"Ella es linda"

La llevo entre sus brazos, el olor de Conan era muy varonil, dejo caer su cabeza sin ninguna reserva sobre su hombro, después de todo no le era fácil mantenerse totalmente consciente, sus labios le rozaron la piel, y se acurruco más en el cuenco de su cuello.

Conan sintió que se estremecía con la respiración cálida de Jena sobre su gruesa piel, trago saliva y respiro profundamente, el aroma de esa mujercita era una mezcla de vainilla y nueces, la recostó sobre la cama y la observo en silencio,

No se habia querido dar cuenta de lo hermosa que era su terapeuta, deslizo su mirada por todo su cuerpo, era como una diosa herida. Acomodo unos mechones de cabello removiéndolos de su rostro, sus labios eran pequeños se preguntó si tendrían sabor a fresas o a manzanas, eran como un fruto prohibido para él.

Su lobo gruño apartándolo.

Hace tiempo que ninguna mujer le provocaba la más pequeña cosquilla, al mirarla tan apacible, no se creía que era una pequeña salvaje capaz de matar a quien le hiciera daño. El centro su mirada en su terapeuta cuando sintió los pasos detrás de él;

—¡Jena! —su hermana Alison entro en la habitación detrás de ellos, Phillip y Zac no se despegaban de la pequeña chica. Era como un juguetito nuevo para el par de mellizos.

—Iré a buscar… —balbuceo Conan, se apartó alarmado — Kenia, ¿Dónde está Kenia?

Camino por el pasillo con paso firme, saliendo de la habitación, con una suave carga, un frio estremecedor. Un cosquilleo en el estomago y una arrogante sonrisa que se imponía sobre su rostro y la cual trataba por todos los medios de ahogar dentro de él.

—Conan, ¿la volviste a meter a la casa?

—¿Qué esperabas que la dejarla tirada en la calle

—Hubiera sido lo mejor. —espeto con un rostro de fastidio.

Pero estaba preparada, cargaba en sus manos una tina con agua tibia y toallas, con ella venia Derek trayendo el botiquín, De cualquier forma si no atendía a esa extraña y loca chica, Conan se enfadaría con ella, así que aunque detestara ir en contra de su criterio, obedecería a ciegas a su líder.

Conan sé estaba volviendo loco, sentia un fuego dentro de él que comenzaba a crecer, un sentido de posesión que no habia experimentado hace tanto tiempo. Su lobo en su interior estaba furioso, alejando de su mente cualquier pensamiento de romance.

Kenia, se tomo su tiempo para volver a limpiar la herida, cocer nuevamente los puntos que se abrieron, para hacerlo le coloco una anestesia casera, eso la mantendría dormida un rato. Mientras lo hacia la analizaba.

Kenia creía tener un sentido agudo, saber quién era confiable o quien podría representar un peligro. El aura de Jena era tranquila, era joven y muy bonita. Tenia la pinta de una chica desvalida quien necesitar urgentemente de algo de protección.

—¿Cómo esta? —pregunto Alison detrás de Kenia.

—Un poco loca pero estará bien, —no pudo resistir a averiguar —Tu hermana y Conan, ¿se conocen hace mucho?

—No lo sé, yo jamás habia visto a ninguno de estos chicos.

Respondió con una sonrisa, Philip y Zac, la observaban y sonreían como dos jovencillos tímidos frente a la chica que los volvía locos.

Cuando termino de curarla, se levantó dio la vuelta y bajo.

—¿Dónde esta Derek?

—Le pedí que se diera una vuelta por la mina, mis hermanos están aquí con su juguete nuevo

Los mellizos bajaban la escalera junto a Alison, ellos sonrieron la tomaron de la mano y salieron corriendo de casa, eso fue como una orden para los hermanos, se dirigirían a la mina. Para ese par todo era un juego.

Conan se recostó sobre el sofá, se quitó la camiseta con dificultad, Kenia reviso la herida sobre el hombro, la zona estaba cubierta por el líquido rojo, tomo unos algodones y comenzó a presionar alrededor por el borde del orificio. Habia inicios de coagulación y cicatrizacion, su cuerpo estaba buscando auto sanarse.

Algo que no ocurria hace mucho.

—Dime la verdad Kenia, ¿ella se pondrá bien?… ¡¡Yaaa!! — lanzo un fuerte gruñido cuando Kenia sin previo aviso presiono con fuerza la herida. —¡¡Maldición!! —tomo un cojín y lo mordió, para no gruñir como una bestia.

—¡Quédate quieto! Sabes que debes cuidarte, no sanas tan fácilmente desde que… —Conan giro la cabeza a otro lado, si, desde que Débora se marcho nada en el fue lo mismo, su cuerpo era más débil como si la mitad de su esencia literalmente se habia marchado con esa mujer —Te importa mucho Conan, dime ¿quién es? —dijo tirando un algodón al piso con la sangre de Conan —, ¿te gusta?… Es linda.

A Kenia no le agradaba esa intrusa, pero si era una posible salvación para Conan era capaz de aprobarla.

—Ella no es linda —Kenia presiono otra vez la herida par retirar la sangre —¡no!, ella no me gusta. Estaba en peligro eso es todo.

No le creyó, la conocía bastante bien para saber que esa mujer le preocupaba mas de lo que el mismo quería aparentar.

—Deberías abrir bien los ojos Conan, —sabía que se estaba escondido en un caparazón —esa chica es linda.

—Creí que no te agradaba ….

—No me tiene que agradar a mí  —terminaba de colocar un nuevo vendaje alrededor del hombro de Conan —, ya deja de hacerte el tonto, esa chica te gusta mucho, hasta acá huelo tu testosterona. 

Kenia no era un lobo, era solo una humana, pero el vivir rodeada de ellos, agudizo sus sentidos.

—Conan hasta cuando esperaras que Débora vuelva, ella no lo hará, rompió el lazo que tenía contigo, ya no es tu mate, lo sabes.

Habían tenido una discusión, nada que no se pudiera resolver, a la mañana siguiente ella no estaba, rompió el lazo que los unía, se llevo parte de su vitalidad, pero no se llevó el gran amor que sentia por ella. ese seguía aún después de tanto tiempo, dueño de su corazón y de sus pensamientos.

 —¡Ella volverá!

—Ella no volverá, deberías comenzar de nuevo. Abre los ojos, si sientes algo por esa chica no lo reprimas —las visitas constantes a la ciudad, no eran cosa extraña para ella suponía que iba a ver a una chica,  jamás imagino que la traería en estas condiciones.—Ella es linda, ¿no?

De momento no le interrogaría con más preguntas sobre que fue lo que sucedió, esa información la obtendría de ella.

Conan se incorporó en el misma sofá cuando su hermana adoptiva termino de limpiar la herida, se tenia que mostrar fuerte, e indiferente ante cualquier mujer. Si habia recurrido como último y desesperado recurso a visitar a una terapeuta era para Débora, para estar bien cuando ella volviera.

Aun la amaba y su ausencia era un terrible castigo, Conan salió de la casa, necesitaba aire fresco para respirar, subio a un hermoso caballo negro, era la mejor opcion para llegar a la mina.

Golpeo con ambos pies para que su caballo, galopara rapido, corrio hacia el bosque entre altos pinos.

“Comparte una esposa” “Insemínala”  “Ella es linda”  “Débora no volverá".

Las voces de Derek y Kenia revoloteban en su cabeza como pajaros de rapiaña. se detuvo en medio del camino, dio vueltas con el bello pura sangre.

Si, por supuesto, Jena cumplía con todos los requisitos, era hermosa, inteligente, tenía buenas caderas capaces de soportar a un cachorro en su vientre, pero no solo eso; ella conocía su problema. no tendría que exponerse frente a otra loba de su manada, ni recibiria mas humillaciones si ella aceptara. 

No tendría que tocarla solo usarla como una incubadora. No le mentiría, ni la engañaría, solo le pediría un favor.

Se rio como un loco, ¿como iba a llegar solo a pedirle un favor tan absurdo?

No tenía muchas opciones.

Su hermano estaba presionando para convertirse en el alfa, cumplir con los requerimientos de la manada le permitirían conseguir despejar su mente y mantener perfectamente el control de la mina como siempre.

Y nadie queria a Edmundo como alfa.

Tener una esposa que le mostrar respeto, rendición, y engendrar un heredero seria quitarse un enorme peso de encima.

—¡Maldición! —corrió de vuelta a casa.

Jena abrió sus ojos, el techo cóncavo era ya un lugar que reconocía, ¿habia pasado un par de horas, o solo unos minutos? Respiro profundamente, la cama estaba impregnada del perfume de Conan, ese aroma le traía recuerdos de algunas de sus sesiones en la clínica.

Todo estaba bastante confuso en ese momento. Y sentia un fuerte dolor de cabeza, levanto las sábanas descubriendo un nuevo atuendo,  alguien la habia cambiado de ropa.

 Odiaba no recordar lo que había pasado después de que ese hombre entrar en su consultorio, ni que le habia sucedido, se levantó la blusa y vio las vendas alrededor de su torso.

Observo alrededor conociendo el lugar, la habitación tenía bien marcado el toque masculino, salto hacia atrás cuando se encontró con la mirada fría de un hombre vestido totalmente de negro sentado en un pequeño sofá de cuero. Su mirada era lasciva y su sonrisa siniestra, su piel era clara y su rostro afilado.

Pensó que todo lo anterior, el pelear con una bestia peluda habia sido un sueño, y entonces se encontraba con el hombre que la había atacado. Está era la realidad

—¿Quién es usted? Lárguese o llamare… —la charola de comida habia sido retirada de la habitación. No habia nada con que defenderse, y ese hombre frente a ella le provocaba un miedo incontenible, que él podía oler.

—¿Así que tú eres la nueva víctima de Conan?

Cuando él dijo Conan, empezó a calmarse, todo esto era una completa locura, al saber que estaba con su paciente le reconfortaba. Conan en particular le inspiraba una profunda confianza.

—¿Victima? —no entendía nada, ¿la secuestro o no? —, ¿quién eres tú?

—Entiendes lo que te estoy preguntando,—aseguro — me refiero a que tú eres la nueva prometida de mi querido hermano.

—¿Su… su prometida? —Tartamudeo

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