Flores

Débora volvió irradiando felicidad a la choza de su hermana, mientras Samara se encontraba asustada, ¿cómo iba a mostrarle las yerbas que utilizaba para el brebaje de Conan?

Pero pensándolo mejor, podría no seguir preparando su menjurje hacer que ella olvidara la idea de meter sus narices en sus asuntos, pero no era posible dejar de administrarle la bebida, eso arruinaría sus planes y todo lo que había luchado.

Aun así se preguntaba como era posible que Conan hubiera logrado cumplir con sus deberes de esposo con esa insípida mujer que ahora era su esposa. ¿En que habia fallado, en la cantidad de yerbas, en la preparación?

La preocupación la atormentaba, y mas se estresaba al escucha los cantos de su hermana alrededor suyo.

—Todo salió de maravilla —Exclamo Débora dando vueltas, giros y saltos, danzando con efusividad. —No todo esta perdido.

Encantada y divertida los cascabeles que colgaban de sus caderas y tobillos se agitaban melodiosos, estaba segura que con un par de intentos log
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