Palermo - Italia.
Luego de un largo viaje, Daniele se ha hecho cargo de las heridas de Sophia, ella no ha dejado de pensar en las consecuencias de haber aceptado un trato con un hombre que ni siquiera conocía, pero al mismo tiempo tomó valor para conseguir su venganza.
—¿A dónde vamos? —preguntó Sophia a Daniele.
—Aún no lo sé con exactitud, el jefe no suele darnos información que no es necesaria y que pone en riesgo su vida —respondió Daniele.
—¿Quién es usted? —cuestionó Sophia.
—Soy Daniele, el hombre de confianza, la persona que se encarga de la seguridad de Alessandro Morelli, si alguien intenta hacerle daño no vive para contarlo —aseguró Daniele y Sophia pasó saliva.
El avión aterrizó en una pista privada, unas camionetas se encontraban allí disponibles para recogerlos, Sophia al observar a su alrededor comprendió que estaba caminando en el mismo infierno, los hombres que se encontraban a su alrededor no se molestaban en ocultar las armas, en sus rostros dejaban ver que no eran de fiar.
Sophia empezó a temblar y el arrepentimiento por haber aceptado algo así comenzó a aparecer.
—¿A dónde me lleva?, supuse que la boda sería en mi país. Le agradezco por haberme salvado, pero aceptar no fue una buena idea. Honestamente no puedo hacer esto, busque otra mujer que lo ayude con eso —ante las palabras de Sophia Alessandro tenso con fuerza su mandíbula y soltó un fuerte gruñido.
—Hemos hecho un trato y ya no hay marcha atrás —comentó Alessandro y de un solo movimiento llevó su mano hasta el rostro de Sophia, apretó con sus dedos las redondas mejillas—. Ya todo se encuentra preparado para nuestra boda, y si pretende rehusarse yo mismo acabaré con su vida, le juro que no será nada agradable, la torturaré hasta que desee haberse lanzado del puente y no haberme escuchado —Sophia arrugó las cejas ya que nunca antes nadie la había tratado de aquella manera.
—Está bien entonces lo haré —respondió Sophia entre dientes.
Daniele se encargó de que ella subiera a la camioneta y él se ubicó a su lado, fueron directo a una tienda de vestidos de boda, al llegar allí las personas a cargo de la tienda simplemente se rieron sin mostrar un poco de respeto ante Sophia.
—Necesitamos un vestido, no importa el diseño, ni tampoco su valor, mi hermana se debe casar hoy mismo y su vestido se lo han dañado las mascotas de la casa —comentó Daniele al personal de la tienda obteniendo como respuesta burlas que cubrían con sus manos.
—Señor, por favor comprenda, su hermana está pasada de kilos y en este lugar nunca hemos hecho un vestido de ese tallaje —comentó uno de ellos sin que pudiera ocultar la burla en contra de Sophia.
—Mejor vamos a otro lugar, ya no estoy de ánimo para que se burlen de mí como si no estuviera presente —pidió Sophia a Daniele.
—Oh no, no, no... —respondió Daniele y llevó la mano hasta su cintura, empuñó la pistola y la colocó sobre la vitrina—. No se preocupe Señora, la culpa es mía, he sido yo el grosero que no ha pedido el favor, ¿no es así caballeros y señoritas? —todos en el lugar fijaron la mirada en la pistola que sostenía Daniele y asintieron con sus cabezas.
—Por favor señor no pierda la paciencia, iré a la bodega, seguramente allí debe haber un vestido que le queda perfecto a su hermana —dijo uno de ellos y de inmediato se retiró.
—Pero que grosera he sido, por favor tomen asiento ya les traeré algo de tomar —agregó otra con la voz temblorosa.
Sophia al observar la manera en la que Daniele había actuado estaba más que segura de que había ingresado por sus propios medios dentro de la boca del lobo.
Pocos minutos más tarde aquel hombre regresó con una caja en su mano, su cuerpo temblaba y su piel estaba más clara.
—Señora, tenga la amabilidad de medirse este vestido, estoy seguro que le quedará muy bien y le resaltaran sus rosadas mejillas —Sophia recibió aquella caja e ingresó a uno de los vestidores junto con una de las mujeres que se encontraba allí.
Unos pocos minutos más tarde Sophia se encontraba parada frente al espejo, no podía creer lo que sus ojos estaban viendo, no solo se veía hermosa, ella se sentía hermosa y una extraña sensación de felicidad recorrió en su interior, pero su sed de venganza y su dolor era más fuerte que cualquier otra cosa.
—Ya estoy lista —dijo Sophia al salir del vestidor y Daniele se dio vuelta, fijó la mirada en ella y conservó los comentarios para él.
Daniele llevó la mano hasta un pequeño maletín y sacó suficiente dinero y lo colocó sobre la vitrina.
—Conserven el cambio, es su propina por la excelente atención, espero que en una próxima ocasión no se atrevan a hacer comentarios despectivos hacia sus clientes, porque quizá no corran con la misma suerte que hoy han tenido —comentó Daniele y de inmediato salió junto con Sophia.
Nuevamente regresaron a la camioneta y se dirigieron directo a una de las propiedades que se encontraban a cargo de Alessandro, Daniele descendió de la camioneta, estiró el brazo y ayudó a Sophia a bajar.
Sophia luego de bajar de aquella camioneta dio unos cuantos pasos, el lugar se encontraba decorado, trago saliva al notar la cantidad de personas que se encontraban esperando para su boda.En el lugar se encontraba Alessandro, Vittorio, Paolo, Dario y por supuesto todo el personal de seguridad de aquellos hombres poderosos, las miradas de odio y rencor entre Paolo y Alessandro eran bastante notorias que su abuelo lo lograba notar.Sophia parpadeó un par de veces al ver a lo lejos a Alessandro, él era un hombre peligroso, de una familia importante y era claro que tenía mucho poder y por eso se le facilitaba la idea de ayudarla a vengarse. Ella no podía negar que era sumamente atractivo, era un hombre que podía tener a la mujer que quisiera, pero ahora era ella la que estaba a punto de casarse. —Ya lo estás viendo abuelo, estoy cumpliendo con tus peticiones, a pesar de que detesto este tipo de compromisos lo estoy haciendo. Sabes muy bien que Paolo es el menos indicado para tener el co
“Nueva York”Sophia se encontraba en la oficina trabajando como siempre lo solía hacer, hasta que una llamada que le comunicó la asistente interrumpió sus labores.—Hola —respondió ella mientras recostó la espalda en la silla.—Soy el detective Oliver Davis, ¿me estoy comunicando con la familia Adams? —Sophia arrugó sus cejas ya que no lograba comprender cuál era el motivo de aquella llamada. —Así es, ¿en qué le puedo ayudar? —preguntó ella al instante. —Lamento darle esa terrible noticia, pero el señor y la señora Adams han perdido la vida en un terrible accidente. Luego de escuchar aquellas palabras el rostro de Sophia cambió repentinamente, ella sentía que el aire se agotaba y respirar le costaba. Esas palabras se repetían una y otra vez en su cabeza.—¿Qué?, pero... ¿qué ha dicho? —preguntó ella con sorpresa mientras se levantó de la silla—. Es imposible y difícil de creer, hace unos pocos minutos ellos estuvieron conmigo —aseguró Sophia con sus ojos húmedos. —No le miento, en
“Palermo - Italia”En el interior de la propiedad de la familia Morelli todos se encontraban agitados, ya que en el lugar se iba a llevar a cabo una reunión bastante importante y muy decisiva que afectaría el futuro de todos, en aquella familia tan poderosa se encontraba al frente Vittorio Morelli, un hombre de 67 años quien estaba próximo de perder la vida debido a su vejez.—Darío, Darío... —llamó con poca fuerza Vittorio a su abogado y hombre de confianza. —Sí señor, lo escucho estoy aquí a su lado —respondió Darío y se levantó de inmediato de aquel cómodo sofá donde acompañaba de manera fiel a su jefe. —Ayuda a levantarme de esta cama, quiero que cuando ellos lleguen me encuentren en la sala y no vean el deterioro de mi estado de salud —Darío asintió y de inmediato llamó a otros cuantos hombres para que se hicieran cargo de la orden del jefe. Unos cuantos minutos más tarde en la puerta principal se encontraban autos de lujo, del interior descendieron varios hombres, quien se en
“Nueva York”Luego de que Sophia condujera por largas horas sin sentido alguno decidió detenerse para pasar la noche en un hotel, su estómago gruñía del hambre y necesitaba pensar con calma y saber que hacer de ahora en adelante con su vida.Una vez que ingresó al hotel y llegó la hora de pagar por el servicio ninguna de sus tarjetas se encontraba con fondos, Sophia no lograba comprender lo que estaba sucediendo, en su bolso no tenía suficiente efectivo para pagar, así que sin otra salida tuvo que salir con la cabeza baja aguantando las burlas del personal de aquel hotel.Sophia decidió regresar a su apartamento, allí tenía dinero suficiente para sobrevivir mientras solucionaba el problema con las tarjetas; lo peor llegó una vez que se encontró en la entrada principal del edificio donde ella residía.—Señorita Sophia, nos han dado la orden de no permitirle el ingreso, según nos informaron usted ya no tiene ningún derecho de ingresar en este lugar, no se moleste con nosotros, solo hace
Sophia no podía creer lo que estaba viendo, con la mano que tenía libre limpió las lágrimas que cubrían sus ojos para fijarse una vez más en la persona que trataba de acercarse. —¡Alto!, por favor no continúe, juro que sí lo hace no dudaré en lanzarme —aseguró Sophia con la voz temblorosa, pero aquel hombre pasó por alto sus advertencias. —Lo pude ver todo, la persona que se estrelló contra su auto lo hizo a propósito, una vez que logró conseguir su cometido bajó del auto y subió a otro que esperaba por él —Sophia no lograba comprender aquellas palabras.—¿Qué está diciendo? —preguntó—. Si está actuando de esta manera para llamar mi atención e impedir que me lance del puente le aseguro que está equivocado —aseguró Sophia y se acomodó para lanzarse. —Me gustaría saber, ¿qué clase de problemas tiene una mujer como usted además del sobrepeso para que esté resuelta a lanzarse de este puente? —aquella pregunta hizo que Sophia negara con su cabeza.—Es claro que solo es un idiota más, he