Hola a todos! Este es el ultimo capitulo del año. Mañana estaré compartiendo con mi familia, pero el 1ero de enero volvemos con todo :) Espero que tengan un feliz 2025! Gracias por su apoyo! Bso Kika
Alaric—Mis alfas, mis súbditos... ¿Recuerdan la última vez que nos vimos? —dejé que mi voz resonara en las mazmorras—. Cómo me recriminaban, cómo insistían en decirme lo que debía hacer. ¿No lo recuerdan? ¿O el tiempo aquí, en las mazmorras de mi castillo, les ha hecho olvidar? Llamaron a sus manadas a sus seguidores, crearon un caos fuera del castillo. —Están tan callados, señores, que no los reconozco.El pedido de ese vampiro desgraciado me había debilitado, pero ahora estaba en mi hogar. Estaba con mi mate, con planes y estrategias. No lograrían acabar conmigo, no antes de que yo acabara con ellos primeros. Las paredes de este castillo me devolvían la fuerza. Era cuestión de tiempo hasta estar completamente repuesto.—Más que repuestos —gruñó Roy desde dentro de mí—. Seremos más fuertes que nunca. Tenemos una mate, y no una cualquieraTenía que emplear todas mis fuerzas para controlar a mi lobo. El viejo lobo soñaba con hundir sus colmillos en carne, con saborear la sangre y saci
Eva—Muchas gracias por las ropas, señoritas. Les estaré eternamente agradecida —dije, observando mis nuevas prendas con entusiasmo: un conjunto de pantalón suave, bien ajustado, y una blusa a la que le quité las mangas. Me quedaba sexy y cómoda. No eran las ropas hermosas como las del castillo, pero esto era mejor que un vestido espantoso.Frente a mí estaban las tres mujeres: Índigo, la joven dijo que se llamaba Ágata, y Clementina, la tercera, de una edad madura, se presentó rápidamente. Eran diferentes y, sin embargo… había algo similar en ellas. Clementina tenía el cabello canoso, era fiera y seria, Ágata escondía una sonrisa, pero índigo, era ella la que mandaba aquí, era fácil verlo. Siempre me había fascinado la idea de conocer hechiceras. Sabía que envejecían lentamente y que algunas podían incluso detener el paso del tiempo con su poder, no se sabe cómo. Sin embargo, estas hechiceras no hablaban, solo me observaban con intensidad, como si pudieran sacar información de mí. P
—¿Te hablan? ¿Cómo que te hablan?Estaba frente a Amelia, Elías y los demás guerreros. Mi rey parecía querer mantener esto con discreción, y no era para menos. Lo que le acababa de confesar era algo realmente extraño. Él había dicho que durmiéramos luego de que le conté, pero sabía que él se había quedado toda esa noche en vela.—Escucho susurros, una voz que no reconozco, que me dice lo que tengo que hacer. —¿Qué te dijeron que hicieras? —preguntó Rachel.—Al principio, que tenía que huir del castillo y me alertaba de alejarme de Su Majestad —respondí, mirando de reojo a mi rey. Sabía que no había sido bueno guardar este secreto. Era algo que me atormentaba, pero simplemente quería intentar entenderlo primero. Ahora sabía que no lo podría hacer sola.—Todo esto me suena a Valerius —gruñó mi mate, molesto. Me apretó contra él, tomó mi mano. Sabía que su molestia no estaba dirigida hacia mí, sino a nuestros enemigos.—No lo sé. Nunca me llamó ni me dijo que fuera con él. Parecía más
AlaricAquí estaban todos mis aliados, los alfas más importantes de mi reino y de mucho más allá. Al inicio, las relaciones que yo tenía con mis alfas eran distantes. Era un rey despreocupado e irresponsable, pero por cosas del destino, cuando aparecieron enemigos insolentes, terminamos uniéndonos. Yo los ayudé, pero la realidad es que ellos me ayudaron más a mí. Sin Xavier, mi hermano Lucio hubiese ganado. Sin Rogelio de Sombras de la Noche, quien envió ayuda en la última parte de la batalla, no hubiésemos sobrevivido. Sin Alfa Igor, que ayudó a que más alfas se unieran a mi causa, estaría solo.Solo faltaba Sebastián, que esperaba que viniera en algún momento. Se sentía la ausencia de Fabrizio, pero yo tenía fe de que él volviera contra todo pronóstico. Había muchos más alfas, pero me cansé de rogarles. No podía estar más orgulloso cuando caminé con ella tomada del brazo. Por primera vez en siglos, yo, Alaric I, presentaba a mi mate destinada. No era un rey solo, amargado y desesp
EvaHabía pasado mis días tratando de infiltrarme lo más que podía. Intentaba no llamar la atención, pero rápidamente se había hecho conocido cómo yo, una traidora, me había ganado el favor de Su Excelencia. Y eso era bueno para mí, pero malo para muchos otros. Las hechiceras se mantenían hablando en secretos, y yo estaba desesperada por saber si tenía aliados aquí y cuáles serían los próximos pasos. Ellas me miraban a lo lejos, las más jóvenes me observaban todo el tiempo. —Debo decir que me has sorprendido gratamente, mi leoncita. Tenía mis dudas, todos lo teníamos, pero Su Excelencia no se equivoca, y la información que has dado ha sido muy útil —dijo Humberto mientras afilaba su cuchillo. Realmente se veía complacido, y yo simplemente mostré una sonrisa como a él siempre le gustaba.—Muchos no están de acuerdo —dije, mirando fuera de la carpa en donde estábamos reunidos. Él chasqueó la lengua.—Los mercenarios pronto entenderán. Y en cuanto a los lobos, sabes cómo son: unos perro
Celeste Todo estaba saliendo tan bien que no podía creerlo. Había temido, y creía que se repetiría lo ocurrió en la anterior reunión de los alfas, donde ellos me denigraron y me sentí tan fuera de lugar. Sin mencionar los terribles acontecimientos que vinieron después. Pero ahora era muy diferente, especialmente porque tenía el apoyo de Alaric, de una manera que no sabía cómo empezar a explicar. También porque los alfas aquí presentes resultaron ser otro tipo de personas: amables, respetuosos y considerados. Era obvio que confiaban en mi mate y entendí por qué el apoyo de ellos era fundamental. Mi rey había decidido dejar de rogarle a los lobos por su ayuda. Iba a confiar en los que siempre habían estado conmigo.La verdad libera, dicen por ahí, y el hecho de que hubiese contado la verdad de nosotros, y que ahora tenía el apoyo de sus guerreras y mis amigas, Carmen y Marina, había hecho que todo cambiara.—Luna Tatiana, Alfa Sebastián, quería presentarles a alguien muy especial —dijo
CelesteUna marca. Hasta no hace mucho, yo me conformaba con que algún lobo se fijara en mí. Y ahora, el mismísimo rey de Todos los Lobos clamaba el deseo de querer marcarme. Podía escuchar el rugido desesperado de Roy. Un lobo solo piensa en su mate, en marcarla y hacerla suya. Estaba segura de que cuando fuera nuestro momento, él me marcaría. Pero si me marcaba ahora… sería un símbolo de que yo era la persona querida de Su Majestad. Estaba en peligro porque él me amaba.“Soy su persona querida” suspiré de felicidad, con todo y el mal panorama que se nos enfrentaba. Él se colocó sobre mí y, cuando entró en mi cuerpo, me dominó por completo. Yo solté un pequeño quejido mientras mi cuerpo se acostumbraba a él.—Ese sutil sonido, mi cielo, ese dulce jadeo cuando te tomo, es el mejor sonido del mundo —bramó, y me derritieron sus palabras. Mi cuerpo estaba tan lleno de emociones, tan colapsado por todo lo que él me producía, que no podía ni hablar, solo gemir de placer una y otra vez. Ext
EvaEsta bestia realmente era fuerte. El wolfsbane que le había inyectado estaba destinado a aniquilar a varios caballos, pero aunque la bestia se veía disminuida, seguía intentando dar zarpazos. Escuché pasos detrás de mí y un murmullo de voces femeninas. La bestia se paralizó, y me di cuenta de que eran las hechiceras. Poco a poco, la bestia cayó. No sabía con qué elementos estaban trabajando, pero finalmente pudo ser atada y controlada. Me arrastré lejos de esa locura, mirando a las hechiceras que llegaban ahora. Ágata y Clementina parecían agotadas.—¿Qué desastre es este? ¿Acaso no pueden controlar a este animal? —se acercaba Valerius con un tono déspota.—¿Qué fue eso, Su Excelencia?— pregunto. —Esa es una de nuestras armas secretas en caso de que mis planes no funcionen —respondió Valerius. No sabía qué me angustiaba más: que él tuviera varios planes o que, sin duda, estuviera llevando la delantera al rey.—Tienes buenos movimientos e instintos, vampira —señaló Valerius, y atr