Al salir de la tienda de mis padres un automóvil nos esperaba frente a la misma dejándome congelada en mi lugar admirándolo. Había visto pasar alguno que otro por las y en las tutorías del profesor Peter habíamos hablado de ellos pero jamás había tenido el privilegio de entrar en uno. Eran algo comunes en esta era pero solo para aquellos de muy alta clase y por supuesto no podía esperarse menos del siguiente rey.Nikolas se percató de mí asombro y en lugar de decir algo me observaba divertido, como si se burlara de mi pobreza.—Ya podemos irnos o prefieres caminar tras él para seguir admirándolo— dijo finalmente ganándose una mirada molesta de mi parte y con un leve movimiento solté su mano disimulando que agarraba la falda de mi vestido—¡Vámonos!—su expresión se endureció y camino hasta el interior del vehículo mientras uno de los guardias sujetaba la puertaLo seguí sentándome frente a él y Arthur; quien ya nos esperaba. Me deleité por unos minutos con el interior. Todo estaba tapiz
Había escuchado rumores de lo increíblemente ostentoso y bello que era el palacio y las pocas personas que había logrado adentrarse en él lo describían como la más alta expresión de riqueza y derroche. No era para menos en el reino más próspero de nuestra era y más aun teniendo un rey tan extravagante—por decirlo de algún modo.Aunque poco se sabía de la familia real o más bien nada, no eran los típicos monarcas que andaban pavoneándose por el reino a excepción del rey claro está y de la reina que hacía una que otra aparición en algunos bailes,; los rumores afirmaban que ella misma había decorado cada rincón del palacio y si eso era cierto era extremadamente buena en ello.Lo que mis ojos observaron desde que cruzamos las enormes rejas estrictamente vigiladas por guardias con trajes negros propios de la bandera del reino, fue otro mundo. Como si lo que se ocultaba detrás de aquellos muros no perteneciera a esta era en particular si no a una mucho más avanzada. Pero eso no se comparaba
Emily y Letty que es como se llaman la pelirroja y la trigueña se apresuraron a presentarse y yo casi las forcé a que no me trataran con formalidad.Todavía me rondaba por la cabeza el hecho de que Arthur omitiera mi pregunta.—¿A dónde llevan las escaleras?—les pregunté esperando una respuesta y ellas abrieron los ojos como botones mirándose entre siBien está claro que hay algo que no debo saber al subir esas escaleras.—El cuarto de las doncellas del prin…—comenzó a hablar la pelirroja y la trigueña le dio un codazo como si estuviera prohibido el tema—¿Del príncipe?—indagué haciendo presión con la mirada y ellas asintieron luego de varios minutos tragando en seco ambas Será mejor que dejes el tema de lado—me aseguró mi conciencia y por primera vez decidí escucharla Después de unos minutos de un incómodo silencio comenzaron a desempacar mis libros e ir ordenándolos por título sobre el oscuro sofá para luego dirigirse a un estante vacío que había frente a la cama.—¿Por qué pon
Al llegar al comedor lo encontré esperándome parado junto a un enorme ventanal, estaba de espalda a mí con los brazos cruzados perdido en sus pensamientos o al menos eso pensé hasta que hablo:—Te tardaste demasiado —gruño con algo de molestia en su voz girándose hacia mí pensé que diría algo más porque entreabrió sus labios pero los volvió a unir observándome de arriba abajo—Perdón, yo no, no sabía—tartamudee evitando mirarlo a los ojos—no sabía a qué horario servían la cena—dije finalmente tragando grueso—Está bien, intenta ser más puntual para la próxima—su tono era más relajado cosa que me sorprendió pero preferí no mencionar palabra algunaCamino hasta la mesa que era para mínimo 20 personas y se sentó en la cabecera.—Vas a sentarte o cenaras ahí parada—dijo con su mal genio de vuelta a la vez que indicaba con una d sus manos el asiento contiguo al suyoMe apresuré a sentarme y antes de poder decir algo más varias jóvenes con uniforme de la servidumbre llegaron colocando bande
El regreso a palacio fue demasiado rápido, admito que me gustaría que el camino hubiese sido más largo.Llegué a aquel castillo que horas atrás me había cautivado ahora me aterraba, no solo era su oscuridad si no que en el habitaba aquel monstruo. Uno que si no te devoraba con aquellos diferentes ojos lo hacía con su frio corazón.Caminé por los pasillos observando a los guardias reales dispersos en el mismo hasta que llegue a la escalera que me dirigía al tercer piso, esas con enormes ventanales de cristal que ahora quedaba oculto casi por completo dejando una abertura que sería imperceptible para cualquiera menos para mí que me quede embobada mirando la luna sobre aquel preciosos paisaje nocturno.—¿Piensas quedarte a dormir en la escalera?—cuestionó aquella voz ronca que conocía perfectamente ya sacándome un susto por lo que mi mirada llegó a la suya.Se mantenía sereno en lo más alto de las escaleras, todo de negro que daba la impresión que era una sombra más de este misterioso y l
Jamás había visto un hombre sin prenda alguna y aunque mi conciencia me aconsejaba a gritos que corriera de ahí antes de que el me viera mis pies no se movían y mis ojos recorrían cada parte de su cuerpo hechizados por él.—¿Quieres qué me dé la vuelta?? Aunque sería injusto que tú me veas y yo no a ti futura esposa—me miraba sobre su hombro y cuando hizo el amago de voltearse yo lo hice antes dándole la espalda.—Lo lamento, no sabía—tartamudee jugando nerviosamente con mis dedos, mi vista estaba perdida en el suelo y mis mejillas ardían por la vergüenza.No podía creer que me había quedado embobada mirándolo y peor aún; que el si se había dado cuenta.—Sabes que el reino espera que le demos herederos—esa última palabra la pronuncio con especial lentitud en aquel tono entre reclamo y burla mientras se acercaba cada vez más a mí.Por unos segundos el ambiente parecía más pesado, el silencio era incómodo y algo dentro de mi quemaba mientras me contenía para no voltearme a mirarlo nuevam
Me encontraba corriendo al comedor para el almuerzo con toda intención de llegar a tiempo y evitarme otra amena conversación con el príncipe, nótese el sarcasmo. Sujetaba con fuerza el libro en una de mis manos a la vez que alzaba la falda de mi vestido para evitar caerme.Al llegar recorrí la habitación con la mirada y suspire aliviada al no encontrarlo ahí. Bien hecho—me felicitó mi conciencia y yo sonreí recuperando el aliento caminando a paso tranquilo para dejar el libro sobre la mesa.—¿Qué puntualidad?—la voz de Nikolas resonó por la habitación y yo sonreí satisfecha— ¿A qué se debe ese cambio tan brusco Señorita Sabash?—cuestionó llegando hasta su asiento con la mirada fija en mis ojos—Solo me atrase ligeramente una vez—expliqué tomando asiento con la vista fija en la cervillera que colocaba sobre mis muslos—Dice mucho de uno como persona la primera impresión que logre darle a otros y créame no me pareció nada puntual ayer—comenzó a zafar su cervillera del anillo dorado qu
Vagué por los pasillos del palacio con aquel tonto libro que definitivamente ya no me interesaba leer sin saber a dónde me dirigía verdaderamente, lo único que tenía claro en mi cabeza era que no podía mirarlo a la cara. No entendía como nos había descubierto y no dejaba de pensar en el modo de avisarle a Nain, su amenaza no era un juego y eso era lo que más me aterraba.Algo dentro de mí sabía que él era capaz de hacerlo.De repente unos sollozos llegaron a mis oídos, alguien suplicaba por su vida ahogada en quejidos mientras el sonido de latigazos se perdía entre ellos.Envuelta por la curiosidad y la pena caminé hasta quedar parada frente a una puerta completamente negra de donde suponía que provenían los lamentos. —Por favor deténgase, por favor— dijo en tono suplicante una chica mientras los latigazos aumentaban al igual que sus gritosMe quedé congelada con la manilla en la mano y tragando grueso abrí cuidadosamente la puerta dejando solamente un pequeña rendija para observar.