Lamento la demora, me operaron y he estado algo complicada
Narrado por AidenEl aire del bosque seguía impregnado de la presencia de Morgana, aunque ella ya no estaba. Algo en la forma en que se había desvanecido, en las palabras que había pronunciado, me carcomía la mente como un veneno lento. Sabía que Anya estaba ocultando algo. Lo vi en sus ojos, en la manera en que su cuerpo se tensó, en su necesidad repentina de estar sola. Pero lo que más me perturbaba era la posibilidad de que Morgana tuviera razón. ¿Y si Anya realmente recordaba?El aullido de uno de mis lobos resonó en la distancia. Un llamado, una advertencia. Mi instinto me llevó a moverme antes de que mi mente pudiera siquiera analizarlo. Me lancé hacia la espesura del bosque, mis sentidos alertas. No podía ignorar la sensación de que algo estaba mal. No cuando se trataba de Anya.Salté sobre raíces gruesas y esquivé ramas bajas mientras mi lobo rugía en mi interior, exigiendo ser liberado. Pero no lo hice. No aún. Necesitaba encontrarla primero. Mis oídos captaron el crujido de
El frío de la noche se filtraba entre los árboles, pero el calor de mi piel, encendida por la tensión y la furia contenida, me mantenía inmóvil. La silueta de Anya se había desvanecido entre la espesura, dejándome con un torbellino de pensamientos y el eco de las palabras de Morgana resonando en mi cabeza."Cuando recuerdes... cuando entiendas quién eres realmente... vendrás por tu propia voluntad."No. No iba a permitirlo. No iba a dejar que Morgana la arrancara de mi lado. Anya era mía para proteger, para luchar por ella si era necesario. Pero, ¿y si lo que decía esa bruja era cierto? ¿Y si realmente había algo que Anya desconocía sobre sí misma? Algo lo suficientemente poderoso como para hacerla dudar, para llenarla de un miedo que nunca antes había visto en ella.Marcus regresó a mi lado, su expresión endurecida por la incertidumbre.—El perímetro está despejado, pero no confío en que esto haya terminado —informó, su mandíbula apretada—. Esa bruja… ¿quién demonios era?Tomé aire c
El bosque me envolvía con su quietud engañosa, pero dentro de mí, todo era un torbellino. Mis pasos eran rápidos, casi erráticos, mientras me alejaba de Aiden y los demás. Necesitaba espacio. Necesitaba pensar.Pero, ¿pensar en qué? Si mi mente era un caos de fragmentos inconexos, de sombras de recuerdos que se deslizaban por los bordes de mi conciencia sin llegar a completarse.Morgana.Su nombre era una maldición. Una llave oxidada que amenazaba con abrir una puerta que yo ni siquiera recordaba haber cerrado.Me detuve al llegar a un claro bañado por la luz de la luna. Mi corazón latía con fuerza en mi pecho. Cerré los ojos y respiré hondo, tratando de encontrar algún rastro de calma en medio del caos.—No puedes forzarme a ir contigo…— murmuré, repitiendo mis propias palabras. Pero, ¿eran ciertas?Apreté los puños con frustración. Algo dentro de mí reaccionó a la presencia de Morgana, algo primitivo y aterrador. No era solo miedo. Era reconocimiento.—No puede ser…— susurré.Pero l
Narrado por AidenEl bosque estaba inquieto.El viento susurraba entre las hojas, arrastrando consigo un eco de advertencia que solo mis instintos parecían captar. La luna se ocultaba tras un velo de nubes densas, proyectando sombras alargadas sobre la tierra húmeda. Cada sonido, cada crujido de rama bajo mis botas, me hacía tensar la mandíbula.Anya llevaba demasiado tiempo lejos.Mi lobo rugía dentro de mí, cada fibra de mi ser gritaba para que la siguiera, para que no la dejara sola con sus pensamientos y el veneno que Morgana había sembrado en su mente. Pero también sabía que si la presionaba en ese momento, si intentaba retenerla sin darle el espacio que buscaba, la alejaría más.Marcus regresó de su patrullaje y se detuvo junto a mí, sacudiendo la cabeza con una mueca.—Nada —informó, sus ojos reflejaban la misma preocupación que ardía en mi pecho—. Ni rastro de Morgana.—Eso no significa que se haya ido.—Lo sé.Ambos nos quedamos en silencio por un momento, nuestros sentidos e
Narrado por AnyaEl aire se volvió denso, cargado de una energía que me erizaba la piel. Aiden seguía sosteniéndome, sus ojos ardían con determinación, pero dentro de mí, una grieta se había abierto y ya no podía ignorarla.La voz de Marcus aún flotaba en el aire: Tenemos un problema.Sabía que Morgana no se había ido. Nunca lo haría. Era una presencia constante, un susurro en la brisa, un eco en mis pesadillas. Ahora, con la certeza de lo que era—de lo que ella había hecho—, la realidad me golpeaba con más fuerza.—¿Dónde? —preguntó Aiden sin soltarme.—Cruzando el valle, cerca de las ruinas antiguas —respondió Marcus, con la mandíbula tensa—. No está sola.El silencio cayó entre nosotros, pero era un silencio cargado de promesas oscuras. Apreté los puños y di un paso atrás, separándome de Aiden. Algo dentro de mí se revolvía con furia. Ya no podía ser solo la protegida, la que necesitaba respuestas. Necesitaba enfrentarla.—Voy con ustedes —dije con una firmeza que me sorprendió inc
Narrado por AnyaEl silencio que quedó tras la desaparición de Morgana era pesado, sofocante. El viento mecía las copas de los árboles, pero en el claro donde nos encontrábamos, el aire se sentía estancado, cargado de un residuo oscuro que solo yo parecía percibir. La mirada de Aiden seguía fija en mí, estudiando cada una de mis reacciones con una mezcla de preocupación y algo más. Algo que no quería nombrar.—¿Estás bien? —su voz fue un murmullo, pero en la quietud del bosque, sonó como un trueno.No respondí de inmediato. No porque no quisiera, sino porque no sabía cómo hacerlo. Algo dentro de mí se había quebrado con las palabras de Morgana, con la certeza que traían. "Mi legado". Esa frase seguía resonando en mi mente, clavándose en mi piel como una marca imborrable.—Estoy aquí —respondí al fin, pero incluso a mis propios oídos, mi voz sonó distante. Como si no estuviera segura de mi propia afirmación.Marcus se acercó con cautela, su expresión dura, su postura alerta.—Tenemos q
Narrado por AnyaEl silencio que siguió a la partida de Morgana se sintió más pesado que cualquier batalla. Aiden no me soltaba, su agarre firme en mi brazo como si temiera que, si me dejaba ir, desaparecería. Pero lo que él no sabía era que ya me sentía perdida. Algo dentro de mí había cambiado. Algo se había despertado.—Anya —su voz fue apenas un susurro, pero cargada de urgencia.No respondí. No sabía qué decir. Mis pensamientos estaban atrapados en un torbellino de dudas y miedo. Había sentido la magia de Morgana llamándome, había sentido algo dentro de mí responder, y eso me aterraba más que cualquier otra cosa.Aiden movió una mano hasta mi rostro, obligándome a mirarlo. Su mirada era intensa, ardiente, llena de algo más que preocupación. Era una súplica.—No dejes que te consuma —pidió con voz ronca—. Lucha contra eso. Lucha contra ella. Eres más fuerte que cualquier sombra.Cerré los ojos por un instante, queriendo creerle. Queriendo creer que podía resistirlo. Pero la voz de
Narrado por AnyaEl amanecer trajo consigo un aire pesado, cargado de silencios y promesas que no sabía si podría cumplir. El fuego en la chimenea se había extinguido, dejando solo brasas incandescentes que parpadeaban débilmente en la penumbra de la cabaña. A mi lado, Aiden dormía con una expresión tranquila, su brazo rodeando mi cintura como si incluso en su sueño temiera que desapareciera.Deslicé mis dedos por su rostro, delineando la línea de su mandíbula, la curva de sus labios, la tensión sutil de su ceño. Él había sido mi refugio, mi ancla cuando la tormenta amenazaba con arrastrarme. Pero ahora, con la llegada del nuevo día, la realidad volvía a instalarse en mi pecho con el peso de una verdad ineludible: Morgana seguía ahí. Y lo que había despertado en mí, también.Respiré hondo y cerré los ojos por un instante. Podía sentirla. No solo en mi mente, sino en mi sangre, en la energía latente que vibraba en mi interior como un eco de su voz. Me había llamado. Y lo peor de todo e