La rica brisa entraba por la ventana ese día domingo. Evangelina se levantó con los senos erguidos, y las bragas, sumamente, empanadas; había soñado con su jefe, soñaba que él le hacía el amor una y otra vez en las alfombras de su apartamento.«¡Por dios! Jamás en mi vida me había pasado algo igual» Pensó mirando su cuerpo estremecido, sabía que todo se había salido de control, y que el deseo por el señor arrogante crecía cada vez más.Se levantó y se miró en el espejo.—Cómo me gustaría gustarle, si solo me atreviera a cambiar un poco —dijo en voz alta viendo su cuerpo, no era tonta, ella sabía que tenía atributos extraordinarios que no mostraba.Mordió su labio mientras llevaba sus manos a la boca, recordando de nuevo el beso del día anterior, y todas las ocurrencias y peleas entre ellos, su jefe era, sin duda, un ser extravagante en todos los sentidos.«En qué momento la relación con tu jefe ya no es solo laborar Evangelina» Pensó.Sacudió la cabeza intentando sacar todos esos pensa
Demetrio había estado perdido en sus pensamientos, recordó a Alina, su novia de universidad, la mujer que amó y la que lo dejó unos meses antes de casarse porque estaba enamorada de Santino, el mejor amigo de Demetrio en ese momento y aunque Santino le dijo que veía a Alina como una amiga, Demetrio no soporto su rotura y pago la rabia con Santino.Estaba absorto en sus pensamientos, cuando Evangelina se asomó por la puerta. Hoy lucía diferente, su ropa era anticuada, pero un poco más pegada, mostrando esos atributos que él conocía muy bien.—Tiene una videoconferencia —le entregó la taza de café y la laptop para que hablara con los socios chinos.Salió de ahí, apresurada, tenía un montón de trabajo que hacer, cuando se topó de nuevo con Tamara.—¿Has sido tú verdad? —Evangelina la miró de arriba abajo. Estaba loca—. La que le has dicho al padre y abuelo de Demetrio de nuestra relación.Evangelina parpadeó varias veces ¡relación!, ¿Cómo qué relación?—No sé de qué me hablas —acomodó sus
—¿Está seguro? ¿Una maleta? —le preguntó al joven que vivía al frente de Eva.—Sí, unas maletas le digo, señor —respondió el muchacho molesto; tenía rato diciéndole.—¿Sabe a dónde fue? —le preguntó antes que el tipo le cerrara la puerta en la cara.—No, señor —respondió para luego dejarlo hablando solo.—¡Maldición! —resopló molesto, ¿dónde podía estar su secretaria? Sencillamente no podía solo irse y dejarlo lleno de trabajo.Demetrio sintió un nudo en la garganta, había algo más que solo trabajo en sus sentimientos. Sentía su pecho latir con fuerzas y una opresión en su abdomen.Volvió a subir a su auto y llamó a Antonio.—Hermano, averíguame dónde viven los padres de Evangelina, por favor, para ya —colgó el teléfono y se fue directo a la mansión.Entró dando un portazo. Parecía molesto, eufórico. Hizo una pequeña maleta y se sentó a comer algo en su gran comedor, esperando el recado de Antonio.Por suerte, en la información que proporcionó Eva, estaba la dirección de sus padres en
Demetrio se hospedó en un hotel cinco estrellas, en una suite, pidió una habitación al lado de la otra por seguridad..Quitó su ropa en medio de una sonrisa, no podía sacar de su mente la mirada de Eva, no podía olvidar sus besos, sus labios, su carácter, todo de ella lo tenía clavado en la mente.Sacudió su cabeza al entrar a la ducha. Sabes que juraste no enamorarte y jugar con todas las mujeres Laureti, nunca más alguien podrá lastimarte como Alina — se habló así mismo.No podía amar, era un juramento, lo había hecho en el pasado, y había sufrido demasiado, no solo Alina lo dejó a unas semanas de su boda, también lo humilló con palabras fuertes.Restregó su cuerpo, era un hombre hermoso, y con atributos perfectos, y cargados, mucho más que Santino, que aunque tenía lo suyo, el siempre le llevaba una gran ventaja, pero nunca entendió porque ella lo prefirió a él, supongo que la belleza no es solo lo importante. Pensó, siempre había sido muy arrogante, y prepotente.Salió del baño en
A la mañana siguiente, cuando Eva llegó a la empresa, se encontró con la grata noticia de que tenía una oficina más grande, unas de las recepcionistas se lo había informado.—Buenos días, señorita Evangelina —dijo una chica que estaba en unos de los cubículos.—Buenos días —la miró sin comprender. Todos los días pasaba por ahí y ella nunca la había saludado.—Disculpa que te moleste, el señor Demetrio me pidió que te informará que tu oficina la cambiaron para esta —le señaló con el dedo.Eva abrió sus labios por sorpresa ¿Por qué razón su jefe había cambiado de oficina? ¿Será por lo que ocurrió el día anterior? ¿O es solo para mantenerla alejada ahora que se habían dado ese beso?«Qué tonta Eva, ¿por qué lo besaste? Te dije que esto te traería consecuencias» se reprochó, ella misma.—Gracias —le dio las gracias a la chica, que le sonreía cálidamente.«Parece buena persona» Pensó, mientras dirigía sus pasos a la nueva oficina.Cuando entró a la oficina, sus ojos se maravillaron. Parecí
—Demetrio Laurenti —dijo en recepción, sin mirar a la chica detrás.Evangelina puso los ojos en blanco «¿Por qué será tan jodidamente arrogante?» Pensó y Demetrio sonrió, parecía que podía leer sus pensamientos.—Una al lado de la otra, como pidió señor —Evangelina se sorprendió al ver las llaves doradas en las manos de Demetrio.«De nuevo ha pedido habitaciones, suites para él y para mí»—Vamos —le indicó con la mano, y por alguna razón Eva, estaba nerviosa. Desde el día de ayer el italiano no había dejado de atenderla de la mejor manera posible y eso, sin duda, le tenía los pelos de punta a la secretaría.—Descansa, vendré por ti en un rato —la dejó en la puerta de la habitación para él entrar a la de él.Evangelina se queda maravillada, por el gusto de aquella suite. Tenía una regadera en todo el medio de la habitación; las paredes eran de cristal, pareciendo que el baño estuviera al aire libre; La cama era enorme con sábanas blancas y tenía múltiples muebles por todos lados, ademá
Después de desayunar, salió a recorrer el hotel. Aunque, su entrepierna dolía un poco, caminó por los pasillos sin descanso. El hotel era hermoso, Eva miraba su alrededor sin poder creerlo, hasta que sus ojos se maravillaron al ver una hermosa piscina dentro de un gran salón.Se acercó ahí, queriendo entrar al agua, pero no llevaba traje de baño, así que solo se dispuso a mirar a los jóvenes que se lanzaban unos a otros divertidos.—¡Hey, fea! —escuchó que alguien la llamaba, pero, aunque sabía que era a ella que nombraban, no volteó a ver a los chicos.—¡Quítate esa ropa y sumérgete al agua! —volvió a escuchar de nuevo; apretó los puños molesta, por lo que decían los jóvenes que reían con gracia mientras se burlaban de ella.«No puede ser que no tengan respeto» Bufó.Intentó voltear, para irse, pero sintió como dos de los chicos, que no pasaban de dieciocho años, la tomaron para lanzarla al agua.—¡¿Qué les pasa?! ¡Suéltame! —gritó dando patadas, intentando zafarse.—Mándala al agua —
Apenas pisó Florida, un auto lo condujo a la clínica. Andrea era todo para Demetrio, si le ocurría algo, no lo iba a poder soportar.—¡Papá! —miró a Mássimo sentado con las manos en el rostro y se llenó de miedo—¿Cómo está mi abuelo? —preguntó a punto de llorar.—Está estable, pero al parecer hay que operarlo de corazón abierto —Demetrio puso las manos en el asiento, sentía su mundo dar vueltas en ese momento.—¿Puedo verlo? —pidió y Mássimo asintió.Cuando entró a la fría habitación de la clínica, su corazón se contrajo. Andrea estaba dormido, y el monitoreo de su corazón no era tan fuerte como debía.—Andrea, aún estás muy joven, debes salir de ahí —suplicó.Apretó las manos de su abuelo con fuerza y salió de ahí con los ojos brotando lágrimas.—No voy a soportar otra muerte —se hablaba así mismo sollozando.—Avísame el día de su operación —le dijo a su padre y se fue a la mansión.Sencillamente, no podía estar ahí, no podía ver cómo su abuelo se iba lentamente.Subió a su habitación