Yo estaba muy preocupada. Este era el noveno día que estaba en el hospital desde que Mateo despertó. Mañana debía viajar a eso de las 23h y no sabía… qué debía hacer. No podía incumplir el contrato, eso me daría una multa millonaria y perderíamos un contrato valioso, no podía darme ese lujo, pero tampoco… podía dejar a Mateo. No quería dejarlo, no sabiendo que estará solo. Temo que, si me voy y lo dejo, se hará daño y no lo soportaría. Estoy en una encrucijada. Su salida de la clínica era en seis días.
Lo peor es que no solo yo estaba preocupada, notaba que Mateo lo estaba. La primera noche en que lo acompañé y hablamos, le dije que teníamos el tour reprogramado para el 17. Sé que él sabía que era mañana y por eso, todo el día de hoy lo vi mal. Estaba apagado, triste, hablaba poco y aunque se forzaba a sonreír, podía reconocer que no era una sonrisa genuina como la de los otros días. Sé que lo conozco hace muy poco, pero hemos pasado muchíLa crisis Abrí los ojos y me levanté aturdida. Miré a través de las puertas de vidrio del balcón de mi habitación que ya estaba amaneciendo. Me puse de pie, alterada y corrí a la ducha. Maldición, me quedé dormida. Anoche después de hablar con los chicos, subí a mi habitación con Iván, quién me ayudó a doblar todas las cosas que le iba señalando y las guardó en mi maleta porque yo con la mano estropeada me tardaría mucho en empacar, le agradecí cuando acabó y miré la hora, llevaba solo una hora de haber llegado a la casa. Entonces pensé que podría dormir unos treinta minutos y luego regresaría al hospital, solo tardaría unos quince o veinte minutos en llegar, pero al percatarme, eran las 5:42am. Ya estaba amaneciendo, Mateo debe haber dado por sentado que ya no regresaría más…Tomé una rápida ducha, me vestí y salí de inmediato. Tomé el primer taxi que vi que tardó unos minutos en pasar por la hora, y llegué alrededor de treinta minutos después al
El plan Simón distrajo a las enfermeras en lo que Alonzo e Iván lograban sacar a Mateo del hospital. La ley colombiana da la autoridad a los hospitales para retener a los pacientes en casos necesarios y podían hacerlo totalmente con Mateo, es por eso que llamé a los chicos e incluso Simón que parece no agradarle mucho Mateo, accedió solo “por estar aburrido”, aunque veo venir una rivalidad, al menos departe de Simón, porque notaba como lo miraba. Como si quisiera pulverizarlo. Mateo no pareció darse cuenta, se veía feliz. No parece ser una persona problemática o con enemigos. Espero Simón no haga las cosas más complicadas de lo que son, porque no tengo idea de lo que sucederá.Al llegar a casa, noté que él miraba todo de una forma curiosa y no sé por qué lo hacía. -¿Te gusta la decoración?-Preguntó Simón al percatarse de la mirada curiosa de Mateo. Él respondió asintiendo.-Era de esperarse, yo la mandé a decorar con un par de diseñadores de interiores
El vuelo Abordar el avión fue más fácil de lo que pensé. No hubo ningún inconveniente. La policía no detuvo a Mateo y ni siquiera lo interrogaron. Creo que ayudó el hecho de que la mayoría de personas en el vuelo eran extranjeros, mayormente estadounidenses, canadienses y unos cuántos judíos israelíes, ellos sí que se ven llamativos. Mateo era muy chistoso a la vista, con su turbante, bigote falso y traje elegante, los chicos le sacaron muchísimas fotos y Simón se burló de él hasta que llegó el taxi a recogerlo, porque no podía irse con nosotros, sería sospechoso. Él abordó primero y nosotros tardamos porque la gente no nos dejaba pasar, suele sucedernos cada vez que estamos en lugares con muchos extranjeros, en Colombia no somos tan conocidos. Un grupo de chicos con acento neoyorquino nos rodearon y me hicieron sacarme muchas fotos con ellos. Eso no me molesta, es agradable sentir cuánto te admira la gente. Yo iba en el asiento de la ventana y Alonz
Houston Cerca de cuatro horas más tarde llegamos al West Houston airport. Era de madrugada, por lo que el par de camionetas que nos recogieron se limitaron solamente a llevarnos al hotel. Este era en Downtown, una zona central y a mi opinión la mejor de toda la ciudad, es muy bella, aunque vinimos en mala época, hace muchísimo calor para estos días, aunque dormiríamos en zonas con aire e Iván exigió como cada vez que viajamos al extranjero, autobuses de lujo, es decir, con todo dentro, incluido camas, televisión, cocina, minibar y todo lo que pudiésemos imaginar. Esto lo veo un poco innecesario, acá las distancias son grandes comparadas como cuando estuvimos en Ecuador o los países latinos, toca viajar necesariamente en avión a veces, pero, aun así, para movilizarse por la ciudad a los chicos les gusta esos buses hotel de lujo. No reniego a esto, es un lujo que hemos ganado, nos costó sueño, hambre y lágrimas estar donde estamos. Aunque no a mí, sí sufrí y m
Dallas Los días que duramos en Houston fueron buenos por un lado y extraños por el otro, y más si recuerdo exactamente cuándo sentí que un extraño enojo empezó a surgir en mí, enojo que no había experimentado antes y que preferí callarlo, así como todas las nuevas sensaciones que empezaría a sentir. Pero esto no sucedería en Houston, sino en Jefferson city, en el estado de Missouri unos días después.Estar ahí fue algo extenuante, tuvimos eventos todas las noches, aunque en esta ciudad solo fueron eventos privados, nada de grandes conciertos. El primer concierto grande de la gira sería en Dallas, no en Houston y en mi parecer, los eventos privados son más agotadores, porque toca involucrarse directamente con la gente y es algo que nos cuesta, y más en lugares en que no dominamos el idioma. Alonzo es el único que habla inglés de nosotros, lo aprendió porque le tocaba por los programas que usa y es por eso que aquí él le sirve de traductor a Iván en cuestio
Días extraños Los días pasaban volando. Nuestra estadía en Dallas fue corta, pero bastante divertida. Tocamos en cuatro lugares privados, dos bodas, una graduación y un cumpleaños, en lugares públicos solo una vez y fue en Deep Ellum, un vecindario muy bonito y bastante agradable, ahí es conocido porque se hacen eventos musicales en vivo y hay muchos lugares para ir a pasar el rato. Ahí fue donde Mateo nos escuchó tocar por primera vez, en la última noche de nuestra estadía en Dallas.Recuerdo la sensación que tuve al ver cómo me miraba, se sentía tan inusual, tan extraño, y más al percatarme de que no miraba a ninguno de mis amigos tocar. Estábamos en un club que estaba repleto, anteriormente habían tocado varios grupos muy buenos de Jazz y Blues, nosotros fuimos el único grupo de habla hispana de la noche y el último en tocar, tal vez por eso la gente estaba tan excitada. Cómo siempre se escuchaban los gritos, los coros, esto no suele perturbarme o
DecepciónCinco días, cinco días pasaron desde que Mateo se fue a ver a su novia. Me llamó esa misma noche en que se fue, porque me había hecho anotar mi número en su teléfono nuevo y me dijo que se quedaría porque ella no se encontraba muy bien. Al parecer, se había puesto mal al verlo después de tanto tiempo y él me dijo que no podía irse al menos hasta que estuviese un poco mejor, pero pasaron cinco días, ¡es una locura!En esta ciudad solo tuvimos tres presentaciones, dos privadas y un concierto, este último sería en la última noche en que nos quedaríamos porque saldríamos apenas este finalizara hacia Atlanta y aquí nos encontrábamos. Me vestían y a los chicos los arreglaban y Mateo no daba señales de vida. Le he escrito muchas veces, no sé si se encuentra bien, si está mal
CharlotteEsa última noche en Nashville, teníamos el último evento, el concierto. Bebí dos cervezas antes de empezar para poder relajarme un poco, estaba de muy mal genio y los chicos me miraban extraño. No los culpo, creo que jamás me habían visto molesta en la vida. Las dos horas pasaron un poco lento y cantar me hizo despejarme un poco, me gusta mucho hacerlo, pero cuando esto acabó, regresamos a los camerinos. Tomé mi ropa y cerré la puerta. Yo tenía un camerino privado siempre por ser la única mujer, mis amigos sí compartían uno solo. Tomé una ducha y cepillé mis dientes, acostumbro a asearme por completo al finalizar una presentación, los reflectores hacen que todos sudemos bastante. Me puse un vestido gris de tirantes que me llega hasta las rodillas y me puse unas botas. Agarré mi teléfono con la esperanza de que Ma