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XLVI Ventaja perdida
Frilsia, Reino de Arkhamis

Un hombre golpeaba con una espada de madera un muñeco de entrenamiento cuando apenas se asomaban los rayos del sol mañanero por entre las nubes. Las gotas de sudor corrían lento por su torso desnudo, dibujando los músculos firmes y gruesos, que seguían siendo fuertes pese a los años.

Y sus golpes también lo eran, aunque imprecisos y torpes debido a que la espada estaba en su mano izquierda. El brazo derecho seguía herido e imposibilitado de luchar. Eso no lo detendría. Sólo la muerte lo haría y aún no había llegado su hora, no con los Dumas pululando sobre la tierra, amenazando la paz que tanto les había costado lograr. Por eso, hallar el modo de seguir luchando y adaptarse era imprescindible.

El muñeco que era golpeado sin piedad fue reemplazado por el general. Sus movimientos añadieron mayor dificultad al entrenamiento. Las espadas resonaban como tantas otras veces en situaciones similares, cuando el general no era más que un joven capitán y su puesto al
NatsZ

¿Dónde estarán Desz y Lis?

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