Dulce veía a su madre caminar de un lado al otro, pero no era eso lo que la estresaba, lo que ponía los pelos de punta a la adolescente, era saber que, por primera vez en diez años, los mellizos Constantini volverían a estar cara a cara, algo había pasado en Italia, algo grande, el mafioso conocido como la sombra de Italia solicito una junta extraordinaria a la mafia mundial, Valentina nuca había concurrido a una, aunque sabía muy bien cómo actuar.
— Déjame ir a mí. — dijo Leonzio por quinta vez.
— No, la tarjeta dice a la reina de Chicago y esa soy yo. — no podían negar aquello.
— Di que estas enferma y…
— ¿Qué clase de mafiosa seria si no puedo enfrentar a mi hermano Ezzio?
— No se trata de enfrentarlo amor… ya pasaron diez años…
— Mi hija pagara su error de por vida, no lo p
Me remuevo en la silla de la salas de juntas, observando la gran mesa que frente a mí se expande, veo a John caminar por el lugar, puedo sentir su estrés e inquietud, Bianca trata de calmarlo, acaricia su rostro y me pierdo en ese detalle, es lindo tener a quien amar, en quien confiar y de donde sacar fuerzas cuando quieres enviar todo al diablo… a no ser que te vuelvas un idiota como sucede con mi mellizo o que cause tu muerte como sucedió con Eliot.— Debes dejar de exponerte de esa manera o no llegaras a conocer a tus nietos.— Me conformo con conocer a nuestro hijo, te amo Tina.— No más de lo que yo te amo Chicco.A mi mente llegan tantos recuerdos de cuando el amor no fue solo un sueño para mí, un suspiro involuntario sale de entre mis labios, ¿estoy nerviosa? No, claro que no, estoy… aburrida, esa es la palabra, aunque debería sentirme eufórica, al fin hoy después de tres años, tendré a esos hijos de puta frente a frente, vere sus rostros y ellos verán el mío, me gustaría matar
Me mantengo con la cabeza en alto, su estatura no me intimida, podrán medir metro ochenta, quizás metro ochenta y cinco Ángelo, pero yo mido metro setenta y cinco y tengo tacones, no, no me siento pequeña, además sé que poseo más bolas que ellos seis juntos y eso que soy mujer.— Entonces hermosa, parece que si te intereso nuestra propuesta. — Rocco es quien habla y lo veo por el reflejo del espejo de las puertas, no creo que este molestando, parece que solo es un idiota y se lo hago saber.— Entonces… realmente eres idiota y yo que pensé que tu forma de actuar era una estrategia, creo que espere demasiado de los De Luca. — la puerta del ascensor se abre y el empleado que está a punto de ingresar solo ve mi rostro antes de palidecer.— Bue-buenas tardes, señorita Valenti- — aprieto el botón para que la puerta se cierre y podamos continuar descendiendo, hubiera tomado el ascensor privado, pero sería darles demasiada información a nuestros enemigos.— Ese hombre casi se orina encima. —
Mi cabeza duele, como lo ha hecho toda esta maldita semana, la odio, odio este mes, odio este día, odio mi vida sin él, bebo un poco más de la… ¿segunda? ¿tercera botella? Quizás sea la cuarta y no me importa, jure no volver a cometer esa estupidez, pero… hay más de una forma de morir, como el alcohol, o mejor aún, caminar de madrugada, sola, vistiendo una falda que apenas me cubre el trasero y una busa que deja a la vista que tan erguidos están mis pezones a causa del frio que azota Chicago en esta época, y como cereza del postre, estoy caminado en uno de los peores suburbios, sí, estoy buscando problemas, estoy buscando mi muerte y eso está bien, solo así podre estar con Eliot.— Eres todo lo que necesito, lo supe desde que éramos niños. — acaricia mi cabello y suspiro sobre su amplio pecho desnudo.— Aun
LeonzioCamino por el pasillo de nuestra casa a la vez que hago tronar mi cuello, esta incertidumbre va a acabar conmigo, todo se está saliendo de control… una vez más.Hubo un tiempo en que éramos los reyes, el centro de Italia fue nuestro territorio por tres generaciones, hasta que la sombra italiana quiso más… y lo obtuvo, llevábamos demasiado tiempo en guerra con el Clan Berlusconi, sin embargo, los podíamos mantener a raya, hasta que la sombra comenzó a atacarnos, tuvimos que dejar lo que era nuestro, correr para poder seguir viviendo, para crear un nevo reino. Creímos que Chicago era un buen lugar, solo un Clan se proclamaba dueño de la ciudad, cuando escuchamos que eran un par de hermanos y que uno de ellos era una mujer, creímos que podríamos con ellos… pero no fue el caso, en estos tres años solo hemos ganado menos de
Valentina.Me sorprende que el vecindario que eligieron para vivir sea tan simple, aunque al llegar me doy cuenta de que su casa no lo es, estos malditos compraron tres propiedades y la convirtieron en una sola, una enorme casa que, aunque no alcanza a ser una mansión es lo mejor que he visto en este lugar, al ingresar en su enorme garaje, reparo en las seis motos que aquí se encuentran, hermosas, y los autos, contando en el que acabamos de llegar también son seis, clásicos, algo digno de ver, son solo seis, no existe una mujer De Luca, mintieron, sabían que Donato no aceptaría ese trato.— ¿Te estas arrepintiendo de venir con nosotros reina? — solo cuando Lupo habla reparo en que ya todos descendieron y que los otros tres también están aquí.— No, claro que no. — respondo al tiempo que diciendo y una vez en frente del rubio barbu
ValentinaPiso el acelerador mientras mi corazón late desenfrenado, las calles se me hacen eternas y el tiempo se ha detenido, el aire comienza a faltarme mientras las lágrimas caen, las ignoro, no tengo tiempo para quitarlas de mi rostro, esto es una pesadilla, la más horrible, sé que en cualquier momento Eliot me despertara, debe hacerlo, porque estoy a punto de llegar, por favor amor, te lo suplico, despierta a la idiota de novia que tienes, vamos Chicco, despiértame… presiono el freno a mitad de la calle y quedo con la vista fija en la esquina de la acera, allí donde se une la calle en la que está detenido mi automóvil y la calle que lleva a la fábrica donde encontramos a nuestro abuelo muerto, lo veo, mientras la llovizna cae, obligo a mis músculos a moverse, abro la puerta y bajo, cada paso me acerca a la realidad… no, me lleva a la verdadera p
El día estaba llegando a su fin, Valentina seguía alerta a todo lo que pasaba a su alrededor, aún estaba buscando comprender que era lo que los De Luca querían de ella realmente, a mitad de la tarde, había solicitado una habitación, y aunque Leonzio le dijo que podía quedarse en la de él, ella le fue franca.— No puedo dormir en tu cuarto, es demasiado horrible para mi gusto. — el hombre que en Italia había causado miedo de solo arrugar su entrecejo quedo en silencio ante la queja de su mujer.— Puedes dormir en mi habitación Tina.— No me gustan los colores oscuros Ezzio.— Mi habitación es la única que esta pintada de blanco. — Rocco sonrió al tiempo que levantaba sus cejas de manera juguetona.— Tampoco me gustan los colores claros.— ¿Todas las mujeres son así de complicadas? — se
Valentina veía su rostro reflejado en el espejo, sus ojos brillosos y su amplia sonrisa eran casi las mismas de antaño, en su mente los recuerdos de cuando engaño a su tío Demetri se repetían y se comparaban con el reciente recuerdo de como embauco a seis hombres, como los dejo en silencio y afectados de sobre manera todo por una insípida lagrima, claro que tendrían que ovacionarla de pie y entregarle un premio por como los había engañado, como si ella realmente fuera tan débil o blanda, incluso tuvo que correr al baño, para evitar carcajearse frente a ellos.— Valentina abre por favor, Lupo no quiso lastimarte, él tiene problemas de ira, juro que no volverá a pasar, estas segura con nosotros. — tuvo que ahogar una carcajada ante el pedido de Ángelo, si Donato pudiera verla en este momento, estaría orgulloso de ella.— Estoy bien Ángelo, sol