Empieza el MARATÓOOOOON!! Ya les dí uno más temprano, aquí les van otros tres jeje Besoooos y gracias por leer!
Amir No puedo creer que esto esté pasando. El caso en el que llevo años trabajando se está enfriando y la mayoría de los testigos que tenía se han estado echando para atrás desde que Mohamed murió, supongo que temen ser las siguientes víctimas de mi padre y aunque no los culpe, si me cabrea de maneras monumentales. Necesito conseguir la información que tiene Samira. Ayer estaba convencido de que ella finalmente hablaría y aunque por un momento olvidé por qué estaba haciendo todo esto, cuando ví la duda en ella, supe que estaba más cerca que nunca, sin embargo al final volvió a cerrarse, por eso he decidido llamar al médico para que se presente hoy. Pienso usar todas las armas que tenga a la mano, ya no tengo tiempo que perder. Entonces, como si la hubiera invocado, veo a Samira entrar en el comedor. Está vez ya no está vistiendo atuendos coloridos, lo que me hace pensar que Anya la ha ayudado, aunque debo admitir que se veía bastante adorable y me gustaba saber que estaba siendo in
SamiraLa emoción que siento en estos momentos es indescriptible. No he podido dejar de mover mis piernas con nerviosismo mientras espero sentada en la sala a que el médico finalmente llegue. Tal como Amir me pidió terminé el desayuno, en tiempo record, y luego me vine para acá, estoy ansiosa por saber si lo que él me ha dicho es cierto. Sin embargo, todo mi cuerpo se paraliza cuando siento la mano grande y cálida de Amir posarse sobre mi pierna, consiguiendo que el movimiento se detenga. —Tranquila, ya debe estar por llegar. Todo estará bien—me dice, pero su gesto lejos de calmarme solo revoluciona aún más mi cuerpo, aunque ahora por razones muy distintas. —No lo sé, ¿Qué tal si ha dado cuenta que es un error no podré ver nuevamente?—Ese es uno de mis mayores miedos, que todo esto no sea más que una falsa ilusión. Amir me da un leve apretón en la pierna que consigue enviar corrientes eléctricas por todo mi cuerpo, antes de alejar la mano. —No pienses en eso—me dice—De hecho debe
Samira Los días han pasado y la emoción que siento al saber que el ala médica muy pronto estará lista para iniciar mi tratamiento no ha cesado ni un poco y creo que todos en la mansión se han dado cuenta, pero sinceramente poco me importa. Ahora mismo me encuentro, por petición de Anya, tomando un poco de sol en la terraza trasera, mientras disfruto de un bocadillo. Estoy tan metida en mis pensamientos que no escucho los pasos acercarse a mí hasta que tengo a la persona prácticamente enfrente mío. Sé que se trata de una mujer por el sonido inconfundible del repiqueteo de tacones y lo primero que se me viene a la cabeza es que se trata de Haifa. Sin embargo, aunque sí es una mujer, la voz es diferente. —Tú debes ser Samira—me dice y por el desprecio en su voz asumo que debe tratarse de una de las mujeres. Tomando un respiro profundo intento mostrarme lo más serena posible. —Y tú debes ser una de “las mujeres” — Contesto, tratando de ocultar todo lo que su presencia me afecta. —V
Amir El mensaje de Anya me ha hecho salir como un lunático de la empresa dejando a un sorprendido Said enfrente de la reunión con los clientes que tenemos agendados, pero el hecho de que solo me haya dicho “Debe venir ya a la casa” ha hecho que los peores escenarios se pasen por mi mente. Todos y cada uno de ellos son sobre Samira. Estoy mal, muy mal, pero ahora mismo no voy a pensar en ello. Cuándo el auto se detiene enfrente de la mansión, ni siquiera espero a que el chofer me abra la puerta, me bajo como un rayo y entro prácticamente corriendo mientras que grito el nombre de mi ama de llaves. —¡Anya! Entonces veo a la mujer aparecer junto a Maya, lo que me hace fruncir el ceño de inmediato, pues aunque ellas tienen vía libre para venir a la casa, normalmente lo hacen cuándo yo estoy y soy informado con antelación de ello. —¿Qué estás haciendo aquí, Maya?— le digo de inmediato y aunque se que ella no es como Haifa, pues no hay nada entre nosotros, no puedo evitar la sospecha y
Samira La voz se me ha desaparecido y mi cerebro ha empezado a hacerse papilla antes las palabras de Amir. ¿Qué significa esto? ¿Qué quiere decir con su única mujer soy yo? Mi boca se abre y se cierra sin que ni una palabra salga de ella y aunque no puedo ver, cierro los ojos para intentar organizar mis pensamientos. —¿Qué quieres decir con eso? Él se queda en silencio por unos segundos antes de tomar mis manos y con cuidado guiarme hacia la cama y realmente lo agradezco, pues no creo que sea capaz de mantener esta conversación estando de pie. —Samira, significa que quiero que te des una oportunidad de realmente confíar en mí—me dice y yo trago en seco—No voy a mentir y prometer locuras, pero debes aceptar que hay una conexión entre los dos, una que ni yo mismo entiendo, pero siento una necesidad inmensa de cuidarte, pero siento que tú no me dejas, necesito que te abras conmigo. Lo sabe. Santo alá, él sabe que le estoy ocultando algo. Como un tic nervioso empiezo a retorcer mis m
Amir La adrenalina está corriendo por todo mi cuerpo mientras espero que Said llegue a la mansión, para llegar a la antigua casa de Samira y buscar los benditos documentos que escondió. Estuve dándole vueltas al asunto como un león enjaulado, buscando la excusa perfecta para meterme en la casa de esa mujer, fue Samira quién me dio la solución. Al parecer ella tiene varias fotos y recuerdos de su madre antes de que muriera que quiere recuperar, asi que por más rebuscado que sea, voy a aprovechar la situación para sacar los documentos. Gracias al cielo la chiquilla los escondió en su habitación, justo en una abertura del techo que está segura que la mujer no conoce. —Ni siquiera puedo verte y ya estoy mareada—la voz de Samira me hace detenerme y girar hacia ella. Es la primera vez que bromea libremente conmigo y eso consigue sacarme una sonrisa de inmediato. En definitiva me he ganado su confianza. No voy a negar que luego de que ella me contara todas las reservas que tiene al mome
Samira No sé qué pensar sobre la chica que está conmigo en la habitación. Ella no ha sido más que amable y no olvido que fue quien me salvó de morir ahogada en esa m*****a piscina dónde Amina me lanzó. Sin embargo, la solo idea de saber que ella es una de “sus mujeres” hace que un malestar se instale en mi cuerpo, en especial porque Amir me aseguró que ya había terminado del todo con ellas, entonces ¿Qué hace Maya aquí? —¿Te sientes mejor?—escucho entonces que me pregunta y no sé qué cara tengo que ella se apresura a agregar—Lo digo por lo ocurrido ayer. Tratando de dejar a un lado mi incomodidad le doy mi mejor intento de una sonrisa antes de asentir en su dirección. —Sí y no tuve tiempo de decirlo ayer, pero muchas gracias por haberme sacado. —No tienes que agradecer, nada. Ella no debió haber hecho eso, pero lo bueno es que ya no tendrás que volver a verla ni a ella ni a Haifa. Puedes estar tranquila. Lo intenté, realmente intenté mantener mi curiosidad a raya, pero simplemen
Amir Nunca antes había dado tantas explicaciones en mi vida y mucho menos de buen agrado, porque la verdad es que los pequeños reclamos que me está haciendo Samira ni siquiera me molestan. Por el contrario, consiguen despertar una emoción que no conocía. Y aquello de decirle que la veo como mi esposa, joder, ni siquiera yo sé de dónde demonios ha salido aquello, pero decir que la he dejado sorprendida sería quedarme corto. —¿Qué… ¿Qué significa eso? Trago en seco tratando de pensar cómo demonios responderle, cuándo soy, literalmente salvado por la campana. Pues dos toques en la puerta de la habitación y la voz de Anya desde el otro lado me libran de momento. —Señor Amir, el joven Said ha llegado. —Dile que ya vamos— responde viendo como Samira frunce el ceño y eso me recuerda que no le he dicho mi propuesta. —¿Vamos? Yo… ¿Voy a ir con ustedes?— No sé cómo describir la reacción de Samira en estos momentos. Parece parte asustada y parte emocionada, lo que me confunde mucho más.