Por la mañana al abrir los ojos se encontró con la sorpresa de que su esposo no habia dormido en la habitación, o si lo había hecho despertó temprano mucho antes que ella, se levantó se dio un baño y se puso un vestido corto, y bajo a recepción para buscar a Conan.Le informaron que él la estaba esperando en el restaurante, en la terraza. No era el cuento de hadas, no era la historia de amor que imagino alguna vez que tendría, ella acepto un trato no un “y vivieron felices para siempre” pero le dolía y molestaba su actitud.Era el peor paciente que habia tenido y que además adoptaba como a un adolescente de dieciséis años con problemas de madurez.Tomando una taza de café estaba sentado en la orilla, estaba bien, una linda imagen s guardaría en su mente, ese hombre de cabellos largo, rizado y de semblante duro con un fondo azul suave y rayos de sol luminosa en un contraste y equilibrio perfecto de la naturaleza. Un hombre violento como huracán contra la paz de su entorno.—Buenos día
Era un beso suave, rudo lleno de posesión, ella sintio el éxtasis correr por cada extremidad, la mano de Conan estaba tan cerca de tocar la gloria, solo si bajaba un poco más. Su cuerpo frondoso la aplastaba con el toque sutil pero firme de conexión.Ella se dio la vuelta y se colgó de su cuello, tenía deseos de ser amada, su libido se incremento en un instante.Jena se percato de lo arrebatado d sus besos e intento apartarse de Conan—suélteme señor Conan — le ordeno con voz en hilo y un incontenible deseo que continuar, Conan jadeo.Si deseaba hacerlo, estaba comenzando a sentir un placer que hace tiempo no sentia, un suave cosquilleo y casi la sensación de dureza, pensó por un momento continuar, someterla, satisfacer su cuerpo ante la reacciones que Jena le provocaba. Bajo mano y sintio aquella zona blanda. La soltó y se dio la vuelta.—¿Sigues molesta?Jena sintio un frio terrible. Una desolación, los gruesos brazos de Conan la abandonaron y tuvo deseos de llorar. Pero sabía muy b
Era el segundo día de su matrimonio y sin que Conan la tocara ella ya llevaba un hijo en su vientre, esto era algo completamente extraño y nuevo para ella. al igual que maravillosos, ¿cómo podía estar el tan seguro de que ella ya estaba de encargo?La convivencia con él sería quizás un poco difícil, y aun debían pasar dos semanas, trece días de estar a solas con Conan, parecía algo complicado de sobrellevar. no era la estricta reacción entre paciente y médico, ahora ella podía y quería cruzar esa línea con su paciente.Decidieron salir a tomar un poco de sol, se sentaron en la alberca del hotel.Conan era atractivo, alto de cuerpo fornido, su cabello largo y ondulado le daba ese toque primitivo, salvaje pero varonil, severo y juicioso, Jena no estaba segura como debía tratarlo, como su doctora o como su esposa.“No Jena en que estas pensado. Es tu paciente, solo tu paciente, de algún modo debes romper esta unión” Observo la punta de su dedo, este aún se veía de color rojo y punzaba
Antes de que Débora consiguiera besar a Conan este la aparto firme con los brazos, sentirla tan tangible fue doloroso, eso significaba que no era otro de sus espejismos, ella estaba ahí frente a él tan hermosa y viva como tantas veces imagino que ella volvería.Sus labios sensuales, su largo cabello, su aroma. Los latidos de su corazón.La observo con una mirada fría y despreciativa, la odiaba tanto como se alegraba de verla, maldecía en sus adentro que ella estuviera ahí, y su lobo dentro de él se remolineo como un cachorro gustoso volviendo a casa.Pero cona nenia el centro de si mismo. —¿Cómo te atreves? —Débora sintió un puñal en su corazón —Esperas que simplemente te acepte, solo así.—Tuve que irme… —empezó a explicarle —debes escucharme—¡Tuviste que irte! … así sin darme una explicación solo desapareciendo sin decime si algún volverías.Era lo que estaba deseando, que volviera con el alma y la vida pero ahora que estaba delante de él, sana, fuerte, completa, la furia que n
Estaba luchando contra ese sentimiento, quería arrancarlo de su cuerpo, como si arrancara una sanguijuela y no podía, habia instante en los que movido por su lobo pretendía salir corriendo a buscarla. Tomar y reclamarle, decirle que la odiaba y luego besarla, pero recordaba su incapacidad.Y esa fue la causa de que ella lo abandonara. Esa mujer era despreciable, ¿Cómo se atrevía a volver?—Estas demente, como puedes sentir que aún amas a Débora —Derek intentaba hacerlo entrar en razón. el que poda ver las cosas desde afuera y que no estaba movido por los mismos sentimientos que Conan. el que si odiaba y despreciaba a esa gitana mentirosa.—Lo siento aquí,—le dijo golpeándose el pecho.Era una carga pesada. Derek comenzó a negar.—Lo que hiciste con Jena no es un juego, no se toma a la ligera, si no amas a Jena cómo fue posible que la unión entre ustedes se consumó. Date cuenta sientes algo por ellaEso podía tener otra explicación, Jena si lo amaba, tal vez no había necesidad de amor
Débora volvió irradiando felicidad a la choza de su hermana, mientras Samara se encontraba asustada, ¿cómo iba a mostrarle las yerbas que utilizaba para el brebaje de Conan?Pero pensándolo mejor, podría no seguir preparando su menjurje hacer que ella olvidara la idea de meter sus narices en sus asuntos, pero no era posible dejar de administrarle la bebida, eso arruinaría sus planes y todo lo que había luchado.Aun así se preguntaba como era posible que Conan hubiera logrado cumplir con sus deberes de esposo con esa insípida mujer que ahora era su esposa. ¿En que habia fallado, en la cantidad de yerbas, en la preparación?La preocupación la atormentaba, y mas se estresaba al escucha los cantos de su hermana alrededor suyo.—Todo salió de maravilla —Exclamo Débora dando vueltas, giros y saltos, danzando con efusividad. —No todo esta perdido. Encantada y divertida los cascabeles que colgaban de sus caderas y tobillos se agitaban melodiosos, estaba segura que con un par de intentos log
Jena esperaba sentada en la sala, observando por la ventana con una emoción enorme, en cuando Conan llegara al porche ella le abriría, le cubriría los ojos y lo haría camina hasta la cocina sin zapatos. Con ayuda de Kenia todo estaba adornado, y la cena en la cocina tenía un olor delicioso.Cuando comenzó a oscurecer encendió todas las velas, y lleno de pétalos los pasillos y las escaleras hasta la habitación.Se puso un vestido lindo, color negro con lentejuelas, era demasiado para una cena sencilla, pero no tenia vestido sencillos, y su ropa era muy formal. Tal vez debía ir a comprar ropa más cómoda o de maternidad, después de todo pronto iba a utilizarla.Esa casa, era la casa de Débora, ahora estar en ese lugar era tan agradable, observa los adornos, y la decoración y se preguntaba que de todo eso lo había escogido esa mujer.La curiosidad de saber en qué habitación dormía con ella fue intensa. Reviso todas las habitaciones del segundo piso, y por supuesto encontró una puerta cerr
Conan la tomo, trato de calmarla. —Por favor escúchame, déjame explicarteJena era comprensiva y podría sentarse a escuchar para entender cuando algo no estaba claro, pero en esta situación no habia nada que explicar, Conan no llego a dormir por disfrutar la compañía de una mujer.—No es lo que piensas… Maldición, esas palabras sonaban tan estúpidas.—Suéltame Conan, —le daba horror imaginar que esas manos habían acariciado otro cuerpo, si él podía estar con quien deseara ¿por qué se habia burlado así?Derek salió de la casa de su padre para alegremente contarle que al menos todo estaba en calma aquí, pero al salir escucho los alegatos a unos metros y observo a la causante de aquel pleito recargada sobre la camioneta esperando que Conan se diera la vuelta y volviera con ella.—¿Qué haces aquí?, lárgate.—No me iré, este lugar es al que pertenezco, a lado de Conan.—¡Lárgate demonio! —Derek grito con furia, lo único que Débora hizo fue soltar una carcajadaDerek corrió hacia Conan y