—No sabes mantener tus manos quietas, te dije que no vuelvas a tocarme... Y no, no quiero verte de nuevo. ¡Vete! —grito y luego tomo una gran bocanada de aire para recuperar mis fatigados pulmones, después de tan horrible arrebato.
El hombre me mira furioso, sus ojos parecen centellear en ira. Aprieta fuertemente los puños, como tratando de mantener el control que está a punto de perder.
—Tú... —Me señala con el dedo, su entrecejo se frunce cada vez más, mostrando un hombre muy distinto al de hace unos minutos atrás.
—Kylian... Debes salir, vamos. —Un hombre pelinegro entra a la habitación, interviniendo. Su voz profunda hace eco en el lugar.
Es un poco bajo que el otro, pero aún así, igual de corpulento y apuesto. Observo mejor al pelinegro, recordando que él también aparecía en mis sueños, al igual que Kylian. ¿Qué significa todo esto?, no logro entender.
—Velkan, no te metas en esto. —Se cruza de brazos y clava de nuevo sus ojos en mí—. Creo que es bruja y ha robado el cuerpo de Electra.
Mis ojos se abren casi como platos, evidenciando mi sorpresa por sus estúpidas palabras.
—¿Qué dices? Kylian, ¿acaso no sientes su esencia? Es ilógico pensar que no es ella, está algo cambiada pero es ella después de todo. Pensé que ya habías superado su muerte.
Velkan se fija en mi fea cicatriz y desvío la mirada, un tanto incómoda.
Levanto la mirada al escuchar nuevos pasos en la habitación. Sin embargo, identifico un sentimiento de felicidad en mi interior cuando veo el cuerpo de Gabriel entrar y sonreír con tal calidez.
—Una hermosa rosa venenosa y llena de espinas... —Se acerca enfundado en un traje oscuro y con su cabello rubio resplandeciente.
No sé por qué escuchar esas frase por segunda vez me produce algo de gracia, entonces sonrío levemente.
—¿Escapaste? ¿Cómo llegaste aquí? —Me acerco también a él, pero me detengo a una distancia cómoda.
Es libre ahora, al menos él parece tener una razón por la cual vivir.
—Digamos que me aproveché de las circunstancias. —Echa un vistazo a Velkan y Kylian, quienes nos observan casi aterrados.
Me pregunto qué es lo que sucede. De inmediato Kylian se interpone entre ambos y me toma de la mano, la cual suelto enseguida.
—Aléjate de Electra si no quieres que el tratado se rompa e inicie una guerra en contra de tu especie. Estás advertido Gabriel. —Lo amenaza y Gabriel no tiene otra opción que alejarse de mí.
Sonríe levemente en mi dirección, lo que me tranquiliza por el momento.
—Sabes que no permitiría eso, Tamara fue quien luchó por el tratado y es mi esposa, y hermana de Gabriel, ten más respeto por nuestra familia. No puedes ponerme a escoger entre dos aguas, así que deja de decir estupideces y recupera la compostura que debe poseer un rey. —Velkan encara a Kylian, ambos parecen fulminarse con la mirada.
Rey, ¿pero de qué? Además, ¿de qué tratado hablan?
—Piensa lo que quieras. Ahora salgan. —Se dirige a ambos con un tono de voz bastante autoritario mientras que acomoda su elegante camisa blanca—. ¡Pero ya! —grita colérico y de inmediato ambos hombres se van a una velocidad casi increíble.
Se gira hacia mí, caminando como si flotara sobre una nube. De repente y en un parpadear aparece muy cerca de mi rostro, haciéndome gritar debido al terror que me causa.
—He entendido que no eres Electra, pero hasta que ella regrese no te irás de aquí. —Estudia mis oscuros ojos con una mirada gélida.
—Nunca va a regresar entonces, porque yo soy y seguiré siendo Opal Moldoveanu. La mujer que buscas no soy yo, ella está muerta. Por lo que veo, deberías seguir el consejo de Velkan o como se llame. Supérala ya y déjame ir. —Lo encaro con furia.
¿Cómo es posible pretender ser la mujer que él quiere que sea?
—Eres detestable. —Niega con la cabeza, con una expresión de dureza.
—Y tú un patán. —Lo miro de arriba a abajo, con enojo y desprecio —. Si terminaste con tu ridiculez, ¿puedes decirme por dónde queda la salida?
De repente ríe con sorna y eleva una ceja. Frunzo el ceño, ¿qué es tan gracioso?
—¿Y quién dijo que te irías? —Se acerca aún más a mí, con una sonrisa torcida—. Estamos en la dimensión vampírica, más allá de los montes cárpatos, mucho más...
—¿De qué hablas? Esos montes... —Frunzo el ceño de nuevo, no entiendo nada en realidad.
—De todas formas quieres morir, ¿no es así? —Su sonrisa retorcida me produce escalofríos—. Allá afuera serás como carne cruda para pirañas. Hay neófitos y otros peores que esos, te drenarán la sangre como tanto quieres. Adelante... —Niego con la cabeza, sería horrible morir así—. Bien, entonces te quedas. Nos vemos después, porque a partir de hoy, no podrás salir de aquí. Ya has elegido, preciosa.
Camina hacia la puerta y me enseña unas llaves antes de salir, esbozando una expresión de dureza y dejándome encerrada.
Contrariada, me siento sobre el borde de la elegante cama y cierro los ojos exhalando profundo. Trato de procesar todo este cambio en mi vida, que menos es vida ahora que caí en manos de un demente que espera yo sea alguien que no soy, y que para rematar, no planea dejarme ir. ¿Quién iba a pensar que la dulce y cariñosa voz de los susurros, podría ser de alguien tan extraño y perverso como él?
Sin más remedio me echo sobre las sábanas y lloro con tanto enojo, dejando salir todo el dolor que retengo dentro de mí, hasta que el pesado sueño comienza a apoderarse de mi cuerpo y yo no opongo resistencia al hecho.
KYLIANLa observo mientras duerme; tan cálida, hermosa y más hermosa de lo que fue en un principio. Sus bellos párpados lucen hinchados de tanto llanto y rebeldía, de tanto dolor que aparenta guardar en su alma.Odio verla aquí frente a mí y no poder besar sus dulces labios, porque en realidad su cuerpo tiene la esencia de mi amada. Pero esta es una nueva oportunidad para ella, un nuevo ciclo que se le concedió a su alma para enderezar el camino y no repetir los errores de su anterior vida, esa que perdió por mi maldita culpa. Prácticamente esta Electra es otra persona.Sin embargo, no puedo odiar a esta chiquilla altanera y lastimada. Siento que haciéndole mal me hago más daño a mí mismo, porque el destino decidió que fuera mi alma gemela en todas sus vidas como humana. Electra regresó en un nuevo cuerpo y con un nuevo propósito, y no quiero que muera de nuevo en horribles circunstancias. Voy a retenerla a mi lado aunque no quiera y evitar que los brujos de fuego se salgan con la suy
Doy una vuelta sobre la cama, experimentando un ligero cosquilleo en el estómago. Voy hacia la ventana que también está cerrada con seguro y pongo mi mano sobre el cristal helado, observo los árboles de pino salpicados de nieve. El cielo está nublado, como cuando se aproxima una gran tormenta. Desde los días que he permanecido aquí encerrada, el clima siempre está igual, no cambia.—Me han sacado de una cárcel, para traerme a otra... —susurro contra el vidrio y el vapor de mi aliento hace que se ponga borroso.Recuerdo cuánto me gustaba hacer eso. Cuando era una niña escribía mi nombre y luego lo borraba para repetirlo una y otra vez.Me giro exaltada y con el corazón latiendo fuerte. Gabriel se acerca a mí a paso rápido y deposita un beso en mi mejilla, para después regresar rápidamente a su posición inicial. Un suspiro bastante sonoro se me escapa. Aquello me ha tomado por sorpresa, pero no me ha hecho sentir incómoda. No comprendo por qué él si puede acercarse y hasta sentir su bes
Cierro los ojos y empuño las manos, reprimiendo un sollozo. Sus palabras me hieren y duelen. No entiendo el porqué de tantas emociones cuando lo he vuelto a ver. Levanto la cabeza y le sostengo la mirada, para después salir por la puerta e irme corriendo hacia no sé dónde. Cuando ya estoy muy lejos de allí, me detengo y observo el inmenso salón de paredes rústicas. Los objetos son clásicos y elegantes, pero con una apariencia de épocas antiguas. La luz es tenue, solo las pequeñas llamas de las velas rojas aportan un poco de claridad. Miro hacia arriba y noto que el techo es extremadamente alto y alrededor del salón hay diez escaleras anchas que llevan a la segunda planta, hacia diferentes caminos. Avanzo debido a la poca luz, no logro apreciar si hay adornos u otros objetos pequeños.Veo hacia el lugar donde parece que el sonido del viento hace eco, es una especie de túnel. Me encamino hacia allí, a paso lento, con cautela. Aprieto mi pulcro vestido blanco, como infundiéndome valor y
Luego de un momento, Gabriel me lleva hacia la habitación y ceno junto a él, quien me mira con atención y no come nada, como lo ha hecho estos últimos días. Después me desea una buena noche y se marcha. De nuevo me quedo sola, con mis pensamientos arbitrarios y confusos.De un momento a otro, mi vista se nubla y tengo una extraña visión del futuro, es una imagen que pasa fugazmente, pero que me deja comprender la advertencia: he visto a diez personas haciendo fuego con sus manos, también sostenían una especie de látigos con los cuales me ahorcaban y encendían mi cuerpo en llamas. Destruían a todos aquí. Me levanto de la cama y salgo de la habitación, casi tropezando con mis pies. No quiero que de nuevo se repita, no cuando de nuevo tengo la posibilidad de evitar una tragedia. Después no quiero sentirme morir cuando me reproche a mí misma que no hice nada por cambiarlo.—¡Gabriel! ¡Gabriel! —Lo llamo a gritos, pero una mano helada me cubre la boca y aprisiona mi cuello con su fuerte an
Prácticamente todo el alboroto acabó. Solo vinieron cuatro enemigos, Kylian y Velkan acabaron con ellos rápidamente, no les fue tan complicado.De repente, siento un sacudón en el cuerpo.—¿Qué haces? ¡Bájame! —intento dar patadas a Kylian, pero la velocidad con la que nos movemos, me marea y provoca náuseas.—¿Podrías quedarte quieta por un segundo? —reprocha.Me deja sobre una gran cama con sábanas negras. En realidad todo aquí es oscuro y casi tétrico. ¿Será su habitación?—¿Por qué me trajiste aquí? —Lo interpelo con bastante amargura.—Porque debo protegerte. —Desvía la mirada hacia la gran y gruesa puerta de color caoba—. Porque eres una carga que debo llevar, si te pasa algo yo... sufriría por alguien que no amo.Lo miro de mala gana y me cruzo de brazos.—Eres un idiota... —susurro con ira.¡Lo odio!—Cuida esas palabras. —Se gira y toma mi barbilla con rudeza, para luego soltarme.—Te odio. —Le planto cara y digo todo lo que en realidad no siento, como casi siempre.Ríe con s
—¿Qué voy a hacer contigo? —susurra entre dientes.Aquello me deja sin palabras, solo consigo desviar la mirada hacia su torso desnudo y ancho, con pectorales marcados, brazos musculosos y demasiado fuertes. No continúo bajando la mirada, no me atrevo.Y pensar que anoche, este hombre tan perfecto me ha hecho sentir una mujer real y viva. Me ha hecho gemir y llorar de placer. —Pues... —Lo miro a los ojos y acomodo las sábanas sobre mi cuerpo—. ¿Cómo voy a saberlo yo, si tú no lo sabes?Desvío la mirada, un tanto intimidada por su presencia. —Ahora no quiero dejar esta cama... Yo jamás estuve de esta forma con Electra, y ahora tú has... —parece luchar con sus pensamientos—, lo has cambiado todo.Habla con tanta rabia y meláncolía, como si me odiara. Mis ojos se humedecen. ¿Por qué estoy llorando? De nuevo me lastiman sus palabras y no quisiera que fuera así. Me levanto hecha una furia y busco mi vestido, me lo pongo lo más rápido que puedo. Luego de un corto momento, levanto la vista
Trato de disimular mi malestar y desconcierto, pero me es imposible. —¿Y qué tiene de malo? Te atraigo, y aunque lo niegues siempre estás pensado en mí o molesto conmigo por causa de cómo soy y las cosas que digo o hago. Pero está bien, concuerdo contigo... No puedo decir que me siento usada, porque yo me entregué y ofrecí también, él solo fue débil antes mis insinuaciones de las que ahora no estoy segura de haber hecho. No era yo anoche, la Opal que siempre he creído ser, no habría llegado a esos extremos.—Esto es tuyo. —Saca un collar de su bolsillo y me lo tiende.—Gracias. —Lo tomo y observo por algunos segundos.Me parece conocido. La cadena es igual a cualquier otra que haya visto, a excepción del dije, el cual es una esmeralda verde y preciosa. Parece brillar sobre mi mano y de repente siento un extraño cosquilleo entre las manos mientras la sostengo. Me pregunto el porqué Kylian me lo ha dado.—Ahora márchate...Su voz me saca de mis pensamientos y de inmediato me marcho de
—¿Por qué no me dejas hacerlo? No tiene sentido que retengas a una muerta en vida a tu lado. No seas egoísta... Anoche solo me usaste, lo único que te recuerdo es a esa mujer... —hablo luego de un rato y sollozo hasta el punto de tener hipo.—¿Por qué esas ganas tuyas repetitivas de quitarte la vida? —Acuna mi rostro con sus frías manos, para que lo vea a los ojos.—Porque nunca he sido feliz, no puedo serlo... —exhalo profundo.—Mírame —demanda con su grave voz. Sigo viendo hacia otro lado, evitando sus dos océanos. Con su mano toma mi barbilla y consigue que lo mire—. No puedes perder el rumbo así por cualquier cosa ni por otras horrorosas que hayas pasado. Viviendo en la eternidad, he tenido que plantearme mi propósito varias veces, pero jamás he perdido el norte. Debes encontrar una meta, un sentido, buscarlo... De eso se trata.Suspiro cansada.—Ya lo intenté, traté tan duro. —Niego y me muerdo el labio inferior para no romper en llanto.—No voy a permitir que te quites la vida,