La señora de los tristes
La señora de los tristes
Por: orell_o
Prólogo

Quisiera ser más civil, es decir, leer para ser una intelectual y resignada al monasterio de las letras pasivas, sin embargo, soy una creadora, y pienso que la necesidad de verter contenido literario es gratificante para compartir con el público lector las experiencias tanto propias como la de algunas amigas y conocidas.

            Los relatos en este libro son de corte neo naturalista e hiperrealista (tómese como referencia a Jonathan Franzen y Zadie Smith desde la perspectiva posmoderna, y Flannery O’Connor, y Raymond Carver en el plano hiperrealista, y lo nacional realista y fantástico a Juan Aburto o Manolo Cuadra desde la tradición, pero en lo actual: Martha Cecilia con su libro de relatos Familia de cuchillos), tal vez suene pertinaz, pero es así, una cruda realidad que vivimos las mujeres a diario, desde mujeres que habitan entre perros y gatos, hasta heroínas ajedrecistas que juegan en la colonia La Centroamérica.

             Después de la publicación del primer libro de relatos «Amor tirano», hay aquí ciertos rasgos parecidos a ese primer libro, pero mi intento es para dejar claro que es posible escribir en este país. El mero hecho de estigmatizarnos como débiles en las letras se ha propagado durante siglos, y si alguna escritora tiene mérito, se le tilda de histérica y pedante. Quiero desmitificar esas tonterías.

            Algunas mujeres sufrieron en su época el escarnio por su naturaleza, es decir, los críticos solo se enfocan en los problemas mentales y existenciales que abordaban a estas escritoras, y se olvidan de analizar a profundidad la obra creadora. Ahora bien, si mis relatos son una producción histérica, pues hay trabajo para los críticos, todos merecemos ganarnos el pan de cualquier manera.    

            En algunos relatos se reflejan los padecimientos que sufrimos las mujeres tanto como hombres, no solo ellos tienen desvaríos existenciales, no solo ellos fuman sin cesar, también hay mujeres que fuman para aliviar el aburrimiento, y con ganas de abandonar el vicio, se encuentran incapaces y desbordadas en sus tormentos.

             Debo destacar que nunca he sido fumadora ni visitadora de bares debido a los trabajos como investigadora de ciencias sociales. No tengo tiempo para fumar ni tomar, todo mi ser está entregado a la escritura tanto científica como literaria. Pudiera decir más al respecto, pero voy a dejar que ustedes lo hagan de manera crítica, ni siquiera es necesario que publiquen en algún diario sus pensamientos, háganlo como ejercicio mental.

Francisca Sánchez

Febrero 2021

Capítulos gratis disponibles en la App >
capítulo anteriorcapítulo siguiente

Capítulos relacionados

Último capítulo