Narrado por AidenEl bosque estaba inquieto.El viento susurraba entre las hojas, arrastrando consigo un eco de advertencia que solo mis instintos parecían captar. La luna se ocultaba tras un velo de nubes densas, proyectando sombras alargadas sobre la tierra húmeda. Cada sonido, cada crujido de rama bajo mis botas, me hacía tensar la mandíbula.Anya llevaba demasiado tiempo lejos.Mi lobo rugía dentro de mí, cada fibra de mi ser gritaba para que la siguiera, para que no la dejara sola con sus pensamientos y el veneno que Morgana había sembrado en su mente. Pero también sabía que si la presionaba en ese momento, si intentaba retenerla sin darle el espacio que buscaba, la alejaría más.Marcus regresó de su patrullaje y se detuvo junto a mí, sacudiendo la cabeza con una mueca.—Nada —informó, sus ojos reflejaban la misma preocupación que ardía en mi pecho—. Ni rastro de Morgana.—Eso no significa que se haya ido.—Lo sé.Ambos nos quedamos en silencio por un momento, nuestros sentidos e
Narrado por AnyaEl aire se volvió denso, cargado de una energía que me erizaba la piel. Aiden seguía sosteniéndome, sus ojos ardían con determinación, pero dentro de mí, una grieta se había abierto y ya no podía ignorarla.La voz de Marcus aún flotaba en el aire: Tenemos un problema.Sabía que Morgana no se había ido. Nunca lo haría. Era una presencia constante, un susurro en la brisa, un eco en mis pesadillas. Ahora, con la certeza de lo que era—de lo que ella había hecho—, la realidad me golpeaba con más fuerza.—¿Dónde? —preguntó Aiden sin soltarme.—Cruzando el valle, cerca de las ruinas antiguas —respondió Marcus, con la mandíbula tensa—. No está sola.El silencio cayó entre nosotros, pero era un silencio cargado de promesas oscuras. Apreté los puños y di un paso atrás, separándome de Aiden. Algo dentro de mí se revolvía con furia. Ya no podía ser solo la protegida, la que necesitaba respuestas. Necesitaba enfrentarla.—Voy con ustedes —dije con una firmeza que me sorprendió inc
Narrado por AnyaEl silencio que quedó tras la desaparición de Morgana era pesado, sofocante. El viento mecía las copas de los árboles, pero en el claro donde nos encontrábamos, el aire se sentía estancado, cargado de un residuo oscuro que solo yo parecía percibir. La mirada de Aiden seguía fija en mí, estudiando cada una de mis reacciones con una mezcla de preocupación y algo más. Algo que no quería nombrar.—¿Estás bien? —su voz fue un murmullo, pero en la quietud del bosque, sonó como un trueno.No respondí de inmediato. No porque no quisiera, sino porque no sabía cómo hacerlo. Algo dentro de mí se había quebrado con las palabras de Morgana, con la certeza que traían. "Mi legado". Esa frase seguía resonando en mi mente, clavándose en mi piel como una marca imborrable.—Estoy aquí —respondí al fin, pero incluso a mis propios oídos, mi voz sonó distante. Como si no estuviera segura de mi propia afirmación.Marcus se acercó con cautela, su expresión dura, su postura alerta.—Tenemos q
Narrado por AnyaEl silencio que siguió a la partida de Morgana se sintió más pesado que cualquier batalla. Aiden no me soltaba, su agarre firme en mi brazo como si temiera que, si me dejaba ir, desaparecería. Pero lo que él no sabía era que ya me sentía perdida. Algo dentro de mí había cambiado. Algo se había despertado.—Anya —su voz fue apenas un susurro, pero cargada de urgencia.No respondí. No sabía qué decir. Mis pensamientos estaban atrapados en un torbellino de dudas y miedo. Había sentido la magia de Morgana llamándome, había sentido algo dentro de mí responder, y eso me aterraba más que cualquier otra cosa.Aiden movió una mano hasta mi rostro, obligándome a mirarlo. Su mirada era intensa, ardiente, llena de algo más que preocupación. Era una súplica.—No dejes que te consuma —pidió con voz ronca—. Lucha contra eso. Lucha contra ella. Eres más fuerte que cualquier sombra.Cerré los ojos por un instante, queriendo creerle. Queriendo creer que podía resistirlo. Pero la voz de
Narrado por AnyaEl amanecer trajo consigo un aire pesado, cargado de silencios y promesas que no sabía si podría cumplir. El fuego en la chimenea se había extinguido, dejando solo brasas incandescentes que parpadeaban débilmente en la penumbra de la cabaña. A mi lado, Aiden dormía con una expresión tranquila, su brazo rodeando mi cintura como si incluso en su sueño temiera que desapareciera.Deslicé mis dedos por su rostro, delineando la línea de su mandíbula, la curva de sus labios, la tensión sutil de su ceño. Él había sido mi refugio, mi ancla cuando la tormenta amenazaba con arrastrarme. Pero ahora, con la llegada del nuevo día, la realidad volvía a instalarse en mi pecho con el peso de una verdad ineludible: Morgana seguía ahí. Y lo que había despertado en mí, también.Respiré hondo y cerré los ojos por un instante. Podía sentirla. No solo en mi mente, sino en mi sangre, en la energía latente que vibraba en mi interior como un eco de su voz. Me había llamado. Y lo peor de todo e
Narrado por AidenEl amanecer trajo consigo una calma engañosa. El fuego en la chimenea se había reducido a brasas ardientes, y la cabaña estaba sumida en una penumbra cálida. Podía sentir el cuerpo de Anya contra el mío, su respiración acompasada, su piel tibia rozando la mía. Por un instante, quise creer que todo estaba bien, que las sombras no nos acechaban, que el peligro había quedado fuera de esta burbuja de calor y deseo.Pero no era así. Sabía que la paz era efímera, una ilusión que se desvanecería con la luz del día. Aun así, me permití un momento de quietud, grabando en mi memoria la sensación de Anya en mis brazos.Ella se movió ligeramente, sus párpados aún pesados por el sueño. Cuando sus ojos se abrieron, encontré en ellos una tormenta contenida, un conflicto que no desaparecía, incluso después de la entrega de la noche anterior. Me pregunté si se arrepentía, si el miedo a lo que había dentro de ella volvía a envolverla. No la dejaría hundirse en esa oscuridad otra vez.
Narrado por AidenLa noche era un santuario de sombras, rota solo por el tenue resplandor de la luna que se filtraba por las rendijas de la cabaña. Anya dormía a mi lado, su respiración acompasada, su cuerpo envuelto en el calor de nuestra intimidad reciente. Su fragancia seguía aferrada a mi piel, un recordatorio de que por un breve instante, habíamos sido solo dos almas encontrándose en medio del caos.Pero la paz era un lujo que no podíamos darnos. Y pronto, lo descubriría de la peor manera.Un crujido en la nieve afuera hizo que todos mis instintos se activaran. Mi lobo rugió dentro de mí, una advertencia feroz. No era el viento. No era un animal. Había algo acechando en la oscuridad.Mi primer reflejo fue protegerla. Me giré hacia Anya, sacudiéndola suavemente.—Anya, despierta.Ella frunció el ceño, aún atrapada en el letargo del sueño. Pero antes de que pudiera reaccionar, la puerta de la cabaña estalló en mil astillas.Un rugido profundo llenó el aire, seguido de un viento hel
Narrado por AidenEl rugido de la tormenta se mezclaba con el estruendo de mi propio corazón mientras corría a través del bosque. Las ramas se rompían a mi paso, pero nada podía detenerme. Nada podía ser más aterrador que la imagen de Anya siendo arrebatada de mis brazos.Todo había sucedido en cuestión de segundos.Una sombra oscura irrumpió en la cabaña, rompiendo la tranquilidad que habíamos construido en nuestra breve burbuja de paz. No tuve tiempo de reaccionar antes de que una fuerza invisible me lanzara contra la pared con una violencia inhumana. Sentí el crujido de mis costillas al chocar contra la madera, el sabor metálico de la sangre llenó mi boca. Intenté ponerme de pie, pero algo más fuerte que yo me mantuvo inmóvil.Anya gritó mi nombre, pero su voz se ahogó en el fragor del combate. Logré ver su figura forcejeando con dos encapuchados. Uno la sujetaba por la cintura, el otro murmuraba palabras en un idioma antiguo. Un brillo purpúra envolvió a Anya y la vi arquear la es