!Que tal estos dos! veamos cuanto tarda Max en darse cuenta de que esa mujer no es su esposa, ustedes creen que lo haga...
— Espero que esté lista la cena — Hanna miró a la empleada que encontró a dos pasos de las escaleras y respiró con profundidad cuando miró su teléfono.La empleada la miró con extrañeza, pero asintió antes de alejarse de ella. La mujer caminó hacia la pequeña sala donde sabía que se encontraban los hijos de la mujer que debía suplantar desde que llegaron del colegio y la mujer suspiró antes de abrir dichas puertas.Liam miró a la mujer que entró en su habitación, el niño deslizó la mirada rápidamente hacia la escayola en su brazo derecho y luego clavó la vista en el suelo. Hanna se dio cuenta de que definitivamente aquellos niños estaban más asustados que cualquier cosa. La chica suspiró una vez más antes de sonreírles.— ¿Qué tal los el colegio? — Hanna sonrió — ¿Les fue bien en la escuela?La niña sentada en un pequeño pupitre no la miró, el chico se encogió de hombros sin decir nada. Hanna se acercó un poco más e intentó tocarlo, pero no fue capaz, ya que el niño se apartó de ella
Maximiliano cerró su libro cuando Tiffany se sentó a su lado con una nueva pijama que le pareció demasiado como para que una risa incrédula saliera de su boca. Aquel juego de dos prendas color rosa satinado compuesto por una camisa de manga corta y un pantalón se ajustaban a su cuerpo, un cuerpo que Maximiliano ni siquiera se había detenido a mirar antes.Detestaba tanto a Tiffany que incluso su buen aspecto nunca le logró interesar realmente. Su esposa se sentó a su lado y el hombre notó también el nuevo aroma que desprendía, era una esencia simple que hizo que Maximiliano solo frunciera mucho más su ceño.— ¿Has cambiado de perfume?— ¡Oh! — Hanna miró a Maximiliano — la mujer de la tienda fue muy insistente y compré la loción, pero si huele muy fuerte pudo darme una ducha.— Me da lo mismo.El hombre masticó las palabras mientras se cruzó de brazos. Hanna ignoró el enfado en el rostro de su supuesto esposo y sonrió para comenzar a hablar cómo debían hacer, según la terapeuta. Maxim
Hanna despertó sintiendo que el murmullo que se filtró desde la ventana era demasiado alto como para ignorarlo. La mujer limpió el sueño de su rostro con una mano antes de caminar hacia la puerta de su habitación que aún permanecía cerrada. La empleada que pasó apresuradamente frente a ella con un florero inmenso de aspecto anticuado hizo que la mujer la siguiera aún descalza fuera del cuarto. Bajó las escaleras antes de que pudiera siquiera llamar a la empleada y solo se detuvo cuando vio la puerta principal de aquella mansión abierta de par en par. — ¿Sucede algo, señora? — Hana fue cuestionada por el ama de llaves que se acercó a ella, apenas la vio — ¿Qué hace aquí abajo? — Que es todo este… Este jaleo — Hanna miró a dos trabajadores arrastrar una mesa fuera de la casa —. ¿Dónde están llevando todas esas cosas? — ¿Lo olvidó? — La mujer pareció un tanto incrédula — hoy es su aniversario, su madre ya ha enviado todos los arreglos y listas, así que no tiene que preocuparse. — ¿Ho
Hanna frunció el ceño mientras veía que las horas pasaban y Maximiliano no regresaba. No había hecho mucho en todo el día, ya que realmente no había nada o nadie en ese lugar que la necesitase. La mujer tomó su móvil con ganas de llamar a su hijo; sin embargo, sabía que no podía hacerlo. La puerta de la habitación se abrió casi dos horas después de que la chica se hubiera bañado. Hanna tragó cuando fue atrapada a medio vestir frente al espejo de la habitación. Maximiliano alzó una ceja cuando pasó junto a ella, se dejó caer en una de las sillas de la habitación mientras sacaba sus zapatos con pereza. —¡Oh! Pensé que no llegarías a tiempo — Hanna le miró —. Supongo que puedo bajar primero mientras te alistas… —¿Alistarme? — Maximiliano bufó mirando el móvil — en realidad… Deberías estar ya más que ebria besándote con alguien en algún lugar de la ciudad… —Pensé que la fiesta… hoy en la mañana todos estaban organizando la fiesta de nuestro aniversario, ¿no vamos a estar en la fiesta?
Hanna sintió que su corazón se volvería loco mientras bajaba con prisas las escaleras, los latidos que no habían disminuidos después de lo que pasó en la habitación seguía dando vueltas en su cabeza, aunque realmente no había sucedido nada especial para ella se sentía extraño.¿Por qué?Hanna tampoco lo sabía, pero no tenía tiempo de ponerse a pensar demasiado en ello, ya que cuando llegó al final de la escalera, su corazón se detuvo un segundo más al mirar hacia la ventana que daba al jardín. No habían diez o doce personas en aquel lugar, habían al menos un centenar y eso le asustaba, realmente le asustaba mucho porque no tenía ni idea de quienes eran, sin embargo, aquello había sido parte del contrato, ella interpretaría el papel hasta que todo terminara porque necesitaba a su hijo y eso era en lo que debía pensar.La mujer caminó directamente hasta la puerta donde dos empleadas esperaban. Hanna trató de poner toda la actitud que podía antes de hablar, como siempre lo hicieron la ma
— Quédate a esta niña tan molesta por el amor de dios — la voz de Trisha fue firme y despectiva — no quiero ni mirarla a la cara, no sirve para nada si este bastardo no va a hacerse cargo.— Qué estás diciendo Trisha, no puedes dejarme a una niña así de la nada — la abuela de Hanna habló con disgusto — ya tuve suficiente contigo.— Si no la cuidas, tú la voy a echar a la calle, ¿lo oíste?— Eres una mala persona, Trish, no sé cómo terminaste convirtiéndote en esto — la mujer negó mirando a Hanna, que no recordaba exactamente bien a su abuela —. No sé con qué hombre te involucraste ahora, pero esto es…—Ese perro tiene dinero, pero no necesitaba esta niña, así que encárgate de ella y trata de que no termine odiándote como yo.La pequeña niña, en medio de aquellas dos mujeres que discutían en aquella tarde de verano, se quedó de pie mirando cómo la mujer que la había criado los últimos tres años se marchaba lejos de aquella casa que ella no conocía. La niña miró el recorte de revista qu
— ¡Habla m*****a sea! — Anderson gruñó las palabras mientras la chica que seguía sujetando del cuello le miraba en pánico — ¿Dónde está mi m*****a hija? Hanna quiso hablar, se intentó liberar del fuerte agarre que le impedía respirar y trató realmente de pedir ayuda, pero no era capaz de hablar, solo podía mirar aquel rostro masculino que parecía explicar muchas más cosas de las que ella alguna vez pudo imaginar. ¿Realmente era la hija de aquel hombre? ¿Estaba suplantando a su hermana? ¡Ella tenía una hermana! La mujer sujetó la mano que abrazaba su cuello cuando su vista comenzó a sentirse borrosa. La chica sintió las lágrimas salir de sus ojos y aunque quiso luchar estaba perdiendo incluso la posibilidad de seguir consciente. Un sonido más allá de la sala de estar hizo al hombre soltarla en un instante. Los pulmones de Hanna, quemaron cuando se llenaron por completo de aire y tosió sin control mientras llevaba sus manos a la dolorida garganta que había sido sujetada por aquel h
— Es una lástima que Tiffany no pudiera despedirse de nosotros — dijo el último de los invitados mientras Maximiliano trataba de sonreír —. Sin duda la mejor fiesta a la que he asistido en los últimos meses.— Seguro abran más — la suegra del hombre habló — tengan un buen viaje a casa.Maximiliano se dio media vuelta mientras su suegra se encargaba. Liam se había ido a dormir hacía unas horas, pero Lila se había negado a alejarse, así que permaneció prácticamente toda la fiesta durmiendo en los brazos de su padre.El hombre entró a la habitación de sus hijos tratando de no despertar a la niña, agradeció que no tendría que soportar más a los padres de Tiffany o a sus propios padres. Había sido una noche agobiante y su cabeza había estado completamente enfocada en si su esposa realmente estaba bien después de lo que fuera que hubiera pasado.Después de cambiar a su hija, la arropó, pero se quedó unos instantes en la silenciosa habitación de sus hijos. No debía permitir que cualquier tru