él como todos los demás sentía lástima, compasión y al mismo tiempo burla por ella. Era claro que se veía tan patética en esos momentos. 

—Le tengo una propuesta, yo le ayudo con su venganza a cambio de que usted también haga algo por mí —Sophia no sabía que responder, ¿qué propuesta podría tener un hombre tan atractivo como él hacia ella?

—¿Algo por usted, pero de qué se trata? —le preguntó—. Aparentemente lo tiene todo, ¿qué podría querer de mí sabiendo que me encuentro completamente destruida y sin nada para ofrecer? —Alessandro esbozó una leve sonrisa en su rostro.

Él solía aprovechar las situaciones al máximo... y esta vez no era la excepción. 

—Necesito casarme lo más antes posible, fuera de ello tener un hijo, claramente no es mi tipo de mujer con la que quisiera pasar el resto de mi vida, pero los motivos para hacerlo son demasiado fuertes y no puedo darme el lujo de quedarme esperando y ver como todo se va al carajo, si acepta casarse conmigo y darme un hijo le juro que su venganza será un hecho —Sophia pasó saliva sintiendo un enorme nudo en su garganta que impedía que ella pudiera hablar. 

—¿Por qué yo? me imagino que un hombre como usted tiene muchas opciones, ¿por qué yo?

—Porque usted está desesperada, yo soy su única respuesta y usted puede ser mi salida rápida a este gran problema —respondió Alessandro a la brevedad.

—¿Casarme y tener un hijo? —ella cuestionó. 

«La única manera en la que un hombre guapo como él pueda proponer algo así es porque necesita algo a cambio», pensó Sophia mientras lo observaba fijamente.

—Sí, todo será falso, no puede enamorarse de mí y claramente yo tampoco lo haré de usted. 

Por la cabeza de Sophia pasaron cientos de cosas, no lograba procesar aquella petición, unas cuantas horas atrás había perdido al amor de su vida y estaba completamente segura que nunca se iba a poder casar, pero ahora una propuesta de matrimonio y además de ello traer un hijo se encontraba tan cerca como nunca antes. 

Sophia ya no tenía nada que perder, lo único que deseaba era poder vengarse de las personas que la destrozaron sin piedad alguna. Adicional, buscar al responsable de la muerte de sus padres. 

—Acepto —respondió ella y Alessandro sonrió de manera fría saboreando la victoria en contra de su primo. 

—Muy bien, entonces venga conmigo saldremos ahora mismo del país, le diré lo necesario mientras que vamos en el avión —Alessandro la tomó de la mano y fueron a la camioneta.

Sophia sentía demasiado miedo, pero buscaba la manera de tener valor y poder enfrentarlo ya que si no hubiese sido por la presencia de Alessandro se hubiese lanzado al precipicio y su vida habría terminado. 

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