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El hombre que se encontraba frente a ella estaba totalmente condenado a perder la mayoría del dinero de su cartera, por no decir que estaba a punto de perderlo todo. Había insistido unas diez veces para que Lisa tomara una copa con él y su terrible insistencia se terminaría por convertir en su sentencia económica.

Había ido al bar con todas las chicas, para poder celebrar su ingreso a la empresa. Para celebrar una bienvenida que nunca había obtenido en ninguna otra empresa. La realidad era que aunque había trabajado en una gran cantidad de empleos, nunca la habían recibido con los brazos abiertos.  No estaba segura si esa bienvenida había sido por el simple hecho de ser la mejor amiga de Sol o simplemente las chicas de BYEXS habían resultado totalmente amables.

Se sentía cansada pero feliz de haber sido bienvenida. Lo único que le molestaba por completo era el hombre que se encontraba frente a ella con una gran sonrisa que según él estaba llena de coqueteo y seducción. Simplemente lo odiaba por el hecho de haberle insistido un millón de veces para beber con ella, por tratar de convencerla a beber con él a cambio de unos cuantos billetes. Claro que había aceptado de inmediato al escucharlo ofrecerle unos cuantos billetes. Conocía a los hombres como él y sabía a la perfección lo sencillo que era manipularlos para obtener unos cuantos billetes a cambio.

Únicamente tenía que coquetear. Demostrarle el suficiente interés sin llegar a comportarse como una mujer barata.

—Sabes... quería preguntarte algo—soltó ella mientras se levantaba de su asiento y avanzaba hacia el sofá rojo en el cual reposaba aquel hombre. Observando por un momento la tarjeta de crédito de aquel hombre.— ¿Estás son las que tienen un crédito infinito?—preguntó de repente antes de simplemente sentarse al lado de aquel hombre que le sonreía ampliamente.

—Así es— respondió con orgullo. Observándola mientras ella simplemente jugaba con aquella tarjeta entre sus manos.

—¿Crees que puedo ir a comprarme un trago con esto?—soltó, mostrándole la tarjeta mientras que intencionalmente colocaba la palma de su mano en la pierna de aquel hombre. La mirada de millonario se posó rápidamente en el escote que llevaba Lisa esa noche. Mantuvo su mirada en su escote por unos momentos y entonces tras lamerse los labios terminó por asentir.

Lisa sonrió al recibir el permiso de aquel hombre, se levantó del sofá y caminó rápidamente hacia la barra de aquel lujoso bar. Su mirada por un momento se dirigió a sus amigas que únicamente bebían las bebidas más baratas que habían encontrado en el lugar. Sonrió por un momento y entonces decidió que esa noche sería la noche de suerte de cada una de ellas. Especialmente el de ella que no pensaba irse de aquel lugar sin al menos unos cuantos miles de dólares.

Una gran sonrisa se dibujó en el bartender cuando ella dejó la tarjeta de crédito sobre la barra que brillaba gracias a las luces del lugar. Escuchando la música que el Dj cambiaba constantemente, creando un ambiente perfecto para beber.

—Dame la mejor botella que tengas— soltó con una gran sonrisa, gritando sobre la música mientras se recargaba en la barra— de preferencia una que sea dulce.

—¿Algo dulce?—preguntó el chico, pasándose la mano por la barbilla mientras volteaba a ver la gran colección de botellas que tenía a sus espaldas.— tenemos esta—soltó mientras señalaba una botella rosa con dorado— es una bebida de fresas con crema pero es cara,  es dulce.

—La quiero— dijo sin pensarlo.

—¿No vas a preguntar el precio?—preguntó con sorpresa mientras la observaba fijamente. Volteando a ver la tarjeta de crédito que ella había dejado en la barra— ¿Acaso eres una baby?

—Solo esta noche, le quiero dar una lección al hombre que me ha estado acosando toda la noche—gritó antes de regalarle una sonrisa llena de maldad al hombre que sonría al igual que ella. Volteando nuevamente hacia las botellas para poder entregarle aquella botella cara.

—Eres inteligente, sabes utilizar tu belleza a tu favor, ¿Cierto?—preguntó mientras cobraba aquella botella.

—El mundo es cruel, tienes que aprender a sobrevivir en él. Si no eres inteligente, las personas se aprovecharan de ti así que... ¿Por qué tu no lo haces antes que te lo hagan a ti?—preguntó antes de señalar las botellas— dame el trago más poderoso que conozcan, uno que te haga perder la cabeza con un solo trago... y por cierto, la cuenta de aquella mesa cóbratela toda a esta tarjeta.

Dos minutos después caminó por el bar con una gran sonrisa, dirigiéndose únicamente hacia la mesa de sus amigas para poder dejar en medio de la mesa aquella botella con sabor a fresas con crema-

—Disfruten que aquel cerdo paga– dijo con una gran sonrisa mientras las veía.

—¡Lisa!—soltó Sol con sorpresa— dijiste que ya no lo volverías a hacer—dijo antes de reír.

Sol tenía razón, hace tiempo había dicho que ya no lo volvería a hacer pero no podía evitarlo. Detestaba a los hombres que creían que con dinero podían comprarla.

Y aunque hace años vivía con lo que lograba sacarle a los millonarios, había decidido abandonar esa actividad cuando había conocido a Jasón por temor que él pudiera descubrirla. Podía recordar con exactitud todo lo que había hecho con tal de estafar a los hombres que se acercaran con arrogancia. Gracias a esos años de práctica había aprendido a estafar a los altos millonarios de la ciudad y había creado una pequeña fortuna que le había ayudado a vivir con comodidad. Al llegar Jasón a su vida había aprendido que no todos los hombres eran malos como ella había creído durante toda su vida. Le había mostrado un nuevo mundo y ese había sido el único motivo por el cual había prometido ya no hacerlo más pero en esos momentos ya no importaba nada porque haría eso y mucho más con tal de conseguir el dinero para el amor de su vida.

—Jasón lo necesita— respondió con seriedad antes de simplemente alejarse de ellas. Perderse nuevamente entre la multitud. Sol suspiró frustrada, tratando de encontrarla en medio de aquel lugar.

—Debería de ir a buscarla— soltó Sol mientras veía como Flor abría la botella que ella acababa de dejarles ahí.

—Esta justamente ahí—señaló Flor con una de sus manos— la he estado viendo desde que ese hombre la invitó a beber.—añadió mientras abría la botella.

—¿Dónde?—preguntó Sol antes que una de las chicas le señalara a Lisa en la zona V.I.P— ah...ahí esta—susurró mucho más tranquila.

Lisa le entregó a aquel hombre la bebida junto a su tarjeta de crédito. Mostrando una expresión en su rostro ligeramente triste. Sorprendida observó como aquel millonario de un solo trago se tomó por completo la bebida que el bartender le había preparado para embriagarlo con un solo trago.

—¿Sucede algo?—le preguntó él, jalándola repentinamente hacia él.

Lisa se mantuvo en silencio durante unos segundos, observando al hombre mientras que él únicamente la veía con una gran sonrisa en el rostro. Ella suspiró por un momento antes de simplemente sonreír de la misma manera que él le sonreía.

—Me gustaría pedirte un favor—susurró ella, prometo que será recompensado en un futuro.

La mirada de aquel hombre se iluminó por completo al escucharla hablar, recompensarlo en un futuro era la típica palabra que ella solía utilizar para hacerles creer que en un futuro podrían tenerla.

—Claro que puedo ayudarte—susurró él, repentinamente borracho. Hablando con torpeza mientras reía— que es lo que necesitas, princesa, reina.

—¿Podrías prestarme dinero?—soltó de repente sobre su oído, susurrando con suavidad mientras veía a aquel hombre temblar con suavidad.

Una mirada hacia su escote fue suficiente para que él asintiera y sacara de inmediato su billetera.

—Puedes tomar lo que quieras—susurró con una sonrisa. Lisa asintió y entonces tomó aquella billetera para abrirla. Encontrándose con una billetera repleta de billetes de cien dólares.

—Acabo de recibir un pago—le informó mientras cerraba los ojos— ay creo que—susurró, soltando el agarre que había mantenido sobre ella para repentinamente caer dormido.

—Siempre funciona—susurró ella, vaciándole la cartera al hombre que ya se encontraba totalmente anestesiado por culpa de la bebida.

Suavemente se levantó del sillón y lanzó la billetera hacia un lado. Aquel hombre ni siquiera le había pedido su nombre al acercarse a ella. No había ni una manera de poder rastrearla porque la sala V.I.P no tenía cámaras de seguridad y con lo borracho que se encontraba, con seguridad ni siquiera podría recordar a la mañana siguiente que había ocurrido.

*** 

Sol soltó una carcajada cuando Flor cayó sobre su sofá nuevo, carcajeando mientras se limpiaba el maquillaje corrido. Después del bar habían caminado hasta el departamento de Sol, hablando y riendo mientras torpemente se tropezaban. Flor estaba completamente borracha por culpa de la bebida que Lisa habia conseguido con ellas.

—La verdad es que no me habia divertido de esta manera desde hace mucho tiempo— soltó Flor con una gran sonrisa en el rostro— desde que trabajo para Nick Clark...las cosas no han sido tan sencillas—susurró de repente. Borrando la gran sonrisa que habia mantenido toda la noche— quiero agradecerles por esta noche—añadió con la voz temblorosa.

—¿Estás bien?—susurró Lisa, acercándose a ella con un pequeño gesto de incomodidad— ¿Quieres comida?—preguntó. Dispuesta a gastar un poco del dinero que le había quitado a aquel hombre.

—Está muy borracha—susurró Sol desde la cocina, buscando con la mirada una taza para poder prepararle a Flor un poco de café negro. Rodando los ojos por un momento. Sabiendo lo que estaba a punto de venir.

—¡Simplemente estoy harta!—soltó Flor, soltando las primeras lagrimas— no saben lo difícil que es trabajar personalmente con Nick, siempre está viéndome las piernas, coqueteándome, tratando de seducirme mientras lo único que estoy tratando de hacer en mi maldito trabajo. ¡Únicamente quiero hacer mi trabajo y ese pervertido no me deja hacer nada bien porque siempre quiere andar de coqueto!

—Flor...—susurró Lisa. Sorprendida ante el repentino cambio de actitud que ella había tenido en tan solo unos cuantos segundos.

—Todas nos sentimos de esa forma en la empresa, Flor...solo tienes que aprender a ignorarlo— respondió Sol desde la cocina, vertiendo un poco de café  en polvo dentro de la cafetera.

—No, es que el problema no es que deban ignorarlo. Nick debe de aprender a respetarlas, ese hombre...es nefasto—susurró Lisa con molestia– únicamente he pasado la entrevista porque me ha considerado atractiva y...sé cómo manipular a los hombres—susurró, sintiéndose repentinamente avergonzada.

Flor suspiró pesadamente mientras asentía con suavidad.

—He escuchado mil cosas de Nick que simplemente me da asco verlo, nos mira a todas como muñecas que puede utilizar cuando lo desee. Es nefasto, misógino y una basura...al menos una vez nos ha tocado.

—¿Por qué lo has permitido?—preguntó Lisa con rabia— ¿Por qué no lo has amenazado con demandas?

—¡¿Sabes lo poderoso que es Nick Clark?!—preguntó Flor entre llanto.

—¿Y tú sabes lo poderosa que eres?—le preguntó ella de regreso.

Un gran silencio se abrió en aquel departamento cuando Lisa lanzó aquella pregunta. Abriendo una duda dentro de ellas.

—¿Por qué permiten que el dinero y el poder las haga callar todo lo que le han hecho?—preguntó molesta.

Sol suspiró ligeramente molesta. Lisa tenía razón pero ni ella ni Flor tenían la suficiente valentía para hacer valer sus deseos y su valor. Desde niña había aprendido que no tenía la misma fuerza y valentía que Lisa. Y aunque deseaba tener la misma fuerza, simplemente no podía hacerlo.  

—Lo que necesita Nick es una gran pero gran lección—susurró Sol— mira a las mujeres como si fuéramos juguetes así que espero que algún día se encuentre con una mujer que lo destroce...que le haga ver que no es un Dios intocable.

Lisa sonrió suavemente al escuchar aquellas palabras. Sintiendo como una pequeña flama de valentía crecía dentro de ella.

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