Ana ya está vestida y se mira al espejo con una mezcla de nerviosismo y emoción. Al cerrar el broche de su gargantilla, se vuelve hacia su amiga y sonríe. — Estás radiante. Tu look es perfecto: profesional, elegante y con un toque juvenil.— Gracias. No exageré ¿ Cierto?— pregunta con semblante preocupado.—¿Exagerar ? ¡No señorita! Este definitivamente es el look adecuado. Además ¿Quién dijo que sería una aburrida cena de negocios con tu maldito jefe calvo y con carácter exasperante? Claro que no, seguramente Sebastián te llevará al mejor restaurante de París. Y tú estarás allí bella y radiante sentada frente a un hombre muy guapo y galante y lo menos que hablarán es de números y ecuaciones y...— Ana le da un golpecito divertido en su costado y sigue hasta el recibidor. —Ya, no seas exagerada. ¿Estás segura de que no te equivocaste de profesión? Debiste ser escritora de novelas , vives en un mundo de fantasía, definitivamente — dice y ambas sueltan a reír divertidas. Ana se sienta
Ana despertó con la luz del sol filtrándose a través de las cortinas. Aún en la cama, se estiró y sintió una mezcla de nerviosismo y determinación. Hoy sería un día crucial: la junta de accionistas y su presentación del proyecto. Pero antes de levantarse, decidió revisar sus redes sociales, un hábito que había adquirido para mantenerse al tanto de las novedades. Con un par de deslizamientos en la pantalla, se encontró con una publicación que llamó su atención. La imagen mostraba a Sebastián Blackwood, sonriendo junto a una joven deslumbrante que acababa de aterrizar en el aeropuerto. La publicación decía que Sebastián la había recogido y que ambos parecían estar disfrutando de una velada encantadora. " Empresario Blackwood ha sido visto con una nueva y hermosa acompañante " decía el titular. Ana sintió cómo un nudo se formaba en su pecho. La imagen de Sebastián, con su sonrisa encantadora, contrastaba con la belleza de la joven que lo acompañaba. Se preguntó si él había cancelado su ce
La exposición de Ana fue todo un éxito y Sebastián estuvo seguro de que había elegido el proyecto correcto. Su padre se mostró complacido aunque el tío abuelo aún no está muy convencido. Quiere ver más resultados y menos cháchara. Al finalizar Ana logra escaparse, y poco después sale del tocador muy satisfecha, aunque en realidad buscaba con afán esconderse de Sebastián y de Pablo. No tiene tantos ánimos como para lidiar ahora con sus sentimientos encontrados. La reunión fue todo un éxito y no quiere arruinar esa sensación por nada. Está decidida a darse prioridad esta vez. —Asi que usted es la esposa. ¿Cómo pudo dejarla por Sofía? Usted es mucho más guapa— Es Ginger quien venía hacia los tocadores y se toparon en la puerta. Ana la reconoce enseguida. —¿Que quiere? No sé porque me dice esas cosas. Pero finalmente no me importa. Pablo es pasado para mí y que me haya cambiado por otra fue lo mejor— dice e intenta seguir. — Es cierto. Si viera como trata a esa pobre mujer. Estoy t
Aunque le costó dormir esa noche, atormentada por los pensamientos sobre Sebastián y esa mujer en la empresa, finalmente logró conciliar el sueño. Al amanecer, Ana se despertó envuelta en el aroma envolvente del café recién hecho, que se filtraba por cada rincón de la casa como un abrazo cálido, invitándola a comenzar el día. Ana estira sus brazos y se sienta al filo de la cama. Pone sus pies en la alfombra y enseguida su mente volvió a la persona que últimamente no salía de su cabeza, pero decidió sacudir esos pensamientos y enfocarse en lo que realmente importaba. Se levantó con una resolución firme. Durante la noche recibió una llamada del agente inmobiliario. El documento de compra-venta estaba listo, y esa tarde, los futuros dueños de la mansión Worthington se reunirían con ella. Pero antes, había algo más que debía hacer: enfrentarse a Sofía y preguntarle si estaba dispuesta a declarar en contra de Pablo....Despues de darse un baño y vestirse para salir, desayunó en soleda
Pablo llegó a la empresa días después de perder la mansión. Su vida se había sumido en el alcohol, y la incertidumbre sobre el paradero de Sofía lo atormentaba, llevándolo a ahogarse en botellas para olvidar su desgracia. Sin embargo, finalmente reunió el valor necesario y decidió presentarse en la empresa. La rabia burbujeaba en su interior, y comenzó a trazar un plan magistral: vendería todas las acciones de la empresa y dejaría a Ana sin nada. Aún podía hacer uso de los bienes de Ana; seguía siendo su esposo y ella le había otorgado un poder notarial. Así que se vistió con su habitual elegancia y, tras hablar con su abogado, se dirigió a la empresa. Su intención era reunir a todo el equipo directivo y poner sobre la mesa todos los activos, a disposición del mejor postor. Con el dinero que obtuviera, planeaba abandonar el país y comenzar de nuevo. No se arriesgaría a que Ana lo llevara a la cárcel. Al llegar, se dirigió a su oficina y avisó a Ginger que reuniera a todo el directi
Ana salió enojada del juzgado, Sofía no sé presentó. Solo le dejó un mensaje diciéndole que Pablo era el padre de su hijo y no declararía en su contra. El juez desestimó el caso. No habían suficientes argumentos en contra de Pablo. Aunque fue una desestimación sin prejuicio y Ana puede volver a demandar más adelante , por ahora no tiene algo que sea lo suficientemente grande como para encerrar a Pablo en la cárcel. ...Los días pasan y Ana no sabe nada de ellos. Entonces decide dejar todo en manos de un detective privado y continuar con su vida lo mejor que puede. Aunque siempre la sombra de su pasado con Pablo es una amenaza que se cierne sobre ella. ...Una mañana en la oficina.—Ana, esta noche hay una cena en mi casa con los ejecutivos para finiquitar los últimos detalles del proyecto, te avisé Pero por algún motivo no contestas mis mensajes últimamente— dice Sebastián cuando ella entra a dejarle unos documentos en los que estuvo trabajando. —Disculpa, este asunto con Pablo
Los días siguientes, Ana se esforzó por concentrarse en su trabajo. Dentro de varias semanas sería el cierre del proyecto, y estaba emocionada por el avance. Sin embargo, el detective no había dado noticias, y Ana esperaba que Pablo se hubiera olvidado de todo y hubiera hecho su vida lejos de ella. Pero, por dentro, la rabia la carcomía. Sabía que él debía pagar por sus crímenes. Recientemente había descubierto que había realizado transferencias millonarias a una cuenta extranjera, lo que supuso un duro golpe para la empresa. Ahora, Sebastián le había dicho que había algo nuevo que debía decirle sobre eso, pero prefería hacerlo después del cierre del proyecto, para no opacar ese momento con la revelación sobre los crímenes de Pablo. Así que Ana intentaba no pensar más en eso.Esa mañana, Ana subió al piso de la empresa Blackwood, nerviosa y ansiosa. Se había vestido especialmente para Sebastián, cansada de ocultar lo mucho que le gustaba. Habían pasado cinco días desde el beso, y no
—¿Que haces aquí?... Dijiste que...— Él la calla sellando sus labios con un beso. Un beso romántico, codiciado y apasionado. Ana enreda sus dedos en los cabellos de Sebastián y poco a poco van fundiéndose en un beso más profundo y apasionado. Entonces Ana se separa y le sonríe colgándose de su cuello, para luego tomarlo de la mano y adentrarlo en el apartamento. Ella toma el ramo y lo coloca en un florero con agua. —¿Quieres café o té, agua?— pregunta muy nerviosa. Tiembla de tanta felicidad. Nube se acerca juguetón y Ana lo acaricia para luego volver a Sebastián su atención. — Agua está bien— dice él y ambos van a la cocina. Ella camina con timidez hasta un gabinete y toma un vaso que luego llena de agua de una jarra que sacó del refrigerador. —Crei que vendrías el viernes. — No pude resistirme más a las ganas tan inmensas que tenía de verte— dice tomando el vaso. Ella sonríe dulce. Pero no puede evitar sonrojar. —¿Y como te fué?— pregunta llevando el vaso vacío al lavavajillas