Capitulo 36.

Capítulo 36

Ada se acurrucó en su celda, sintiendo el frío de las piedras en su espalda. Había descubierto y no de la mejor manera, que tanto su padre como Andrea y Úrsula se encontraban prisioneras allí.

A su lado, la presencia de Úrsula y Andrea se hacía más apremiante cada segundo del día. Sus risas sarcásticas resonaban en sus oídos, recordándole su desesperada situación. Las paredes de su prisión estaban desgastadas, al igual que su esperanza de escapar.

—¿Por qué no le hablas a Lukyan para que nos deje marchar? había dicho su padre con tono autoritario en su voz. —Él te escuchará. Si tú se lo pides él nos liberará. ¿Ada acaso has olvidado que somos tu familia?

La idea había resonado en su mente como un eco inquieto. Pero enfrentar a Lukyan era otro tema. Ni siquiera sabía si era él culpable de que ella se encontrara en esa situación.

Ada siento formarse el dolor en su corazón. Ella no tenía la libertad de buscarlo; era tan prisionera como los demás.

Los murmullos de Úrsula
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