Entraron en la habitación y Katsumi fue directo al closet, trató de alcanzar una valija vieja en la que guardaba la ropa de verano, incluido el traje de baño. Quería aceptar la invitación de Anya de nadar con ella y Stacy, no sabía nadar y pensó que podía aprovechar la ocasión para aprender, aunque esto implicara soportar un poco de frio. La valija estaba en la repisa más alta del closet. Katsumi se paró de puntillas y extendió ambos brazos hacia arriba haciendo un gran esfuerzo, apenas rozó la maleta.
Yoshi se acercó y cogió la maleta por el aza. Su perfume le hizo suspirar. Se percató de que, aunque seguía algo resentida con él, aun lo extrañaba. Se sentía tan bien estar cerca de él.
—Déjala —le dijo Katsumi a Yoshi antes de que bajara la maleta. Él bajó los brazos y la miró a los ojos —ya la bajarás luego
Cuando estuvieron frente a frente, se le abalanzó encima, cuando sus labios rozaron, Katsumi sintió un vacío en el estómago, no era una sensación b
Katsumi había entrado en la mansión a hurtadillas. Todo estaba oscuro y se dirigía a tientas hacia la escalera, cuando la luz de una lámpara se encendió y la voz de Adrick retumbó —¿Sabes qué hora es? —¡Por Dios! Me has dado un susto —No deberías estar en la calle a estas horas —¿De verdad? ¿Me dirás a qué hora volver a casa? —Tengo derecho a hacerlo. Trabajas para mí. —Pedí permiso para salir “papá” —protestó Katsumi con tono burlón —Se supone que saldrías con Stacy, una salida de chicas, solo eso —Y eso ha sido, ha sido una salida de chicas —Joder, Katsumi, no soy idiota —cogió ambas muletas que estaban recostadas a un lado del sillón en el que se encontraba sentado— Te has ido a acostar c
“Saber que la persona que debía protegerte se marchó, es duro, es realmente doloroso. Pero lo que la vida me regaló en cambio, es mucho mejor que cualquier cosa que pudo haberme faltado. Si las cosas no hubiesen ocurrido como ocurrieron, tal vez mi vida no sería tan maravillosa como lo es. KATHERINA JOHANSON acostumbraba a ayudar a su madre a atender el negocio; una pequeña florería ubicada en el centro del pueblo. Un día como cualquier otro, Katherina atendía en el mostrador —Seis —gritó su madre desde el depósito, preparaba veinte arreglos florales que le habían encargado para el matrimonio de Ivy Mcgregor, la hija mayor del reverendo Mc Gregor, a la que Katherina había notado algo pálida y subida de peso cuando había ido a encargar la f
—¿Anya? ¿Anya qué? —preguntó Katherina con los ojos vidriosos. Sabía que se trataba de su madre. No podía ser casualidad que el viejo Berg lo hubiera mandado a la florería por Anya. Tenía que tratarse de su madre. Su madre era la Anya de Jasper. —No lo sé…nunca supe su apellido —¡Katherina Johansson Mykolaiv! Te dije claramente que cerraras la puerta y que no le abrie… —Anya se quedó fría cuando Jasper se dio la vuelta para mirarla. Dejó caer los paquetes de follaje y hortensias que había cargado con dificultad. Sus ojos desorbitados miraban a Katherina y a Jasper, ambos de piel blanca y mejillas rosadas, cabello ondulado castaño oscuro, casi negro, ojos grises, pestañas tupidas y cejas pobladas. Parecían dos gotas de agua frente a ella. Sentía que su pasado la abofeteaba de repente en la cara. Y
ADVERTENCIA. CONTENIDO +18 Queridos lectores y lectoras. Les aviso que este capítulo contiene escenas explícitas de sexo. Yoshi abrió los ojos al escuchar su celular. Le costó desenrollarse de las sábanas, pero el sonido de la música mesclado con el zumbido que emitía el teléfono al vibrar sobre la mesa, era irritante. Además, tenía que levantarse, pues la alarma que sonaba, indicaba que ya casi era hora de que Akari tomara sumedicamento. Yoshi no trabajaba los sábados, lo que le resultaba un poco agridulce; tenía tiempo para dedicarle a Akari, pero no veía a Katsumi, tampoco veía a Madison, no comprendía cómo podía estar loco por dos mujeres a la vez. Las deseaba a ambas. Puso el pie en el piso de madera y una corriente fría entró a su cuerpo, de pronto, sintió una presión en la cabeza, una sensación de zozobra y angustia, cómo si algo estuviera a punto de salir mal. Se sacudió el temor que lo invadió por un instante y fue a la cocina a p
—Esta es de cuando tenía cinco. Fui a visitar a mis padres —dijo Yoshi con una sonrisa en los labios mientras señalaba con su dedo índice una de las fotos del álbum —Uuuuy.. ¡Qué cosita tan tierna! —respondió Madison con ojos chispeantes. Llevaban dos horas hablando de esto y de aquello. Yoshi le había contado cosas acerca de Akari; anécdotas, recuerdos. Madison lo había escuchado atenta.Le hacía preguntas, se mostraba interesada. —Sí, le sentaba bien tener las mejillas regordetas —Yoshi sonrió melancólico. Madison tomó las tazas de té que estaban sobre la pequeña mesa de madera que yacía frente al sofá de semicuero color turquesa en el que estaban sentados. Le dio una a Yoshi —Brindemos por Akari. Porque ahora tenemos un ángel que nos cuida desde el cielo —Yoshi no compart
Katsumi había salido corriendo del departamento, no sabía por qué corría, Yoshi no la había seguido. Había imaginado que conseguiría a Yoshi acurrucado en cama o en el sofá, echado al abandono y esperaba poder hacer que se sintiera mejor. Pero él ya había conseguido quien lo consolara. Se sentía como una verdadera estúpida, tal vez no era la primera vez que eso sucedía. Encendió el motor y salió del estacionamiento. Era la segunda vez que iba a ver a su esposo y regresaba con las tablas en la cabeza, esa vez, el golpe había sido más fuerte que la anterior, había dolido más; sus sospechas habían sido confirmadas ****** —¿Qué ha pasado? ¿Por qué no te has quedado con Yoshi? —Preguntó Adrick mientras Katsumi le flexionaba la pierna lesionada. Él debía saber que al
Katsumi despertó con una sonrisa estúpida en los labios. Se dio una ducha y se puso su jersey negro con rosas rojas estampadas, lo combinó con una falda verde esmeralda que le cubría hasta la mitad de los muslos. Se preguntó qué pensaría Adrick de aquel atuendo y soltó una risita al imaginar su reacción. Cualquier mujer en la situación de Katsumi, estaría destrozada; había conseguido a su marido siéndole infiel en su propia casa y, además de unas cuantas llamadas, él no había hecho nada para que ella lo perdonara. Tenía que estar destrozada, y lo estaba, pero ese día solo podía pensar en algo: Adrick Mykolaiv. Estaba enojada con él, sí, lo estaba porque de repente no soportaba la idea de pensar en la gran cantidad de mujeres con las que él había estado. Sabía que Adrick solo quería sexo, pero no podía evitar sentirse como una colegiala, con la expectativa de verlo, de saber qué le diría o como la trataría. Salió de la habitación y bajó las escaleras con
Era el día más esperado por Stacy. Al llegar a la masión Mykolaiv, Katsumi la recibió con una sonrisa cálida. Estaba segura de que en circunstancias diferentes, llegarían a ser buenas amigas. Pero Katsumi tenía algo que ella quería y no podía evitar odiarla por ello. Estaba cerca de Adrick Mykolaiv. Podía verlo todos los días. Estar a solas con él, hablarle, tocarlo. Estaba segura de que también cogía con él aunque no hubiera querido admitirlo. —¡Oh! ¿Nadarás con nosotras hoy? —Preguntó Stacy cuando vio a Ktasumi salir de una de las duchas vistiendo un traje de baño de dos partes con un pronunciado escote en el busto. Trató de fingir su mejor sonrisa —En realidad, no sé nadar. Esperaba que pudieras enseñarme. Adrick no tiene problema con ello. De hecho ha accedido a pagar por dos clases en vez de una.