Eva.
–No deberías irte sola, no creo que sea prudente – dice Gigi a traves del teléfono.
–¿En serio? ¿Tú, Gigi Forester me estás hablando de prudencia? – me burlo de ella reteniendo el celular entre el hombro y la oreja.
–Es que no tienes experiencia, Eva, no es lo mismo que yo salga sola a quien sabe dónde a que lo hagas tu. Eres muy inocente para eso – murmura.
–Ya no soy la misma Eva de siempre – le recuerdo – las cosas han cambiado. Mi alma no es la misma – digo de forma dramática.
–Si, si como digas – suspira – por lo menos prométeme que vas a comer algo antes de irte y que no beberás.
–De acuerdo, mamá.
–Eva, una última cosa antes de que te vayas – ella hace una pausa y no sé porque presiento que lo que va a decirme a con
Eva. Jacob y yo no bailamos solo una canción, mucho menos dos o tres, antes de darme cuenta es casi media noche y nosotros seguimos moviéndonos el uno junto al otro, Jacob no deja de hacer bromas a mi oído y yo no he podido parar de reír desde que todo este juego ha comenzado. El hombre es jodidamente gracioso, casi parece perfecto y me aterra, porque si algo he aprendido de toda esta situación es que absolutamente nada es tan perfecto como lo parece, mucho menos cuando se trata de hombres. –Creo que debemos detenernos – le digo, aunque con una sonrisa, siento que he comenzado a marearme y no creo que se deba al alcohol.–Por supuesto – él entrelaza sus dedos con los míos y me lleva de nuevo hasta la barra – dame un par de los tragos de siempre – pide.–¿Sueles venir aquí a menudo?–Aunque no lo creas, si – s
Eva. –¿Qué tu qué? – él se aleja y me mira preocupado, no parece molesto ni mucho menos, solo consternado por la bomba que acabo de soltar.–Estoy embarazada, bueno eso creo, la verdad es que no lo sé – me quito el sudor de la frente.–¿Y qué haces aquí si no lo sabes? Eva, estás bebiendo alcohol.–Podría no estarlo – levanto los hombros tratando de restarle importancia al asunto.–Pero podrías si estarlo – frunce el ceño y me agarra de la mano.–Por favor no me mires asi.–¿Asi cómo?–Como si estuviera invalida o como si te acabara de decir que tengo una enfermedad terminal.Él suelta un suspiro – creo que deberíamos salir de aquí, si quieres puedo llevarte a casa, o podemos ir a un lugar más tranquilo
Eros. Me siento como si me acabara de dar una patada en las pelotas, esto debe ser una jodida broma de mal gusto, Eva no puede estar embarazada, mucho menos de mí, yo no quiero tener un hijo, jamás ha estado entre mis planes, mucho menos con ella, nosotros simplemente no somos una buena combinación, ella es agua y yo soy fuego, lo que menos quiero es algo en común que nos pueda unir.–¿Viniste aquí a amargarme la vida? ¿O solo quieres que toda esta fiesta se eche a perder? – ella sigue en el suelo, tiene las palmas apoyadas en el césped y su cuerpo está a medio mover, se ve tan ebria que parece incapaz de ponerse en pie por si misma.–¿De verdad crees que vendría aquí para sabotear tu fiesta de compromiso? – frunce los ojos, las palabras le salen lento y de forma pastosa. ¡Ugh! Detesto a una persona ebria, mucho más cuando se
Eva. –Ustedes no saben con quién demonios se están metiendo – le digo a los dos soldados que me llevan escoltada hasta la salida – ¡Yo tambien tengo derecho de estar en este maldito club! – grito – yo tambien soy parte del ejercito de este país, ¿Es que mi palabra no vale? ¿Mi identificación? – pregunto.Miro con el rabillo a uno de ellos, se ve apenado, como si estuviera actuando en contra de su voluntad, claro, no pueden arriesgarse a desobedecer las ordenes de Eros, el coronel, sin embargo, esta humillación a mi persona tambien les va a costar mucho.–Lo siento, mi capitán – susurra en mi oído.Él otro no muestra un poco de clemencia, al contrario, entre más levanto la voz más aprieta el agarre sobre mi brazo. Como si yo fuera una delincuente… se va a arrepentir de esto.–¡
Gigi. Me vuelvo loca cuando no me responde, siento que todo el cuerpo se me paraliza, acabo de escuchar un sonido sordo y solo espero que no se trate de lo que creo que es. Dios sabe que no soy una mujer que se altera fácil, yo prefiero mantener la calma y pensar con cabeza fria, pero es que Eva me tiene preocupada, desde hace un par de meses que parece que su vida se ha ido por el caño, no está bien, no es ella misma y yo no sé que demonios hacer para recuperar a la Eva de antes que Eros volviera. Ese hombre se ha convertido en su mayor infierno y ya es momento de ponerle un alto. No me interesa si es el maldito coronel de la FAEA, ella es mi mejor amiga, y me siento en la obligación de protegerla, porque la conozco y sé que cuando se trata de sus sentimientos suele ser muy estúpida.–¡Eva! – grito a través del teléfono, pero el silencio se prolonga.Camino de un
Gigi. –Su pulso está acelerado, la encontré en el auto, chocó con un poste del alumbrado público – le explico a los paramédicos mientras la sacan del auto y la ponen en la camilla – su brazo tambien está torcido.Rápidamente la acomodan, aseguran su cuerpo y la meten dentro del hospital militar.–¿Hace cuánto tiempo la encontró?–Alrededor de veinte minutos, pero aproximadamente han pasado cuarenta desde que se estrelló.–La llevaremos a rayos x para asegurarnos de que sus órganos internos estén bien – me dice uno de los hombres.Yo asiento con la cabeza y veo como la meten dentro de una sala, estaciono el auto correctamente y entonces suspiro profundo – ¿Qué estás haciendo con tu vida, Eva? – respiro y cuento hasta diez antes de entrar al hospital. Creo que &u
Eros. El jodido mundo me da vueltas alrededor, comienzo a ver borroso y las palmas de las manos me hormiguean, caigo como una piedra en la silla de la sala de espera del hospital militar y entonces maldigo el dia en el que conocí a Eva Larsson, ¡Demonios! Esa mujer no ha hecho mas que complicarme la existencia. Se supone que ella era nada mas la ficha en mi juego de ajedrez en contra de Sotavento, pero es que este juego se ha empezado a salir de mis manos.Por un lado, comprendo que no hay peor venganza contra Sotavento que haber embarazado a su prometida, pero por el otro, ¡joder! Yo no puedo hacerme cargo de esa criatura, ahora lo único que espero es que Eva sea lo suficientemente inteligente como para que no vaya a tener ese niño. Ese podría ser el peor error de toda su vida.–¿Tú sabias sobre el bebé? Eso fue lo que ella fue a decirte al club, ¿No es cierto? – m
Eva. –¡Nena! – dice la voz demasiado feliz y un poco chillona de Gigi.Yo abro los ojos con pesadez, me paso la mano derecha por los parpados y entonces adapto mi vista a la oscuridad que me rodea, la única luz que hay es la de la luna que entra por las ventanas y refleja las maquinas del hospital y por supuesto a Gigi, que acaba de saltar del sofá en el que había estado sentada.Yo intento mover la otra mano para pasarla por mi ojo izquierdo, pero no puedo mover los dedos y tengo el brazo inmovilizado, intento acomodarme mejor porque siento como si algo me estuviera taladrando la mitad del cuerpo, pero no puedo moverme.–¿Qué fue lo que pasó? – pregunto con la voz pastosa intentando recordar que demonio sucedió.–Tuviste un accidente, cariño, fue hace menos de veinticuatro horas – sus ojos me ven con ternura, como si fuera una mu&nti