El silencio no era un buen compañero, se sentía atormentada de pronto como se había atrevido a seducir a su paciente en que estaba pensando… Se dejó caer sobre la cama y se cubrió con las sábanas. Estaba avergonzada, tenía roja como un tomate y empezaba a darse cuenta que esto era una locura. Casarse con él, darle un hijo mediante tratamientos médicos, cumplir todos sus requisitos solo para no sentirse derrotada. Ese arrogante hombre la había retado, y no una vez si no en repetidas ocasiones. Tenía una reputación y un prestigio que cuidar. No permitiría que un hombrecillo la declarará incompetente. Lo hecho, hecho estaba —Jena, ¿te encuentras bien?—Escucho a dulce voz de Alison detrás de la puerta, arrojo las sábanas, sin moverse y con los ojos directo al techo —Alison, ¿eres tú? —Si, ¡oh Jena!, no sabes lo que me preocupe por ti. La pequeña hermana abrió la puerta al escuchar la voz de su hermana en tono de angustia, ambas abrieron los brazos y se aferraron la una a la otra. S
La fragancia de Jena era fresca, el roce de su piel aumentaba la confianza con ella. sonreía viéndola a ella sufrir por el galope del caballo. Apretado la manos de ConanLa tradición dictaba que debían llegar separados, cada uno montado en un caballo, eso era parte del ritual, la clase y el prestigio de los Imperión.La ceremonia se realizaría a medio día en medio del bosque, en un espacio cerca de un lago, decorado con postes enrollados de flores vivas. La entrada era un camino arqueado por árboles frondosos, de unas hermosas flores blancas que colgaban como candelabros—Abre los ojos Jena, no querrás perderte estoA las mujeres les gustaba los espacios mágicos, Conan detuvo el caballo al inicio del camino. Estando su rostro cerca de él de sus mejillas observo como sus labios se curvaban en una sonrisa., lo que veía era bello y le encantaba.Conan apretó sus manos sobre su vientre, asegurándose que no fuera a caer, Jena se tensó con la muestra de cuidado. Giro un poco atrás para ver
Conan y Jena se acercaron al centro del lugar debajo de un enorme árbol frondoso, bajaban sobre ellos cascadas de flores blancas en forma de pequeñas campanas, brillantes con pistilos de color amarillo, y una fragancia como ninguna otra, Jena nunca habia tenido el gusto de percibir algo tan fresco y dulce, penetrante pero al mismo tiempo suave y amargo. Se sentaron frente a frente sobre sus rodillas. Conan no sonreía, este instante no era grató, su mente distorsionaba el presente con imágenes del pasado; parpadeaba y frente a él estaba Débora, y el momento se convertía en el mayor regocijo, pero de nuevo regresaba la realidad. Aquel mañana en que se unió a Débora, el júbilo que habia en su corazón era tan inmenso que no cabía en su pecho, ahora no estaba seguro de lo que sentía, pero no dudaría, ni daría un paso atrás, ella no le era en absoluto indiferente. Todo lo contrario, algo en ella lo atraía como un abeja a la miel. El lobo que celebraría su unión era un hombre anciano, d
El dedo pinchado de Jena de repente le causaba comezón, otras veces dolor, luego ardor. Sentía que la punta de esa pequeña espina habia entrado profundo en su carne, y algo habia entrado en su torrente. —¿Te duele? —le cuestiono Conan que no dejaba de mirarla, es que ya no podía dejar de hacerlo y sentirse atraído ante la belleza extraordinaria de Jena. Como un imán…—Un poco si… —Conan tomo por sorpresa a Jena al llevar el índice a su boca. Ella sintió la áspera lengua, y una suave succión.—Descuida pasara tan pronto te hagas a la idea.—¿A… la idea? —no entendía a lo que se refería.—Bienvenida a la familia querida cuñada —Philip y Zac se acercaron efusivos como era su costumbre, la abrazaron entre ambos y la sacudieron;—¡Oh, gracias! —su entusiasmo era contagioso, ella sintió por un segundo que estaba entrando realmente a una familia, y que acaba de casarse con el hombre que escogió. Aunque el ritual habia sido de lo más extraño recibía las felicitaciones como si todo fue verd
Por la mañana al abrir los ojos se encontró con la sorpresa de que su esposo no habia dormido en la habitación, o si lo había hecho despertó temprano mucho antes que ella, se levantó se dio un baño y se puso un vestido corto, y bajo a recepción para buscar a Conan.Le informaron que él la estaba esperando en el restaurante, en la terraza. No era el cuento de hadas, no era la historia de amor que imagino alguna vez que tendría, ella acepto un trato no un “y vivieron felices para siempre” pero le dolía y molestaba su actitud.Era el peor paciente que habia tenido y que además adoptaba como a un adolescente de dieciséis años con problemas de madurez.Tomando una taza de café estaba sentado en la orilla, estaba bien, una linda imagen s guardaría en su mente, ese hombre de cabellos largo, rizado y de semblante duro con un fondo azul suave y rayos de sol luminosa en un contraste y equilibrio perfecto de la naturaleza. Un hombre violento como huracán contra la paz de su entorno.—Buenos día
Era un beso suave, rudo lleno de posesión, ella sintio el éxtasis correr por cada extremidad, la mano de Conan estaba tan cerca de tocar la gloria, solo si bajaba un poco más. Su cuerpo frondoso la aplastaba con el toque sutil pero firme de conexión.Ella se dio la vuelta y se colgó de su cuello, tenía deseos de ser amada, su libido se incremento en un instante.Jena se percato de lo arrebatado d sus besos e intento apartarse de Conan—suélteme señor Conan — le ordeno con voz en hilo y un incontenible deseo que continuar, Conan jadeo.Si deseaba hacerlo, estaba comenzando a sentir un placer que hace tiempo no sentia, un suave cosquilleo y casi la sensación de dureza, pensó por un momento continuar, someterla, satisfacer su cuerpo ante la reacciones que Jena le provocaba. Bajo mano y sintio aquella zona blanda. La soltó y se dio la vuelta.—¿Sigues molesta?Jena sintio un frio terrible. Una desolación, los gruesos brazos de Conan la abandonaron y tuvo deseos de llorar. Pero sabía muy b
Era el segundo día de su matrimonio y sin que Conan la tocara ella ya llevaba un hijo en su vientre, esto era algo completamente extraño y nuevo para ella. al igual que maravillosos, ¿cómo podía estar el tan seguro de que ella ya estaba de encargo?La convivencia con él sería quizás un poco difícil, y aun debían pasar dos semanas, trece días de estar a solas con Conan, parecía algo complicado de sobrellevar. no era la estricta reacción entre paciente y médico, ahora ella podía y quería cruzar esa línea con su paciente.Decidieron salir a tomar un poco de sol, se sentaron en la alberca del hotel.Conan era atractivo, alto de cuerpo fornido, su cabello largo y ondulado le daba ese toque primitivo, salvaje pero varonil, severo y juicioso, Jena no estaba segura como debía tratarlo, como su doctora o como su esposa.“No Jena en que estas pensado. Es tu paciente, solo tu paciente, de algún modo debes romper esta unión” Observo la punta de su dedo, este aún se veía de color rojo y punzaba
Antes de que Débora consiguiera besar a Conan este la aparto firme con los brazos, sentirla tan tangible fue doloroso, eso significaba que no era otro de sus espejismos, ella estaba ahí frente a él tan hermosa y viva como tantas veces imagino que ella volvería.Sus labios sensuales, su largo cabello, su aroma. Los latidos de su corazón.La observo con una mirada fría y despreciativa, la odiaba tanto como se alegraba de verla, maldecía en sus adentro que ella estuviera ahí, y su lobo dentro de él se remolineo como un cachorro gustoso volviendo a casa.Pero cona nenia el centro de si mismo. —¿Cómo te atreves? —Débora sintió un puñal en su corazón —Esperas que simplemente te acepte, solo así.—Tuve que irme… —empezó a explicarle —debes escucharme—¡Tuviste que irte! … así sin darme una explicación solo desapareciendo sin decime si algún volverías.Era lo que estaba deseando, que volviera con el alma y la vida pero ahora que estaba delante de él, sana, fuerte, completa, la furia que n