Eva.
Sus labios me hacen olvidar de absolutamente todo, del mundo a nuestro alrededor. Se supone que no volveríamos a hacer esto, y aun así aquí estoy, apretando contra su polla mientras siento la presión en mi entrepierna, Eros me muerde el labio inferior y yo gimo al tiempo en que mis bragas se mojan.
Tal vez no vamos a poder coexistir en el batallón, pero si dentro de su oficina, algo me dice que este se convertirá en mi lugar favorito.
Él me acaricia el pecho sobre el vestido y aprieta su pierna contra mi centro, causándome placer y dolor al mismo tiempo, necesito que me toque y me libere de la presión que siento por dentro.
–¡Eros! – gritan desde afuera, es la voz de una chica que también está tocando a la puerta de forma insistente.
Ambos nos quedamos quietos, el corazón me comienza a latir muy rápido, esta vez no por la excitaci&oacut
Eva.Me amarro el abrigo en la cintura para que nadie pueda darse cuenta de que debajo tengo puesto un minivestido que ni siquiera me cubre lo suficiente. Espero un par de minutos para que Zoé pueda estar lejos de la oficina y entonces salgo del escondite improvisado.–Tengo que irme.–Es lo más sensato – asiente con la cabeza.Chasqueo la lengua y me muerdo el interior del cachete, quiero preguntarle por su matrimonio, pero sé que no tengo el derecho para hacer esa clase de cuestionamientos, Eros no es nada mío, nada más que mi coronel… Se supone. Pero no puedo dejar de pensar en él esperando en un altar por una mujer, definitivamente él no tiene ese prototipo, él no es la clase de hombre que va a soltar lágrimas cuando vea a su futura esposa caminar hacia él. Eros es muchas cosas, menos un hombre familiar.Intento morderme la leng
Eva.Cuando entro en la sala de operaciones ya está sentada Zoé, Gigi, Campbell, Ford, otro de nuestros tenientes y Gillies, quien también es capitán. Yo tomo asiento en una de las sillas vacías al lado de Campbell y de Zoé, y Aaron ocupa su lugar como cabeza de la mesa.-Anoche tuvimos una falsa alarma de atentado en el centro de nuestra ciudad – suspira Aaron y continúa hablando – lo de anoche fue una trampa, pero para la próxima puede que no lo sea, necesitamos empezar a actuar antes de que ellos lo hagan, hemos dado golpes fuertes, pero aun no hemos dado el más importante… Acabar con Jones y Gilbert Traciano – Aaron le da la palabra al resto para que hagan su reporte.La primera que habla es Zoé – según mis investigaciones, están en Croacia estableciendo vínculos con los zares de la mafia croata, y teniendo en cuenta la enemistad entre es
Eva.Abro los ojos como platos y lo miro con el rabillo del ojo, ¿Qué diablos está haciendo? Llevo la mano hasta mi pierna y se la quito, este hombre es increíble. Eros hace presión y no me deja mover sus dedos que están a punto de tocar mi centro.–Eros – susurro cuando Aaron se da la vuelta para atender al plan que Zoé está trazando en el tablero – ¡Suéltame! ¿Qué demonios haces? – susurro demasiado bajito.–Verte tan enojada me excita, Eva. Destilas lujuria cuando alzas tu voz de mando – arrastra cada palabra y yo siento que los vellos de mi cuerpo se erizan completamente.–Me interesa un carajo como te sientas, o me sueltas o te juro que le digo…–¿Le dices a quién? – me interrumpe – ¿Acaso vas a decirle a Aaron lo que estuvimos haciendo anoche? ¿Vas a decirle que
Eva.Entierro mis uñas en la espalda de Aaron, suelto un gemido y el sonido parece excitarlo más de lo que ya está, porque se aprieta más contra mi y me muerde el labio inferior, empiezo a desabotonar su guerrera y lo dejo únicamente con la camisilla blanca y pulcra que se suele usar debajo del uniforme. Estoy realmente urgida, quiero sentirlo dentro de mi ya, no quiero rodeos o ese juego previo que era excitante cuando era una adolescente. Ahora he crecido, soy una mujer y no quiero jugar, quiero acción, tan simple como eso.Lo despojo de la correa militar y quito el broche de su pantalón, Aaron gime contra mi boca y yo levanto la pierna para sentirlo más cerca de mi centro. Tengo dos teorías, o me he convertido en una zorra o entonces estoy en mis días mas libidinosos, porque desde anoche no he podido dejar de pensar en sexo.Aaron comienza a desvestirme, me quita la parte d
Eva.–¡Eva, nena! Te he estado buscando por todos lados – Gigi se acerca a mi con una carpeta de color azul egipcio en las manos – necesito que revisemos esta información que Campbell quiere que… – ella se queda en silencio y arruga la frente – ¿Te sucede algo?–No, estoy bien – una lagrima se desliza y yo me la limpio rápidamente.–Si, y yo soy la reina de Inglaterra – rueda los ojos – ven conmigo.Gigi me agarra del brazo y me guía hasta su oficina, cierra la puerta y va hasta su escritorio, de donde saca una botella de aguardiente.–¿Estás bebiendo en el trabajo? – la pregunta suena como un regaño.–No te preocupes, esto me mantiene serena, me impide abrir la ventana y saltar.–No hagas chistes con eso – bufo y recibo el chupito que me está dando, me lo llevo a la boca y me l
Eva.–¿Me trajiste a un bar de strippers? – miro el letrero sobre mi cabeza, tiene luces neón en colores negros y rojos – pensé que dijiste que íbamos a reconectar nuestra mente con nuestra alma.–Eso vamos a hacer – Gigi se carcajea y baja del auto – ¿No me digas que tu no conectas la mente con el alma cuando ves a semejantes hombres?–Dijiste encuentro espiritual – reprocho.–¡Vamos a reconectar el espíritu de la puteria! – grita alto y todos ponen sus ojos sobre nosotras.¡Joder que esta será una nochecita de nunca olvidar! Pienso mientras ella le entrega las llaves de su auto al valet parquin y se acerca al gorila que figura de guardaespaldas. Me quedo detrás de Gigi mientras le coquetea al hombre, quien enseguida nos deja entrar quitando la cinta roja que impide el paso.–&iqu
Eva.El teléfono suena un par de veces. No va a responder, no tiene mi número guardado en su identificador de llamadas y Eros no tiene cara de ser la clase de hombre que recibe llamadas de desconocidos. Estoy perdiendo mi tiempo, yo debería irme de aquí, buscar a Gigi debajo del jodido bar si es que tengo que hacerlo y salir de este endemoniado sitio, se supone que íbamos a reconectarnos con nuestro espíritu, pero yo con lo único que me he reconectado es con mi estupidez, si paso más tiempo aquí voy a terminar haciendo algo de lo que voy a arrepentirme probablemente por el resto de mi vida.Voy a colgar, entre más escucho el tono del teléfono más comprendo que estoy perdiendo la poca dignidad que todavía me queda dentro del cuerpo, alejo el celular de mi oído y entonces escucho su voz ronca, gruesa y mandona.–¿Quién es?&
Eva.Trago saliva y me doy media vuelta.–Tú y yo nos vamos ya – se ve cabreado y no entiendo porque, yo no le dije que viniera a buscarme.–¿Cómo me encontraste?–Eso no es importante, tu vienes conmigo – me agarra del antebrazo y me arrastra hasta el que creo que es su auto, una camioneta todoterreno de color negro, su auto es una bestia, igual que él. Combinan el uno con el otro.Él me carga de la cintura y me ayuda a subir, la camioneta es alta y yo no tengo el mejor equilibrio ahora.–¿Dónde están tus zapatos? – pregunta con el ceño fruncido.–Se me quedaron adentro.Eros niega con la cabeza, cierra la puerta y rodea el auto hasta llegar al asiento del piloto, se sube, estrella la puerta y me mira como si fuera una sociópata.–¿Qué demonios tienes en la cabeza, Larsson? ¿En