—No te hagas daño, pequeña —Valentino la sujetó de la cintura, impidiendo que ella lo tome, ya que había empezado a mover las caderas hacia arriba para recibirlo—. Si no tienes cuidado, podría dolerte.—Lo quiero, por favor...—pidió gimiendo, sintiendo el placer inyectarse en sus venas, mientras la
—Seguiré dándote lo que pides, preciosa —Valentino le sujetó el rostro, robándole el aire con un beso posesivo —estás tan rica ahí adentro, tan apretada y caliente que no deseo salir nunca —empezó a besar su cuello, proporcionándole más placer —¿Por qué no puedes ser mía para siempre? Nunca había de
—¡Atenea! —el chillido de Layla resonó, dejándola casi sorda al poner un pie dentro del hotel donde se alojaban— ¿¡Dónde demonios estabas!? ¡Joder, qué susto!—Ah, yo...—¡Atenea Volkova! —Cayetana, su hermana, se acercó llena de preocupación y angustia para abrazarla— ¡¿Dónde te cojones metiste y c
**Actualidad**Atenea despertó abruptamente, sus ojos se abrieron de golpe en una habitación desconocida. Se incorporó agitada, sintiendo un aleteo extraño en su corazón. Al parpadear, se percató de que no estaba en su habitación habitual. Recuerdos olvidados de dos años atrás resurgieron, claros y
No podía negar que, de alguna manera, ella le resultaba familiar, como si ya la hubiera conocido en algún momento. Sin embargo, en ese instante, el orgullo y la rabia le impedían ver la realidad, mucho menos permitirle hurgar en los recuerdos del pasado, algo que consideraba innecesario, ya que tiem
En el comedor, la tensión flotaba en el aire como una fina niebla. Layla, con su mirada penetrante, y Dimitri, sentado a su lado, intercambiaban miradas que parecían más afiladas que cualquier cuchillo en la mesa. Valentino y Atenea, en cambio, compartían un silencio profundo mientras saboreaban su
Atenea abrió la boca para responder, pero Soledad la interrumpió, acercándose con un celular en la mano.—Mi niña, tienes una llamada del señor Lenox —informó, poniendo tenso a Valentino, que permanecía en silencio a su lado —. Dice que es importante, ¿qué le digo?.—¿Lenox? —se mostró confusa, ya q
Valentino la besó, seguramente utilizando ese gesto como una respuesta, la cual ella recibió y correspondió gustosamente. Ambos sabían que era un proceso, pero tendrían paciencia, porque en sus corazones ya brotaban los primeros indicios de un romance oculto durante años.—Ahora tengo que irme —ella