— Mami es de verdad la abuelita murió, papá me lo dijo ayer.Jhony preguntó aquello mientras Hanna observaba desde la tumbona a su lado a los otros niños jugar en la playa más allá de ellos con Maximiliano. Seguía fascinada por la forma dulce en que el hombre le estaba dando tantas oportunidades de pasarla bien con su pequeño.— Si cariño, se fue al cielo hace unos… unos días, pero me dijo que te quería mucho.— Hubiera querido estar contigo mami — el niño tocó delicadamente la mejilla de Hanna — espero no estuvieras muy triste mami.Hanna quiso llorar ante aquel pequeño gesto, abrazó a su pequeño hijo antes de pedirle no preocuparse más y el niño corrió hacia los otros niños justo cuando Maximiliano llegó hasta donde Hanna aún continuaba acostada resguardándose del sol.— ¿Estás bien? — el hombre se sentó a su lado provocando que unas pequeñas gotas cayeran sobre su cuerpo — ¿Qué tal si nos metemos a bañar?— Realmente no me apetece ahora — respondió Hanna — de hecho, incluso estoy o
Todo estaba yendo bien, Maximiliano terminó de fregar los trastes de la cocina y bebió lo que le quedaba de vino en su copa. Sus ojos se movieron por aquella casa en la que jamás le había permitido a Tiffany estar y se preguntó si podría quedarse en aquel lugar para siempre. Sus ojos se movieron hacia el anillo de matrimonio que llevaba en su dedo.Habían sido años llevándolo como un grillete que le impedía ser feliz, sin embargo, gracias a dicho grillete parecía haber encontrado su felicidad. El hombre secó sus manos antes de tomar una vez más la copa. Caminó hacia la sala de aquella bonita casa y sus ojos se encontraron con la hermosa vista del mar más allá en el horizonte.Los pasos calmados que bajaron las escaleras hicieron al hombre voltear sobre el sofá, la mujer que le sonrió antes de sentarse a su lado bajo la tenue luz de la lámpara le hizo recordar porque se sentía tan bien aquella noche. La dulce mujer que llevaba un delicado vestido de dormir color ocre satinado suspiró a
.La felicidad de aquel maravilloso fin de semana quedó atrás apenas Maximiliano llegó a su casa, no solo por el montón de papeleo que encontró esperando por él en la mesa de su despacho sino porque su querido suegro había llamado un millón de veces a la casa tratando de encontrarlo durante todo el fin de semana.Hanna, por su parte, se encargó de llevar Jhony a casa de su esposo. La molestia en el rostro de su marido le hizo querer realmente mandarlo al infierno, pero debía conservar la calma, ya que en aquel punto cualquier cosa podría ser utilizada en su contra durante la demanda.— Volvimos a las ocho de la mañana, pero decidí llevar al niño al colegio y luego traerlo de regreso aquí.— No tenías que hacer eso — el hombre hizo un gesto al niño en la puerta del departamento — vete dentro y haz los deberes.— No le hables así Henrry, Jhony sabe muy bien que…La muñeca de Hanna fue abruptamente sujetada por su exesposo, quien después de cerrar la puerta de aquel departamento simpleme
Hanna corrió todo lo que pudo hasta la casa de Maximiliano, su corazón se detuvo por un segundo cuando no lo encontró en su oficina y temió que realmente se hubiese ido sin decirle alguna cosa. No obstante, no fue capaz de decir nada, ya que lo encontró de pie en la cocina bebiendo un poco de té.Hanna se abrazó a Maximiliano sin siquiera tener cuidado cuando de quemarse con el café. El hombre con preocupación dejó su taza a un lado e hizo que las empleadas se marchasen dejándolos solos. Hanna lloró de miedo mientras se aferraba al hombre que amaba.— ¿Qué sucede mi amor? — cuestionó Maximiliano — ¿Qué pasa ahora?, ¿Tu hijo está bien?— Sí, eso lo que mi padre… Mi padre y Tiffany me han chantajeado, quieren los documentos de tu reunión de mañana, quieren arruinar ese negocio para que te dediques de yendo a la política — la mujer sorbió por la nariz — no tengo opción si no les entregó el documento dijeron que me acusaran de robo de identidad, de hacerme pasar por Tiffany, estoy tan asu
Maximiliano asintió mientras escuchaba las palabras de su investigador privado. Debido a la situación con Tiffany y Hanna, había comenzado a interesarse más por conocer la verdadera familia de Tiffany y había descubierto cosas muy escabrosas sobre Anderson.Su esposa era una víbora, sin duda alguna lo había sabido siempre, pero nunca imaginó que realmente fuera cruel desde que prácticamente ansió. Al parecer, todas aquellas historias de haber sido expulsada de un colegio y transferida a otro habían sido mentiras. Tiffany había golpeado a una chica estando en preparatoria y la habían enviado al otro lado del mundo para cubrirlo.Maximiliano superó dejando el papel a un lado, sus ojos se movieron hacia el historial de Hanna y su vida había sido completamente diferente. Maximiliano notó que no había mentido la vez que le contó que hizo su instituto en un colegio de monjas; también comprendió cómo un hombre diez años mayor pudo convencerla de escapar de aquella vida cuando ella era joven
Días despuésMaximiliano extendió su mano para terminar su reunión con el nuevo socio de su compañía, sonrió al darse cuenta de que su suegro realmente no había sido capaz de descubrir que la reunión se llevaría a cabo y pensó en lo que trató de hacer para que no pudiera asistir a la reunión.— Espero verlo en la fiesta de nuestro aniversario — dijo — sé que estará en campaña, pero sería un honor tener a nuestro socio en ella.— No tiene que preocuparse — respondió Maximiliano — sin duda alguna iré ahí.— Pues un placer ser su nuevo socio.El hombre observó al hombre marcharse, suspiró antes de sentarse en su silla una vez más y observó aquella carpeta que los examinadores de finanzas habían enviado hacía ya un par de días. Su cabeza dolió ante el mar de cosas que tenía que hacer.Guardó el documento en su caja fuerte y checó los nuevos documentos junto a su agenda para la próxima semana. Convertirse en candidato para la alcaldía parecía terriblemente estresante, el hombre tomó su móv
— Ma… ¿Madre?Las palabras resonaron dentro de Hanna, mientras la mujer que la tenía fuertemente abrazaba la dejaba ir un par de centímetros lejos. El aroma dulce de aquel perfume que tenía le trajo diminutos flashes de aquel cuarto de hotel donde ella había vivido durante unos meses con su madre. La chica tragó el dolor al recordar cómo la encerraba en el baño cuando sus amigos venían y trató de no pensar en cómo le aterraba estar sola durante horas en una bañera desde eso.— ¡Mi niña! Sabía que eras astuta, pero no tanto — dijo la mujer con emoción — y pensar que esa vieja sí que supo criarte — negó con su cabeza — siguiendo mis pasos como debió ser, si hubiese imaginado esto te habría tenido conmigo más tiempo.— ¿Perdona? — Hanna salió de su estupor — no sé de qué… de qué está hablando usted.— ¿Usted?, vamos cariño, vuelve a decirme mamá, lo soy después de todo.Hanna vio las maletas en la entrada, miró a la empleada que dudó en marcharse y su corazón dolió mientras trataba de a
— ¿Entonces estos niños tan lindos son mis nietos? — la mujer miró a los niños sentados en la mesa del comedor la mañana siguiente — ¿Cuántos años tienen cariñitos?— No les hables a los chicos — dijo Hanna, respirando con calma, cortó un poco de su huevo cocido antes de sonreírle a los niños —. Liam, lleva a tu hermana al auto, ya es hora de ir al colegio.— Mamá, pero esta mujer, ¿quién es? — Liam miró a la madre de Hanna —. ¿Nuestra abuela no es la esposa del abuelo?— Claro que es así cariño — respondió Hanna mordiendo las palabras mientras miraba a su madre — solo se confundió, ella es… una amiga de tu otra abuela.— Oh, comprendo — Hanna alzó un dedo cuando Liam se puso en pie recordando algo.— Liam, el documento de permiso que pediste está en la mesa de su padre, ve por él antes de irte al trabajo.Hanna respiró cuando al fin se quedó sola con aquella bendita mujer que no le agradaba absolutamente nada. Miró la hora en el reloj del comedor y deseo que Max no se hubiese ido un