Después de tranquilizar a Eun-Ji corrí a la cocina, debía aprovechar que todo el personal estaba ocupado en sus labores para poner a cocer las hiervas de amor para verterlas en el gotero.Por fortuna nadie me vio hacerlo y pude limpiar todo para no dejar evidencia de lo que acababa de hacer y guardé el pequeño frasco en mi delantal.Terminé con mis labores y me senté en la puerta de la cocina a mirar hacia el jardín. Todo estaba lleno de flores. Era temporada de cerezos en flor y siempre me gustó admirar la belleza del paisaje.Esa casa era sin dudarlo un momento, la más hermosa que hubiera visto, sus jardines eran tan extensos que parecían no tener fin, ya que colindaban con la montaña. Y al otro extremo, un riachuelo formaba una laguna y en el centro había un hermoso gazebo rodeado de árboles que le daban privacidad y misterio.Debía ir a ese lugar en cuanto tuviera un tiempo libre, desde donde estaba solo podía ver la cúpula del gazebo y quería verlo de cerca. Esos lugares siempre
Espera! ¿Tienes el gotero? — Susurró Eun-Ji detrás de mí haciéndome saltar del susto.—Sí, lo tengo — dije nerviosa porque el amo Seung-Yi podía abrir la puerta en cualquier momento.Saqué el gotero de mi delantal y Eun- Ji me lo arrebató, sin dudarlo un segundo vertió unas gotas dentro del té y yo estuve a punto de tirar la charola al piso cuando la puerta se abrió de golpe.Entré en la habitación, pero apenas pude ver al hombre de espaldas caminando delante de mí colocando una bata de seda sobre su espalda.—Su cena señor — dije y coloqué la bandeja sobre la mesa cerca de la ventana.Lamenté no verlo de frente, en todo momento estuvo de pie dándome la espalda. Comencé a caminar hacia la puerta y estaba a punto de salir cuando me detuvo.—¿Qué haces aquí? ¿Cómo fue que me encontraste? ¿Viniste a chantajearme?Desde la primera pregunta reconocí su voz, me quedé paralizada porque no sabía qué hacer, no sabía que contestar. ¡Era él! Era el mismo Seung-Yi que había conocido en Shanghái.
Fui corriendo a la cocina a preparar el té, por supuesto que no le coloqué las gotas de amor porque ya se había tomado una dosis bastante alta y no sabía cuales iban a ser los efectos que iba a tener en su cuerpo.Lo que sí era un hecho es que tenía que hacer algo para evitar que Eun-Ji se le metiera en la cama. Eso no lo iba a permitir, al menos no mientras yo estuviera en esa casa.—¿Pusiste las gotas? — Me susurró Eun-Ji cuando me vio pasar por su puerta.Asentí con la cabeza y seguí caminando por el pasillo hasta la habitación. Toqué la puerta y esperé un minuto a que me abriera.Entré a colocar el té sobre su mesa y mantuve la mirada en el piso, no sabía qué hacer ni qué decir. Cuando giré para salir de la habitación él había cerrado la puerta y me miraba de una forma como miraría un lobo a un cordero que está apunto de devorar.Le puso seguro a la puerta y yo comencé a temblar. Su rostro estaba rojo por la excitación. Su frente estaba sudorosa y sus ojos desorbitados.No era com
Esperé paciente el tiempo necesario para que las gotas de amor hicieran efecto en el cuerpo de Seung-Yi. Según la mujer que me las vendió, debían hacer efecto casi al instante —Una vez que las beba, no podrá resistir y le hará el amor en ese momento — dijo, y yo esperaba que al haber tomado doble dosis hicieran un mayor efecto.Me puse un kimono corto de seda y ropa interior de encaje, iba a facilitarle tarea de tomarme de una vez por todas.Necesitaba perder mi virginidad con él para que me quitara el lastre que me impedía disfrutar mi amorío clandestino con el jardinero.Conocí a Dong-Yul al siguiente día que regresé del viaje de bodas. Esa noche mi esposo volvió a rechazarme y se negó a que durmiera con él. La frustración se apoderó de mí y salí a caminar por el jardín.Mis pasos me llevaron hasta el gazebo en medio del lago y ahí me dejé caer de rodillas. Tomé un almohadón pequeño y lo mordí para que no se escuchara mi grito de enojo y frustración.No me percaté del hombre que est
Estás diciendo que ella está viviendo en tu casa como una sirvienta!? — Preguntó Soo-Min cuando le dije que Eun-Ji la mujer que había conocido en Shanghái había aparecido en mi casa con el uniforme de la servidumbre.Su rostro de sorpresa fue peor de lo que seguramente fue el mío cuando la vi. Mi reacción fue de asombro pero al mismo tiempo de temor.—No solo eso, es la sirvienta personal de mi esposa, la señora Suni-Kim me dijo que fue precisamente Hana-Rhee quien la contrató. Ella no llegó por medio de la agencia. También pensé que podría haber llegado para chantajearme con lo del embarazo, pero ella me aseguó que se deshizo del bebé cuando se enteró de que estaba embarazada.—Por favor Seung-Yi, no puedes creer que eso sea verdad. Esa mujer ha sido muy astuta. Mira que meterse en tu casa y bajo la protección de tu esposa. Yo creo que es parte de su plan. Te dije que era muy peligroso que te involucraras con una desconocida. Debiste hacerme caso cuando te dije que no salieras a cena
—Tienes que ayudarme a conseguir el dinero para irme de esta casa cuanto antes — Le dije a Eun-Ji determinada a salir corriendo antes de que mi embarazo fuera evidente.—¡Imposible! No dispongo de tanto dinero para darte. Mi esposo no me ha entregado las nuevas tarjetas y no tengo más que unos cuantos wones, tal parece que, como en esta casa lo hay todo, él cree que no necesito nada.Dijo con una sonrisa sentándose a tomar el desayuno.—Eun-Ji, en verdad es muy importante que me vaya pronto. Si no tienes dinero, debes tener joyas, algo de valor que pueda venderse para obtener dinero.—¡Escúchame bien Hana-Rhee! Fuiste tú la que nos metió en esta situación. Yo estoy aquí por hacerte un favor. Debías ser tú la que estuviera soportando los desprecios de Seung-Yi que siente que no lo merece nadie; sin embargo, estoy aquí luchando por no arrastrar el apellido de tu familia por el fango. Tú dijiste que me ayudarías a conquistarlo y hasta ahora no ha pasado nada, así que te controlas y sigue
Agaché la mirada porque me moría de vergüenza, no tenía ningún argumento para negar su acusación, en realidad era una ladrona, había robado las joyas de su esposa y fui atrapada tratando de escapar.—Así que eres una pequeña ladronzuela. ¿Pretendías huir de mí? ¿Será que estás tratando de ocultar que todavía estás embarazada? ¿Me mentiste cuando dijiste que habías perdido al bebé?—No, no mentí, no estoy embarazada. ¡Lo juro! — Dije sin levantar la mirada para que no leyera la verdad en mis ojos que estaban a punto de estallar en lágrimas.—¿Pretendes que te crea después de esto?—Si no quiere no me crea señor, pero le aseguro que no miento — me mordí los labios al decir esas palabras. Era la peor mentira, no, ya ni siquiera yo sabía cuál era la peor de las mentiras que había dicho desde que le pedí a Eun-Ji que ocupara mi lugar.—Voy a tener que redoblar la vigilancia, no voy a permitir que escapes hasta que hayan pasado los tres meses y luego, te dejaré ir, por lo pronto considera q
Las palabras de Eun-Ji resonaban en mi cabeza y yo no sabía qué pensar. No podía confiar en ella porque en menos de dos minutos me había contado dos historias totalmente diferentes y luego estaba lo del robo de las joyas.Lo único cierto en mi mente era que a pesar a de todo, no quería que se fuera. Me rehusaba a creer que era esa estafadora profesional que decía Soo-Min y que estaba ahí solo para sacarme dinero.Yo mismo no sabía por qué seguía queriendo confiar en que era una buena mujer cuando todas las pruebas estaban en su contra.De pronto nos vimos ahí, encerrados en la caseta de vigilancia de la casa en la que cohabitaba con mi esposa. Mi mano sostenía su barbilla y su rostro empapado por las lágrimas me producía el inmenso deseo de consolarla.Esa mujer se había convertido en una debilidad para mí, sobre todo ahora que sabía que en su vientre podía estar gestando un hijo mío. El hecho de haber sido el primer hombre en su vida no quería decir que hubiera sido el único, después