6.

Obsesión

Miré su nombre completo que estaba en la ficha junto a su historial médico y enseguida tomé mi teléfono que Alonzo lo traía en la mano. Mi teléfono estaba intacto, no tenía ni un rayón, por eso él me sugirió que comprara esta marca, aunque eso sí, de contrabando. Entré a internet y escribí su nombre completo: Mateo Duarte Ibarra, no tardé en encontrarlo y fue todo más curioso y rápido de lo que imaginé, el internet puede ser una herramienta muy útil, pero también un arma de doble filo, porque me permitió ver muchas cosas de su vida privada que no debería saber.

Mateo tiene unos veintisiete años y estudió gastronomía, se graduó hace ya cinco años, pero nunca trabajó como chef, sino que trabajaba en el negocio familiar. Centenares de fotos de su padre confirmarían esto, pero se nota que es apasionado por la comida. No tiene muchas fotos suyas, solo unas tres contadas, pero todas las demás son de platos que hace. Sabe hacer de todo, absolutamente todo, comida colombiana, peruana, japonesa, mexicana e incluso sabe de repostería. Vi una foto de un gigante pastel que hizo para el cumpleaños de su madre de hace tan solo unos meses… se veían felices o al menos eso parecía.

Parecía ser muy apegado a sus padres, ambos tenían numerosas fotos con él y parecían ser una familia pequeña, no vi fotos suyas con muchos familiares, siempre eran fotos de sus padres, su hermana, su abuela y él, también a veces se veía a algunos amigos o colegas.

Creo que Mateo tiene novia… o al menos tuvo una hasta hace muy poco. Una chica estadounidense era muy presente en sus redes y por sus comentarios y demás, era más que lógico que es su novia, pero no entiendo cómo es que ella no está aquí y no creo que no sepa nada del accidente. Esto salió en noticias, en todos los canales nacionales y sé que se regó por redes sociales. No precisamente porque Mateo se haya accidentado sino por mí, lastimosamente era así. El primer piso estaba atestado de periodistas queriendo sacarme fotos, pero los tipos de seguridad no los dejaron entrar ni la policía. No lo entiendo, ¿por qué ella no está aquí? ¿por qué ninguno de los amigos de la familia vino? ¿o algún familiar que no sea del primer grado? ¿por qué estás tan solo? No puede ser que nadie se preocupe por ti, no quiero pensar que es así.

Por otro lado, pude ver su rostro, pude ver cómo era sin todos esos moretones, tubos y cables. Era tan distinto a lo que imaginé, o no lo sé, no tenía un rostro imaginado. No era tan llamativo como mis amigos que son muy atractivos, creo que el dinero influyó mucho en esto, todos mejoraron muchísimo cuando nos empezó a ir bien, empezaron a usar cortes de cabello ostentosos, ropa extravagante, aretes, tatuajes, tratamientos fáciles y corporales. Incluso en la forma de comer cambió su físico, se alimentaban mejor y esto se notaba, incluso Simón se hizo rinoplastia y Alonzo va a un spa donde le hacen tratamientos, pero Mateo no era así. Era un chico completamente normal.

Tenía el cabello castaño, un poco más oscuro que el mío y se notaba que no le prestaba mucha atención, lo usaba despeinado en sus fotos. Tiene unas cejas bastante pobladas y es delgado, se nota que no ha pisado un gimnasio en la vida y otro rasgo que noté, es que sonríe todo el tiempo. En todas las fotos suyas que vi en las redes sociales de su familia, noté que sale siempre sonriendo. Aparenta ser muy alegre y sencillo, no lo sé. ¿Cómo alguien como él puede hacer algo así? ¿qué tan desesperado pudo llegar a estar? Pensar en las posibilidades me hacía sentir terrible, no quiero imaginar cómo ha sufrido él estos meses, ha debido ser muy malo todo. No puedo ni siquiera imaginar estar en una situación así, debe ser insoportable. No podría imaginarme perder a mis padres al mismo tiempo en un segundo o a mis tres amigos en un accidente… de solo pensarlo es horrible. Pobre Mateo.

Los tres días que pasaron las cosas se volvieron muy complicadas. Por un lado, el dolor de mis hematomas aumentó tal que me impedía dormir, era insoportable, sobre todo el dolor en las costillas, no podía ni tocarme o gritaba, dolía muchísimo. Por otro lado, Mateo tuvo un paro hace dos noches y ocurrió en presencia de todos nosotros. Los cuatro estábamos en su habitación. Los chicos empezaron a agarrarle afecto cuando la primera noche en el noticiero de medianoche, su nombre se hizo público y nadie vino a verlo. Cero llamadas al hospital, cero mensajes. Entonces empezamos a pasar mucho tiempo en su habitación, a mí me costaba, por eso no duraba mucho tiempo, pero ellos sí, se turnaban entre nosotros dos. Le hablábamos mucho, le contábamos historias e incluso una vez en que estuve sola con él, le canté una canción que espero conozca, pero esa noche, y a eso de las ocho en que ya me habían puesto los medicamentos, estábamos en su habitación cuando una de las maquinas empezó a sonar y los chicos se levantaron alterados e Iván llamó de inmediato al primer doctor que vio en el pasillo.

Este nos sacó de la habitación.

-M****a, ¿será que después de todo… morirá? -Dijo Alonzo.

-No quiero que muera, sería genial tener un amigo como él que nos haga de comer. -Comentó Simón e Iván le pegó en la cabeza.

-Eres un estúpido, si muere escóndete que te reviento.

-Lo siento.

Yo no podía escucharlos, estaba tan nerviosa que temblaba y no tardé en romper en llanto, pero me escondí, no quería que ellos me vieran así. Él no podía morir, no podía, no podía. Sería demasiado… no podría soportarlo.

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