Conan y Jena se acercaron al centro del lugar debajo de un enorme árbol frondoso, bajaban sobre ellos cascadas de flores blancas en forma de pequeñas campanas, brillantes con pistilos de color amarillo, y una fragancia como ninguna otra, Jena nunca habia tenido el gusto de percibir algo tan fresco y dulce, penetrante pero al mismo tiempo suave y amargo. Se sentaron frente a frente sobre sus rodillas. Conan no sonreía, este instante no era grató, su mente distorsionaba el presente con imágenes del pasado; parpadeaba y frente a él estaba Débora, y el momento se convertía en el mayor regocijo, pero de nuevo regresaba la realidad. Aquel mañana en que se unió a Débora, el júbilo que habia en su corazón era tan inmenso que no cabía en su pecho, ahora no estaba seguro de lo que sentía, pero no dudaría, ni daría un paso atrás, ella no le era en absoluto indiferente. Todo lo contrario, algo en ella lo atraía como un abeja a la miel. El lobo que celebraría su unión era un hombre anciano, d
El dedo pinchado de Jena de repente le causaba comezón, otras veces dolor, luego ardor. Sentía que la punta de esa pequeña espina habia entrado profundo en su carne, y algo habia entrado en su torrente. —¿Te duele? —le cuestiono Conan que no dejaba de mirarla, es que ya no podía dejar de hacerlo y sentirse atraído ante la belleza extraordinaria de Jena. Como un imán…—Un poco si… —Conan tomo por sorpresa a Jena al llevar el índice a su boca. Ella sintió la áspera lengua, y una suave succión.—Descuida pasara tan pronto te hagas a la idea.—¿A… la idea? —no entendía a lo que se refería.—Bienvenida a la familia querida cuñada —Philip y Zac se acercaron efusivos como era su costumbre, la abrazaron entre ambos y la sacudieron;—¡Oh, gracias! —su entusiasmo era contagioso, ella sintió por un segundo que estaba entrando realmente a una familia, y que acaba de casarse con el hombre que escogió. Aunque el ritual habia sido de lo más extraño recibía las felicitaciones como si todo fue verd
Por la mañana al abrir los ojos se encontró con la sorpresa de que su esposo no habia dormido en la habitación, o si lo había hecho despertó temprano mucho antes que ella, se levantó se dio un baño y se puso un vestido corto, y bajo a recepción para buscar a Conan.Le informaron que él la estaba esperando en el restaurante, en la terraza. No era el cuento de hadas, no era la historia de amor que imagino alguna vez que tendría, ella acepto un trato no un “y vivieron felices para siempre” pero le dolía y molestaba su actitud.Era el peor paciente que habia tenido y que además adoptaba como a un adolescente de dieciséis años con problemas de madurez.Tomando una taza de café estaba sentado en la orilla, estaba bien, una linda imagen s guardaría en su mente, ese hombre de cabellos largo, rizado y de semblante duro con un fondo azul suave y rayos de sol luminosa en un contraste y equilibrio perfecto de la naturaleza. Un hombre violento como huracán contra la paz de su entorno.—Buenos día
Era un beso suave, rudo lleno de posesión, ella sintio el éxtasis correr por cada extremidad, la mano de Conan estaba tan cerca de tocar la gloria, solo si bajaba un poco más. Su cuerpo frondoso la aplastaba con el toque sutil pero firme de conexión.Ella se dio la vuelta y se colgó de su cuello, tenía deseos de ser amada, su libido se incremento en un instante.Jena se percato de lo arrebatado d sus besos e intento apartarse de Conan—suélteme señor Conan — le ordeno con voz en hilo y un incontenible deseo que continuar, Conan jadeo.Si deseaba hacerlo, estaba comenzando a sentir un placer que hace tiempo no sentia, un suave cosquilleo y casi la sensación de dureza, pensó por un momento continuar, someterla, satisfacer su cuerpo ante la reacciones que Jena le provocaba. Bajo mano y sintio aquella zona blanda. La soltó y se dio la vuelta.—¿Sigues molesta?Jena sintio un frio terrible. Una desolación, los gruesos brazos de Conan la abandonaron y tuvo deseos de llorar. Pero sabía muy b
Era el segundo día de su matrimonio y sin que Conan la tocara ella ya llevaba un hijo en su vientre, esto era algo completamente extraño y nuevo para ella. al igual que maravillosos, ¿cómo podía estar el tan seguro de que ella ya estaba de encargo?La convivencia con él sería quizás un poco difícil, y aun debían pasar dos semanas, trece días de estar a solas con Conan, parecía algo complicado de sobrellevar. no era la estricta reacción entre paciente y médico, ahora ella podía y quería cruzar esa línea con su paciente.Decidieron salir a tomar un poco de sol, se sentaron en la alberca del hotel.Conan era atractivo, alto de cuerpo fornido, su cabello largo y ondulado le daba ese toque primitivo, salvaje pero varonil, severo y juicioso, Jena no estaba segura como debía tratarlo, como su doctora o como su esposa.“No Jena en que estas pensado. Es tu paciente, solo tu paciente, de algún modo debes romper esta unión” Observo la punta de su dedo, este aún se veía de color rojo y punzaba
Antes de que Débora consiguiera besar a Conan este la aparto firme con los brazos, sentirla tan tangible fue doloroso, eso significaba que no era otro de sus espejismos, ella estaba ahí frente a él tan hermosa y viva como tantas veces imagino que ella volvería.Sus labios sensuales, su largo cabello, su aroma. Los latidos de su corazón.La observo con una mirada fría y despreciativa, la odiaba tanto como se alegraba de verla, maldecía en sus adentro que ella estuviera ahí, y su lobo dentro de él se remolineo como un cachorro gustoso volviendo a casa.Pero cona nenia el centro de si mismo. —¿Cómo te atreves? —Débora sintió un puñal en su corazón —Esperas que simplemente te acepte, solo así.—Tuve que irme… —empezó a explicarle —debes escucharme—¡Tuviste que irte! … así sin darme una explicación solo desapareciendo sin decime si algún volverías.Era lo que estaba deseando, que volviera con el alma y la vida pero ahora que estaba delante de él, sana, fuerte, completa, la furia que n
Estaba luchando contra ese sentimiento, quería arrancarlo de su cuerpo, como si arrancara una sanguijuela y no podía, habia instante en los que movido por su lobo pretendía salir corriendo a buscarla. Tomar y reclamarle, decirle que la odiaba y luego besarla, pero recordaba su incapacidad.Y esa fue la causa de que ella lo abandonara. Esa mujer era despreciable, ¿Cómo se atrevía a volver?—Estas demente, como puedes sentir que aún amas a Débora —Derek intentaba hacerlo entrar en razón. el que poda ver las cosas desde afuera y que no estaba movido por los mismos sentimientos que Conan. el que si odiaba y despreciaba a esa gitana mentirosa.—Lo siento aquí,—le dijo golpeándose el pecho.Era una carga pesada. Derek comenzó a negar.—Lo que hiciste con Jena no es un juego, no se toma a la ligera, si no amas a Jena cómo fue posible que la unión entre ustedes se consumó. Date cuenta sientes algo por ellaEso podía tener otra explicación, Jena si lo amaba, tal vez no había necesidad de amor
Débora volvió irradiando felicidad a la choza de su hermana, mientras Samara se encontraba asustada, ¿cómo iba a mostrarle las yerbas que utilizaba para el brebaje de Conan?Pero pensándolo mejor, podría no seguir preparando su menjurje hacer que ella olvidara la idea de meter sus narices en sus asuntos, pero no era posible dejar de administrarle la bebida, eso arruinaría sus planes y todo lo que había luchado.Aun así se preguntaba como era posible que Conan hubiera logrado cumplir con sus deberes de esposo con esa insípida mujer que ahora era su esposa. ¿En que habia fallado, en la cantidad de yerbas, en la preparación?La preocupación la atormentaba, y mas se estresaba al escucha los cantos de su hermana alrededor suyo.—Todo salió de maravilla —Exclamo Débora dando vueltas, giros y saltos, danzando con efusividad. —No todo esta perdido. Encantada y divertida los cascabeles que colgaban de sus caderas y tobillos se agitaban melodiosos, estaba segura que con un par de intentos log