Cinco días han pasado desde que me enteré que estoy embarazada, y por ahora sigue siendo un secreto entre Tony y yo.

Con un suspiro cuelgo mi teléfono, terminando así mi usual llamada matutina a Jonah, la cual hago de camino al trabajo, ya que no quiero que mi madre me escuche hablando con él. Sé que es tonto, porque me escondo como un adolescente que metió algo prohibido a casa, pero no tengo opción, no puedo permitir que mamá enloquezca conmigo sola aquí, necesito a Jonah a mi lado para poder afrontar eso con su ayuda.

Así que por ahora, no puedo permitir que mamá me escuche hablando por teléfono y diciéndole a mi prometido: “Estoy embarazada”, tengo que cuidar mi relación con mi madre hasta que Jonah regrese.

Caminando arrastrando los pies llego finalmente a la compañía, donde al acercarme a la recepción, me sorprendo cuando mi tarjeta de trabajo no es reconocida por el escáner, ya que yo uso esa tarjeta todos los días y nunca me ha fallado.

—Tranquila, seguro la tarjeta se dañó, m