Tarde pero aquí tienen el capítulo de hoy!!! Gracias a todas por leer, besooooooos
Amir Un mes y medio, ha pasado ya más de un mes desde que me casé con Samira y debo decir que estar casado está lejos de ser lo que yo pensaba, pues siempre creí que sería un martirio, pero con la chiquilla todo es distinto. Ella ha conseguido despertar un lado celoso y protector que ni siquiera pensé que podría llegar a tener y mejor ni hablar de su cuerpo, pues eso se ha convertido en casi una obsesión para mí. A estas alturas no me imagino con ninguna mujer que no sea Samira. Sin embargo, he podido notar que algo le pasa, desde hace unas semanas la noto más apagada, cómo si algo le estuviera molestando pero no me lo dice y ya no sé que hacer para que lo haga, más que preguntarle de frente. Aunque sospecho que tiene que ver con el tratamiento de la vista, ha sido más lento y doloroso de lo qué el médico había previsto y temo que eso la este deprimiendo y si le juntamos que desde lo de Karim no ha vuelto a salir de la casa, entonces podría decirse que ella no está del mejor humor.
Samir Rahal se encontraba en el despacho de su ostentosa mansión, uno de sus hombres apuntaba con un revólver a la frente de Sujen, mientras que él disfrutaba de una calada de uno de sus puros cubanos favoritos. —Sujen, Sujen, estás haciendome perder la paciencia querida, y deberías saber que cosas muy malas suceden cuándo eso ocurre.—le dijo el hombre consiguiendo que todo el cuerpo de la mujer en cuestión temblara como gelatina. —L-lo lamento ssseñor, pero es que… Es que no sé de qué me está hablando. Samir chasqueó la lengua con fastidio y le pidió a uno de sus hombres que abriera la puerta para que su informante entrara en la sala. —Muy bien querida, veamos si ella puede explicártelo mejor que yo. En eso la puerta del estudio es abierta y Haifa aparece en el lugar vistiendo de manera majestuosa y caminando directo hacia el hombre que se reclina en su asiento para permitir que la mujer se siente en sus piernas. —Haifa, cariño, porque no le cuentas a nuestra invitada qué es eso
Samira Puedo verlo. Aún no puedo creer que finalmente el tratamiento esté dando resultado, pues aunque no es nítido ni perfecto, mis ojos están volviendo a la vida. Tal como el médico nos advirtió debo seguir usando el bastón en todo momento pues hay momentos en los que todo vuelve a oscurecerse y regresa cuándo menos lo espero, pero según sus palabras todo es normal y parte del proceso. Y es por eso que atesoro los momentos en que regresa, así sea de manera borrosa como ahora. Mis ojos no pueden despegarse de un emocionado Amir que está caminando de un lado a otro de la sala. Llevo toda la mañana escuchándolo hablar sobre órdenes de captura, juicios y demás cosas que no alcanzo a comprender del todo, pero lo que sí entiendo es que al parecer finalmente va a poder hacer justicia por mi padre. Sin embargo, sus siguientes palabras hacen que me quede congelada en mi lugar. —Princesa, odio tener que ponerte en esta posición, pero vas a tener que testificar. Mi cabeza comienza a neg
Samira Amir se aleja hecho una furia de dónde estoy, pues por más que haya intentado disimularlo, sé que la rabia sigue muy latente dentro de él, y eso que ni siquiera le dije que Sujen había intentado sobornarme hace un tiempo, eso lo habría empeorado todo. Ahora me estoy debatiendo entre si irme a la habitación o esperar aquí a que él termine de hablar de ella, pero si soy sincera ninguna de esas dos opciones es lo que realmente quiero hacer, pues el gusanito de la curiosidad se ha despertado dentro de mí y no creo que pueda volver a dormirlo por ahora. Y es justo por eso que, tratando de hacer el menos ruido posible y evitando que Anya o alguna de las criadas me vea, camino en puntas de pie hacia el despacho de Amir para tratar de escuchar algo y saber si esa mujer ha venido a pedirle o exigirle algo. Sin embargo, antes de poder llegar, veo lo que creo es uno de los hombres de seguridad, pues mi vista aún no permite diferenciar nada con facilidad, caminar justo hacia dónde esto
Amir El tiempo se ha acabado. Siento que tengo la adrenalina fluyendo por mis venas pues hoy se hará la captura de mi padre finalmente. Después que la arpía de Sujen fuera a la mansión ayer a intentar sobornarme con darle información a mi padre, descubrí que él se siente más acorralado de lo que imaginaba y eso tampoco es bueno. Porque ¿Qué hacen las ratas cuándo las acorralan? Huyen. Y eso es lo último que necesito en estos momentos. Además Sujen termino diciendo más de lo que debería y fue así como descubrí que la perra de Haifa es un informante de mi padre y que tiene a alguien trabajando para ella dentro de la mansión, razón por la cuál hoy mismo voy a hacer una limpieza. Sin embargo, mi mente no ha podido estar centrada del todo en nada de esto, porque no puedo dejar de pensar en Samira. No sé qué demonios es lo que ha pasado, pero ella no está bien. Desde anoche que fui a buscarla a la habitación ella ha estado más callada de lo usual y cuándo intenté acercarme me dijo que n
En el lujoso despacho de Samir Rahal, la tensión era palpable. El aire estaba cargado de conversaciones y murmullos mientras los hombres de confianza del villano le entregaban informes y cifras sobre un importante cargamento de drogas que estaba por llegar a su territorio. —¿Y las ganancias estimadas de este mes?—, pregunta Samir con voz autoritaria, sus ojos fríos y calculadores escudriñando los documentos que tiene frente a él. Justo en ese momento, un estruendo retumba en la entrada de la casa, interrumpiendo la reunión. Samir se levanta de su silla de un salto, su rostro se contrae en una mueca de furia. —¿Qué demonios está pasando?—, grita, su voz llena de ira, mientras manda a uno de sus hombres a averiguar lo que está sucediendo. Antes de que el hombre pueda salir, otro de sus subordinados irrumpe en la habitación con rostro pálido y sudoroso. —Señor Rahal, ¡la policía ha entrado en la mansión! ¡Están aquí para llevarlo!—, exclama, su voz temblorosa por la angustia. Un ru
Samira Hoy no he podido concentrarme para nada durante el tratamiento con el doctor Yacaman. Mi mente no ha dejado de dar vueltas desde que me desperté, pues por un lado está la rabia y el odio que quiero sentir hacia Amir y por otro la preocupación al saber que está enfrentándose al milagroso. Nunca había estado tan dividida y contrariada en mi vida y si a eso le sumamos el hecho de que nuevamente estoy viendo sombras, entonces puedo asegurar que estoy en mi peor momento existencial. —...¡Señora Rahal!—el grito del médico me hace dar un respingo en mi lugar y solo entonces me doy cuenta que me debe estar hablando hace tiempo. —Lo lamento, doctor. Yo… estaba distraída. Por unos segundos el doctor no dice nada, hasta que lo escucho dejar salir un suspiro ahogado y acercarse un poco más a mi. —Señora Rahal, sé que no debería meterme en lo que no es mi problema, pero como médico me veo en la obligación de preguntar: ¿Está usted bien? Pues la noto un poco desmejorada. Sus palabras h
Amir Tengo un mal presentimiento. No puedo describir exactamente qué es o de dónde viene exactamente, pero desde el momento en que Samira ha dado su declaración al oficial con asombrosa calma, no he dejado de sentirme ansioso. Sin embargo, quiero pensar que se debe al hecho de que estamos a punto de entrar a la primera parte del juicio contra mi padre. Hoy finalmente ese monstruo tendrá que enfrentar la ley y decir que el país entero está asombrado con todo lo que pasa sería quedarse cortos. Al salir de la fiscalía siento como Samira frena sus pasos y al verla la noto alterada, lo que hace que de inmediato me acerque a ella. —¿Todo bien, princesa?—pregunto sintiendo como esa sensación extraña se expande en mi pecho. —Amir, no puedo hacerlo. No puedo ir al juicio —dice, su voz temblorosa revela su angustia. Sus palabras me golpean como un puñetazo en el estómago. Quiero agarrar su mano y asegurarle que todo estará bien, pero sé que eso sería una mentira. Dejando salir un suspiro