Derek revisaba la contabilidad, las cifras estaban cayendo en números rojos, la producción y elaboración de un par de líneas de joyas estaba por debajo de cubrir la necesidad. Habia escases de algunas materias primas. Conan había olvidado contactar con los proveedores de titanio para la elaboración de las joyas.
Difícilmente ellos no querían hablar con Edmundo.
Samara caminaba por los pasillos de la pequeña oficina, esperando ver a Conan en la silla de su oficina, su mala suerte fue no encontrarlo. Pero observo a un malhumorado Derek que golpeaba unos papeles en la mesa y tomaba el teléfono.
—Derek —antes de ir a su casa se prepararía para saber cómo actuar frente a esa extraña si se trataba d una desvalida y pobre victima entonces seria amigable con ella, si sus intenciones aquí eran otras, se arrepentiría. —, nuestro alfa se encuentra bien quiero pasar a visitarlo...
—Debes dejar de preocuparte, él está bien —en ese momento Derek no tenía ánimos ni tiempo de atender amoríos inútiles.
—Todos sabemos que no es verdad, él no está bien desde que mi hermana se fue, ¡Dios conceda que los perros hagan banquete con sus hueso! —dijo lanzándole una maldición gitana.
Su partida era una traición, Conan era parte de su familia, la lealtad entre ellos era la base de cualquier símbolo de respeto.
—¿Acaso tú no sabes dónde está? —pregunto irónico.
—De saberlo no se lo diría a nadie, ella o merece volver a tomar lo que desprecio…— eso no convencía al pelirrojo — de cualquier forma ella ha traicionado a esta manada que nos ha acogido desde que éramos unas niñas después de que nuestros padres fueron cazados y asesinados.
Derek no confiaba del todo en Samara, o en los gitanos, para él eran traidores por naturaleza, sus naturaleza era vivir como almas libres. Débora tal vez era más apegada a esa necesidad, estaba seguro que esa mujer jamás amo a su hermano en verdad.
Sus intenciones al convertirse en su pareja eran muy ajenas a hacer feliz a Conan, aunque jamás pudo saberlas con certeza. Esperaba que ella no volviera jamás.
El pueblo gitano al que pertenecían paso cerca de su territorio una noche, algo perverso paso ese día en que las dos niñas llegaron a la entrada del valle. Pero jamás olvidaría la mirada helada de Débora. Parecía que le habia arrancado el corazón y el único que consiguió hacerla reír de nuevo fue justamente Conan.
—Derek, cuéntame quien es la chica que trajo consigo? —cruzo sus manos detrás de ella. su hermoso cuerpo bien dotado de las bellezas carnales se balanceo de un lado al otro acercándose mas a él.
Era seductora y muy bonita. Era su arma más letal.
—Esa chica es su prometida —respondió detrás de ella Philip, los mellizos estaban llegando a la empresa, Alison hizo un gran gesto de asombro la primera vez que ellos dijeron eso. ahora ya todo lo sabía.
—¡Mientes!—giro violenta, con un rostro enfurecido, sus ojos lo mas parecido a los de una bruja y sus dientes rechinaron con rabia.
—No, no lo hace —continuo Zac con una sonrisa, —, Conan visitaba a esa chica todas las semanas, pasaba con ella largos horas charlando.
Derek no se podía creer que dijeran tal mentira, pero contuvo la conmoción y les siguió el juego, si bien ella era tal vez la opción que Conan necesitaba para un matrimonio arreglado, ella conocía su problema y podrían pagarle muy bien por un heredero para su hermano.
—¿Y por qué la trajo?
—Alguien intento hacerle daño y por supuesto, mi hermano protegerá con su vida a la mujer que ama.—Confeso Derek con bastante regocijo al hacerla retorcerse del coraje.
Era para el mil veces más favorable esa extraña terapeuta, que esta maligna gitana.
Samara no quiso creer en las palabras de los mellizos. Salió de la oficina corriendo, las campanas de los cascabeles que colgaban sobre su cadera bailaban en cada apresurado brinco, corrió por el bosque con los pies descalzos. Su cabello rizado y largo se extendía por el vento como olas de mar agitadas por el impetuoso viento
Derek se levantó y reprendió a sus hermanos una mirada. Levanto la mano con ganas de golpearlos, pero no se atrevería, no por algo tan perdonable como esto.
—De donde han sacaron esta tontería de que Conan esta saliendo con la tera… con la señorita Lapointe
—Es lógico, siempre que acompañábamos a Conan él estaba nervios y ansioso por ver a esa chica, y las veces que no tenían cita pero el salía a buscarla
—Mi hermana había estado actuado raro últimamente,—hablo Alison un poco tímida, el hermano mayor de sus amigos no parecía estar contento. — yo sospechaba que tenia un novio o algo así pero ellos me contaron de ese chico Conan. Todo parece tener sentido
Dereck sonrió con ganas de llorar. Hasta la hermanita creía.
—Y esa noche estoy seguro que discutió con ella,—Continuo Zac — salió furioso para divertirse, seguro pelearon él dijo que la olvidaría, ¿por qué entonces volvió a buscarla?, por qué decidió salir a divertirse pero apenas bebió unos tragos corrió de vuelta.
—Quiso arreglar el problema que hayan tenido —respondió Philip a la pregunta que era lógica —, eso es amor. que otra cosa podría ser.
—¡Esa chica lo tiene a sus pies! —concluyeron los dos en unisonó. Al escurase y ver que pensaban lo mismo chocaron palmas y hombros como celebración.
Dereck sonrió atorando una carcajada en la garganta, la deducciones de ese par eran increíbles, y una muy buena historia para contar.
—¿A quién más le han dicho de esto? — se cubrió la boca ocultando la sonrisa amplia.
—Ya toda la manada lo sabe, esperan ansiosos la feliz confirmación, incluso se está preparando una fiesta para celebrar la fortuna del alfa.
—Hay no lo creo. Son un par de … y nuestro padre, ¿lo sabe? —negaron con rostro serio
—Esa noticia debe escucharla del mismo Cona. —aclaro philip.
Conan bajo de un salto de su caballo, como si no doliera la herida, ni le importara volver a lastimarse. Subió la escalera a toda prisa, no solo era las intenciones que lo empujaban a ir donde ella se encontraba, una sensación de alerta brincaba en su cabeza
—¿Cuáles son sus verdaderas intenciones con mi hermano?
—Yo… solo soy … —era demasiado para Jena, un cambio brusco de
—Nadie sabia de ti y de pronto apareces como la prometida de mi hermano, ¿por manejaron su relación en secreto? ¿Hace cuanto se conocen?, te estás burla de él o Cona está jugando contigo.
Jena estaba aterrada, su mirad era oscura y su presencia helaba todo el entorno. Temía que le hiciera daño, y cada momento acortaba la distancia entre ellos.
—No sé quien sea, pero lárguese de mi habitación… —Edmundo aspiro profundamente, estaba oliendo ese delicioso aroma a miedo emanando de la chica.
Era hermosa, dulce y delicada, era un suculento manjar que atraía al cualquier santo a pecar, era mucho más hermosa que Débora y joven, sana. Con las posibilidades de darle un hijo a su hermano, sin duda era una amenaza para sus planes.
Cona subió corriendo, al acercarse escucha la altera discusión dentro de su habitación
—¡Jena! —su hermano Edmund esta pie a un lado de la cama, este volteo solo la cabeza— doctora Lapointe ¿Se encuentra bien? ¿Qué es lo que haces aquí Edmundo?
—Solo tuve curiosidad de conocer a tu prometida —advirtió, alejándose de ella.
Jena le miro con los ojos como plato, esperando que él le aclarara que eso era un mentira. Conan no estaba seguro de quered desmentirlo,
—Sal de aquí, Edmundo, Jena tiene que descansar.
—Si claro —los observo a ambos, Conan gruño amenazándolo, queriendo que se alejar de ella como si fuera un trozo de carne que solo era para él —Felicidades a la nueva pareja.
Al estar solos no supo que decir, el silencio era muy pesado, Jena empezaba a comprender por que ese hombre entro a asegurar que era su prometida, ente nubes recordaba la conversación en el pasillo.
El dejo caer su pesado cuerpo sobre el mismo sofá que ese tipo estaba sentado. Estaba herido, noto las vendas en su brazo y una mancha rojiza en sus pantalones en mitad de su pierna. Mas imágenes venían a su mente, Conan o un enorme perro se abalanzo sobre ellos cuando estaba siendo atacada por su acosador.
Le debía la vida a Conan.
—Lo siento, no fue mi intención hacerte daño. —susurro con la vista sobre las sábanas, se tocaba la cabeza, fue un miedo horrible el que sintió cuando la sombra oscura de ese bastardo la ataco.
—No hubieras podido hacerlo de todas formas, tus golpes son los de una niña.
—¿Por qué jamás me dijiste lo que eras?
—Era suficiente que supieras que no puedo hacer gritar de placer a una mujer. Además no iba correr el riesgo de que me canalizaras con un veterinario.
Jena sonrió, cona le hizo reír y eso provoco un pequeño dolor en su costado.
Levanto la vista para verlo, era hermoso, sus ojos serenos pero envolventes, su cabello largo, su barba espesa pero bien afeitada, sus labios carnosos, era un hombre musculoso, no vestía de etiqueta, una camiseta sin mangas y un hilo colgando de su cuello. la venda le impedía ver el tono de piel.
Parecía que podría conocer a otro hombre, mas relajado y natural, menos rígido, o quizás más inhumano, pero más atractivo, más profundo, protector. Encontrar su punto de pasión y explotarlo
ella no era indiferente a todas las reacciones de su cuerpo, a todos los deseos que alguien como el podría provocar en una mujer.
Conan necesitaba encontrar la mujer que supiera tratarlo.
—Eres un tonto. Hubiera intentado entenderte —Conan se mordió la lengua, aunque quería habla sin rodeos esto era una propuesta descabellada
—Solo vine a saber cómo estaba, debo ir a trabajar—él estaba convaleciente peor que ella, no debería trabajar, tendría que estar en reposo.
—Espera.—Jena se puso de pie para detenerlo, al hacerlo lanzo un quejido, Conan se giró para sostenerla, sus aromas se mezclaron, ella suspiro al sentir sus brazos a su alrededor. El subió sus pies y la cubrió
—No te levantes —le ordeno imperiosos
Ella lo tomo de la muñeca cuando él se apartaba, Conan observo sus manos sobre la suya. Apretó la quijada. Y la miro a los ojos.
—Generalmente la proposiciones de matrimonio son primero y con un anillo incluido, antes de anunciarle a todo el mundo sobre un compromiso.
—Doctora Lapointe, usted no te casarías con un hombre como yo — Jena se sonrojo, estaba incomoda con esa situación, pero atraída a Conan.
Esta era la oportunidad de aclarar las cosas, y comprobar que Jena era la mujer indicada, si no, no buscaría esposa, se rendiría y le dejaría el liderazgo a Edmundo. No, no iba a exponerse frente a otra mujer.
—¿Como tú?, ¿qué puede tomar la forma de un lobo o con un hombre que no puede hacerme gritar de place?
Esa era una mujer que no le gustaba andarse por las ramas, seria directa. Seria firme con ese hombre. Él se puso más tenso, Jena comprobaba que conseguía esas reacciones.
—Como un hombre que necesita un cachorro, que no te tocara pero te pedirá que le des un hijo —ella lo soltó, analizando su propuesta —Te ofrezco protección para ti y para tu hermana. —eso le gustaba, Jena estaba segura que podría proteger a Alison sin necesidad de un hombre pero eso quedo claro que no.
—¿Si me niego, debo marcharme?
—¡No! —gruño muy molesto acerco su rostro al de ella —no recibí dos malditas balas para que me abandones y quedes a merced de ese psicópata, —el aroma de Jena lo alteraba —pero me gustaría mucho que aceptas mi propuesta pero usted no se casaría con un hombre como yo.
Conan resoplo, esa mujer era deseable. Sus miradas se conectaron por un segundo, se imagino acariciando sus brazos, cercando sus labios contra los suyos. Descubriéndola a la espera de que la tomara. Sacudió la cabeza.
—Conan… —dijo acariciando su rostro—Acepto; Pero tengo algunas condiciones.
Jena lo observo en silencio, como una hermosa y cautivadora sirena, sin decir una sola palabra, atrayéndolo hacia ella. sus ojos eran la melodía que su fantasía recreaba. Volvían esa fantasías en que sus cuerpos se adherían en calor y fuego al tiempo que sus labios se demandaban con pasión.Sus manos eran delicadas, suaves su mirada proyectaba una seguridad, el peso en besarla probarle que su terapia no habia funcionado. Pero ella solo tenia sus manos sobre sus mejillas, sin apretar su rostro, mirándolo fijamente a los ojos.Bien podría erguirse y apartarse, pero le gustaba sentir el calor de sus dedos, y observar esa sutil sonrisa escondida en su rosto.Conan también descubría otra mujer muy diferente a la profesional íntegra, prudente, persiste, la entregada terapeuta, podía ser mas dulce, atrevida, seductora. Tan simple y fresca al momento de hablar con él, con demasiada confianza.Solo anhelaba ser capaz de complacerla.—¿Condiciones? Que condiciones? —pregunto apartando sus manos
El silencio no era un buen compañero, se sentía atormentada de pronto como se había atrevido a seducir a su paciente en que estaba pensando… Se dejó caer sobre la cama y se cubrió con las sábanas. Estaba avergonzada, tenía roja como un tomate y empezaba a darse cuenta que esto era una locura. Casarse con él, darle un hijo mediante tratamientos médicos, cumplir todos sus requisitos solo para no sentirse derrotada. Ese arrogante hombre la había retado, y no una vez si no en repetidas ocasiones. Tenía una reputación y un prestigio que cuidar. No permitiría que un hombrecillo la declarará incompetente. Lo hecho, hecho estaba —Jena, ¿te encuentras bien?—Escucho a dulce voz de Alison detrás de la puerta, arrojo las sábanas, sin moverse y con los ojos directo al techo —Alison, ¿eres tú? —Si, ¡oh Jena!, no sabes lo que me preocupe por ti. La pequeña hermana abrió la puerta al escuchar la voz de su hermana en tono de angustia, ambas abrieron los brazos y se aferraron la una a la otra. S
La fragancia de Jena era fresca, el roce de su piel aumentaba la confianza con ella. sonreía viéndola a ella sufrir por el galope del caballo. Apretado la manos de ConanLa tradición dictaba que debían llegar separados, cada uno montado en un caballo, eso era parte del ritual, la clase y el prestigio de los Imperión.La ceremonia se realizaría a medio día en medio del bosque, en un espacio cerca de un lago, decorado con postes enrollados de flores vivas. La entrada era un camino arqueado por árboles frondosos, de unas hermosas flores blancas que colgaban como candelabros—Abre los ojos Jena, no querrás perderte estoA las mujeres les gustaba los espacios mágicos, Conan detuvo el caballo al inicio del camino. Estando su rostro cerca de él de sus mejillas observo como sus labios se curvaban en una sonrisa., lo que veía era bello y le encantaba.Conan apretó sus manos sobre su vientre, asegurándose que no fuera a caer, Jena se tensó con la muestra de cuidado. Giro un poco atrás para ver
Conan y Jena se acercaron al centro del lugar debajo de un enorme árbol frondoso, bajaban sobre ellos cascadas de flores blancas en forma de pequeñas campanas, brillantes con pistilos de color amarillo, y una fragancia como ninguna otra, Jena nunca habia tenido el gusto de percibir algo tan fresco y dulce, penetrante pero al mismo tiempo suave y amargo. Se sentaron frente a frente sobre sus rodillas. Conan no sonreía, este instante no era grató, su mente distorsionaba el presente con imágenes del pasado; parpadeaba y frente a él estaba Débora, y el momento se convertía en el mayor regocijo, pero de nuevo regresaba la realidad. Aquel mañana en que se unió a Débora, el júbilo que habia en su corazón era tan inmenso que no cabía en su pecho, ahora no estaba seguro de lo que sentía, pero no dudaría, ni daría un paso atrás, ella no le era en absoluto indiferente. Todo lo contrario, algo en ella lo atraía como un abeja a la miel. El lobo que celebraría su unión era un hombre anciano, d
El dedo pinchado de Jena de repente le causaba comezón, otras veces dolor, luego ardor. Sentía que la punta de esa pequeña espina habia entrado profundo en su carne, y algo habia entrado en su torrente. —¿Te duele? —le cuestiono Conan que no dejaba de mirarla, es que ya no podía dejar de hacerlo y sentirse atraído ante la belleza extraordinaria de Jena. Como un imán…—Un poco si… —Conan tomo por sorpresa a Jena al llevar el índice a su boca. Ella sintió la áspera lengua, y una suave succión.—Descuida pasara tan pronto te hagas a la idea.—¿A… la idea? —no entendía a lo que se refería.—Bienvenida a la familia querida cuñada —Philip y Zac se acercaron efusivos como era su costumbre, la abrazaron entre ambos y la sacudieron;—¡Oh, gracias! —su entusiasmo era contagioso, ella sintió por un segundo que estaba entrando realmente a una familia, y que acaba de casarse con el hombre que escogió. Aunque el ritual habia sido de lo más extraño recibía las felicitaciones como si todo fue verd
Por la mañana al abrir los ojos se encontró con la sorpresa de que su esposo no habia dormido en la habitación, o si lo había hecho despertó temprano mucho antes que ella, se levantó se dio un baño y se puso un vestido corto, y bajo a recepción para buscar a Conan.Le informaron que él la estaba esperando en el restaurante, en la terraza. No era el cuento de hadas, no era la historia de amor que imagino alguna vez que tendría, ella acepto un trato no un “y vivieron felices para siempre” pero le dolía y molestaba su actitud.Era el peor paciente que habia tenido y que además adoptaba como a un adolescente de dieciséis años con problemas de madurez.Tomando una taza de café estaba sentado en la orilla, estaba bien, una linda imagen s guardaría en su mente, ese hombre de cabellos largo, rizado y de semblante duro con un fondo azul suave y rayos de sol luminosa en un contraste y equilibrio perfecto de la naturaleza. Un hombre violento como huracán contra la paz de su entorno.—Buenos día
Era un beso suave, rudo lleno de posesión, ella sintio el éxtasis correr por cada extremidad, la mano de Conan estaba tan cerca de tocar la gloria, solo si bajaba un poco más. Su cuerpo frondoso la aplastaba con el toque sutil pero firme de conexión.Ella se dio la vuelta y se colgó de su cuello, tenía deseos de ser amada, su libido se incremento en un instante.Jena se percato de lo arrebatado d sus besos e intento apartarse de Conan—suélteme señor Conan — le ordeno con voz en hilo y un incontenible deseo que continuar, Conan jadeo.Si deseaba hacerlo, estaba comenzando a sentir un placer que hace tiempo no sentia, un suave cosquilleo y casi la sensación de dureza, pensó por un momento continuar, someterla, satisfacer su cuerpo ante la reacciones que Jena le provocaba. Bajo mano y sintio aquella zona blanda. La soltó y se dio la vuelta.—¿Sigues molesta?Jena sintio un frio terrible. Una desolación, los gruesos brazos de Conan la abandonaron y tuvo deseos de llorar. Pero sabía muy b
Era el segundo día de su matrimonio y sin que Conan la tocara ella ya llevaba un hijo en su vientre, esto era algo completamente extraño y nuevo para ella. al igual que maravillosos, ¿cómo podía estar el tan seguro de que ella ya estaba de encargo?La convivencia con él sería quizás un poco difícil, y aun debían pasar dos semanas, trece días de estar a solas con Conan, parecía algo complicado de sobrellevar. no era la estricta reacción entre paciente y médico, ahora ella podía y quería cruzar esa línea con su paciente.Decidieron salir a tomar un poco de sol, se sentaron en la alberca del hotel.Conan era atractivo, alto de cuerpo fornido, su cabello largo y ondulado le daba ese toque primitivo, salvaje pero varonil, severo y juicioso, Jena no estaba segura como debía tratarlo, como su doctora o como su esposa.“No Jena en que estas pensado. Es tu paciente, solo tu paciente, de algún modo debes romper esta unión” Observo la punta de su dedo, este aún se veía de color rojo y punzaba