El gran día había llegado, la reina de Chicago abriría sus puertas, bajo un manto de polémicas, decenas de personas estaban apostadas fuera del club, con pancartas que tenían leyendas bíblicas, condenando a los adúlteros, pecadores e inmorales, acusando a las entidades gubernamentales por permitir que “un club de pecados” se instalara en Chicago, otros tantos eran simples curiosos que no cumplían los requisitos para acceder a tal lugar, que gritaba lujo desde su fachada, que era lo único visible además de la alfombra roja que marcaba el camino de la acera hasta adentro del mismo infierno, así lo habían llamado algunos cristianos, para los periodistas esta sería la mejor noche de sus carreras, se había filtrado que personas de elite asistirían, vestidos de gala, como si el poder ingresar en aquel club fuera lo mismo que entrar al paraís
Leonzio había terminado de cerciorarse que el sector destinado a las negociaciones estuviera preparado, ya Valentina les había informado que aprovecharía la presencia de los hermanos Zabet para realizar diferentes tratos con ellos, aunque se sentía molesto porque Tina no compartiera todas las ideas y planes con ellos, Ezzio les había dicho que era comprensible la forma en la que su mujer se comportaba, después de todo, ella estaba acostumbrada a guiar y dirigir, antes a su hermano Donato, ahora a ellos, no tenían como imaginar que lo único que buscaba su reina era venganza.— Leo ¿todo está en orden? — su pene palpito de solo recordarla gimiendo su diminutivo el día anterior cuando hicieron el amor en la oficina de ese mismo lugar.— Todo esta tan perfecto como tú. — el mayor no dio rodeo alguno, no pensaba comportarse como Rocco, él ya había estado
Valentina tomo los labios de Salvatore con desespero, la oscuridad de sus ojos la llamaban, y ella quería dejarse llevar, una pequeña parte de su mente le decía que debía acabar con ellos, con todos, pero otra… esa que estaba conectada a su corazón, le pedía que esperara, un poco más, aunque no comprendía por qué.En todo el tiempo que llevaba conviviendo con ellos se sentía segura, aunque no creía estar en peligro alguno, pero al menos sentía paz, si bien continuaba bebiendo uno que otro trago, ya nada era como antes de conocerlos, ya no desayunaba vodka, ni despertaba a mitad de la noche buscando algo que beber, al igual que ya no buscaba la forma más fácil y menos dolorosa de acabar con su vida o quizás era porque sabía que al final todos morirían.— No puedo, perdona, pero no puedo. — dijo Salvatore poniéndose de pie y aco
Valentina se mantuvo el resto de la noche lejos de sus socios, interactuando con los hermanos Zabet, algo que Ezzio agradeció ya que pudo hablar con sus primos y hermanos, los cuales comenzaron a sacar diferentes conclusiones, Salvatore explico lo que Valentina le había contado de la auto hipnosis, que no era mucho, pero por lo menos serviría para que Ezzio comenzara su investigación, Ángelo también hizo su aporte, al contar que Tina no recordaba donde había vivido con Eliot, Lupo estaba seguro que su mujer estaba sintiendo cosas por ellos que iban más allá de una simple atracción física, ya que le había pedido a Stefano que lo ayudara a manejar su temperamento, pero además había defendido a Rocco, solo dos cosas quedaban para aclarar, ¿Quién era Valkiria? Y ¿Quién mato a Eliot?— Si ella fue capaz de llegar a nosotros para ve
Valentina.No puedo dormir, me gustaría decir que es la emoción de que la inauguración de la reina saliera más que bien, pero estaría mintiendo y no quiero, no quiero mentir más, no deseo imaginar cosas que no son, ya no quiero escapar de esta realidad, la correcta, la única que puede existir, y por lo menos me voy a permitir ser honesta conmigo misma, una honestidad brutal que está gritando cada célula de mi ser y es que me enamore de Rocco. Suspiro derrotada y vuelvo a girar en la cama maldiciendo que sea tan estúpida, pero en mi defensa… Rocco es tan inocente, podrá ser una montaña de músculos que estoy segura podría matar a quien sea con sus manos, pero cuando está conmigo es tan dulce, sincero, tan… Rocco.Camino al balcón y veo a Valkiria, esta como loca, sabe que estoy aquí, no me ha olvidado y yo tampoco, nunca podr&
Valentina.— Caimancito, tu hijo es una belleza, pero poco hablador. — el moreno sonríe de lado por mi comentario.— Su madre dijo que siempre fue así y Felipe dice que solo hay que dejarlo, que no tiene nada de malo que hable poco.— ¿No será porque mi príncipe habla demasiado? — las carcajadas de Carlos inundan la camioneta, pero Donato continua serio, ajeno a mi platica sin sentido.— ¿Me dirás que te pasa? — Don me ve y muerde su labio, aquí pasa algo grande. — ¿Desde cuándo no me tienes confianza? — Carlos nos ve por el espejo retrovisor de la camioneta, en silencio, nunca le gusta vernos discutir.— No es eso… sé que te molestaras cuando te diga.— Si lo sabes solo dilo y mi enojo pasara más ráp
Lupo vio a Leonzio, el fuego en los ojos de ambos era más que obvio, su mujer no solo estaba molesta, sino que su almuerzo casual estaba arruinado y sin detenerse a pensar en nada, Lupo fue por Ezzio y Leonzio tomo a Ángelo, mientras Salvatore y Rocco abrían la puerta del patio trasero.— ¿Qué haces? — la pregunta de Ángelo no fue respondida, y tampoco pudo decir nada más, ya que Salvatore le dio el primer golpe en la boca del estómago.— ¡Se volvieron locos! — Ezzio grito con asombro, pero también fue silenciado, pero este por Rocco.— ¿Es lo único que sabes hacer? — dijo el de ojos grises, golpeando una vez más el abdomen de su primo. — ¡¿Decir que todos estamos locos?! — un golpe más fue dado. — ¿Cómo te atreviste a decir que ella está loca? — el tercer golpe se lo dio en
Leonzio.La lluvia caía golpeando el cristal, el día estaba gris, como haciendo eco de la larga noche que habíamos pasado, aun así, para mí, era el mejor de los días, porque mi mujer estaba con vida.Deje de ver por el cristal, para tomar mi lugar como el mayor, el líder, o por lo menos lo seria mientras nuestra mujer se recupera, porque debo admitir que ella es la única que nos puede liderar, ella es la reina, pero ahora venia lo más difícil, debía convencer a todos de que se marchen a descansar y eso incluía al mellizo de Valentina, Donato Constantini al fin se había ganado mi confianza, demostrándome una vez más que ellos estaban criados con viejas leyes, normas que eran más justas que las que se establecen en el libro sagrado, pensar que esperaba que llegara apuntando con su arma a todos y culpándonos por el hecho de que su herm
Valentina.Las manos me tiemblan al colocarme la chaqueta, fuera las gotas de agua siguen cayendo, el sol se está ocultando y las penumbras comienzan a devorar todo a su paso, es cuando mi mente me lleva a ese día, uno tan parecido a este que cuesta diferenciarlo.— Mamá, ¡Eliot no está!— Tranquila hija, ¿de qué hablas? ¿A dónde fue ese bueno para nada ahora?— Ese es el problema mama, no lo sé, no sé a dónde se fue ¡pero se llevó a Dulce!— ¿Dónde estás? ¿Qué paso?— Estoy en mi casa, le exigí que se fuera, seguí tu consejo mamá, ya no lo quero, discutimos, y él solo se encerró en la habitación de huéspedes, entonces bañe a Dulce para tranquilizarme y luego la