Con el primer rayo de sol la angustiada Samara tocaba la puerta de la familia Imperión, Kenia abrió solo para impedir que la histérica mujer fuera a derrumbarla.
Esta entro como un viento de invierno, helado y sin educación, subió escaleras casi corriendo y paso hasta la alcoba de Conan.
—¡Conan! —su corazón se paralizo al ver el lugar vacío y su cama tendida —¿Dónde está Conan?
Salió por pasillo gritando y llamando al esposo de su hermana, después de que Débora se marchara Samara había estado tan al pendiente de Conan, que un amor por el habia surgido apasionado.
—¿Samara? —Salió de la habitación donde estaba descansando Jena.
Esta al verlo corrió sobre la fría madera crujiente.
—Oh, Conan estas bien —lo reviso de arriba a abajo descubrió la herida en su costado, no la de la pierna ya que estaba cubierta por los vaqueros —tus hermanos me han contado. No sabes que angustia he sentido, en cuanto me lo dijeron vine corriendo a ver que estuvieras bien, puedo prepárate unas yerbas medicínale…
Para este momento ella ya estaba apeñuscada de su cuello.
—Samara no hace falta, si estoy bien ya casi no siento malestar, no debiste venir aquí —la arranca de su cuerpo como si tratara de quitarse a una sanguijuela
—¿Dime quien es la chica que rescatarse?,—lo que más le preocupa respeto a la misteriosa mujer que Conan habia traído a casa era el interés que pudiera tener por ella —dime, ¿cómo es que esa gata te envolvió en este lio?
—Quizás es la futura luna de Conan —informo Kenia.
Samara se enrojeció de coraje, le lanzó una mirada fulmínate, mientras que Kenia le sonrió ampliamente complacida.
—Es mi doctora.
—¿Estas enfermo? —Samara, lo observo
—Son revisiones de rutina. Por favor Samara no me hagas mas preguntas necesito descansar y tu tienes muchas cosas que hacer.
—¿Qué puede ser mas importante que cuidar de nuestro líder
—Cumplir con tu trabajo en la mina, debes llevar el desayuno a los hombres que están trabajando si no comen a su hora eso nos retrasara, por favor.
—Vendré por la tarde
—No hace falta. por favor.
Kenia seguía de pie junto a la entrada con la puerta abierta con los brazos cruzados, sabía que Conan no demoraría en echarla de la casa, la miraba con una sonrisa. Samara le devolvió la mirada pero ella tenía odio hacia cualquier mujer que estuviera cerca de Conan, detestaba la confianza que disfrutaba esa huérfana.
—Debieras pedirle matrimonio a Samara —bromeo Kenia, desapareció encaminada a sus deberes —la pobre se muere por ser la luna del alfa.
—Ella no… —Conan no podía negarlo, no disimulaba en lo más mínimo el amor que le profesaba y era por esa razón que la evitaba en lo posible, considero por un segundo el que ella pudiera seré su nueva esposa
Es la hermana de Débora, no podría estar con ella aunque quisiera, mencionaría a su esposa una y otras vez, siendo casi idénticas. Sería difícil para mí separarlas en mi mente.
—¿Tu aún estas esperando que vuelva Conan?—intervino en la conversación Derek, que apareció como un fantasma por el otro lado del pasillo.
Agacho la mirada, pensativo.
—No, —mintió. Claro que la esperaba la amaba, otro lobo en su lugar ya se hubiera conseguido una luna de remplazo pero para él, el lazo que los unía era profundo e inquebrantable, era como humillarse aun más el albergar esa esperanza. —No, pero sabes que tengo un problema y me impide cortejar a cualquier loba.
—He pensado en una solución si acaso tu problema persiste.
—Solución a qué exactamente.
—Vamos Conan, desde que Débora te abandono no eres el mismo, has descuidado a la manada y los trabajos en la mina han menguado, búscate una nueva esposa, si deseas comprarla hazlo, una mujer a la que le cuentes…
—¡Estas demente! —exclamo apartándose de Derek. el trabajo en la mina era arduo y Conan estaba conversando tonterías con su hermano. Y descuidando a Jena, camino hacia la habitación pero su hermano lo detuvo antes de que entrara.
—Es una solución, tu padre te exige un heredero, tu hermano está esperando un segundo hijo y él podría ocupar tu lugar. Piénsalo.
—Una esposa no es la verdadera solución, Débora debe volver, ¿qué haría con una esposa a la que no puedo embarazar?
—Inseminarla —Sugirió dando el trago hasta el fondo a su copa.
—¿Que?
—Págale para que sea tu esposa y llega a un acuerdo para que pueda darte un heredero. Después despídela no necesitas a Débora para tener un hijo y si una mujer para demostrar que eres capaz de darle una descendencia al linaje de tu padre. Eres el primogénito es lo que más desea el viejo lobo.
Era la idea más absurda que había escuchado pero que en efecto tenía la salida a uno de sus problemas. Y sería su hijo real de su sangre.
—Tengo una lista de posibles candidatas que harían lo que fuera por ser la esposa del alfa… —Derek estaba por sacar una hoja d debajo de su chaqueta. Era la lista detallada con las características, físico rango y posición y rango, pros y contras de cada candidata.
—Desde cuando vienes planeando esto — Derek encogió loa hombros, pero para Conan esto era una idea totalmente absurda —No, olvídalo no voy a confesar a ninguna mujer mi situación que tanto podría confiar en cualquiera de nuestra omegas para que no terminen abandonándome como lo hizo Débora o peor aún para que no termine exponiéndome ante toda la manada.
Le devolvió el maltratado papel.
—Piénsalo, Edmundo está presionando a nuestro padre para que te despoje del titulo y ambos sabemos que el no es la mejor opción para ser nuestro Alfa.
Conan reconoció que Derek tenía razón, Edmund era su hermano y lo apreciaban a pesar que de pronto y de la nada se habia vento un hombre tan duro y espero. Arrogante y frívolo. Déspota. Todo lo contrario a lo que era antes.
Jena volvía en sí, entre sus dedos sentía la suavidad de la tela aterciopelada, despertó se incorpora de golpe en la cama, pero un fuerte golpe de dolor le aturde aun los sentidos, las sábanas eran rojas y aterciopeladas.
No habia ventanas y su única salida era la puerta justo frente a ella, de inmediato desconocí el lugar. Vio una bandeja de comida a un lado de la cama, todo alrededor se percibía tan silencioso.
Le dolía la cabeza, y todo el recuerdo comenzaba a venir a ella solo como pedazos de una película dañada. La entrada de ese hombre a su consultorio, su intento de abuso, su forcejeo, y cuando el al fin consiguió colocar un pañuelo en su boca.
Se levantó de la cama tomo el cuchillo del plato de comida, camino despacio hasta la puerta y abrió una delgada línea para observar fuera del pasillo, ahí está un hombre de cabello rizado y largo pie conversando con otro de pelo rojo, murmuraba algo que no lograba entender.
El hombre más robusto estaba de espaldas a la puerta, parecía discutir con el hombre de pelo rojo, ella cerró la puerta y volvió rápido a la cama, se metió bajo las sábanas y tal como imagino ese hombre entro en la habitación.
Fingió seguir dormida, lo escucho suspirar, caminar despacio hasta la cama sintió su mano tocándole la frente
El corazón le palpitaba con rudeza. La rabia de saber que ese hombre logro traerla hasta este lugar la dominado casi cegada.
Al darse la vuelta ella brinco en la cama y lanzo un certero golpe sobre su espalda
—¡Depravado!
Conan cayó al piso de rodilla, le dolió demasiado la herida del hombro, la sangre comenzó a salir como si acabaran de dispararle, la pierna le quemaba, su espalda se flexiono con los hombros hacia atrás.
Jena se tiró sobre el golpeando la espalda, Conan se tiró pecho en tierra sin poder o querer defenderse, su lobo dentro de él comenzó a enfadarse, nadie debía maltratarlo de esa manera y salirse con las suya.
—¡Doctora!, —le llamaba entre quejidos de dolor— doctora espere … déjeme explicarle… Jena —la voz de Conan sonó como una roca dura.
Pero los gritos de Jena siendo contantes no le permitían reconocer la voz.
El hombre pelirrojo entro en la habitación ante la gresca, llegando justo a tiempo cogió a Jena quitándola de un enorme animal peludo y gigantesco.
Jena comenzó a gritar desquiciada. Se sacudió y consiguió que Derek la soltara.
Su valentía se apagó y se volvió en un terror enorme, el hombre que tenía contra el piso había cambiado su cuerpo en un instante, en tan solo un parpadeo, ese enorme lobo salto dentro de la habitación para enfrentarse a su agresora.
Quiso salir de la habitación pero el miedo le paralizó hasta la respiración, el lobo de Conan no tendría consideración, babeaba y miraba con furia a Jena, él estaba molesto muy enojado con las agresiones de la sensual chica.
—Contrólate Conan.
Jena le dio un codazo al chico pelirrojo y enseguida un pisotón, Dereck la arrojo adelante casi a al boca del rabioso lobo. ella camino a gatas hacia atrás. Ese enorme animal la veía como una amenaza.
—¿Que sucede? —Kenia entro corriendo, los ojos asombrados, se observaron el uno al otro
—Que ustedes me tienen secuestrada aquí —exclamo Jena, Kenia gruño de coraje.
Jena levanto el cuchillo del suelo y apunto amenazante para ellos
—¡Está loca! —declaro Kenia —mira niña ahí está la puerta, puedes irte cuando quieras malagradecida.
Tan fácil, esto era una locura, pero no desaprovecharía las oferta de esa chica. Jena camino lentamente sin darle espalda a ninguno de los tres, de verdad estaba perdiendo la cordura.
—¡Cálmate Conan!—los escucho llamarle a ese enorme animal, ese nombre ella le sonaba familiar pero no recordaba donde debido al shock.
Salió de la habitación y corrió por las escaleras, cruzo la puerta de la entrada y se sintió perdida, no reconocía todo lo que estaba a su alrededor. giro en todas las direcciones sin saber a donde dirigirse. Todo se movía violento a su alrededor.
—¡Hey Jena! — una voz conocida le llamo, se detuvo y encontró a quien menos esperaría
—¡Que estás haciendo aquí, Alison? —corrió a su encuentro, la abrazo como si tratara de protegerla. —¿Cómo es que a ti también te secuestraron?
—¿Secuestrarme?, estás loca Jena, este par de lindos mellizos estaban hurgando en nuestro apartamento, cuando me contaron lo que te había sucedido me trajeron a este lugar. ¡Oh hermana es hermoso!, no sabes, ¿nos quedaremos aquí un tiempo verdad?, anda di que sí.
Jena observaba a su hermana tan ingenua y confianzuda como siempre, dos tipos completamente desconocidos estaban husmeando en su hogar y lo mejor que pudo hacer es venir con ellos. Y además estar tan entusiasta como si esto fuera un paseo.
—Alison nos vamos,—sentencio — no pueden retenernos a la fuerza en este lugar
—De que estás hablando, Jena no puedes ser una malagradecida, ellos te salvaron
—¿Salvarme?
—De él. —para referirse al extraño acosador era la manera común de decirlo, no tenían códigos solo una entonación diferente.
Se detuvo un momento, recordar la complexión de aquel hombre que entro a su consultorio no era robusta como la de Conan. ¿Conan?, cayo en cuenta de quien se trataba ese enorme lobo…
—Jena estás sangrando —al bajar la vista a su torso el color rojo inundaba todo la camiseta.
No aguanto ver la sangre, se desvaneció como una pluma entre los brazos de Conan que la sostuvieron en el momento justo.
—¿Conan? —lo observo, y su conciencia se perdió en su aroma masculino.
La llevo entre sus brazos, el olor de Conan era muy varonil, dejo caer su cabeza sin ninguna reserva sobre su hombro, después de todo no le era fácil mantenerse totalmente consciente, sus labios le rozaron la piel, y se acurruco más en el cuenco de su cuello.Conan sintió que se estremecía con la respiración cálida de Jena sobre su gruesa piel, trago saliva y respiro profundamente, el aroma de esa mujercita era una mezcla de vainilla y nueces, la recostó sobre la cama y la observo en silencio,No se habia querido dar cuenta de lo hermosa que era su terapeuta, deslizo su mirada por todo su cuerpo, era como una diosa herida. Acomodo unos mechones de cabello removiéndolos de su rostro, sus labios eran pequeños se preguntó si tendrían sabor a fresas o a manzanas, eran como un fruto prohibido para él.Su lobo gruño apartándolo.Hace tiempo que ninguna mujer le provocaba la más pequeña cosquilla, al mirarla tan apacible, no se creía que era una pequeña salvaje capaz de matar a quien le hici
Derek revisaba la contabilidad, las cifras estaban cayendo en números rojos, la producción y elaboración de un par de líneas de joyas estaba por debajo de cubrir la necesidad. Habia escases de algunas materias primas. Conan había olvidado contactar con los proveedores de titanio para la elaboración de las joyas.Difícilmente ellos no querían hablar con Edmundo.Samara caminaba por los pasillos de la pequeña oficina, esperando ver a Conan en la silla de su oficina, su mala suerte fue no encontrarlo. Pero observo a un malhumorado Derek que golpeaba unos papeles en la mesa y tomaba el teléfono.—Derek —antes de ir a su casa se prepararía para saber cómo actuar frente a esa extraña si se trataba d una desvalida y pobre victima entonces seria amigable con ella, si sus intenciones aquí eran otras, se arrepentiría. —, nuestro alfa se encuentra bien quiero pasar a visitarlo...—Debes dejar de preocuparte, él está bien —en ese momento Derek no tenía ánimos ni tiempo de atender amoríos inútiles
Jena lo observo en silencio, como una hermosa y cautivadora sirena, sin decir una sola palabra, atrayéndolo hacia ella. sus ojos eran la melodía que su fantasía recreaba. Volvían esa fantasías en que sus cuerpos se adherían en calor y fuego al tiempo que sus labios se demandaban con pasión.Sus manos eran delicadas, suaves su mirada proyectaba una seguridad, el peso en besarla probarle que su terapia no habia funcionado. Pero ella solo tenia sus manos sobre sus mejillas, sin apretar su rostro, mirándolo fijamente a los ojos.Bien podría erguirse y apartarse, pero le gustaba sentir el calor de sus dedos, y observar esa sutil sonrisa escondida en su rosto.Conan también descubría otra mujer muy diferente a la profesional íntegra, prudente, persiste, la entregada terapeuta, podía ser mas dulce, atrevida, seductora. Tan simple y fresca al momento de hablar con él, con demasiada confianza.Solo anhelaba ser capaz de complacerla.—¿Condiciones? Que condiciones? —pregunto apartando sus manos
El silencio no era un buen compañero, se sentía atormentada de pronto como se había atrevido a seducir a su paciente en que estaba pensando… Se dejó caer sobre la cama y se cubrió con las sábanas. Estaba avergonzada, tenía roja como un tomate y empezaba a darse cuenta que esto era una locura. Casarse con él, darle un hijo mediante tratamientos médicos, cumplir todos sus requisitos solo para no sentirse derrotada. Ese arrogante hombre la había retado, y no una vez si no en repetidas ocasiones. Tenía una reputación y un prestigio que cuidar. No permitiría que un hombrecillo la declarará incompetente. Lo hecho, hecho estaba —Jena, ¿te encuentras bien?—Escucho a dulce voz de Alison detrás de la puerta, arrojo las sábanas, sin moverse y con los ojos directo al techo —Alison, ¿eres tú? —Si, ¡oh Jena!, no sabes lo que me preocupe por ti. La pequeña hermana abrió la puerta al escuchar la voz de su hermana en tono de angustia, ambas abrieron los brazos y se aferraron la una a la otra. S
La fragancia de Jena era fresca, el roce de su piel aumentaba la confianza con ella. sonreía viéndola a ella sufrir por el galope del caballo. Apretado la manos de ConanLa tradición dictaba que debían llegar separados, cada uno montado en un caballo, eso era parte del ritual, la clase y el prestigio de los Imperión.La ceremonia se realizaría a medio día en medio del bosque, en un espacio cerca de un lago, decorado con postes enrollados de flores vivas. La entrada era un camino arqueado por árboles frondosos, de unas hermosas flores blancas que colgaban como candelabros—Abre los ojos Jena, no querrás perderte estoA las mujeres les gustaba los espacios mágicos, Conan detuvo el caballo al inicio del camino. Estando su rostro cerca de él de sus mejillas observo como sus labios se curvaban en una sonrisa., lo que veía era bello y le encantaba.Conan apretó sus manos sobre su vientre, asegurándose que no fuera a caer, Jena se tensó con la muestra de cuidado. Giro un poco atrás para ver
Conan y Jena se acercaron al centro del lugar debajo de un enorme árbol frondoso, bajaban sobre ellos cascadas de flores blancas en forma de pequeñas campanas, brillantes con pistilos de color amarillo, y una fragancia como ninguna otra, Jena nunca habia tenido el gusto de percibir algo tan fresco y dulce, penetrante pero al mismo tiempo suave y amargo. Se sentaron frente a frente sobre sus rodillas. Conan no sonreía, este instante no era grató, su mente distorsionaba el presente con imágenes del pasado; parpadeaba y frente a él estaba Débora, y el momento se convertía en el mayor regocijo, pero de nuevo regresaba la realidad. Aquel mañana en que se unió a Débora, el júbilo que habia en su corazón era tan inmenso que no cabía en su pecho, ahora no estaba seguro de lo que sentía, pero no dudaría, ni daría un paso atrás, ella no le era en absoluto indiferente. Todo lo contrario, algo en ella lo atraía como un abeja a la miel. El lobo que celebraría su unión era un hombre anciano, d
El dedo pinchado de Jena de repente le causaba comezón, otras veces dolor, luego ardor. Sentía que la punta de esa pequeña espina habia entrado profundo en su carne, y algo habia entrado en su torrente. —¿Te duele? —le cuestiono Conan que no dejaba de mirarla, es que ya no podía dejar de hacerlo y sentirse atraído ante la belleza extraordinaria de Jena. Como un imán…—Un poco si… —Conan tomo por sorpresa a Jena al llevar el índice a su boca. Ella sintió la áspera lengua, y una suave succión.—Descuida pasara tan pronto te hagas a la idea.—¿A… la idea? —no entendía a lo que se refería.—Bienvenida a la familia querida cuñada —Philip y Zac se acercaron efusivos como era su costumbre, la abrazaron entre ambos y la sacudieron;—¡Oh, gracias! —su entusiasmo era contagioso, ella sintió por un segundo que estaba entrando realmente a una familia, y que acaba de casarse con el hombre que escogió. Aunque el ritual habia sido de lo más extraño recibía las felicitaciones como si todo fue verd
Por la mañana al abrir los ojos se encontró con la sorpresa de que su esposo no habia dormido en la habitación, o si lo había hecho despertó temprano mucho antes que ella, se levantó se dio un baño y se puso un vestido corto, y bajo a recepción para buscar a Conan.Le informaron que él la estaba esperando en el restaurante, en la terraza. No era el cuento de hadas, no era la historia de amor que imagino alguna vez que tendría, ella acepto un trato no un “y vivieron felices para siempre” pero le dolía y molestaba su actitud.Era el peor paciente que habia tenido y que además adoptaba como a un adolescente de dieciséis años con problemas de madurez.Tomando una taza de café estaba sentado en la orilla, estaba bien, una linda imagen s guardaría en su mente, ese hombre de cabellos largo, rizado y de semblante duro con un fondo azul suave y rayos de sol luminosa en un contraste y equilibrio perfecto de la naturaleza. Un hombre violento como huracán contra la paz de su entorno.—Buenos día