Hola hola! Como ya algunos lo han descifrado, la próxima historia será sobre alfa Damián y ciudad Onix. Seguiremos con algunos personajes y misterios que quedaron de esta historia. Espero próximamente darles más información! Bso Kika
Fabrizio—¿Qué quiere decir con eso, alfa? ¿Que mi reinado es injusto? Se han hecho cambios como nunca antes, y se les ha dado prioridad y respeto a todas las criaturas. Los ataques de rogues han disminuido y, si bien algunos todavía se resisten, no pueden negar que el mundo de los lobos es mejor —clamaba el rey.—Su Majestad tiene razón, pero también ha cambiado, la presencia de las hechiceras... Se dice que nuestra reina es capaz de evaporar a un vampiro antiguo de un solo movimiento —respondió el hombre. Eva me miraba entre escandalizada y divertida, sin poder creer lo que escuchábamos. Alaric no había dado muchos detalles de las hechiceras, pero los rumores eran así, tenían alas propias.—Lo destruyó desde adentro y explotó como un globo —respondió Eva tranquilamente, mientras el alfa se agitaba.—Los lobos tienen miedo. Solo pedimos el derecho de poder solucionar nuestros propios problemas como manada —solicitó el hombre. Alaric estaba entre la espada y la pared, pues, a simple vi
FreyaEl castillo había sido el espacio en el que siempre había soñado vivir desde pequeña. Pensé que iba a ser el mismo, y, sin embargo, solo habían pasado unos años para que todo cambiara radicalmente. Eran las mismas paredes, con los mismos adornos y arreglos. Eran las mismas guerreras protegiendo a Su Majestad, con los mismos trabajadores y consejeros. Y, sin embargo, los cambios no estaban en las paredes ni en las decoraciones.Todo comenzó cuando llegaron las lunas humanas, mostrándonos que nuestro mundo era diferente, no solo de lobos. Lo veía cuando escuchaba la risa de Eva, la ilustre guerrera, en los pasillos bromeando. En Margarita, que había despertado de un sueño aún más largo que el mío. Solía encontrarla en la biblioteca, discutiendo incluso con Su Majestad, mientras Fabrizio la veía con orgullo. Lo veía en las hechiceras, rondando el castillo, despertándolo con sus poderes. Y lo veía, por supuesto, en mi señor: un rey con una mate poderosa, una mujer buena, amable, una
Celeste—Han sido los meses más largos del mundo —dijo Alaric, masajeando mi cintura y cadera. Va suavemente por mi espalda y yo controlo mis suspiros. Se siente tan bien sus manos sobre mí. Estoy tan cansada y solo él me consuela.—¿Te sientes mejor? —pregunta preocupado mientras acaricia cada espacio libre de mi piel.—Sí, es solo que siento que ella puede venir en cualquier momento.Bianca. Todas las mujeres de nuestra familia tenían nombre de colores. Sentí el fuego en la punta de mis dedos y ya había provocado varios accidentes. El fuego era poderoso, el contrario de mi propio elemento, y complementaba la tierra, que era el de mi rey. La tierra y el fuego podrían crear cosas maravillosas decía Nana.—Has llevado esto con tanta valentía y fuerza, mi cielo. Me siento tan orgulloso de ti.Mi mate estaba cada vez más ansioso y sobreprotector. Los primeros días habían sido escandalosos, Alaric simplemente no lo podía creer. Índigo decía que éramos hechiceras, que teníamos un poder dife
AlaricQuizás había que esperar un tiempo para obtener lo que queríamos, lo que siempre fue para nosotros. Somos criaturas impacientes, queremos tener lo que deseamos cuando y cómo lo queremos. Pero el destino tiene sus propias reglas y, a veces, la espera tiene una razón. Podríamos sorprendernos teniendo más de lo que habíamos soñado.—¿Ya estás despierta, mi pequeña? —susurré, viéndola estirando sus manos. Mis brazos la rodearon y sentí como si el círculo se cerrara, como si tuviera todo lo que deseaba y estuviera completo. —Mi princesa, mi hechicera, porque eso eres, pequeña Bianca. Me hechizaste incluso antes de conocerte —digo, mientras ella me sonríe.Para mí, era una copia de su madre, pero todos insistían en que se parecía a ambos. No fue hasta la noche, justo cuando la luna apareció, que ella llegó a este mundo. Era un mundo difícil y cruel, y quizás ella no lo tendría fácil, pero yo haría todo lo posible para que no sufriera.—Estabas esperando a tu padre, ¿no es cierto? Pue
Celeste—Sombras de la Noche es el catalizador perfecto y la única forma de acercarnos realmente a los herejes y controlar esa región. Si alguien inadecuado controla la manada, podría acercarse a los Herejes… inclusive tomar la ciudad —indicó Fabrizio—. Tenemos a Alfa Magnus, es nuestro as bajo la manga, pero no podemos presentarlo ahora. Debemos tener pruebas… y Magnus aún no está preparado.—Alfa Damián está desesperado. Algo está ocurriendo, algo que podría llevar al desastre. La pelea por el poder de esa manada puede llegar a límites catastróficos— indicó Agata.—Por eso las necesitamos, Lunas poderosas— dijo mi rey. —Mi madre me dijo que eran las mujeres sin lobos las que eran desprestigiadas por las manadas, aquellas a las que la diosa Luna favoreció y, finalmente, a quienes mi madre les otorgó el poder. Y yo creo que es la forma en que el equilibrio debe funcionar: no solo los poderosos gobiernan, sino que todas las personas tienen la posibilidad de cambiar el destino. Los lob
CelesteMuchos hablan del ganador de una guerra, pero poco se sabe del perdedor. Varias manadas y aliados habían intentado derrocar al rey y a los grandes alfas, y mi manada, los Lobos Rebeldes, perdimos y ahora huíamos desesperados.—Fracasada, el alfa te llama — gruñe el guerrero de mi tío.Mi padre fue el hijo menor del alfa de esta manada pobre, sin territorio y sin poder alguno. Simón, mi tío, era el heredero, pero nunca tuvo un hijo. Así que, cuando mi padre apareció con su mate embarazada, tuvo muchas esperanzas. Inclusive no le molestó que mi madre fuera una hechicera; pensó que podría haber un heredero poderoso. Pero todo se vino abajo cuando no mostré ningún poder.Mi padre murió en una batalla y mi madre, entristecida por la pena, murió. Todos los lobos tienen un rol, algo que hacer, pero yo no servía para nada. Era un fracaso. Una chica pequeña, encorvaba que trataba de no llamar la atención. Agacho la cabeza, ocultando la fea herida que cruzaba mi cara; me la había hecho
Celeste El gran rey avanza como si estuviera gobernado por otras leyes. Era elegante y rápido, y yo tiemblo cuando estuvo frente a mí. —¿Qué hay aquí?— susurra.Con una mano enguantada, tomó mi barbilla y levantó mi cara. Ahí estaba yo, una simple muchacha, frente a ese gran señor, a ese rey de leyendas: alto, imponente, que ahora me miraba impactado.El rostro del rey era hermoso. Decían que era un lobo que había vivido por siglos, pero a mí me parecía atractivo, como si el tiempo no pasara en él. Su cabello negro y sus cejas oscuras le daban un aspecto misterioso. Su piel era muy clara y veo en su perfecto rostro un ceño lleno de preocupación, y tuve que contener la tentación de pasar mi mano por su cara, aliviar su pena, entender su dolor. Olía al tiempo, a los brotes verdes de las plantas, a semillas abriéndose a la vida.—No puede ser… —dice voz baja. Su voz era tan aterradora como fascinante.Aparta mi cabello delicadamente con su mano y, cuando repara en mi horrible cicatriz,
Celeste —¿Cuáles son tus intenciones... hechicera? —dice la bestia enorme. He pasado mi vida escuchando que no soy nada, un fracaso, y en unas cuantas horas, dos seres poderosos han insistido en que soy una hechicera. No puedo ni hablar, y la bestia bufa.—Eres una cosa pequeña, capaz de arruinarlo todo. No debiste aparecer, se supone que no existes… —ruge, y yo no entiendo nada.—Si me vas a acabar, este es un buen momento —respondo, agotada de esta incertidumbre. Espero que el vampiro ayude a los niños y a mi gente, tal como prometió. La bestia aúlla.—No debiste venir…no debimos encontrarte. No debes existir, ni hoy, ni nunca… —dice la bestia. Veo, con espanto, que con sus garras abre las rejas de mi celda y se acerca con pasos firmes hasta donde estoy, mientras quiero gritar de pánico.Si el rey cree que puede asustarme apareciendo con su gran bestia guerrera, está totalmente en lo cierto. Si antes me sentía como una pequeña muchacha sin poder ni relevancia, ahora esa sensación s