Me quedo helada cuando siento el dolor en mi rostro, ¿Mi madre acaba de abofetearme? ¿En verdad?

Creo que mi madre nunca me había golpeado antes, ni cuando era pequeña y hacia un berrinche, o cuando traía malas calificaciones de la escuela, mi madre siempre creyó en la “crianza respetuosa”, así que jamás tocó un solo pelo de mis hermanos o míos en la vida…

—Mamá… —digo llorosa, sujetando mi rostro con una mano adolorida.

—Lárgate, una mujerzuela como tú no entrará en mi casa —responde ella fríamente.

Una persona normal hubiera imaginado que su madre correspondería con un abrazo, y le daría el consuelo que necesita. Pero mi madre era diferente, y viendo la decepción en sus ojos, la forma en la que me mira, ella me está echando de verdad, esto no es un juego.

—Mamá por favor, hoy ha sido… El peor día de mi vida, solo olvida lo que te dije, ¿Puedes hacerlo? —le suplico desesperada.

—¿Te abandonó?

—No quiero hacer esto mamá, por favor…

—Te lo dije —ella incluso pareció contenta cuando dij