Aplastar
Alessio
Los ojos gatunos de Gina me miraban con intensidad. Quería terminar con la tortura que era mirar sus labios. Quería reclamarla aquí y ahora, pero me asustaba su rechazo. Otra maldita primera vez pasaba en mi vida. Quería que ella viniera a mí sin ser obligada y que me deseara tanto como yo la deseaba.
Con Gina no funcionaría mi lado animal. Ella simplemente era otro nivel.
Apartó mis manos de ella y comenzó alejarse. Sabía que llamaría a la policía, mas no podía darme el lujo de meterme en más problemas. Tenía que bajar la guardia, pensar con la cabeza fría y no permitir que mis bajos instintos la alejaran más de mí.
Esta noche me disculparía y me iría. Era lo que debía hacer.
—Lo siento. —Le di la espalda y me pasé la mano por el cabello en s
El compromisoGinaEstaba feliz, nerviosa y algo asustada. Me miraba al espejo sin poder evitarlo. Aunque me devolvía una imagen totalmente favorable, aún me sentía inquieta.Deyna entró en la habitación, me recorrió con la mirada y me regaló una gran sonrisa. No confiaba en ella, pero no tenía a quien acudir en momentos como este y mi familia solo podría venir a la boda.—Camilo está recibiendo a los invitados. Ya han empezado a llegar. ¿Estás lista?Tomando una larga respiración, salí.El jardín había quedado de ensueño. Gracias a Camilo, por ser un Berlusconi, asistirían muchas de las personas importantes de toda Italia a este evento. Eso me ponía aún más nerviosa, pero me propuse disfrutar esta noche. Era mi noche y la de Camilo, todo tenía que ser perfec
OscuridadAlessioHice un gesto con la cabeza para que uno de mis guardias corriera tras de ella. Nunca pensé que la vería tan rota. La mujer que salió corriendo no era ni la sombra de la que me había enfrentado en más de una ocasión. Entendí que quizá sí quería a Camilo, aunque no podía seguir con él. No podía seguir siendo engañada porque yo era un puto de mierda, pero la gente por lo menos lo sabía. Mientras tanto, Camilo se escondía detrás de una máscara.Lo vi aproximarse hacia mí con el rostro descompuesto. Mis guardias lo detuvieron antes de siquiera dar el siguiente paso. Le advertí y le di dos opciones. Tomó la que no le convenía: decidió ignorarme y seguir adelante con su compromiso. Solo alimentó su lado egoísta, pues él sabía que nunca en
Volver a casaGinaCamilo esperaba por mí sentado en uno de los escalones de la entrada. Me encontraba agotada. No sabía cuánto caminé, pero debió ser mucho porque tenía los pies lastimados. Una fina llovizna me mojaba. Me quedé paralizada mirando a aquel hombre. Se puso de pie y caminó hacia mí. Lo detuve. No podía, ni quería tenerlo cerca. No podía respirar su mismo aire. Su sola presencia en este instante me repugnaba.—Gina —dijo con voz rasposa.—Nunca te bastó. Todo era una maldita mentira. —Me rompería de nuevo, pero antes quería decirle lo que se merecía.—Soy un hombre. ¿Crees que con sexo oral bastaría? Debiste darte cuenta.No podía creer lo que me decía. Era un asqueroso desgraciado. Me di cuenta de que no lo conocía como cre&iacu
No escaparáAlessioMovía el bolígrafo en mis manos con ansiedad. Algo no estaba bien. Era quizás osado de mi parte decir aquello, pues con mi jugada de anoche había dañado a más de una persona.Deyna irrumpió en mi oficina de manera precipitada —nunca hizo algo así— y ahora parecía angustiada.Eso me daba mala espina y la impresión de que su actitud tenía que ver con Gina.—Se fue —soltó de repente—. Dejó su renuncia y se fue.Sentí cómo la rabia comenzaba a crecer en mi interior.—¿Y la dejaste ir así sin más? —Miré a aquella mujer frente a mí con ira.Ella seguía con la mirada en sus pies.—No me anunció nada. Recogió todas sus cosas y se marchó.No pude evitar golpe
Nueva YorkGinaLa noche había caído cuando llegué a Nueva York. Corrí a los brazos de Genave en cuanto mis ojos se posaron en ella; no pude evitar llorar. Gena me acompañó en mi desdicha. Después de unos minutos, decidimos emprender el camino a casa.Las luces de la ciudad me regalaron cierta tranquilidad. Estaba de regreso. En verdad había vuelto a casa, y aquello le regalaba cierta paz a mi alma.—¿Tan malo fue? —cuestionó Genave.Posé mi triste mirada en ella.—Han pasado muchas cosas. Ayer todo fue aun peor. —Una lágrima rodó por mi mejilla.Le conté de camino a casa todo lo que había ocurrido en el compromiso y de paso las cosas que habían comenzado a pasarme con aquel hombre precisamente antes de que explotara la bomba en dicho evento. Genave estaba sorprendida y solta
Al asechoAlessioLlegamos a Nueva York pasadas las cuatro de la mañana. Estaba exhausto. Alexander seguía tan fresco como una lechuga, pero yo necesitaba dormir. Había pasado una mala noche y por primera vez rechacé a la siguiente chica en la lista. No podía siquiera pensar en sexo. Mi cabeza se encontraba demasiado concentrada en una sola persona. Era impresionante ver cómo un coño, que aún cabe destacar no había probado, me tenía delirando.—Reservas del señor Lombardi.Miré a la chica de recepción a través de mis gafas oscuras. Ella me observaba con cierto interés. Realmente parecía a punto de correrse.—Suite presidencial. Nuestra encargada, Viola, los acompañará.Viola caminó delante de nosotros escoltándonos a nuestros dormitorios. En otro momento de mi vida m
Reencuentro familiarGinaGenave me sacó de la cama temprano aquella mañana. Quería seguir durmiendo, pero ella insistió en que debíamos tomar un buen café antes de ir a casa de mis padres. Tener la mente despejada y fresca era el credo de mi hermana, así que no iba a escaparme tan fácilmente. Me rendí y la acompañé al café de siempre. En realidad, necesitaba aquella espabilada.Greogory's seguía tal cual como lo recordaba. El olor a café y rosquillas llenó mis fosas nasales. Me sentí bienvenida, como si el tiempo no hubiese pasado. No obstante, algunas cosas sí habían cambiado en mi vida y lo entendí cuando aquella chica se acercó a pedirme un autógrafo. Por un momento no pude reaccionar y solo me quedé mirándola como una lunática.—¿Gina Ste
Perder el controlAlessioGina entró en aquel bar con un diminuto vestido que no pasó desapercibido por nadie. Me encabroné. Me hubiese gustado sacar algunos ojos, pero Alexander me hizo un gesto negativo con la cabeza al percatarse de mis intenciones y volví a sentarme en aquel sofá. Las dos se acomodaron y agradecí a Alexander por haber reservado este vip, ya que tenía una vista panorámica de todo el bar.—¿Quieren mujeres? —preguntó el encargado del bar. Miré a Alexander—. Solo por compañía.Asentí.El encargado chasqueó los dedos y al segundo estábamos rodeados de mujeres.Gina empezó a tomar una bebida de color azul y miraba a su alrededor con cierta curiosidad, entonces de la nada apareció un tipo frente a ella. Entretanto, el DJ ponía reggaetón en espa&n