Eros.
–Eres preciosa, Eva – susurro mientras veo cómo su pecho sube y baja al ritmo de su respiración, desabrocho el primer botón de su uniforme militar, dejando ligeramente al descubierto su piel. Eva es blanca como la nieve, su piel se ve tersa, suave y yo quisiera tocarla.
Me relamo la boca, es igual a como la recuerdo de hace tres años, solo que ahora es una mujer mayor y más madura, entonces ella era solo una chiquilla, ahora se ha convertido en una pantera, es hermosa, pero tengo la impresión de que se convertirá en un problema para mí. Quiero quitar mis ojos de encima de ella, pero no puedo, y tampoco deseo luchar contra mis instintos más salvajes, así que hago todo lo contrario a apartarme.
Alargo la mano y con el dedo índice marco un recorrido de caricias desde el cuello hasta su pecho, donde se resaltan unas tetas pequeñas, pero jugosas, Eva suelta un pequeño jadeo y yo sonrío, espero que esté soñando conmigo entre sus piernas. ¡Maldita sea! He querido follarmela desde que la vi en la formación.
–¡Campbell! M*****a sea, ¿Dónde la tienes? – alguien aporrea la puerta de mi habitación.
Me alejo de Eva y voy hasta la puerta donde el imbécil de su prometido sigue gritando.
–¿Qué putas quieres? – escupo.
–¿Dónde está Eva? ¿Dónde la tienes? - Sotavento tiene la cara roja de la ira, la vena en su frente está hinchada y parece un niño al que le han quitado su dulce favorito, me gusta ver la cara de idiota que tiene, me gusta la frustración y la zozobra en su mirada. Es lo mismo que yo sentí doce años atrás cuando por culpa de él hirieron a la única mujer que yo he amado en mi vida.
Me aprovecho de la situación, no se lo voy a hacer tan sencillo, así que salgo de la habitación, cierro la puerta tras de mí y me cruzo de brazos, lo hago esperar y me doy cuenta, por la forma en que su ojo casi que palpita, que lo jode saber que yo tengo el sartén por el mango.
– Eva está en mi cama, durmiendo.
–¡¿Qué le hiciste?! – me grita.
–Nada que ella no quisiera – juego con su cabeza, su mirada se descoloca y su respiración se agita.
–¡Quítate de ahí Eros antes de que…! – respira con dificultad.
–¿Antes de que? – lo reto.
–Antes de que te mate – grita – ¡Eva! ¡Sal de esa m*****a habitación!
–Ella no va a responder por ahora.
–Te dije que no la metieras a ella en esto – él me agarra por las solapas del uniforme, yo dejo que se enloquezca, me conviene que pierda la cordura, el mejor secreto en una venganza es dejar que la otra persona se consuma por sí sola, que su mente le gane, que piense que ha perdido cuando la guerra ni siquiera ha comenzado. Sotavento es demasiado estupido como para darse cuenta de lo que estoy haciendo – lo que pasó hace doce años no tiene nada que ver con ella, es entre tu y yo.
–Yo también fui claro contigo – gruño – me jodiste Sotavento, gracias a ti la mataron, he estado esperando mucho por este momento, llegó tu hora de pagar todo lo que hiciste.
–Pero no con Eva – escupe, pasa a mi lado y se mete en la habitación.
Dejo que lo haga, después de todo, este no es el único momento que tendré para joderlo.
–¡Eva! Vámonos de aquí – él la zarandea como un animal.
–¿Dónde estoy? – ella se despierta y mira a su alrededor, sigue igual de pálida que antes.
–No te hagas la tonta – Aaron la carga de la misma forma en que yo lo hice y la saca de la habitación.
Ella me mira con el ceño fruncido y su mirada no se despega de la mía. Esa chica está metida en un lío que ni ella misma alcanza a dimensionar. No se ha dado cuenta de que está en la mitad de una guerra en la que tristemente ella no va a ganar, y no voy a mentir, me gusta este juego, me prende porque de haber sabido que el camino para vengarme de Sotavento, era tan sensual y tan exquisito como Eva Larsson, habría venido antes a este maldito batallón.
Le he puesto el ojo encima, y el problema es que yo siempre tengo lo que quiero. Cueste lo que cueste.
Eva.–¡Joder Eva! Necesito que reacciones – Aaron me zarandea y no se molesta en dejarme sobre un colchón, como lo hizo Eros. Aaron simplemente me deja en tierra firme nuevamente, al principio me toca sostenerme de la mesita de noche porque me siento jodidamente débil.–No me siento muy bien – suspiro, esperando que eso sea suficiente como para que mi prometido deje la histeria – voy a dormir un poco más, discúlpame con el coronel, volveré a …–¡Yo no te voy a disculpar con nadie! – grita – mucho menos con la porqueria tienes de coronel – sus fosas nasales se hinchan al llenar sus pulmones de aire – ¿Qué demonios fue lo que pasó? ¿Porque diablos estabas en su habitación? – él se acerca a mí, me agarra de los hombros y me inspecciona.–Yo no estaba en su habitaci&oacu
Eva.Es tarde, hora del almuerzo y no he hecho nada más que pelear con el nuevo coronel y con mi prometido ¡Agh! Esta será una semana difícil, pienso mientras salgo de las torres de habitaciones.–¿Dónde estabas metida? – Zoé sale de no sé dónde y camina a mi lado.–Estaba con el coronel – la molesta Gigi.–Estaba con Aaron en mi habitación - corrijo.–Si, peleando por el coronel – termina Gigi.–¿Tu como sabes? – frunzo el ceño.–Todos han estado hablando de eso, de cómo te desmayaste en el campo de artillería, pero sobre todo, de cómo Eros te llevó en sus brazos hasta su habitación.–Solo lo hizo porque no encontró otro sitio a donde ir.–¡Aja! – Gigi se burla y le doy un codazo para que se
Eva.–¿El coronel Campbell está? – le pregunto a Tania, su secretaria.Se supone que debo entregarle un informe con todos los atentados de las águilas negras, el grupo terrorista más peligroso del mundo en este momento, el mismo al que nosotros debemos vencer.–No, tendrás que volver después, linda.–¿Sabes si tardará mucho? – no quiero que nada retrase mi noche con Aaron, hace unos minutos que confirmé que estaría libre, y eso ya es todo un acontecimiento.–Es posible que sí, está en una reunión importante con los coroneles de otras dos centrales, ¿Necesitas que le deje algún mensaje o que le entregue algo? – ella mira el portafolio en mi mano.–No, está bien – sonrío – volveré después.Doy media vuelta y vuelvo a mi oficina, dejo la carp
Eva.No puedo explicar lo que siento dentro del cuerpo, solo sé que estoy experimentando una mezcla de emociones muy confusas, quiero hacerlo, ¡joder! He estado pensando en este momento más de lo que me gustaría aceptarme incluso a mi misma.–Eros, no – intento razonar y pensar con cabeza fría, a pesar de que me cuesta demasiado, Eros es el hombre más excitante del mundo, no sé porque diablos no está casado o porque no tiene una novia.¡Ah! Es cierto, no tiene novia porque es un maldito don Juan de verdad que no tiene una sino muchas mujeres.–Deja de pensar, Eva – él besa mi cuello, me deja pequeños mordisquitos que me encienden más de lo que ya estoy.Su mano derecha se posa en mi cintura y me aprieta a él, el deseo se intensifica cuando siento su miembro duro como una roca chocar con mi cuerpo, ¡Si así es
Eva.–¿Puedes desatarme ahora? - le pregunto.Él sale de mi dejando el escritorio lleno de flujos y desata mis manos, yo las veo y me doy cuenta de que tengo marcas rojas y mis palmas han comenzado a ponerse moradas.–¿Dónde diablos aprendiste a hacer nudos tan fuertes? – me froto las zonas rojas.–Soy un coronel, sé hacer eso y mucho más – suelta con arrogancia mientras busca su ropa para vestirse – ya puedes irte, Eva.–¿Qué? – trago saliva.–Ya puedes irte, no hay ninguna otra razón por la que debas estar aquí más tiempo.Me bajo del escritorio que ha quedado hecho un desastre y me pongo el vestido, lo miro confundida, ¿De verdad piensa echarme asi como asi?–Te equivocas. Todavía tenemos que discutir lo concerniente a las águilas negras.Él me mira, chasq
Eva.Sus labios me hacen olvidar de absolutamente todo, del mundo a nuestro alrededor. Se supone que no volveríamos a hacer esto, y aun así aquí estoy, apretando contra su polla mientras siento la presión en mi entrepierna, Eros me muerde el labio inferior y yo gimo al tiempo en que mis bragas se mojan.Tal vez no vamos a poder coexistir en el batallón, pero si dentro de su oficina, algo me dice que este se convertirá en mi lugar favorito.Él me acaricia el pecho sobre el vestido y aprieta su pierna contra mi centro, causándome placer y dolor al mismo tiempo, necesito que me toque y me libere de la presión que siento por dentro.–¡Eros! – gritan desde afuera, es la voz de una chica que también está tocando a la puerta de forma insistente.Ambos nos quedamos quietos, el corazón me comienza a latir muy rápido, esta vez no por la excitaci&oacut
Eva.Me amarro el abrigo en la cintura para que nadie pueda darse cuenta de que debajo tengo puesto un minivestido que ni siquiera me cubre lo suficiente. Espero un par de minutos para que Zoé pueda estar lejos de la oficina y entonces salgo del escondite improvisado.–Tengo que irme.–Es lo más sensato – asiente con la cabeza.Chasqueo la lengua y me muerdo el interior del cachete, quiero preguntarle por su matrimonio, pero sé que no tengo el derecho para hacer esa clase de cuestionamientos, Eros no es nada mío, nada más que mi coronel… Se supone. Pero no puedo dejar de pensar en él esperando en un altar por una mujer, definitivamente él no tiene ese prototipo, él no es la clase de hombre que va a soltar lágrimas cuando vea a su futura esposa caminar hacia él. Eros es muchas cosas, menos un hombre familiar.Intento morderme la leng
Eva.Cuando entro en la sala de operaciones ya está sentada Zoé, Gigi, Campbell, Ford, otro de nuestros tenientes y Gillies, quien también es capitán. Yo tomo asiento en una de las sillas vacías al lado de Campbell y de Zoé, y Aaron ocupa su lugar como cabeza de la mesa.-Anoche tuvimos una falsa alarma de atentado en el centro de nuestra ciudad – suspira Aaron y continúa hablando – lo de anoche fue una trampa, pero para la próxima puede que no lo sea, necesitamos empezar a actuar antes de que ellos lo hagan, hemos dado golpes fuertes, pero aun no hemos dado el más importante… Acabar con Jones y Gilbert Traciano – Aaron le da la palabra al resto para que hagan su reporte.La primera que habla es Zoé – según mis investigaciones, están en Croacia estableciendo vínculos con los zares de la mafia croata, y teniendo en cuenta la enemistad entre es