Hola hola! Nuestras tres lunas poderosas se reunieron ¿Que creen que les espera? Los leo! Bso Kika
CelesteUna marca. Hasta no hace mucho, yo me conformaba con que algún lobo se fijara en mí. Y ahora, el mismísimo rey de Todos los Lobos clamaba el deseo de querer marcarme. Podía escuchar el rugido desesperado de Roy. Un lobo solo piensa en su mate, en marcarla y hacerla suya. Estaba segura de que cuando fuera nuestro momento, él me marcaría. Pero si me marcaba ahora… sería un símbolo de que yo era la persona querida de Su Majestad. Estaba en peligro porque él me amaba.“Soy su persona querida” suspiré de felicidad, con todo y el mal panorama que se nos enfrentaba. Él se colocó sobre mí y, cuando entró en mi cuerpo, me dominó por completo. Yo solté un pequeño quejido mientras mi cuerpo se acostumbraba a él.—Ese sutil sonido, mi cielo, ese dulce jadeo cuando te tomo, es el mejor sonido del mundo —bramó, y me derritieron sus palabras. Mi cuerpo estaba tan lleno de emociones, tan colapsado por todo lo que él me producía, que no podía ni hablar, solo gemir de placer una y otra vez. Ext
EvaEsta bestia realmente era fuerte. El wolfsbane que le había inyectado estaba destinado a aniquilar a varios caballos, pero aunque la bestia se veía disminuida, seguía intentando dar zarpazos. Escuché pasos detrás de mí y un murmullo de voces femeninas. La bestia se paralizó, y me di cuenta de que eran las hechiceras. Poco a poco, la bestia cayó. No sabía con qué elementos estaban trabajando, pero finalmente pudo ser atada y controlada. Me arrastré lejos de esa locura, mirando a las hechiceras que llegaban ahora. Ágata y Clementina parecían agotadas.—¿Qué desastre es este? ¿Acaso no pueden controlar a este animal? —se acercaba Valerius con un tono déspota.—¿Qué fue eso, Su Excelencia?— pregunto. —Esa es una de nuestras armas secretas en caso de que mis planes no funcionen —respondió Valerius. No sabía qué me angustiaba más: que él tuviera varios planes o que, sin duda, estuviera llevando la delantera al rey.—Tienes buenos movimientos e instintos, vampira —señaló Valerius, y atr
Fabrizio—He dado un giro completamente, amigo. Este es un problema, y seguir haciendo lo mismo no nos va a dar la solución que queremos; por lo tanto, he hecho algo diferente. Y creo que está dando resultados —le comento a Axel una mañana.La idea era simple: mientras más me acercaba a Margarita, más problemas sucedían. Así que había tomado lo que sabía de ella y lo había aplicado, buscando que ella se acercara a mí y no al contrario. Ella era inteligente y curiosa, tenía que usar eso a mi favor. Ya habían pasado por lo menos dos días diferentes en los que simplemente le había dejado un cuaderno o una carta. Ahí, le contaba como si fuese una especie de leyenda o cuento sobre mi vida, sobre la vida de ella, sobre la diosa luna y los vampiros. La chica que fuera Margarita en ese momento se acercaba y se quedaba leyendo inmediatamente. Luego le empecé a dejar pistas. Y ahora ella venía a mí. Cuando estaba sentado en el jardín, en la plaza o en el bar, sentía el ambiente y el aire cambia
Celeste—¿Dónde vas tan hermosa? Que yo sepa no tienes una reunión conmigo, aunque si quieres podría cancelar todo para verte. Para que estemos juntos —susurra Alaric mientras me abraza por detrás y yo suelto una risita. Nuestros momentos aquí habían sido perfectos. Teníamos tantas cosas que hacer, pero no perdíamos la oportunidad de estar juntos.—Me encantaría, Su Majestad, pero tengo cosas importantes que hacer. Voy a encontrarme con mis amigas Lunas —él me mira aparentando estar decepcionado.—Debo decir que ellas son una compañía fantástica y que has encontrado unas buenas amigas. No hay mejor compañía, quizás solo tu mate —dice besando mi hombro.—No hay mejor compañía, de eso estoy segura. Pero hay algo que quiero investigar, algo que pueda ayudarte —digo señalando el cuaderno de Leopoldo, el que llaman Sangreoscura.—Sigues trabajando incansablemente.—Siempre —confieso—. Hay algo aquí que creo podría servir. De hecho, tú me diste la idea.—¿Yo? Seguramente sí, soy muy intelig
CelesteMuchos hablan del ganador de una guerra, pero poco se sabe del perdedor. Varias manadas y aliados habían intentado derrocar al rey y a los grandes alfas, y mi manada, los Lobos Rebeldes, perdimos y ahora huíamos desesperados.—Fracasada, el alfa te llama — gruñe el guerrero de mi tío.Mi padre fue el hijo menor del alfa de esta manada pobre, sin territorio y sin poder alguno. Simón, mi tío, era el heredero, pero nunca tuvo un hijo. Así que, cuando mi padre apareció con su mate embarazada, tuvo muchas esperanzas. Inclusive no le molestó que mi madre fuera una hechicera; pensó que podría haber un heredero poderoso. Pero todo se vino abajo cuando no mostré ningún poder.Mi padre murió en una batalla y mi madre, entristecida por la pena, murió. Todos los lobos tienen un rol, algo que hacer, pero yo no servía para nada. Era un fracaso. Una chica pequeña, encorvaba que trataba de no llamar la atención. Agacho la cabeza, ocultando la fea herida que cruzaba mi cara; me la había hecho
Celeste El gran rey avanza como si estuviera gobernado por otras leyes. Era elegante y rápido, y yo tiemblo cuando estuvo frente a mí. —¿Qué hay aquí?— susurra.Con una mano enguantada, tomó mi barbilla y levantó mi cara. Ahí estaba yo, una simple muchacha, frente a ese gran señor, a ese rey de leyendas: alto, imponente, que ahora me miraba impactado.El rostro del rey era hermoso. Decían que era un lobo que había vivido por siglos, pero a mí me parecía atractivo, como si el tiempo no pasara en él. Su cabello negro y sus cejas oscuras le daban un aspecto misterioso. Su piel era muy clara y veo en su perfecto rostro un ceño lleno de preocupación, y tuve que contener la tentación de pasar mi mano por su cara, aliviar su pena, entender su dolor. Olía al tiempo, a los brotes verdes de las plantas, a semillas abriéndose a la vida.—No puede ser… —dice voz baja. Su voz era tan aterradora como fascinante.Aparta mi cabello delicadamente con su mano y, cuando repara en mi horrible cicatriz,
Celeste —¿Cuáles son tus intenciones... hechicera? —dice la bestia enorme. He pasado mi vida escuchando que no soy nada, un fracaso, y en unas cuantas horas, dos seres poderosos han insistido en que soy una hechicera. No puedo ni hablar, y la bestia bufa.—Eres una cosa pequeña, capaz de arruinarlo todo. No debiste aparecer, se supone que no existes… —ruge, y yo no entiendo nada.—Si me vas a acabar, este es un buen momento —respondo, agotada de esta incertidumbre. Espero que el vampiro ayude a los niños y a mi gente, tal como prometió. La bestia aúlla.—No debiste venir…no debimos encontrarte. No debes existir, ni hoy, ni nunca… —dice la bestia. Veo, con espanto, que con sus garras abre las rejas de mi celda y se acerca con pasos firmes hasta donde estoy, mientras quiero gritar de pánico.Si el rey cree que puede asustarme apareciendo con su gran bestia guerrera, está totalmente en lo cierto. Si antes me sentía como una pequeña muchacha sin poder ni relevancia, ahora esa sensación s
Celeste—Aún no lo sé, pero odia a los lobos rebeldes. Se está vengando uno a uno hasta que den con el alfa Simón. Debo suponer que no tienes información de él— insiste Fabrizio.—No sé donde está. Y no lo digo por lealtad, nunca ha sido bueno conmigo —contesto, tengo miedo de decir que es mi tío. El vampiro me mira admirado, supongo que no es común que haya poca lealtad en las manadas.—Pero te sacrificaste por ellos, ¿por qué? —pregunta curioso mientras me acerca un paquete. Veo con asombro que contiene ropa, accesorios, elementos de aseo, y no puedo describir lo feliz que soy. Jamás tuve tanto en la vida, me siento como una princesa.—Mi padre fue un alfa, y alguien me dijo alguna vez que el rol del alfa es cuidar a todos——Son palabras sabias y has hecho bien, corriste peligro al salvar a los niños y tu amigo. Pero ahora estarás bien, confía en mi Celeste. Te haremos pasar por empleada de la cocina. Más allá hay un pequeño jardín con hierbas y vegetales. Dices que no eres una hech