Sídney, Australia.
08 de noviembre, 2020
“Pasajeros con destine a Londres, por favor abordar por la puerta número tres.”
―Bueno, creo que ya es hora de despedirnos ―Abigail se pone de pie y toma su bolso del asiento de espera; mira a Dafne de manera apremiante, pero ella no parece tener intenciones de soltarme―. Vamos monstruo, no hagas esto más difícil para Charlotte.
Los brazos de mi hermana, la misma que odia las muestras de afecto, se aferran como garras en mi cintura.
―Sé que debo dejarte ir, pero no quiero ―murmura con el rostro escondido en mi pecho, su voz nasal me advierte que ahora mismo ella está llorando―. La última vez que nos despedimos ya sabes lo que paso. Me hiciste una promesa que no cumpliste ―recuerda con un tono doloroso.
Mi pecho se estruja y la respiración se me atora en la garganta.
Veo a las demás personas en la sala de esperar tomar sus cosas y avanzar hacia la puerta de embarque; Abigail finge mirar a todos lados con algo de impaciencia y esa es su forma de disimular que ella también quiere llorar.
―Entonces esta vez te juro que todo será diferente ―respondo con un poco de dificultad, el nudo en mi garganta me impide hablar con firmeza―. Todo estará bien esta vez. Ya no existe nadie que me nuble la razón.
Mis ojos se llenan de lágrimas contenidas y tengo que respirar profundo para no explotar en sollozos. Abigail nos mira de reojo y comienza a pasar las manos por su rostro mientras llora en silencio; le tiendo mi mano para que se acerque a nosotras.
―Te voy a echar de menos ―digo abriendo un espacio para ella entre Dafne y yo, duda en aceptar, pero las emociones terminan dominándola―. Gracias por todo el apoyo que me has dado en estos meses tan difíciles y espero que así como te preocupaste por mí, también lo hagas por Dafy y mamá.
―Es lo que siempre hago ―se encoge de hombros y suspira, sus ojos verdes están enrojecidos―. De todo corazón espero que la distancia te ayude a reconectar contigo misma y con la vida, ricitos de oro. Estoy tan cansada de la Charlotte llorona y deprimente.
―Yo también, sobre todo por las noches cuando no me deja dormir ―concuerda Dafne tras una risita cómplice, Abigail le sonríe y besa su mejilla―. Nosotras estaremos bien sabiendo que tú estás haciendo un esfuerzo por recuperarte. Y por Anna Sophia ni te preocupes, ella sabe cuidarse perfectamente.
Asiento y beso a cada una en la mejilla.
―Ya hable con Jayson y lo puse al tanto de tu viaje, así que él estará al pendiente de recogerte en el aeropuerto cuando llegues ―me explica Aby un poco más calmada―. Es un buen tipo, puedes confiar en él para lo que sea.
Fuerzo una sonrisa y asiento soltando a Dafne para coger mi bolso de mano; la sala de espera se ha quedado prácticamente vacía. Veo hacia la puerta de entrada buscando con la mirada el rostro de mi madre, pero no me hago falsas esperanzas.
Si ella no está aquí es porque simplemente no quiso despedirse de mí.
―Las amo con mi vida, chicas ―digo al fin alejándome de ellas; mi corazón acelera sus latidos y aunque me muero por quedarme, entiendo que esto es lo mejor para mí―. Les prometo que esta Charlotte quedara sepultada para siempre en el pasado y la nueva será mucho más genial y autentica ―intento parecer animada, pero por dentro mi alma llora.
Dafne corre a mis brazos por un último abrazo y Abigail hace lo mismo, me aferro a ellas con todas mis fuerzas y me impregno de todo su amor para llenarme de valor y determinación.
― ¿Y para mí no hay un abrazo de despedida?
Todas alzamos nuestras miradas al reconocer la voz inconfundible de Anna Sophia Cohen.
―Viniste ―musite con miedo de que la imagen de mi madre se desvaneciera en el aire―. Pensé que no querías despedirte de mí.
Mis hermanas se hicieron a un lado para que nuestra madre pudiera acercarse.
―Y es la verdad, no quiero despedirme de ti. No quiero dejar de verte, pero entiendo que esta despedida es parte de tu proceso de sanación ―finalmente me abraza con mucha fuerza e irremediablemente se me escapa un sollozo―. Eres fuerte ricitos de oro. Eres más que lágrimas y sufrimientos. Tú eres Luz y no puedes seguir privando al mundo de tu belleza.
―Te amo mamá, te voy a echar mucho de menos ―mascullo entre dientes, liberándome de un gran peso―. Espero encontrarte aquí cuando vuelva.
Nos separamos y la sonrisa que me da, me recuerda que su alma no puede estar atada a un mismo sitio por tanto tiempo.
―O tal vez la vida me permita llegar a ti. Nunca se sabe ―acaricia mi mejilla―. Recuerda Charlotte, debes fluir con la vida. Déjalo ser.
Y con esas últimas palabras y un último abrazo a mis hermanas, recorro el camino que me conducirá lejos del pasado, de las mentiras y el engaño. Con lágrimas en los ojos digo adiós a la persona que más feliz me hizo en la vida, pero que también me convirtió en el ser más miserable y desdichado que puede existir.
Adiós Charlie Presston y espero que donde quiera que te encuentres, sepas que con las misma fuerza que te amé, también te voy a olvidar.
****
Londres, U.K
18 de noviembre, 2020
― ¡No puedo creer lo desconsiderada que eres, Charlotte! ―Tengo que alejar el teléfono de mi oreja para no quedarme sorda con los gritos de Aby―. Llegaste hace más de una semana a Londres y hasta hoy te dignas a dar señales de vida. ¡Dafne esta histérica y más amargada que nunca!
―Ya te explique que no encontraba mi teléfono ―digo por tercera vez y me froto los ojos.
― ¡Qué fácil es decir eso! ―Espeta muy enojada conmigo.
―Si quieres puedo mentirte, digo, si eso te hace sentir mejor ―Abigail jadea, sorprendida.
― ¡No puedo creerlo! ¿Acaso ese es un guiño a la antigua Charlotte?
Resoplo y pongo mis ojos en blanco mientras abro las puertas del balcón que tengo en mi nueva casa; ya casi amanece en Londres y en Sídney son las ocho de la noche aproximadamente.
―El trabajo te tiene alucinando, Aby ―mascullo y me arrepiento de no haberme puestos un abrigo antes de salir; está haciendo mucho frio―. ¿Cómo están mamá y Dafy?
Intento cambiar el tema, pero no estoy segura de que funcione; con Abigail las cosas nunca son tan fáciles.
―Anna Sophia lleva dos días encerrada en su estudio y ya sabes que cuando eso pasa, es porque está inspirada y ni siquiera se preocupa por comer o bañarse ―relata y casi puedo imaginar su rostro mientras habla, extraño a mi hermana―. Dafne, como ya te dije anda súper amargada. Desde que te fuiste he pasado cada día por casa y te juro que he intentado de todo para animarla, pero ese monstruo del demonio me detesta; así que, no han cambiado demasiado las cosas por aquí.
―Eso quiere decir que están bien ―concuerdo porque antes de marcharme, las cosas con mamá y mi hermana menor funcionaban de esa forma.
―Si lo ves objetivamente, entonces sí. Y ya que no preguntas por mí, te digo que estoy muy bien, un poco estresada porque Anika sigue enojada conmigo, pero sobreviviré ―Anika es la novia de mi hermana desde hace siete meses y tal parece que su relación no va nada bien―. Pero no llamaba para contarte sobre nosotras, sino para saber de ti. ¿Cómo te sientes en tu nueva casa? ¿Qué tal el otoño?
―La casa es muy bonita y confortable, gracias por eso ―hace un sonido de suficiencia―. El otoño aquí es bastante frio y ventoso en comparación con el clima de Australia.
La risa de Aby es lo que escucho.
―Sí, es cierto, pero con el tiempo terminas acostumbrándote ―veo hacia la calle donde ya comienzan a transitar personas―. Por cierto, tengo una buena noticia para ti.
Su entusiasmo me preocupa, porque mi concepto de buena noticia no es muy parecido al de Abigail. Vuelvo dentro del apartamento cuando el sonido de la cafetera anuncia que mi bebida ya está lista.
― ¿De qué se trata, esta vez, Aby?
―Oye, no preguntes como si se tratara de una tragedia. Esto es bueno ―saco la jarra de la cafetera y me sirvo una buena cantidad de café.
―De acuerdo, sorpréndeme entonces.
―Bueno, hable con Jayson y ya sabes, aprovechándome un poco de su culpabilidad por no haberte recogido en el aeropuerto cuando llegaste, le pedí que te diera trabajo. ¿No es genial? ―y al escucharla, la sorpresa me hace escupir el café que está hirviendo.
― ¡Auch! ―me quejo al sentir la lengua quemada―. ¿Cómo que trabajo, Aby? ¿De qué hablas?
―Trabajo, Charlotte. Lo que normalmente hace la gente para ganarse la vida ―repite muy seria―. Aunque para ti sería algo en lo que puedas distraerte mientras consigues en que ocupar tu tiempo. ¿O pensabas quedarte encerrada para siempre?
Busco un trapo con el cual poder limpiar el desastre que hice sobre la encimera de granito.
―Por supuesto que no ―miento descaradamente, solo para cerrarle la boca―. Pero necesito ir a mi tiempo, Abigail... sin presiones.
― ¿Hablas en serio, Charlotte? Llevas más de un año haciendo las cosas a tu tiempo ―me recrimina sin dejar de lado su tono de reproche―. Necesitas abandonar tu zona de confort.
―Yo me siento muy bien en mi zona de confort ―reafirmo sirviéndome una nueva taza de café―. Pero como ya te conozco, sé muy bien que no desistirás hasta conseguir lo que quieres. Así que dispara de una buena vez.
Su risa confirma mis palabras.
―Tampoco me pongas en ese plano de arpía mandona ―se queja y por su tono inflexible, adivino que esta es una batalla perdida para mí―. Se trata de una oportunidad muy buena para que ocupes tu mente y conozcas personas nuevas.
Resoplo audiblemente para que ella sepa que su idea no me agrada y bebo un poco de café.
―Supongo que no tengo otra opción tratándose de ti ―contesto resignada.
La escucho decirle algo a otra persona; debe ser su asistente, ella es adicta al trabajo.
―Qué bueno que me conoces, hermanita. Y bueno, es cuestión de que lo veas desde el lado positivo.
― ¿Hay un lado positivo? ―Cuestiono, evasiva.
― ¡Por supuesto que lo hay! ―Afirma muy segura de sí misma―. ¿A ti te gustan los libros?
―Sí, me gustan, pero ¿y eso qué?
―Bueno, que donde vas a trabajar hay millones de ellos ―su voz me da un poco de miedo, pero aguardo a que termine de hablar―. ¡Amaras cada día en tú nuevo empleo!
― ¿Cómo puedes estar tan segura de eso, Abigail?
Ella se ríe y contesta a la brevedad.
―Porque vas a trabajar en una librería, hermanita. ¿No es genial?
Londres, U.K 23 de noviembre, 2020 Llego a la librería cuando mi reloj de pulsera marcaba las 8: 35 am; cinco minutos tarde no estaba tan mal para ser mi primer día. La fachada por fuera era bonita y colonial, e incluso poseía una jardinera llena de flores en la única ventana que daba visibilidad al interior del local. Me asome con cuidado a ver si captaba algún movimiento dentro, pero todo parecía desierto al igual que la calle y cuando me acerque a la puerta, note algo extraño, la cerradura había sido forzada. Inmediatamente todas mis alarmas se dispararon. Entre cual gata sigilosa y deje mis cosas cerca de la entrada por si tenía que golpear a alguien y huir por mi vida; no tenía idea de cómo pelear, pero me valdría de cualquier cosa para ayudar al amigo de mi hermana. La librería por dentro era más grande de lo que imaginaba, había varias estanterías abarrotadas y el olor característico de los libros impregnaba el aire; incluso tenían un segundo piso que hacía las veces de ter
Londres, U.K 29 de diciembre, 2020 Ha pasado más de un mes desde mi llegada a Londres y debo decir que las cosas no van tan mal como imagine. Tener un trabajo ha hecho grandes cosas por mi mente, manteniéndola siempre ocupada. No puedo decir que me he olvidado por completo de mi pasado, mucho menos de mis sentimientos, eso es algo que me ha resultado muy difícil y no basta con chasquear los dedos; sin embargo, he aprendido a sobrellevar mejor mi dolor, a sonreír de vez en cuando y a no asociar cualquier cosa de mi presente con Charlie. Mi nueva casa sigue pareciéndome ajena, aunque he intentado agregarle cosas que me hagan asociarla con mi antiguo hogar y parte de lo que alguna vez fui. No duermo ocho horas seguidas porque las pesadillas siguen atormentándome, pero al menos consigo descansar lo suficiente para mantenerme en pie por el día. Algo que debo agradecerle a mi hermana Aby, es el haberme encomendado con una persona tan comprensiva como Jayson Graham. Él ha sido un gran
Londres, U.K 30 de diciembre, 2020 ―Debo admitir que eres una chica bastante agradable, Charlotte. Apuro mi copa de vino y miro en otra dirección, cohibida por la forma en que Jayson me observa. ―Antes solía ser más divertida ―contesto sincera y me aparto uno de los rizos que se me ha metido en la cara―. Lamento que tengas que conocer esta versión tan pobre de mí. Admitir la realidad en voz alta no escoce, porque he aprendido a convivir con mi nueva versión por mucho tiempo; la depresión me convirtió en una mujer mediocre que espera muy poco de la vida. ―Desafortunadamente, el pasado es algo que no podemos borrar, pero la vida continua ―alza su copa de coñac a mi salud y bebe un poco. El restaurant al que hemos venido ya se ha quedado completamente vacío, siendo pasada la medianoche; hace rato que recogieron las mesas y solo ha quedado la nuestra gracias a que Jayson es socio del lugar. ―Es doloroso despertar cada día pensando en todas las posibilidades que ya nunca podrán ser
Londres, U.K 21 de Enero, 2021 ―Mamita, ¿te sientes bien? Alzo mis ojos grises del libro que tengo entre las manos al oír la voz cantarina de mi compañera de trabajo. ―Sí, estoy bien ―respondo no queriendo sonar descortés―. ¿Por qué lo preguntas? ― ¿Estas segura, mi reina? Porque esas ojeras que traes en el rostro no mienten ―me mira preocupada y tuerce la boca―. No te vez nada bien. Le dedico una media sonrisa algo ambigua y dejo a un lado mi libro, convencida de que ya no poder terminar con mi lectura de esta semana; cuando Martina comienza una plática es difícil hacerla callar. ―Gracias por preocuparte, pero en serio estoy bien ―trato de sonar lo más convincente posible, porque es improbable que yo puedo confiarle mis problemas a nadie. Han pasado más de quince días desde que Dafne me llamo y discutimos; ella estaba muy alterada, me dijo cosas muy feas y por más que trate de explicarle, se negó a escucharme. He intentado hablar con ella, pero se niega a tomarme las llamadas
Londres, U.K 30 de Octubre 2020 Veo sobre la cama el disfraz que Martina eligió para mí y pienso que tal vez sería buena idea reportarme como enferma mañana, pero ¿enferma de qué? Quizás sea mejor tirarme de un puente, o cortarme las venas antes que ponerme este horrible disfraz de colegiala caliente. ―Ni muerta pienso usar algo como esto ―salto de la cama y recojo todas las piezas que conforman este ridículo disfraz y los devuelvo a la bolsa donde vinieron―. Como pude creer que alguien como Martina escogería un disfraz decente para mí. Voy de vuelta al salón para seguir revisando tiendas en línea donde poder encontrar algo medianamente decente, aunque lo veo difícil una noche antes de Halloween. Reviso varios sitios, pero mi sentido de la decencia no tiene mucho que ver con las modas de la nueva generación. Continuo revisando en internet y distraída en la labor, olvido que no he cenado nada desde que llegue del trabajo. Son casi las once de noche. Dejo un lado mi computador y v
27 de Octubre 2020Ha pasado más de un mes desde mi llegada a Londres y debo decir que las cosas no van tan mal como pensé. Mi estado depresivo sigue acompañándome constantemente, pero al menos ya no lloro a cada momento. Tener un trabajo ha hecho grandes cosas por mi mente, manteniéndola siempre ocupada. No puedo decir que me he olvidado por completo de mi pasado, mucho menos de mis sentimientos, eso es algo que me ha resultado muy difícil y no desaparece con chasquear los dedos; sin embargo, he aprendido a sobrellevar mejor mi dolor, a sonreír de vez en cuando y a no asociar cualquier cosa de mi presente con Charlie.Mi nueva casa sigue pareciéndome ajena, aunque he intentado agregarle cosas que me hagan asociarla con mi hogar y parte de lo que alguna vez fui. No duermo ocho horas seguidas porque las pesadillas siguen atormentándome, pero al menos consigo descansar cuatro horas seguidas. Algo que debo agradecerle a mi hermana Aby, es el haberme encomendado con una persona tan compre
31 de Octubre 2020―No me queda duda que te tomaste muy en serio lo del disfraz. Tú cara es lo mejor del atuendo.Resoplo con hastió, alejándome del que se supone es mi puesto de trabajo habitual, hasta quedar en una esquina del sitio que hemos acondicionado para la ronda de lecturas de libros de terror y suspense por parte de los clientes que han venido a nuestra reunión de Halloween aquí en la librería. La luz no ilumina por completo esta parte de la tienda y quedo oculta por la silueta de un fantasma que cuelga de la pared.― ¿Por qué estás tan amargada esta noche? ―Jayson se apersona frente a mí y cruza sus brazos para aparentar que su pregunta es seria.―Porque soy Merlina Addams, ¿no lo ves? ―respondo cortante y él retrocede un paso, alzando sus manos al aire como si no se esperase una respuesta como esa.―De acuerdo ―bambolea su cabeza―. Si no quieres hablar, solo debes decirlo, Charlotte. No tienes que ser tan agresiva. No conmigo ―su voz denota una gran decepción y de inmedia
― ¡No puedo ser que esto me esté pasando a mí! ―Graznó con desesperación, Alisson mientras esperábamos a que la policía tomara alguna declaraciones de lo sucedido―. ¿Dónde se supone que voy a dormir esta noche? ―se cuestionó a sí misma y me miro desvalida con sus ojos azules exudando desconcierto―. Ni siquiera tengo dinero para pagar un taxi.La mire sin expresión alguna en mi rostro, porque me mente no terminaba de asimilar lo ocurrido. Un grupo de cuatro tipos enmascarados se habían encargo de cortar la electricidad antes de entrar a robar las pertenencias de los clientes que habían asistido a nuestra reunión. Fueron veinte largos minutos de tensión y sollozos ahogados mientras los asaltantes amedrentaban a cualquiera que se resistiera a entregar sus cosas de valor. Armados con navajas tomaron a Jayson como rehén y lo obligaron a entregarle todas las ganancias obtenidas con el evento, su ordenador portátil y su celular. Por fortuna nadie salió herido, pero sí muy conmocionados con l