Capítulo 18

Al asecho

Alessio

Llegamos a Nueva York pasadas las cuatro de la mañana. Estaba exhausto. Alexander seguía tan fresco como una lechuga, pero yo necesitaba dormir. Había pasado una mala noche y por primera vez rechacé a la siguiente chica en la lista. No podía siquiera pensar en sexo. Mi cabeza se encontraba demasiado concentrada en una sola persona. Era impresionante ver cómo un coño, que aún cabe destacar no había probado, me tenía delirando.

—Reservas del señor Lombardi.

Miré a la chica de recepción a través de mis gafas oscuras. Ella me observaba con cierto interés. Realmente parecía a punto de correrse.

—Suite presidencial. Nuestra encargada, Viola, los acompañará.

Viola caminó delante de nosotros escoltándonos a nuestros dormitorios. En otro momento de mi vida m

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