Zoe, la más chiquita de todos, lucia exactamente como su padre, tenía los ojos grises tal y como Alexander los tenía. Su cabello era rojo oscuro y algunas pecas adornaban sus mejillas. Eran los dos únicos hijos de ambos, ya que los otros dos, eran de diferente madre y padre. Su temperamento era una mezcla entre Marcela y Robert y no se tenía conocimiento de su preferencia a algún familiar. Por el momento, el ama de llaves tenía toda su atención.La familia Smith estaba encantada con los pequeños, aunque todos diferentes por algo, eran angelitos. El ama de llaves jamás fue tan feliz como hasta ahora. Siempre quiso que Robert tuviera muchos hijos, ya que ella jamás se casó, Robert era como su hijo y las niñas y niños los sentía como de su sangre. Era una feliz abuela. No se podía decir lo mismo del padre de Robert, el hombre solo le hablaba para hablar de negocios y para preguntar cómo iban las cosas por allá, ojalá se acercara un día a la ciudad para conocer a sus nietos. Él ya no seg
Zoe quizá por ser la más pequeña o por tener el mismo color de cabello que su padre, la familia Smith estaba más cercana a ella, porque lucía como su padre, era casi su copia, excepto por el carácter, ya que era voluntariosa como su madre. Zoe era como una pequeña llamita que iluminaba la habitación en la que se encontraba.Marlon, por supuesto, era más querido por los Robinson por su gran parecido a su madre. Sus ojos azules y cabello rubio lo hacían parecerse a un angelito.Por suerte Marcelita era la copia exacta de su madre, así estuvo a salvo de los Collins.Y finalmente Alexander, que era una mezcla entre su madre y padre, era el que estaba por encima de todos. El niño al fin tuvo todo lo que siempre quiso, una familia amorosa y una mesa llena de comida.Pero en las calles del pueblo, las cosas estaban bastante peligrosas.Las personas que conocían a Andrew y sabían que era un criminal, hicieron todo lo posible por cerrar las carreteras y vigilar las 24 horas, pero su familia lo
Así pasaron los años, una temporada estaba Marlon en EEUU y otra en Suiza. Hasta que llegaron al presente, la noticia del escape de Andrew la asustó.—¿Qué pasó cariño? —Harry se levantó de la cama cuando la escuchó sollozar.—Andrew…—¿Qué pasó con él? ¿Por qué lo nombras?También conocía su historia con ese hombre. De él sí sintió celos, debido a que a Amanda sí le gustaba.—Escapó de la cárcel.Ella abrazó a Harry y comenzó a llorar.—Escapó y quizá nos haga daño. ¡Yo declaré en su contra!—No lo hará, nosotros estamos muy lejos.—Pero podría venir.—Si lo hace, no podemos huir cariño.Se acercaba la graduación, los dos no podían faltar a la ceremonia.Amanda pensó en algo mejor y en eso, recibió la llamada de Robert. No pudo creerlo, ellos venían a pasar unas vacaciones allá, no dijeron nada sobre Andrew, pero sabía que era por eso.Un par de días después, toda la familia estaba reunida, incluso el ama de llaves, Hernán y su esposa, vinieron.—Vaya, estoy sorprendida de que hayan
Marcela exhaló y lo llevó a la cama.—Creo que necesitas una sesión de relajación.Robert alzó una ceja. Ambos sabían a qué se refería.Marcela tuvo éxito, Robert se quedó dormido, pero ya eran las 4 am, le tocaba a ella dormirse sola.Días después, llegó el día de la graduación. Todos los estudiantes se preparaban para la ceremonia, pero ninguno estaba preparado para despedirse de sus compañeros. Amanda estaba triste, porque en esa universidad creció demasiado, antes no se quería, tenía autoestima baja, pero pasando los días comenzó a cambiar de ánimos, logró hacer amigas y encontró el amor. Ese lugar significaba mucho para ella.—¿Qué haces Amanda? Deberías estar arreglada ya.La madre de la mujer llegó un día antes, su padre estaba apenas llegando. Amanda tuvo una fuerte discusión con su familia luego del divorcio con Robert, ambas familias se llevaban muy bien y al separarse tuvieron que romper lazos con los Smith, tenían ciertos convenios gracias al matrimonio. Duraron un par de
Marcela no entendía la lógica, pero igual bebió. Se sentía bien. Veía a otros estudiantes ya borrachos y actuando chistoso y pensó que sería divertido celebrar como ellos, después de todo a ella no le dieron la oportunidad de estudiar.Al poco rato, Marcela estaba borracha.—Robert, ¡Te quiero muchooo! —dijo cantando.—Yo también cariño... Deja la lata.—¡No!Marcela se apartó, Robert fue tras ella para intentar quitarle su sexta lata de cerveza. Amanda los miró y se acercó a ellos, había estado atendiendo a los invitados.—Como lo siento Robert, no sabía que se pondría así.Robert solo suspiró. Marcela jamás había probado cerveza, justo hoy se ponía así. Robert, si conocía el licor y otras bebidas, era normal para él.—Tenemos que subir a la habitación antes que comiences a vomitar.—¡No! ¡Déjame!Amanda comenzó a reír, la testaruda y rencorosa Marcela estaba borracha y peleando por su lata de cerveza. ¡Cómo habían cambiado todos! Esa noche, pidió un deseo, que todo siguiera como est
El día ya estaba bastante mal desde que Robert me habló con un tono de voz que podría describir como tenebroso. Y creo que sabía que iba a pasar, solo era cuestión de tiempo, es solo que yo no quería asimilarlo.Ambos nos acomodamos en el suelo, tapándonos con las sábanas, yo pensaba quedarme así, desnuda con él, pero lo vi comenzar a vestirse. Habíamos terminado de hacer el amor por milésima vez durante el tiempo que llevamos juntos. Pero, no sé, yo tengo un poder especial que no sé cómo explicar, sé lo que va a pasar. Momentos antes, él estaba más apasionado de lo normal, como si fuera la última vez que estuviéramos juntos, decía repetidas veces “Te amo” y “Eres lo mejor que me ha pasado”, era un poco molesto.—Lo siento Marcela, debemos terminar.Como dije, tengo un poder especial. Sentía el mundo desaparecer bajo mis pies. ¿Cómo podría casarme con Robert? Es de familia acomodada, tienen principios, dinero, reglas y muchas otras cosas que yo jamás en mi vida tuve. Sabía que tarde o
2 años después.En un pueblo precioso de Suiza, Marcela cortaba flores en su jardín para llevarlas como decoración, porque le gustaba mirar la mesa con flores de todos los colores. Aunque en la mesa lo que sobraban eran las flores. La comida era escasa, pero alcanzaba para dos personas, no para tres.—Mami, tengo hambre.—Lo siento cariño.Marcela le dio un beso en la frente a su hijo y lo abrazó. El pequeño angel, tenía un poco más de un año, pero el genio ya podía formar frases cortas.—No hay más.—¿Repetir?—¿Repetir? ¿A qué te refieres, cariño?—Más mami.Marcela no supo qué decir, ellos jamás podrían repetir. La comida apenas les alcanzaba. Era una mala temporada, las cosechas eran escasas y había sequía. Al menos el agua era gratis en el pueblo porque venían directo de los manantiales, pero las plantas requieren agua de lluvia para crecer y dar frutos.Marcela fue a su huerto, miró las calabazas y los tomates, lucían bien y faltaba poco para ser cosechadas, pero no podía decir
Andrew frunció el ceño, claramente estaba enojado.—Vámonos.Andrew sintió el peligro avecinarse. Que Robert estuviera ahí no indicaba nada bueno.Semanas anteriores, le había llegado el rumor de que un miembro de la familia Smith estaba comprando tierras. No existía escapatoria. Los dueños de dichas tierras desaparecen. No podía pasarle a él, le había dado mucho trabajo conseguir ese pedazo de tierra. No en cualquier lugar había terrenos así, en donde sobraba espacio para sembrar. Se juró a sí mismo, que él jamás vendería sus tierras.Andrew se acostó después de darle un beso de buenas noches a su hijo y a su esposa; sin embargo, esa noche, Marcela no durmió. Había vuelto a ver al hombre que le rompió el corazón. Lo vio y lucía igual de guapo que siempre, igual de despreocupado desde aquella vez que la dejó por otra. Igual de poderoso. Por supuesto, ellos jamás sufrían. Los ricos jamás lloraban. En cambio, ella…—Amor. —Andrew la abrazó por detrás y volvió a besarla—. No te preocupe