Un mes más tarde...El médico estaba en casa de Magda, observando a Ana con una sonrisa. Hacía semanas que había cumplido puntualmente con sus terapias y, aunque su corazón latía con fuerza, no podía creer que estaba de pie y sosteniéndose por más tiempo.—Ana, estoy muy orgulloso de ti. ¡Mira cómo caminas! —dijo Fabián, el médico que la ha acompañado en todo este proceso, mientras ella daba sus primeros pasos con el bastón. Ana, emocionada y nerviosa, se apoyó en el bastón y avanzó un paso firme.—Gracias, doctor. No puedo creer que esté de pie de nuevo —respondió, con un nudo en la garganta y sintiendo una oleada de confianza en sí misma. Magda, sentada en el sofá, aplaudió suavemente.—¡Eso es, Ana! ¡Sigue así!Ana sonrió, sintiendo el apoyo de su amiga. Fabián le dio algunas instrucciones y, finalmente, se retiró muy satisfecho. Ana y Magda se miraron, radiantes.—¿Qué piensas hacer ahora? —preguntó Magda, con expresión ansiosa.—Por lo pronto, ir a la empresa. Estoy cansada de trabajar
"Clara, por favor, pídele a Martínez que venga al aeropuerto por mí. Llego en un par de horas," dice Sebastián antes de abordar el avión desde Italia con destino a París."Claro, señor Blackwood. Enseguida. Me alegra que regrese; la oficina no es la misma sin usted," responde Clara, esbozando una breve sonrisa."Gracias, Clara. Espero que las cosas hayan marchado bien en mi ausencia"."Todo muy bien, señor. Su padre está de muy buen humor. No ha habido nada que deba comentarle"."Excelente. Por favor, no le digas a nadie que llegaré hoy"."Cuente con eso, señor. Ah, a propósito, Ana vino hoy. Está en su oficina y la veo muy entusiasmada. ¿No es una buena noticia?" Sebastián sintió una leve emoción al escuchar ese nombre. La noticia de que Ana ya puede caminar le provoca una felicidad inesperada que lo sorprende."Gracias, Clara. Sí, por supuesto, es una buena noticia. Ahora debo colgar. No le quito más tiempo . Por favor, siga trabajando", dice, esforzándose por mantener una postura n
Ana llegó a casa, sintiendo el peso de la tarde en sus hombros. Magda la recibió con una taza de café humeante y la hizo sentarse en el sofá. Luego de preguntarle cómo le fue y oir un poco sobre lo feliz que pudo sentirse en la oficina se decidió a contarle sus pasos los últimos días. —Tengo mucho que contarte —dijo. Su voz se siente llena de emoción.Ana, intrigada, se acomodó junto a ella. —Dime, ¿qué es tan importante que parece que te mueres por revelarme? ¿Es sobre Pablo y Sofía?— pregunta y prueba el café. Está exhausta. Magda sonrió con satisfacción. —Sí, por supuesto. Te dije que Iba a investigar.—Lo Supuse... Entonces, por favor, háblame. ¿Qué es lo que has descubierto?—Desde hace semanas estoy en contacto con Ginger.—Mmm... Y ¿Quién es Ginger? —preguntó Ana, frunciendo el ceño.—Ginger es nada más y nada menos que la nueva amante de Pablo. Fui a la empresa y fingí buscar empleo. Fue muy fácil.—¿Es la misma que vimos hace semanas en su auto? —Ana se muestra sorprendid
Ana ya está vestida y se mira al espejo con una mezcla de nerviosismo y emoción. Al cerrar el broche de su gargantilla, se vuelve hacia su amiga y sonríe. — Estás radiante. Tu look es perfecto: profesional, elegante y con un toque juvenil.— Gracias. No exageré ¿ Cierto?— pregunta con semblante preocupado.—¿Exagerar ? ¡No señorita! Este definitivamente es el look adecuado. Además ¿Quién dijo que sería una aburrida cena de negocios con tu maldito jefe calvo y con carácter exasperante? Claro que no, seguramente Sebastián te llevará al mejor restaurante de París. Y tú estarás allí bella y radiante sentada frente a un hombre muy guapo y galante y lo menos que hablarán es de números y ecuaciones y...— Ana le da un golpecito divertido en su costado y sigue hasta el recibidor. —Ya, no seas exagerada. ¿Estás segura de que no te equivocaste de profesión? Debiste ser escritora de novelas , vives en un mundo de fantasía, definitivamente — dice y ambas sueltan a reír divertidas. Ana se sienta
Ana despertó con la luz del sol filtrándose a través de las cortinas. Aún en la cama, se estiró y sintió una mezcla de nerviosismo y determinación. Hoy sería un día crucial: la junta de accionistas y su presentación del proyecto. Pero antes de levantarse, decidió revisar sus redes sociales, un hábito que había adquirido para mantenerse al tanto de las novedades. Con un par de deslizamientos en la pantalla, se encontró con una publicación que llamó su atención. La imagen mostraba a Sebastián Blackwood, sonriendo junto a una joven deslumbrante que acababa de aterrizar en el aeropuerto. La publicación decía que Sebastián la había recogido y que ambos parecían estar disfrutando de una velada encantadora. " Empresario Blackwood ha sido visto con una nueva y hermosa acompañante " decía el titular. Ana sintió cómo un nudo se formaba en su pecho. La imagen de Sebastián, con su sonrisa encantadora, contrastaba con la belleza de la joven que lo acompañaba. Se preguntó si él había cancelado su ce
La exposición de Ana fue todo un éxito y Sebastián estuvo seguro de que había elegido el proyecto correcto. Su padre se mostró complacido aunque el tío abuelo aún no está muy convencido. Quiere ver más resultados y menos cháchara. Al finalizar Ana logra escaparse, y poco después sale del tocador muy satisfecha, aunque en realidad buscaba con afán esconderse de Sebastián y de Pablo. No tiene tantos ánimos como para lidiar ahora con sus sentimientos encontrados. La reunión fue todo un éxito y no quiere arruinar esa sensación por nada. Está decidida a darse prioridad esta vez. —Asi que usted es la esposa. ¿Cómo pudo dejarla por Sofía? Usted es mucho más guapa— Es Ginger quien venía hacia los tocadores y se toparon en la puerta. Ana la reconoce enseguida. —¿Que quiere? No sé porque me dice esas cosas. Pero finalmente no me importa. Pablo es pasado para mí y que me haya cambiado por otra fue lo mejor— dice e intenta seguir. — Es cierto. Si viera como trata a esa pobre mujer. Estoy t
Aunque le costó dormir esa noche, atormentada por los pensamientos sobre Sebastián y esa mujer en la empresa, finalmente logró conciliar el sueño. Al amanecer, Ana se despertó envuelta en el aroma envolvente del café recién hecho, que se filtraba por cada rincón de la casa como un abrazo cálido, invitándola a comenzar el día. Ana estira sus brazos y se sienta al filo de la cama. Pone sus pies en la alfombra y enseguida su mente volvió a la persona que últimamente no salía de su cabeza, pero decidió sacudir esos pensamientos y enfocarse en lo que realmente importaba. Se levantó con una resolución firme. Durante la noche recibió una llamada del agente inmobiliario. El documento de compra-venta estaba listo, y esa tarde, los futuros dueños de la mansión Worthington se reunirían con ella. Pero antes, había algo más que debía hacer: enfrentarse a Sofía y preguntarle si estaba dispuesta a declarar en contra de Pablo....Despues de darse un baño y vestirse para salir, desayunó en soleda
Pablo llegó a la empresa días después de perder la mansión. Su vida se había sumido en el alcohol, y la incertidumbre sobre el paradero de Sofía lo atormentaba, llevándolo a ahogarse en botellas para olvidar su desgracia. Sin embargo, finalmente reunió el valor necesario y decidió presentarse en la empresa. La rabia burbujeaba en su interior, y comenzó a trazar un plan magistral: vendería todas las acciones de la empresa y dejaría a Ana sin nada. Aún podía hacer uso de los bienes de Ana; seguía siendo su esposo y ella le había otorgado un poder notarial. Así que se vistió con su habitual elegancia y, tras hablar con su abogado, se dirigió a la empresa. Su intención era reunir a todo el equipo directivo y poner sobre la mesa todos los activos, a disposición del mejor postor. Con el dinero que obtuviera, planeaba abandonar el país y comenzar de nuevo. No se arriesgaría a que Ana lo llevara a la cárcel. Al llegar, se dirigió a su oficina y avisó a Ginger que reuniera a todo el directi